NACIONALES
Confrontación de liberales contra conservadores: La polarización socio-política mexicana ¿cuándo surgió?

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
Desde hace años, específicamente durante el actual período gubernamental que se conoce como Cuarta Transformación (4T) asiduamente se habla de que la nación está polarizada. Políticos, comentaristas, intelectuales, empresarios, líderes y sencillos ciudadanos suelen mencionar la polarización que existe en nuestra república.
Se habla de polarización cuando la ciudadanía y en general, la población se divide en posiciones contrapuestas, razón por lo que difícilmente coinciden. Si damos una ojeada al panorama mundial, encontraremos que esa ha sido una constante en todos los países, y aún en regiones de cada uno. Dependiendo del grado de animadversión, suelen desembocar en violentos enfrentamientos, que hacen vacile la gobernabilidad y se altere la paz social.
En los Estados Unidos de Norteamérica, hubo tanta polarización, que los llevó a la guerra de secesión, iniciada el 12 de abril de 1861 con el asalto al fuerte Sumter, y concluida el 9 de igual mes del año 1865, al rendirse el jefe confederado Robert E. Lee, ante el general Ulises S. Grant, del ejército federal norteño. A estas fechas del siglo XXI, aún subsisten signos inequívocos de esas diferencias, las cuales se notaron en el asalto al capitolio de la capital estadounidense, el 6 de enero de 2021, hecho que alentó Trump cuando perdió las elecciones.
En España, ha sido persistente la polarización. Desde el remoto siglo XVI, cuando los comuneros de Castilla fueron derrotados por los imperialistas de Carlos V, hasta las diversas guerras que por el trono se han registrado, y ya en el siglo pasado, la guerra civil (1936-1939) que dio al traste con la segunda República hispana. El ilustre Gregorio Marañón (1867-1960) afirmó un día: “Es más fácil morir por una idea, y aún añadiría que menos heroico, que tratar de comprender las ideas de los demás.” Y eso es lo pernicioso de la polarización.
Para no ir muy lejos, pensemos en Bolivia, cuando se derrocó a Evo Morales, quien renunció presionado por la reacción, el 10 de noviembre de 2019: gracias a México, no fue arrestado o hasta asesinado. Otro caso es Brasil, cuando en 2016 se destituyó a Dilma Rousseff, todo por acciones de la oposición conservadora, la cual llevó al poder, poco después, al ultraderechista Jair Bolsonaro, afortunadamente derrotado recientemente en las urnas por el popular izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que iniciará su administración el uno de enero próximo.
En nuestro país, de tiempo acá, se ha reiterado en echar la culpa al presidente de la republica, de acentuar esa contradicción sociopolítica. Popularmente, se dice que los mexicanos nos dividimos en “fifís” y “chairos”, es decir en conservadores y liberales, reaccionarios -conservadores- y populares. Los primeros, integran la derecha y por lo tanto son impugnadores de la administración que encabeza Andrés Manuel López Obrador (Amlo), en tanto que los segundos, la izquierda, se nutre de sus partidarios y simpatizadores.
Una directiva de la Consultoría Integralia, que asesora al sector privado y público sobre riesgo político, Sandra Ximena Mata, afirma que el actual ciclo presidencial, «Ya ha sido un sexenio muy polarizante porque el mismo mandatario ha dividido a la población entre buenos y malos, entre ricos y pobres, entre la oposición y los que están a favor de su gobierno.” (DW.COM, 18-06-2021). Sin embargo, es pertinente dar un repaso sobre los partidos políticos y las ideologías que imperaron en México, para advertir que la polarización viene de antaño.
Cuando la conquista española, podríamos decir que a partir de 1521 en que cayó la Gran Tenochtitlan, a manos del ibero Hernán Cortés (1485-1547), cuyos tentáculos llegaron hasta lo que es Jalisco, pues aquí tuvo varias encomiendas (Tamazula, Tuxpan, etc.) nuestra nación se dividió: los peninsulares, poseedores de todo; los naturales, dueños de casi nada. Enseguida surgirían los grandes grupos de criollos (hijos de europeos) y de mestizos, producto de la mezcla hispano-indígena. Así transcurrieron trecientos años de coloniaje, en los cuales el saqueo de las riquezas del país fue el pan diario, a la par del desprecio que recibían los indios y los mestizos.
En la guerra de independencia (1810-1821) fueron notorios los campos en que militaban los mexicanos: realistas o insurgentes. En los primeros, iberos, más principales criollos y el alto clero; entre los independentistas, indígenas y mestizos, sumando buen número de criollos que asimilaron la idea de mexicanidad. Estos grupos, lograda la emancipación política en 1821, se perfilaron como monarquistas y republicanos.
Caído el imperio del ambicioso Agustín de Iturbide (1783-1824), que solo duró del 21 de julio de 1822 al 19 de marzo de 1823, sus incondicionales se convirtieron en conservadores partidarios de la república central, en tanto que los republicanos fueron liberales, sostenedores de la república federal. De esa manera continuaría nuestro devenir histórico: una lucha constante entre conservadores y liberales, oligarcas frente a demócratas. La polarización en toda su vigencia.
Con el arribo del porfiriato, comprendido entre las fechas en las que Porfirio Díaz ocupó de facto la presidencia, el 28 de noviembre de 1876, y que terminó (debido a la revolución que inició Francisco I. Madero el 20 de noviembre de 1910), el 25 de mayo de 1911, es decir, pocos meses después de haber estallado el movimiento maderista que enarboló los principios de “Sufragio Efectivo, no Reelección”, se derrotó a los conservadores, ahora disfrazados de “científicos”. El dictador Díaz, se fue para siempre de la república, habiéndose exilado rumbo a Francia.
Triunfante el apóstol Madero, este fue zarandeado por los factores de poder sobrevivientes, (residuos del porfirismo) encabezados por los acaudalados, cofrades de jefes del viejo ejército federal, con el apoyo de la mayoría de la prensa y el soslayo culposo de la iglesia. Los mexicanos estábamos polarizados al máximo.
Tras la expedición de la Constitución de 1917, que no gustó a los conservadores redivivos (empresarios, latifundistas, alto clero) la polarización hizo de las suyas y estalló la guerra cristera (1927-1929) que desangró de nueva cuenta a los mexicanos. Terminado el conflicto, con el Gral. Lázaro Cárdenas (1934-1940), volvieron a la carga y en este tiempo se fundó el Partido Acción Nacional (PAN) definido como instituto de la derecha y contrario a los principios que enarbolaba el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) heredero del Partido Nacional Revolucionario creado en 1929.
Hoy por hoy, el conservadurismo, identificado con la derecha, se agrupa en la entelequia denominada “Va por México”, que mangonea el empresario -activista social, según él- Claudio X. González Guajardo. En sus filas se nota militan los llamados “intelectuales orgánicos” (periodistas, escritores y pensadores muy consentidos por los anteriores regímenes) desahuciados del poder vigente y por ello, con animoso resentimiento.
Así ha transcurrido el acontecer nacional. Desde siempre, conservadores contra liberales, oligarcas frente a demócratas. De allí que sea una argucia que el presidente López Obrador sea el causante de la polarización sociopolítica que se advierte en el país.
Sí es cierto que a cada rato se refiere a los conservadores como sus adversarios; que menciona a ciertos intelectuales como “orgánicos” y a los medios de comunicación tradicionales, como aliados de aquellos, por haber perdido canonjías que, traducidas en dinero, recibían de los anteriores gobiernos.
Pero decir la verdad no debería disgustar, porque a quien le declare, con sentido de responsabilidad y franqueza, debería asumir su realidad. Navegar con un aspecto, y actuar o creer de otra forma, es simulación. Invocar falsedades o inventar calumnias, es indigno. Por ello, afirmaba Carlos Monsiváis, que los conservadores son hipócritas, y su dios, el dinero.
No podemos negar que la conciliación se debe buscar con afán. Pero nunca sacrificando los principios de patriotismo, justicia, democracia, honradez y moralidad.
CDMX y Edomex
Caen los asesinos de Ximena y José, colaboradores de Clara Brugada

– Por Mario Ávila
Esta madrugada fueron aprehendidos los asesinos de Ximena Guzmán y José Muñoz, colabores de la jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, victimados el pasado 20 de mayo en la calzada de Tlalpan.
La propia jefa de Gobierno dio a conocer la noticia de la detención de 13 personas involucradas en el asesinato, tres de ellos participaron de manera directa y el resto tomaron parte en la logística de los hechos delictivos.
Luego de tres meses exactamente, se logró la detención de los delincuentes mediante un operativo en el que se destacó la coordinación interinstitucional entre el gobierno de la Ciudad de México y el Gobierno Federal.
En el mensaje, Clara Brugada planteó: “Agradezco de manera muy especial a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, cuyo respaldo ha sido clave para fortalecer este trabajo conjunto; la colaboración entre los distintos órdenes de gobierno demuestra que avanzamos con más fuerza y eficacia en la lucha contra la impunidad”, expuso.
Hizo saber también que a las 17 horas de este miércoles se ofrecerá una conferencia de prensa con la participación de la fiscal General de Justicia de la Ciudad de México, Bertha Alcalde Luján, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal, Omar García Harfuch y el secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX, Pablo Vázquez, para informar sobre estos resultados, lo mismo que del operativo a detalle.
Finalmente pidió a todas las instituciones que han participado en este caso, que continúen la investigación para el esclarecimiento total de los hechos hasta sus últimas consecuencias.
Deportes
Ola de violencia sacude a estadios de la Liga MX y enciende alarmas rumbo al Mundial 2026

– Por Redacción Conciencia Pública
La violencia en el futbol mexicano volvió a ser protagonista durante la Jornada 5 del Torneo Apertura 2025, con incidentes registrados en distintos estadios que han encendido las alarmas sobre la seguridad en torno al balompié nacional. Los hechos más graves se dieron en los inmuebles de Chivas y Tigres, además de un episodio violento en Puebla que incluso involucró armas de fuego.
En el Estadio Universitario de Monterrey, durante el duelo entre Tigres y América, se desató una pelea entre aficionados dentro del recinto, mientras que en las inmediaciones se reportaron nuevos altercados. La Federación Mexicana de Futbol (FMF) abrió una investigación para deslindar responsabilidades y no se descartan sanciones contra el club anfitrión.
El Estadio Akron de Guadalajara también fue escenario de violencia, cuando seguidores rojiblancos agredieron al hermano y a la sobrina del exjugador Ángel Zaldívar durante el partido entre Chivas y FC Juárez. El familiar del delantero sufrió una fractura nasal, lo que generó fuerte indignación y la exigencia de mayor seguridad para los asistentes.
En Puebla, la violencia escaló a un nivel más alarmante. Momentos antes del encuentro entre Puebla y Atlético San Luis, una balacera entre ambulantes en las inmediaciones del Estadio Cuauhtémoc dejó una mujer muerta y un hombre herido, provocando un retraso en el inicio del partido y evidenciando la vulnerabilidad de los alrededores de los estadios.
Estos hechos han reavivado la preocupación internacional, pues México será una de las sedes del Mundial 2026. Organismos de seguridad y la propia FIFA observan con lupa la situación, dado que inmuebles como el Estadio Akron recibirán partidos del torneo. La falta de control sobre las barras y la insuficiencia de operativos de seguridad representan un riesgo para el espectáculo deportivo.
A pesar de los comunicados oficiales de la Liga MX y la FMF condenando la violencia, especialistas y voces como la del periodista David Faitelson han reiterado que los clubes tienen la obligación de invertir en seguridad y asumir responsabilidad directa.
La sombra de la tragedia de Querétaro en 2022 sigue presente, y los recientes sucesos confirman que la violencia en los estadios mexicanos continúa siendo un problema estructural que exige soluciones inmediatas.
JALISCO
Visita el gobernador, Pablo Lemus al secretario Omar García Harfuch

– Por Mario Ávila
En gira de trabajo por la Ciudad de México, el mandatario jalisciense, Jesús Pablo Lemus Navarro, visitó al titular de la Secretaria de Seguridad Ciudadana del Gobierno Federal, Omar García Harfuch.
Sobre el encuentro, el gobernador de Jalisco publicó una fotografía en sus redes sociales y mencionó: «Agradezco al Secretario Omar García Harfuch, la reunión de trabajo por la seguridad de nuestro querido Jalisco; hemos logrado en equipo muy buenos resultados y vamos a trabajar aún más para seguir mejorando la seguridad de nuestras familias».
Y agregó: «Sin duda, el secretario Omar tiene un enorme cariño y compromiso con Jalisco. La seguridad no tiene colores, ni partido, tenemos una alta responsabilidad que cumplimos con amor a México».
Los encuentros entre estos dos funcionarios del nivel estatal y federal, serán cada vez más frecuentes, en virtud de que ya ha iniciado una revisión permanente en materia de seguridad pública, particularmente porque Jalisco, junto con Nuevo León y la CDMX, es una de las tres sedes que albergarán los partidos del Mundial de Fútbol 2026.