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MUNDO

Donald Trump ya no manda en el Partido Republicano

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

¿Quién es el nuevo presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos? Kevin McCarthy se ha convertido en el presidente número 55 de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, esto tras 14 votaciones fallidas y casi una semana de debates acalorados y de muchos juegos de estira y afloja que incluyeron a Donald Trump y al ala más radical del Partido Republicano, que durante un buen rato se mostró perdido y sin liderazgo. 

Pero ¿quién es Kevin McCarthy y qué nos dice el triunfo que lo posiciona en un espacio de poder bastante relevante para la oposición en Estados Unidos? 

McCarthy nació 26 de enero de 1965 en Bakersfield, California en el seno de una familia obrera. Tras pasar un tiempo restaurando coches, McCarthy tuvo un gran encuentro con la suerte al ganar un billete de lotería por 5,000 dólares, dinero que aunque en un inicio invirtió para estudiar una licenciatura, a largo plazo dichas inversiones le han permitido consagrarse como uno de los políticos más ricos de Estados Unidos con un patrimonio de cerca de 95 millones. 

En cuanto a la política su carrera ha avanzado bastante rápido. Fue miembro de la Asamblea del Estado de California de 2002 a 2006, centrándose en cuestiones relacionadas con la educación y la seguridad pública. Posteriormente McCarthy presidió la Federación Nacional de Jóvenes Republicanos de 1999 a 2006, y fue electo miembro de la Cámara de Representantes de EEUU en 2006. 

Después de que el Partido Republicano se hiciera con el control de la Cámara en 2011, se convirtió en el Jefe de la mayoría de la bancada republicana, pero tal y como el mismo republicano lo dijo en su discurso de victoria, no importa donde comienzas, sino donde terminas. 

Sin embargo, tras esta votación queda claro que el final para McCarthy no está cerca, pero muy probablemente para quienes sí esté cerca ese final es para los republicanos más radicales, incluyendo al mismo Donald Trump cuyo liderazgo y capacidad para seguir marcando el rumbo dentro del partido cada vez se pone más en duda y este tropiezo es solamente la cereza del pastel que comenzó a cocinarse en las pasadas elecciones del mes de noviembre en las que la ciudadanía castigó fuertemente a todos los candidatos trumpistas que compitieron por el partido republicano. 

No obstante, como suele suceder en política, la miserias de unos es la riqueza de otros. Y es que aunque muchos podrían creer que estos eventos sin señales de la decaída de los republicanos, la realidad es que están equivocados ya que es todo lo contrario. 

En primer lugar, esta dinámica evidenció la debilidad de un grupo interno y la capacidad de otros grupos de negociar e imponerse ante aquellos que manejaron el partido a su antojo y según la voluntad de una persona.

En segundo lugar, la forma en la que Kevin McCarthy se ha alzado con el triunfo manda un mensaje a la Casa Blanca: con esta oposición sí van a poder negociar. Y probablemente Joe Biden podrá trabajar con ellos más que con los radicales demócratas.

El juego de estira y afloja, la oposición a los rebeldes republicanos por parte de sus propios compañeros de partido y el eventual triunfo de Kevin McCarthy quien incluso logró convencer a los personajes más rebeldes del partido, representa para el partido opositor a Joe Biden oxígeno puro ya que manda un mensaje claro a los liderazgos y a la ciudadanía: Donald Trump ya no manda. Y si lo hace, es únicamente a unos cuantos. 

En este orden de ideas, el camino para personajes como DeSantis, Mike Pompeo, Glenn Youngkin  y Mike Pence se despeja un poco y sus respectivas posibilidades de construir acuerdos aprovechando este momento de vulnerabilidad de los radicales republicanos aumentan significativamente. 

Por otro lado, el desplome de Trump y de sus candidatos, así como el conflicto para elegir a Kevin McCarthy no debe despistar a los demócratas en su proceso de construcción de acuerdos y proyectos de cara al 2024.

Por esta razón es que resulta importante diferenciar entre los fracasos del trumpismo de los fracasos republicanos, ya que si bien es cierto los abanderados de Trump, e incluso el mismo ex presidente no gozan de popularidad, la coyuntura que enfrenta este grupo radical no representa en lo más mínimo la realidad de todo el partido, sino que únicamente representa una puja por quedarse con el control, puja que hasta el momento están perdiendo Donald Trump y sus aliados.

Por ello, los demócratas no deben bajar la guardia, ya que si su estrategia para triunfar en el 2024 se centra en la mala aceptación y poca popularidad de Trump y los suyos, como dicen por ahí, el tiro les puede salir por la culata, ya que para las próximas elecciones internas de los republicanos, el dedo y la voluntad del ex presidente puede que no tengan un gran peso, ya que parece ser que los republicanos saben con precisión cuál es su debilidad.

De hecho, vienen días de mucha precaución para el ex presidente, ya que en el escenario político la debilidad es como una gota de sangre en un océano infestado de tiburones que en este caso, están listos para tirar a matar con tal de construir un proyecto político sólido con miras a la Casa Blanca.

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  1. Carlos Lizcano

    16 de enero de 2023 at 21:26

    McCarthy es sólo un variable de la ecuación como lo es Donald Trump. Ser Republicano sobrepasa a ambos son mis valores de los que ceemos en nuestra corriente Liberal
    Para escribir debes considerar varias variables de la ecuación. Luchamos contra el nuevo pensamiento de izquierda progresista que hoy es parte del partido demócrata en USA
    Debes leer “La Batalla Cultural” de Agustín Laje los líderes de derecha que tenemos son precursores de los que vienen
    Hayek definió el camino de esta revolución cultural pues representa la escuela de pensamiento austriaco que define al capitalismo como un sistema eficaz donde la meritocracia es lo más importante no el color es piel religión o subcultura ambientalista que nos lleve al estatismo en un extremismo que raye en lo ridiculo. El preservar nuestras raíces proteger el medio ambiente es lógico y tácito como raza humana.
    El problema es cuando nos vamos a los extremos
    El poder político está siendo depositado en organizaciones internacionales esto elimina el concepto de nación y bien que lo hace la dictadora de género al levantar banderas de acuerdo a su propia persecución sexual un burdo ejemplo de cómo convertir público lo privado por tanto politizarlo y llevarlo al nivel del concepto de nación con indentidad e idiosincrasia que elimina el concepto de nacionalidad y destruye el concepto natural de familia
    Increíble ver un Miss Iniverso un trans sexual hablando del Dre hi de la mujer
    Pero veo a las mujeres subyugadas en Afghanistan y ninguno de esos personajes de nuestro mundo libre occidental que hablan del patriarcado los veo levantando banderas en el mundo Islamico son cobardes muy fácil discutir y polemizar en democracias que desean destruir
    El populismo de izquierda que hoy reina en AmericaLatina
    En otras. Palabras no importa quien esté en el congreso Republicano como presidente lo que importa es la revolución cultural que viene en contra del populismo de izquierda que representa el pensamiento progresista
    Desde mi punto de vista Colombia cayó por los votos de los hijos de la clase media colombiana que sus padres enviaron a estudiar a universidades privadas para que estas adoctrinaran sus mentes para destruir la familia es de el seno familiar y hoy personajes que generan una dicotomía absurda que rays en la disociación cognitiva. Hoy alzan su voz llevando a Colombia a un estatismo empresarial
    Tengo fe en el parido Republicano no por McCarthy ni por Trump sino porque nuestros valores de basan en “In God we Trust”
    Líderes no sobran lo que tenemos que tener claro que sólo nos arrodillamos ante Dios para poder levantarnos y ver a los ojos de los hombres con dignidad !!!!
    Soy de derecha no soy nazi ni creo en el centrismo
    Orgulloso de recordar héroes caídos como Oscar Pérez en VENEZUELA que lucharon por la familia , su nación y si profunda fe en Dios
    Existe un mundo donde estemos unidos pero donde Dios sea el centro para recordarnos que en la sonrisa de la gente que amamos está el rostro visible de Dios
    Que haremos para preservar eso y lograr que los que nos rodean sonrían y así poder ver en nuestras obras el rostro de Dios?
    Esa es nuestra meta !!!!
    Unidos estamos !!!
    Dios bendiga USA

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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