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OPINIÓN

A vidas revueltas, ganancias de pecadores

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Serendipity, por Benjamín Mora Gómez //

Se dice que en política lo que parece, es, y hoy todo apunta a que Alejandro Moreno pagó caro, con el honor del Revolucionario Institucional y el futuro de la Alianza Va por México, su muy cuestionado pasado.

El objetivo principal de los partidos políticos es acumular poder para actuar siguiendo su propio interés a fin de imponer su visión de Estado y Proyecto de Nación en el ejercicio del gobierno. El realismo político o realpolitik de hoy en México nos muestra con claridad que el statu quo se encuentra roto y que la sociedad está confrontada, al tiempo que las instituciones de la República son destruidas desde Palacio Nacional y que la Constitución Política es letra muerta al ser ignorada por el propio presidente López Obrador y sus aliados, y muy lamentablemente con la complacencia de gente como la senadora de Morena, Olga Sánchez Cordero, ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Todo apunta a que Alejandro Moreno, siempre hábil y a veces demasiado atrevido, regaló a López Obrador el doble del tiempo de la presencia militar en tareas de seguridad nacional a cambio de su tranquilidad judicial personal. La amenaza de desafuero sobre el líder priista se detiene como igual se detiene, por un tiempo aun indefinido, la Alianza Va por México con el PAN y el PRD, quienes parecen sentirse traicionados por Alito. Muchos más, en la calle y las pláticas de sobremesa, miran traiciones en lo que Raymundo Riva Palacio califica como de una exitosa estrategia del brinkmanship.

Alejandro Moreno, desde iguales criterios de la rupestre pejedoctrina, dice y pregunta: “Esto es por México, por la gente. ¿Con quién están?, ¿con los intereses de partido o con el interés supremo del pueblo de México?”. No es así de simple ni profundo el dilema, por absurdo y contradictorio que parezca. Apestan estas preguntas, y lo que huela así de mal tiene algo que se pudre en su interior.

Alejandro Moreno entregó una patente de corso sobre seguridad a un gobierno sin estrategia y con pésimos resultados en ésta y otras materias. El problema con la inseguridad en México no se resolverá con más de un tiempo siempre mal usado -ya demostrado- sino con acciones puntuales que atiendan la forma y el fondo del problema que López Obrador se niega a reconocer y resolver responsablemente.

No me gusta la militarización de México, pero menos la alta inseguridad que hoy sufrimos, pero no caigo en el falso dilema que nos planea Moreno Cárdenas del interés supremo del pueblo de México.

Moreno Cárdenas nos pregunta, igual que lo hace López Obrador en cada mañanera, sobre con quién estamos, con el pueblo bueno o con los traidores de Mëxico. Desde luego que con Mexico pero ello no significa que estemos con la entrega de una patente de corso a ningún gobernante y menos en asuntos anti constitucionales.

Tiempo es lo que Moreno Cárdenas dio a López Obrador; un tiempo que no es suyo y del que el presidente hará mal uso; un tiempo que excede al del actual gobierno; un tiempo que debió aguardar a que el nuevo presidente de México nos los pidiera. Un tiempo sin una buena estrategia de seguridad en el gobierno. A mi parecer, Moreno Cárdenas debió exigir al presidente López Obrador un cambio en la estrategia de seguridad y, a iniciativa del Revolucionario Institucional, presentar una propuesta consensuada por todos los partidos y la sociedad que mejore nuestra seguridad y eleve nuestra imagen internacional.

En las cosas de poder las zonas de confort no están permitidas ni tienen lugar. Si fuera cierto que Moreno Cárdenas negoció su tranquidad judicial con López Obrador, entonces se equivocó gravemente. William James, psicólogo norteamericano, nos ha dicho: “La diferencia entre un buen hombre y un mal hombre es la elección de su causa”, a la que yo agregaría, y los caminos elegidos.

Hay secretos que matan y ningún secreto personal de alguien público debe permanecer oculto. Eso lo sabe Moreno Cárdenas. Layla Sansores se lo ha hecho saber y sentir… y sufrir; y eso parece ser lo que hay detrás de este mal momento para la oposición. Si así fuera, y siguiendo con la misma línea del pensamiento de Alito, por el bien supremo del Revolucionario Institucional, Alejandro debería renunciar, y si no lo es, demostrar que merece nuestra confianza total. El priismo lo merece.

Carl Sagan, aquel gran divulgador científico de los años 80’s, alguna vez dijo: “Damos sentido a nuestro mundo por la valentía de las preguntas que nos hacemos y la profundidad de nuestras respuestas”; para lograrlo es necesario proyectar aquello queremos ser a partir de algo a lo que jamás podremos renunciar: conocernos tal y como realmente somos desde nuestras propias creencias, cosmovisiones, valores, principios, experiencias, actuaciones, logros y consecuencias. Los dobles discursos solo nos dañan y ponen en entredicho nuestro nombre. Moreno Cárdenas debe preguntarse y responder a aquello verdaderamente importante sobre sí mismo para no tener que atender a preguntas incómodas. Él y solo él sabe qué le llevó a hacer lo que hizo y que tanto desagrada a muchos.

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