OPINIÓN
La reunión AMLO-Biden en Washington: Una historia de encuentros y desencuentros

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
El pasado martes 12 de julio se llevó a cabo la reunión de los jefes de estado de México y de Estados Unidos del Norte, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Joe Biden (JB). Tanto previamente como durante la entrevista y lo sucedido con posterioridad, se han vertido comentarios de lo más disímil, pues mientras que los diarios en inglés casi hicieron el vacío al encuentro, en nuestra patria se le dio notable difusión, eso sí, con heterogéneos puntos de vista.
La vecindad de los dos países, han hecho inevitables las relaciones entre ambas naciones. Sin embargo, la evidente ambición de los estadounidenses, las han complicado en extremo, a tal grado que hubo una guerra inicua (1846-47) y una permanente política tramposa e intervencionista de estos colindantes que los mexicanos identificamos como “gringos” o “yanquis”, y que modernamente se trata de contemplar como “buenos vecinos”.
Ejemplos de aquella conducta agresora, derivados de las políticas atracadoras de “América para los americanos” de Monroe (1823); del Destino Manifiesto, orquestado por James Polk (1845) o del “Gran Garrote”, de Teodoro Roosevelt (1901), fueron las maniobras para apoderarse de Texas, (entre 1836 hasta 1845) la estratagema para adueñarse de La Mesilla (1840-1853), el Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848) por el que se apoderaron de más de la mitad del suelo mexicano; las maquinaciones del embajador Lane Wilson que culminaron con el asesinato del Apóstol Francisco I. Madero (1913); la intervención de 1914, cuando tomaron el puerto de Veracruz; luego la persecución contra Francisco Villa, para dizque castigarlo por haber atacado Columbus (Texas) en 1916; finalmente, los Tratados de Bucareli (1923) que impusieron dañosas condiciones a la república mexicana. Esos hechos, no son todos, sino que los mencionamos como botones de muestra, con los que se ilustran las indiscutibles embestidas gringas en agravio de los mexicanos.
Por su parte, nuestros connacionales siempre han buscado establecer buenas relaciones con el país de las barras y las estrellas. Un notable antecedente es el registrado en Guadalajara, estando Don Miguel Hidalgo en la Perla Tapatía, cuando el 13 de diciembre de 1811 nombró a Pascasio Ortiz de Letona como enviado plenipotenciario ante los Estados Unidos de América, con el objeto de celebrar un tratado de amistad y comercio; como este personaje no pudo cumplir su encargo se nombró a otros, quienes percibieron que los vecinos solo querían más territorios, y de ninguna manera apoyar la independencia nacional. Conseguida ésta, ya se felicitó a México por tal logro: el primer embajador azteca fue José Manuel Zozaya y Bermúdez (1822), en tanto que el inicial plenipotenciario yanqui fue Joel R. Poinsett (1825), quien resultó un emisario enredador. A cambio, se puede citar al señor Josephus Daniels, embajador en tiempos de la expropiación petrolera como sensato y conciliador. Y entre los mandatarios norteños, de grata memoria, a Abraham Lincoln, Franklin D. Roosevelt y John F. Kennedy.
VÍNCULOS DIPLOMÁTICOS ESCABROSOS
Así pues, los vínculos diplomáticos entre México y los Estados Unidos, han sido escabrosos pero debido a ser limítrofes, indispensables, incluso podríamos afirmar, que más allá de trascendentes, sobre todo en materia migratoria y de comercio, se pueden calificar como vitales. De allí lo importante de la visita de AMLO a su colega Joe Biden.
Un antecedente peculiar de esta visita, fue la inasistencia del líder de la Cuatro T a la Cumbre de las Américas, la novena, celebrada del 6 al 10 de junio recientes en Los Ángeles, California, porque no se invitó a todos las naciones del continente, y consecuentemente, al no invitarse a varios Estados americanos, esta no podía ser genuina conferencia del hemisferio. Por cierto, su divisa fue “Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo”, que desde luego, resultó de mucho ruido y pocas nueces.
De esa manera, el primer magistrado mexicano acudió a Washington llevando en su alforja como tópicos sustanciales: la emigración, la integración económica, la seguridad y el ramo energético. Adicional, sería limar cualquiera aspereza proveniente de su postura al no acudir a la cita de Los Ángeles, incrementada por su actitud crítica hacia la OEA, que realmente solo es un organismo al servicio del prepotente gobierno del Tío Sam.
El lunes 11 de junio, ya en la capital de EU, por tener Covid el embajador Esteban Moctezuma, AMLO no se instaló en la sede diplomática azteca, sino que se hospedó en un hotel cercano a la Casa Blanca. Hasta ese lugar acudieron muchos compatriotas migrantes, quienes clamaban “Es un honor estar con Obrador”. Este salió al balcón y saludó entusiasta a sus simpatizadores, expresándoles que “amor con amor se paga”, subrayando que los defendería en su reunión del día siguiente con el gobernante norteamericano.
Los concurrentes le replicaron voz en cuello: ¡No estás solo, no estás solo! Después le llevaron una serenata con un típico mariachi. Estos hechos, son elocuentes muestras del afecto que el mandamás mexicano tiene con el pueblo, lo que marca enorme diferencia con sus predecesores cuando visitaban el país del norte, que solo recibían reclamos y enfados, razón por la que permanecían casi ocultos, alejados de sus paisanos. En twitter apuntó López Obrador: “los migrantes -de cualquier parte del mundo- son seres excepcionales que con arrojo se abren paso y trabajan dura y honradamente para mantener a sus familias aquí y allá”.
Para entrar en calor, por la mañana del martes 12, el jefe de Estado oriundo de Tabasco, se desayunó con la vicepresidenta Kamala Harris, en cordial encuentro que refrendó ligas de simpatía recíprocas: espero continúe con nuestra asociación basada en las tradiciones y la amistad, dijo la segunda de Biden. Su visitante le manifestó que era, “nuestra amiga, pero además es una mujer con principios, inteligente, honesta, partidaria de la igualdad, de modo que felicito al pueblo estadounidense” por tener tal funcionaria, recalcando que con ella siempre han hablado de cuestiones en pro de sus naciones.
Ya en el platillo fuerte con el mandatario de los Estados Unidos, en el salón oval de la residencia oficial, el anfitrión expuso que “le tengo muchísimo respeto a nuestro invitado” y sigue diciendo el mismo diario: “Vemos a México en pie de igualdad”. Y Agrega: “Amlo insta a Biden a ser atrevidos ante desafíos bilaterales”. (La Jornada, 13-jun-2022).
REESTABLECER EL PROGRAMA BRACERO
En el renglón migratorio, López Obrador planteó restablecer el programa “bracero”, con el fin de que no haya falta de mano de obra, de la que tanto dependen los empresarios gringos. Según noticia principal del diario Milenio del día 13 pasado, “AMLO saca a Biden promesa de 600 mil visas para migrantes”, es decir el doble del año anterior. Ya en datos concretos, y como resultado del encuentro entre mandatarios, también se anunció se expedirían cerca de 260,000 mil permisos temporales de trabajo. (El Informador, 15-VII-022).
EL COMUNICADO CONJUNTO
Los temas que trataron los jefes de estado vecinos, fueron variados y como conclusión se expidió un comunicado conjunto. En él se pacta abatir las redes del tráfico de migrantes; instrumentar fuertes medidas para el control fronterizo, reforzar el combate a organismos delincuenciales, a la vez que doblegar el tráfico de armas y del nocivo fentanilo. Para controlar la inflación, se agilizará el comercio y se reducirán costos, fortaleciendo cadenas de suministros.
También se trató el conceder facilidades a los empresarios para invertir, incluyendo los energéticos, como puntualizó AMLO: “En lo económico y comercial se llegó a un buen acuerdo con empresarios extranjeros que van a invertir… desde ahora hasta el 2024, alrededor de 40 mil millones de dólares, fundamentalmente en el sector energético. Son ductos, plantas de licuefacción… de fertilizantes y también en extracción de crudo en sociedad con Pemex de acuerdo a las concesiones que se otorgaron cuando la reforma energética”.
LOS CRÍTICOS DE AMLO
Sin embargo, en todo momento, los críticos de AMLO, tanto en México como en Estados Unidos, lanzaron sus dardos. Estos, -los estadounidenses- hablaron de las muertes de periodistas, de la inseguridad en todo el territorio y de las trabas para los inversionistas. Aquellos -los mexicanos- de todo, comprendiendo reprobaciones al discurso del fundador de MORENA (como de media hora, en español y con traducción). Aquí seria bueno recordar lo que dijo el escritor británico Oscar Wilde (1854-1900): “El mejor diplomático es aquel que habla más y dice menos”.
Los capitalistas mexicanos de Asuntos Internacionales (Comexi) afirmaron que Biden impuso los temas, en lo cual de plano yerran. Y las oposiciones, como no encontraron mejores motivos para impugnar, se fijaron en el pantalón, los zapatos, el no hablar inglés y hasta en los botones del saco, que no se desabrochó al estar sentado. Más intrascendencia de las oposiciones y adversarios de AMLO no puede haber, lo cual es una lástima, porque esto prueba lo extraviado que andan unas y otros.
Finalmente, el mismo primer mandatario de México precisó: La reunión fue muy útil para ambas naciones; a los temas que se trataron siempre se les debe buscar solución, incluso en tiempos electorales. Y terminó diciendo, en la mañanera del 14 pasado: “Nos sentimos muy apoyados, muy respaldados por nuestros paisanos y todo esto obliga, nobleza obliga a que no dejemos de trabajar en beneficio de nuestro pueblo hasta el último día”.
MUNDO
Musk, el gran perdedor en su choque con Trump

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
El enfrentamiento entre Elon Musk y Donald Trump, dos titanes que pasaron de aliados a fieros adversarios, revela una lucha de poder con profundas implicaciones. Musk emerge como el principal perdedor, con daños a su reputación, empresas y capital político, mientras Trump consolida su autoridad y avanza su agenda.
Este choque, más allá de una disputa personal, refleja tensiones entre nacionalismo y globalismo, errores estratégicos de Musk y desafíos para países como México en un contexto de políticas proteccionistas.
Musk cometió un error al integrarse al gobierno de Trump, asumiendo que su riqueza, influencia mediática y popularidad en redes le otorgarían un rol protagónico en Washington. Subestimó la dinámica política estadounidense, donde el poder reside en cargos electos, no en asesores externos. Su visión globalista y tecnocrática chocó con el nacionalismo de Trump, especialmente en temas como aranceles y gasto público, generando fricciones con figuras clave de la administración, como Peter Navarro y Howard Lutnick.
La incursión política de Musk tuvo un costo elevado para sus empresas, particularmente Tesla. Las acciones de la compañía se desplomaron, con pérdidas estimadas en 9,000 millones de dólares en valor de mercado, tras la controversia con Trump. Esta caída, junto con las críticas a su gestión, refleja una pérdida de confianza de los inversores, quienes percibieron que Musk priorizó ambiciones políticas sobre la innovación tecnológica. La estabilidad de Tesla y su futuro están ahora en entredicho, evidenciando el impacto desastroso de esta aventura.
El choque entre Musk y Trump también fue una batalla de egos. Musk, acostumbrado a liderar, no estaba preparado para un rol subordinado en una administración que exige lealtad absoluta a Trump. La ruptura era previsible: dos personalidades dominantes compitiendo por controlar la narrativa política en un momento de reacomodo del orden global. Musk buscó influir en políticas que beneficiarían a Tesla y SpaceX, como desregulación y contratos federales, pero subestimó el costo reputacional y financiero de alinearse con Trump.
En un contexto geopolítico, la agenda proteccionista de Trump, que prioriza la economía estadounidense frente a competidores como China, chocó con la visión globalista de Musk, defensor del libre comercio.
Este desacuerdo refleja tensiones más amplias entre nacionalismo económico y globalización, con implicaciones para México. Los aranceles propuestos por Trump podrían imponer nuevas barreras comerciales, afectando la economía mexicana, que depende de su relación con Estados Unidos. México debe prepararse para negociar con una administración fortalecida tras neutralizar a Musk.
Musk podría argumentar que su incursión política buscaba beneficiar a sus empresas a largo plazo, consolidando su imagen entre los círculos conservadores que apoyan su discurso de libre mercado. Sin embargo, los resultados inmediatos muestran un fracaso: no logró influir en las políticas clave y sacrificó la estabilidad de sus compañías. Su falta de experiencia en el ámbito público lo hizo vulnerable a los juegos de poder de Washington, una lección que otros empresarios han aprendido a un costo similar.
Para recuperar su posición, Musk debe enfocarse en restaurar la confianza en Tesla y sus otras empresas, evitando futuras incursiones políticas mal calculadas. Su reputación como innovador está en riesgo, y la percepción de oportunismo político podría alejar a inversores y consumidores. Mientras tanto, Trump sale fortalecido, manteniendo el control de su administración y demostrando que, en la política estadounidense, el poder electoral supera a la influencia mediática o económica.
El caso de Musk es un recordatorio de que el poder económico no siempre se traduce en poder político. Su intento de influir en Washington, sin comprender las dinámicas de poder, resultó en un revés significativo.
México y América Latina, por su parte, enfrentan el desafío de adaptarse a un entorno de políticas proteccionistas, donde la fortaleza de Trump podría complicar las relaciones comerciales. La lección es clara: en los juegos del poder, la estrategia y la preparación son tan cruciales como la ambición.
P.D. Tras su ruptura el 5 de junio de 2025, Musk acusó a Trump en X de aparecer en los archivos de Epstein, sin pruebas. Trump lo llamó “loco” en Truth Social, amenazando con cancelar contratos del gobierno estadounidense con Musk. Tesla perdió 150 mil millones de dólares. Musk reclamó la victoria electoral de Trump en 2024; Trump lo acusó de ingratitud, marcando un quiebre definitivo.
Beisbol
Julio Urías y el sueño guinda: ¿Un regreso triunfal a Tomateros?

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
¿Es posible que en octubre veamos a Julio Urías, el talentoso pitcher mexicano, lanzar con los Tomateros de Culiacán en la Liga Arco Mexicana del Pacífico? ¿O es solo un anhelo de los aficionados que soñamos con ver al monticulista sinaloense retomar su carrera tras la sanción impuesta por la MLB, que concluirá el 17 de julio de 2025, después del Juego de Estrellas?
La afición guinda, reconocida como una de las más apasionadas de México, vibraría con el regreso de su hijo pródigo al montículo. Urías podría encabezar un roster estelar junto a ex grandes ligas como el relevista Víctor González y el poderoso Joey Meneses, formando un equipo competitivo que elevaría el espectáculo de la Liga Arco y atraería a más aficionados al estadio.
A sus 28 años, Julio Urías sigue siendo un talento excepcional. Su recta, que supera las 97 millas por hora, y su variado repertorio de pitcheos lo consolidaron como una pieza clave en la Serie Mundial de 2020 con los Dodgers de Los Ángeles. Sin embargo, su carrera se vio opacada por un caso de violencia doméstica que derivó en cinco cargos menores en Los Ángeles. Aunque la Fiscalía del Condado no presentó cargos graves, Urías se declaró no culpable a uno de los delitos, mientras que los otros cuatro fueron desestimados tras aceptar un programa de tratamiento de un año.
La MLB, tras su investigación, determinó que Urías violó la Política Conjunta de Violencia Doméstica, Agresión Sexual y Abuso Infantil, imponiéndole una suspensión que finalizará a mitad de la temporada 2025. Aunque esto le permitirá recuperar su elegibilidad, el estigma y el «pacto no escrito» entre los dueños de equipos de Grandes Ligas podrían complicar su retorno al béisbol estadounidense.
Aquí es donde surge la posibilidad de verlo en la Liga Arco con los Tomateros, el equipo de sus amores desde niño. Vestir el uniforme guinda en Culiacán, su ciudad natal, sería más que un regreso al béisbol: sería una oportunidad para reconectar con sus raíces, donde brilló en categorías infantiles y juveniles antes de ser firmado por los Dodgers a los 16 años.
La afición culichi, conocida por su lealtad, recibiría a Urías con los brazos abiertos, ofreciéndole el apoyo que necesita tras los momentos difíciles. Este retorno cumpliría un sueño que el propio pitcher expresó en 2021: jugar con el equipo de su tierra. Más allá de lo deportivo, sería un capítulo de redención personal, un mensaje de que los errores no definen el futuro de un talento generacional.
Si Urías demuestra un cambio genuino y compromiso, su incorporación a los Tomateros no solo revitalizaría su carrera, sino que también inspiraría a peloteros y aficionados, mostrando que la perseverancia puede superar los tropiezos. Su llegada sería un hito para la Liga Arco, un impulso para el béisbol mexicano y una narrativa de superación que combina datos, pasión y emoción.
Aunque no hay certeza de que Urías juegue con los Tomateros, la posibilidad existe. Todo dependerá de si un equipo de MLB lo contrata tras el fin de su sanción o si decide regresar a casa para escribir un nuevo capítulo en su historia. La pelota está en el aire, y los aficionados guindas ya sueñan con verla cruzar el plato.
MUNDO
El rompimiento de Musk con Trump

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
El quiebre se anticipaba, lo que muchos preveían ocurrió antes de lo esperado: la ruptura entre el magnate Elon Musk y el presidente Donald Trump. Musk, quien había apoyado fervientemente a Trump durante su reelección en 2024 y fue nombrado jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), anunció su separación del gobierno trumpista, frustrado por políticas que calificó de “absurdas” y decepcionantes.
Críticas contundentes a la política fiscal
El 3 de junio de 2025, Musk arremetió en la plataforma X contra la ley “One Big Beautiful Bill Act”, aprobada por la Cámara de Representantes, que incluye recortes de impuestos por billones de dólares y un aumento en el gasto de defensa. La describió como una “abominación repugnante”, advirtiendo que incrementará el déficit presupuestario en $600 mil millones para el próximo año fiscal, según señaló en CBS News.
Musk, quien logró ahorros estimados en $175 mil millones a través de DOGE, criticó que el proyecto contradice sus esfuerzos de austeridad, alertando que “este nivel de gasto excesivo llevará a Estados Unidos a la esclavitud de la deuda”, con un déficit proyectado de más de $2 billones anuales y un 25% de los ingresos gubernamentales destinados a intereses.
Tensiones económicas y políticas
Análisis independientes de la Oficina Presupuestaria del Congreso respaldan las preocupaciones de Musk, estimando que la ley podría elevar el déficit entre $2.3 y $3.8 billones en una década, aunque cuestionan la efectividad de las cifras de DOGE por inconsistencias. Además, la eliminación de incentivos para vehículos eléctricos en el proyecto afecta directamente a Tesla, lo que podría influir en la postura de Musk, cuya empresa ya enfrenta protestas y caídas en ventas por su asociación con Trump.
Mientras tanto, Trump defiende los recortes fiscales, aunque reconoce aspectos mejorables, y su administración, a través de Stephen Miller, niega que la ley agrave el déficit, contradiciendo los análisis.
Un rompimiento con repercusiones
La ruptura no solo refleja diferencias ideológicas sobre el gasto público, sino también tensiones comerciales, como los aranceles que Musk ya había criticado por su impacto en Tesla. Aunque Trump no ha confrontado directamente a Musk, la influencia del magnate podría complicar el avance de la ley en el Senado, donde enfrenta resistencia de republicanos fiscalmente conservadores.
Este quiebre evidencia las complejidades de una relación marcada por intereses económicos y políticos en conflicto, dejando un escenario incierto para ambos.
Un futuro incierto en el tablero del poder
El rompimiento entre Elon Musk y Donald Trump no solo sacude la política fiscal estadounidense, sino que también podría redefinir alianzas en el escenario global. La salida de Musk del gobierno trumpista, junto con su capacidad para influir en la opinión pública y en el Senado, amenaza con frenar la ambiciosa «One Big Beautiful Bill Act», mientras las tensiones comerciales y los intereses de Tesla agravan el distanciamiento.
Este quiebre podría debilitar la cohesión del bloque republicano, afectar la credibilidad de Trump en temas económicos y abrir un nuevo capítulo de incertidumbre, donde la voz de Musk, aún poderosa, podría moldear el rumbo de Estados Unidos en un momento crítico.
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