NACIONALES
Una lección de civismo, su celebración: México entre gritos, quejas y sermones

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
El mes de septiembre, entre los mexicanos, lo conocemos como el “Mes Patrio”, puesto que la madrugada del 16 de septiembre de 1810, Miguel Hidalgo y Costilla y Gallaga, entonces párroco de Dolores, en el actual Estado de Guanajuato, con una exclamación emotiva convocó a sus feligreses, para tomar las armas y luchar por la independencia nacional.
A esa ceremonia la conocemos como “El Grito”, pero se celebra la noche del 15, siendo un enigma por qué en tal fecha: coinciden muchos historiógrafos, en que se escogió tal momento (1896) para a la vez conmemorar al dictador Porfirio Díaz, quien afirmó que había nacido en día igual.
El enorme Siervo de la Nación, Don José María Morelos y Pavón, se interesó, primero que nadie en recordar ese glorioso suceso; empero, el día 16 de septiembre de 1812, el que fuera diputado por Nueva Galicia (Guadalajara) al Congreso de Chilpancingo, Ignacio López Rayón, celebró en Huichapan, población localizada dentro del moderno estado de Hidalgo, ese memorable grito de libertad, realizando atronadora descarga de artillería, misma que inscribió en su diario. Morelos propuso (14 de septiembre de 1813) la celebración, pero la suerte de la guerra libertaria no fue lo afortunada que se esperaba y tuvo que esperar la dedicación. Su oficialización la haría el primer presidente del país, el Gral. Guadalupe Victoria, en 1825.
La celebración del “Grito” en la república, y aún fuera de ella, es una fiesta rebosante de mexicanidad: el antes y después se resume en la arenga que pronuncia, en la ciudad de México el primer mandatario de la nación; en cada entidad federativa, su gobernante, y en cada municipio, su presidente municipal o alcalde. Aún en centros escolares, de diversión y restaurantes, por mencionar algunos giros distintos a los de las tres órdenes de gobierno, se llevan a cabo esas evocaciones del grito independentista. El hecho, significa una permanente lección de civismo.
En este año, en punto de las 23 horas, el “Grito” en Palacio Nacional registró una alocución muy especial, pues el primer magistrado pronunció 23 aclamaciones, iniciando con un viva la independencia, y continuando con la mención de nuestros héroes insurgentes: Hidalgo, Morelos, Josefa Ortiz, Allende, Leona Vicario, Vicente Guerrero y los próceres anónimos; luego gritó vivas a la libertad, la justicia, la igualdad, la democracia, la honestidad, la soberanía, la fraternidad universal, el amor al prójimo y las culturas del México prehispánico.
Inmediatamente, en lugar de vivas, expresó tonante “¡fuera!” para la corrupción y un ¡muera! para la corrupción, el clasismo y el racismo. Prosiguió con otro viva a la grandeza cultural de México y concluyó con tres vibrantes ¡Viva México! Los jubilosos asistentes al colosal zócalo de la ciudad capital federal, coreaban cada mención con vigoroso entusiasmo. Y así se repitieron, guardando las proporciones, en cada capital de los Estados, las ceremonias del “Grito”, proclamado por los ejecutivos locales y de igual manera en los palacios municipales, con su primer munícipe como pregonero.
Lamentablemente, en este susodicho mes septembrino, también se escucharon otros tipos de gritos, nada festivos ciertamente. Uno es el de las madres buscadoras, quienes, en medio de su dolor lacerante por la pérdida de hijos y familiares, se afanan por encontrarlos, aunque sea como cadáveres. Por primera vez en la historia del estado de Jalisco, se informó en semanas pasadas, que “estudiantes, artistas independientes, activistas y personas de a pie se unieron a las y los familiares a través de la recién creada agrupación Jóvenes Buscadores de Jalisco”. (Zona Docs. 3 -IV-22). Y esas madres, sumadas a otras como las de Sonora, se unen en su pesar, para alcanzar sus objetivos.
La carestía que tal parece no cede, provocó nueva reunión del gobierno general con los grandes magnates, y se comprometieron de nueva cuenta a evitar que la inflación se incremente. Sin embargo, tal parece que ellos no oyen las quejas de los consumidores, cuyos salarios por mas que se estiren, no alcanzan para comprar lo necesario, y a veces ni lo indispensable.
Vivimos en un sistema democrático, y debemos ajustarnos a sus postulados, mismos que dice atinadamente el singular brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, al indicar: “La democracia, para mí, no es una media palabra. Es una palabra completa. Algunos entienden por democracia apenas el derecho del pueblo a gritar que tiene hambre. Yo entiendo por democracia no sólo el derecho de gritar contra el hambre sino el derecho de comer. Esa es la diferencia fundamental. Democracia, para mí es permitir el derecho de adquirir conquistas, y no sólo el derecho a la protesta”.
Y si hablamos de seguridad, la cuestión no está para presumir, porque todo mundo anda con sumo cuidado y con nervios en punto de crisis, ante la actitud desbordada del crimen organizado. La Guardia Nacional no acaba por consolidarse, si bien le hace falta tiempo para ello.
Y en los estados, así como las municipalidades, los cuerpos policíacos la mera verdad no dan buenos resultados. Y si eso pasa en los grandes poblados, los pequeños vecindarios no ven la suya, víctimas de los “jefes de plaza” (o sea, el mandón de los criminales organizados) y de la incuria de los menguados agentes del orden del pueblo, ordinariamente cooptados por aquellos.
En la política, no dejan de prorrumpir con gritos, los de la oposición a la Cuatro T, aun cuando por lo general lo hacen sin mayores razonamientos, con lo cual demuestran falta de argumentos inteligentes. Y como afirmaba John Locke, “grita quien no tiene recursos mentales para hablar”.
Exactamente eso aconteció en el Senado de la República, con motivo de la discusión de la iniciativa priísta para alargar la participación militar -en el ramo de seguridad púbica- hasta el año 2028. Los senadores de la oposición, acusaban de todo al presidente del país y a su gobierno, incluyendo a su partido -Morena-y aliados. Los panistas son los que mas destacan en esto.
Esos blanquiazules, desde hace tiempo sostienen que sufren «la descarada persecución política del presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno en contra de todo aquel que critique o no se doblegue a sus caprichos». Y la mera verdad, no acreditan sus dichos, pues sus principales oradores, como Kenia López Rabadán, sostienen el grito de: “Resiste México! Resiste ante el peor gobierno de la historia”.
Como quiera que sea, cuando Monreal, el líder de los morenistas, propuso que se regresara el dictamen a comisiones, los opositores clamaban con frenesí: “No traen los votos, no traen los votos” y exigían votar; pero no se les concedió su pretensión y ahora está la iniciativa de regreso en Comisiones, para ulterior discusión y votación. No cabe duda, estos tiempos los hemos vivido en medio de gritos, reclamos y sermones de los líderes políticos que padecemos.
Y por si lo anterior no fuera suficiente, pasando por alto los gemidos de los intelectuales “orgánicos” que dizque sufren persecución por sus ideas (lo cual es burda falacia, pues hacen uso de ella para despotricar diario) volvimos a padecer los temblores, los días 19 y 22 de septiembre, fenómenos que llevaron al paroxismo a muchas familias, desde Jalisco hasta la capital azteca, pasando por Colima, Michoacán y Guerrero. Gracias a Dios no hubo demasiados daños y podemos afirmar que seguimos avante, entre gritos y sombrerazos, pero caminando hacia nuestro destino.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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