NACIONALES
Hagamos nuevos guiones de gobierno
Campos de Poder, por Benjamín Mora //
No me gusta hacia dónde vamos en México. Lo que ayer se miraba complejo, hoy me parece vive el mayor caos de nuestra historia, imposible de salvar si antes no cambiamos los guiones de los gobernantes de aquí y allá como de acullá, a partir de su más sincera y amplia introyección y extraversión en cómo se han comportado con sus gobernados.
Hoy nos enteramos que nuestra realidad pudo ser millones de veces mejor pero en el gobierno prefirieron los arrabales de las porquerizas. La gravedad del hackeo es gigante; sin embargo, el presidente nos plantea no hacer nada. La razón es obvia. A sus amigos, ¡perdón total!
Lo sabemos, todo cambio empieza en el momento en que nuestra insatisfacción su vuelve consciente y se pasa a la acción transformadora; es en ese instante cuando se decide hacer algo diferente que nos lleve a ser mejores, a desarrollar nuevas áreas de nuestra personalidad y entorno, y empezamos a prestar mayor atención a lo que es verdaderamente importante y trascendente.
Desde siempre, la política, a la mexicana, está en decadencia; ahora, Guacamaya hackeó a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Marina Armada (Semar) y supimos de dónde venía ese hedor a muerto, ¡supimos que hay mucho pudriéndose en casa!
La Sedena y Semar manejan fichas de gobernadores, senadores, legisladores federales y locales, presidentes municipales, fiscales generales de los estados, y sus vínculos con el crimen organizado; además de rigurosas listas con los datos de los diferentes candidatos que participaron en los últimos procesos electorales, pero nadie ha sido tocado como lo es Américo Villarreal. El pecado de omisión gubernamental es evidente.
Ambas secretarías, por años, han espiado y analizado a los principales actores políticos de los estados, y están enteradas de su peso social y fuerza política, y vínculos criminales; es de suponer que el presidente López Obrador tambien está enterado y aun así, la inseguridad y el crimen siguen impunes y en crecimiento. Ante Leo Zuckermann, en su programa de la Hora de Opinar, Luis de la Calle lo refirió y está en todos los medios de comunicación.
Estoy convencido de que tanto la Sedena como la Semar no merecen nuestra confianza; tampoco el presidente López Obrador, quien tiene el conocimiento más certero de los orígenes de la inseguridad y el crimen, y de las componendas que las encubren desde el poder del gobierno en sus tres “desórdenes”, el legislativo y el judicial y nada, absolútamente nada ha hecho para que se remedie y acabe. El presidente ha traicionado a la patria y al pueblo de México. López Obrador dice no ser como los de antes; sin embargo es peor. Se preocupa por recuperar impuestos pero no por detener el cobro del derecho de piso.
Quizá, miles de vidas se hubieran salvado. Quizá, miles de nuestros hijos jóvenes hubieran regresado a casa con vida. Quizá, miles no hubieran migrado a EEUU. Quizá, miles de negocios seguirían abiertos o hubiéramos recibido mayores inversiones extranjeras. Quizá se hubieran evitado la matanza reciente en San Miguel Totolapan o la desaparición de los estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, Raúl Isidro Burgos. En este último caso, negando el nombramiento de José Luis Hernández Rivera como director de la normal, y la postulación de José Luis Abarca a la presidencia municipal de Iguala, por sus posibles vínculos con los grupos delictivos de Los Rojos y los Gerreros Unidos.
La minuta de ampliación de la presencia de las fuerzas armadas en las calles hasta 2028 regresó a la Cámara de Diputados para su votación. Hoy que se sabe todo lo dicho, los diputados priistas deberán votar en contra. Ayer quizá fue un error, hoy sería traición a la Patria. Para Alito, ayer fue conveniencia personal para salvarse de ir a la cárcel; hoy sería atentar en contra del bienestar de su esposa e hijos. Si no cambia, quien ayer fue ALITO mañana será AmLITO, debiendo ser expulsado el PRI por traidor.
Hoy, el otro PRI, el de Miguel Ángel Osorio Chong, Beatriz Paredes Rangel, Claudia Ruiz Massieu y millones más, junto al PAN. PRD y MC, deberían exigir al presidente López Obrador actuar penalmente según la información que se tiene de los vínculos del poder con los delincuentes organizados.
Hoy sabemos, gracias al hackeo a la Sedena y Semar, que gente del círculo cercano de gobernador Cuauhtémoc Blanco y del exgobernador de Morelos, Graco Ramírez, están y estuvieron vinculados con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), Los Rojos y Guerreros Unidos. Esto debe denunciarse penalmente, sumando a los altos mandos que han sido omisos en la Sedena y la Semar. También sabemos que Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación y una de las corcholatas presidenciales de López Obrador, cuando era gobernador de Tabasco, entregó la Secretaría de Seguridad y la Policía Estatal a tres integrantes del CJNG; lo debe explicar y pagar penalmente. López Hernández hoy debería presentar su renuncia y entregarse a la Fiscalía de Tabasco y la oposición exigirla y mandar a investigar sobre qué más pudo ceder al crimen como secretario de Gobernación.
La gran pregunta, obligada, es saber si todo lo entregado por López Obrador -aeropuertos, Tren Maya, Dos Bocas, puertos marítimos, aduanas y más- a la Sedena y Semar es en pago de su silencio y complicidad. Temo que así es.
