CULTURA
De disciplina y sanciones: Los pequeños grandes detalles en el deporte

Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza //
Cada disciplina deportiva tiene su propia reglamentación técnicamente en los equipos de conjunto que increíblemente los jueces, árbitros y demás encargados que se cumplan a cabalidad, son indiferentes y hacen caso omiso en muchas faltas al reglamento de juego.
El tan promocionado basquetbol en USA con el poderoso ”Dream Team”, de seleccionados representativos de su país que arrasan todo campeonato internacional, destacando el conjunto olímpico que no tiene rival que pueda competirle, son también pese a su prosapia sus jugadores estrellas infractores de faltas evidentes que es extraño que suceda puesto que son dos árbitros en cancha y la mesa de jueces que llevan a cabo todos su actividad, repetimos en la duela misma.
Las llamadas “violas”, que son frecuentes, los tres segundos en el área, faules ofensivos de los jugadores son el “pan nuestro de cada día”, principalmente en la primer liga en el mundo NBA.
Ciertamente, en el llamado deporte ráfaga, los segundos son tan importantes que definen encuentros, que debemos destacar también que se juegan con exactitud cada minuto con tiempos fuera a pedimento de los coach o entrenadores, que a diferencia de otras disciplinas el tiempo es básico y fundamental.
Muchos dirían la frase del artista finado Arturo de Córdoba “no tiene la menor importancia”, lo que la respuesta es… sí la tiene e incide en el mercador.
El voleibol, una disciplina espectacular, uno ve frecuentemente como espectador los llamados “acarreos” que prácticamente detienen el balón en el aire en fracción de segundos, que por supuesto es antirreglamentario, pero como es de apreciación el juez árbitro que está en medio de la red cómodamente sentado donde tiene la mejor visibilidad, teniendo como faltas frecuentes las manos sobrepasando la línea sobre la malla o red tanto de manera ofensiva o defensiva del equipo infractor que sus decisiones son inapelables.
En el tenis que si bien es una actividad en singles o parejas, es el deporte más disciplinado y correcto de todos que incluye al espectador en tribuna con un comportamiento ejemplar de orden y conducta, que sobresale el llamado “fair play”, donde los protagonistas principales que son los tenistas se dedican a lo suyo, esto es a jugar prolongándose en ocasiones el juego hasta más de 4 o 5 horas para declarar al vencedor.
Entrando en materia futbolística reglamentaria, esta disciplina debemos destacar que deja mucho que desear el renglón de orden con el cuerpo arbitral conformado con los jueces de línea (2) , el llamado 4to arbitro que está fuera de cancha, pero principalmente la responsabilidad es absoluta del árbitro central que con su “ocarina” marca las faltas existentes, incluido el comportamiento del entrenador o técnico que protesta airadamente decisiones que siempre reclaman e incluso es un diálogo innecesario con el 4to arbitro en una discusión sin sentido que jamás nunca se resuelve nada.
Se supone que también existe el Inspector Autoridad que lo proporciona los ayuntamientos de los estadios respectivos, que también están de adorno.
El futbolista “arrastra”, desde fuerzas básicas (infantiles y juveniles) vicios de formación de conducta que se vuelven costumbre con una serie de artimañas, engaños, fingiendo faltas, reclamando todo.
Cuando el árbitro marca alguna infracción como se diría coloquialmente lo “montonean” entre varios jugadores, reclamando airadamente, algunos “pecheándolo” de manera inadecuada. Se tiene de manera errónea la idea de en muchos jugadores de que quien porta el gafete de capitán le sirve para discutir, lo que es inexacto, por el contrario, está obligado con sus compañeros a dar las garantías necesarias al árbitro para llevar a cabo su trabajo. Y lamentablemente los señores silbantes por falta de personalidad y capacidad se dejan amedrentar.
Están también los abrazos, literal, de los defensivos en el área en un centro o tiro de esquina que “amarran” a los rematadores ofensivos. Ese tipo de faltas son penales y para evitarse problemas prefieren los árbitros no señalarlas, máxime si el equipo infractor es local, propiciando el desorden ellos mismos (el VAR dormido).
El despeje del guardameta no debe salir de su área ni la mano ni el pie una vez que toma en sus manos el esférico que frecuentemente lo realiza y pasa desapercibido para el árbitro, donde los comentaristas televisivos tampoco dicen nada.
Recordamos al finado guardameta de los mejores extranjeros de todos los tiempos en esa posición, llamado el “supermán”, el argentino Miguel Marín quien despejaba con el pie de manera “sesgada”, esto es que no elevaba el balón, mandando pases precisos a sus delanteros de manera vertical, que actualmente el colombiano Camilo Vargas del Atlas hace lo mismo, que no entendemos la necedad de todos los equipos de salir jugando desde su área, que propician errores que van directos al marcador en contra.
Anteriormente el despeje de portería lo hacía comúnmente un defensor (ahora el portero) debía por reglamento salir el esférico del área, lo que ahora no ocurre con el riesgo de jugar el balón entre defensores y portero, que lo lógico sería ofender de inmediato en la jugada y evitarse errores provocados.
Los “cortes de manga” (mentadas), son frecuentes en casi por no decir todos los jugadores protestando decisiones arbitrales que deben ser expulsiones, André Gignac el francés de la UANL, es un ejemplo del mal comportamiento donde grita y reclama airadamente, presionando constantemente al silbante, en alguna ocasión en alusión al tema el “omnipotente” Arturo Brizio, ex árbitro comentó públicamente en un programa televisivo “que no era lo mismo marcarle a Luis García (goleador mundialista, comentarista actualmente), que a Pedro Pérez”, lo que demuestra claramente que los árbitros se dejan impresionar por los jugadores referentes y a los novatos les marcan todo.
Los saques de banda en Europa son “criminales”, lo mismo que en Sudamérica, que en nuestro país desde “parvulitos”, a los infantes se les enseña tener los pies en el piso y con las dos manos por encima de la cabeza hacerlo, que todos actualmente lo hacen como quieren, que también cuenta el pisar la raya del terreno de juego, que algunos comentaristas dicen que cuando lo marca el árbitro es “quisquilloso” y retarda la dinámica de un encuentro, lo cual no es así y debe respetarse esa regla.
La indisciplina no solo es en el terreno de juego sino que contagiaron al aficionado en tribuna con el grito homofóbico que todos conocemos y que FIFA incluso multa al tricolor, amenazándolo con la sanción de no asistir a la justa mundialista que cada encuentro del seleccionado aparece ese grito en territorio nacional y en USA (lamentable).
“Así pues”, término tapatío, mientras los árbitros centrales permitan las anomalías de los jugadores y la indisciplina de los mismos jamás nunca se remediará nada, las multas económicas no bastan, debe existir suspensiones ejemplares para erradicar el mal comportamiento.
Por último, la Comisión de Arbitraje la “Santa Inquisición”, pretende amordazar técnicos y jugadores por “palabrerías” intrascendentes cuando permiten la vulgaridad y el lenguaje soez de un Miguel “Piojo” Herrera, “peladito” de barrio que en cancha y fuera de ella despotrica contra el arbitraje sin que sufra sanción alguna, lo mismo que el argentino Ricardo La Volpe y el brasileño Ricardo “Tuca” Ferreti que este último hasta los mismos periodistas alababan y festejaban sus groserías en ruedas de prensa cuando al novel técnico Ricardo Cadena por una palabra que mencionó, incomodó a los inquisidores del arbitraje, fue sancionado económicamente, lo cual demuestra parcialidad para los “privilegiados”.
Email: etrememodelos@hotmail.com
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
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CULTURA
Premios Ariel, la magia del cine mexicano: Jalisco es epicentro del evento

– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
Los Premios Ariel, máximo reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) se entregarán el 20 de septiembre. Por tercer año consecutivo, Jalisco ha sido la sede de los Premios Ariel, en esta ocasión se celebran en Puerto Vallarta.
La AMACC impulsa una política de itinerancia para que los Ariel dejen de celebrarse exclusivamente en la Ciudad de México, buscando y fortalecer la conexión entre la industria cinematográfica nacional y los diversos estados. Jalisco ha mostrado una receptividad notable a esta política, ofreciendo no solo capacidad logística e infraestructura adecuada, sino también apoyo institucional y económico.
A través de la Secretaría de Turismo y FILMA Jalisco, el estado ha otorgado incentivos para atraer producciones, políticas públicas de cine y recursos concretos para la realización de la ceremonia, como los más de 10 millones de pesos destinados a la producción del evento 2025. Además, la elección de Puerto Vallarta como sede se vincula con un interés estratégico por consolidar un polo cinematográfico dentro del estado.
Con apoyos como el “cash rebate”, la comisión de filmaciones y la existencia de festivales de cine consolidados como el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), demuestra que puede ofrecer garantías logísticas y técnicas para eventos de gran magnitud, al mismo tiempo que refuerza su visibilidad cultural y turística.
El gobierno del estado ha buscado que los Ariel sirvan también como plataforma de promoción turística, vinculando cine, cultura y visitantes; la cobertura mediática que genera el evento, junto con los atractivos turísticos de Puerto Vallarta, amplifica la proyección del estado en el ámbito nacional e internacional.
Esta política contempla además la diversificación dentro del propio territorio jalisciense: si bien los premios se han celebrado en Guadalajara y ahora en Puerto Vallarta, la intención es rotar la sede dentro del estado en futuras ediciones, mostrando así la variedad de escenarios y consolidando a Jalisco como un punto neurálgico del cine mexicano contemporáneo.
Entre las películas nominadas, Pedro Páramo de Rodrigo Prieto se consolidó como una de las favoritas, obteniendo 17 nominaciones. La ópera prima de Prieto es una adaptación de la emblemática novela de Juan Rulfo que fusiona el realismo mágico con una estética cinematográfica contemporánea, aprovechando la experiencia del director como director de fotografía.
Su propuesta visual busca capturar la atmósfera surrealista de la obra literaria, y cada encuadre, cada composición lumínica, remite a la memoria de un México lleno de fantasmas y ecos del pasado. Prieto logra, con sorprendente soltura para un debut en la dirección, trasladar la intensidad emocional y la ambigüedad de los personajes a la pantalla, mostrando un cine que dialoga tanto con la tradición literaria como con el lenguaje cinematográfico moderno.
La Cocina, dirigida por Alonso Ruizpalacios, también acaparó la atención de la crítica y del público, con 15 nominaciones en diversas categorías. Ruizpalacios, conocido por su capacidad de mezclar humor, crítica social y frescura narrativa, invita a explorar las dinámicas de poder y género en un contexto culinario, donde la cocina se convierte en un microcosmos de tensiones, aspiraciones y secretos.
La dirección de Ruizpalacios se distingue por su ritmo ágil, su atención al detalle y la manera en que los personajes se despliegan en un espacio aparentemente cotidiano, transformando lo familiar en un escenario de reflexión sobre la sociedad contemporánea mexicana.
Sujo, codirigida por Fernanda Valadez y Astrid Rondero, recibió 13 nominaciones y ofrece una mirada íntima y profunda a la búsqueda de identidad de una joven que enfrenta los retos de la migración y la pertenencia. Valadez y Rondero despliegan un estilo cinematográfico sensible, que combina la narrativa íntima con un fuerte compromiso social.
La película se mueve entre el drama personal y la denuncia de condiciones sociales, logrando un equilibrio entre emoción y reflexión, mientras invita al espectador a contemplar los dilemas humanos y la construcción de la identidad frente a contextos adversos.
Corina, de Úrsula Barba Hopfner, con 9 nominaciones, centra su historia en las complejidades de las relaciones humanas y la búsqueda de la verdad en la interacción entre sus personajes. Hopfner demuestra un manejo refinado de la introspección dramática y una capacidad notable para capturar la esencia de cada individuo, explorando cómo los deseos, miedos y secretos moldean las decisiones y la convivencia. Su dirección, delicada y precisa, pone en primer plano la psicología de los personajes y transforma la narrativa en un examen de la condición humana contemporánea.
Finalmente, Un actor malo, que obtuvo 5 nominaciones, se destaca por su reflexión sobre la identidad, la percepción pública y los conflictos entre la vida personal y la fama. La película combina elementos de comedia y drama con un estilo original y arriesgado, mostrando cómo la construcción de la imagen propia y la exposición ante los demás pueden convertirse en territorio de exploración artística y social. Su dirección, creativa y audaz, logra mantener la tensión entre humor, ironía y crítica, permitiendo al espectador identificarse con los dilemas del protagonista y reflexionar sobre el espectáculo de la vida pública.
El conjunto de estas películas refleja la diversidad y riqueza del cine mexicano contemporáneo. Cada una de ellas ofrece una perspectiva única sobre temas universales como la identidad, el poder, la migración y las relaciones humanas, evidenciando la capacidad del cine nacional para dialogar con su contexto histórico y social. La crítica y la audiencia han reconocido que, más allá de la técnica y la narrativa, estas producciones invitan a la reflexión y al cuestionamiento, ofreciendo miradas que son tanto íntimas como colectivas, particulares y universales.
Los nominados a los Premios Ariel ponen de manifiesto la evolución y el dinamismo de la industria mexicana. Las películas y sus directores son la muestra de que el cine mexicano continúa siendo un espacio de innovación, reflexión y expresión artística que resuena dentro y fuera del país, consolidando su relevancia en el panorama global.
CULTURA
México celebra el Día Nacional del Charro: tradición, deporte y orgullo patrio

– Por Redacción Conciencia Pública
Cada 14 de septiembre México rinde homenaje a una de sus tradiciones más representativas: la charrería.
El Día Nacional del Charro fue instaurado en 1934 como una manera de reconocer al charro como figura central de la identidad mexicana y al mismo tiempo consolidar este deporte ecuestre como una práctica cultural de enorme arraigo.
Esta celebración se vive en todo el país, desde los lienzos charros hasta las plazas públicas, con un ambiente que enlaza historia, destreza y orgullo patrio.
En redes sociales, la fecha adquiere una fuerza particular. Hashtags como #DíaDelCharro y #DíaNacionalDelCharro agrupan miles de publicaciones en X, Facebook, TikTok e Instagram.
Usuarios comparten fotos de trajes bordados, sombreros de ala ancha, montas de caballos y suertes espectaculares como manganas, coleaderos o el paso de la muerte.
También abundan los mensajes de autoridades, artistas y asociaciones que felicitan a los charros y escaramuzas, exaltando el valor de mantener vivas las costumbres.
La Federación Mexicana de Charrería y la Asociación Nacional de Charros son protagonistas en la promoción de actividades conmemorativas.
Desde sus cuentas oficiales en internet se difunden la agenda de charreadas, congresos y campeonatos que se desarrollan en distintos estados del país.
Las escaramuzas, grupos femeninos que ejecutan rutinas a caballo con precisión y estética, se han vuelto además un símbolo de inclusión y disciplina dentro de esta disciplina reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial desde 2016.
En municipios y capitales estatales (Guadalajara no es la excepción), el Día del Charro se acompaña de desfiles, exhibiciones y actos solemnes. No faltarán hoy los honores a la bandera ni los espectáculos ecuestres que refuerzan el vínculo entre tradición y mexicanidad.
La fecha, además, se sitúa estratégicamente en la antesala de las Fiestas Patrias, lo que le otorga un carácter doblemente simbólico: recordar el legado charro y enmarcar la conmemoración de la Independencia.
En la esfera digital, las publicaciones destacan tanto la herencia familiar como la profesionalización del deporte.
Muchos jóvenes charros y escaramuzas utilizan hoy en día redes TikTok e Instagram para mostrar rutinas, vestimentas y entrenamientos, contribuyendo a que nuevas generaciones se acerquen a la charrería.
Esa combinación entre tradición e innovación ha hecho que la conversación en línea sea particularmente activa, alcanzando públicos que van más allá de los asistentes habituales a los lienzos.
Así, el Día Nacional del Charro se mantiene como una de las celebraciones más singulares del calendario mexicano: una fusión de historia, arte ecuestre y pasión comunitaria.
La charrería no solo sigue viva, sino que se adapta a los tiempos modernos sin perder su esencia.
En cada suerte, en cada traje de gala y en cada caballo brioso, resuena el eco de una tradición que México reconoce como suya y que proyecta al mundo como parte de su identidad.