OPINIÓN
Los partidos deben escuchar
Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //
Según el sociólogo y politólogo alemán, Max Weber, los partidos políticos son “las formas de socialización que descansando en el reclutamiento libre, tienen como fin proporcionar poder a sus dirigentes dentro de una asociación y otorgar por ese medio a sus miembros activos determinadas probabilidades ideales o materiales.”
De esta manera, en una democracia, los partidos políticos son – o deberían ser- organizaciones que aglutinan a personas que tienen ideas, ideologías e ideales en común, mismas que buscan llevarlas al resto de la sociedad, alcanzando los espacios de poder público a través de elecciones libres.
Aunque se puede hablar de antecedentes de partidos políticos desde la Antigua Grecia, se entiende que estas organizaciones tienen su origen en 1789 durante la Asamblea de Versalles, durante aquella excepcional reunión convocada por el rey Luis XVI para encontrar solución a la crisis financiera francesa, se invitó a representantes de distintos sectores de la sociedad, el clero se sentó a la derecha del trono, la nobleza a la izquierda y los representantes del Tercer Estado, enfrente. Por primera vez, la izquierda, la derecha y el pueblo fueron claramente representados.
En México, existen antecedentes de organizaciones políticas formadas después de la independencia; la lucha por el poder se dividía entre federalistas y centralistas, entre liberales y conservadores. Juárez y posteriormente Porfirio Díaz, aglutinaron expresiones políticas a favor y en contra de sus gobiernos, posteriormente, se crearon partidos que tuvieron un breve paso por la historia del país, como el católico, el comunista, laborista, socialista obrero y muchos etcéteras.
Finalmente, en 1929 por instrucciones de Plutarco Elías Calles, se fundó el PNR, organización que concentró a muchas expresiones políticas y organizaciones sindicales, esto creó un partido de estado que permitió una transición política pacífica en el país; este partido dio paso en 1938 al Partido de la Revolución Mexicana que en 1946 se convirtió en el Partido Revolucionario Institucional.
Si el PRI representaba a los ideales de la revolución, debía nacer una expresión contraria, aquella que representara los ideales cristianos, conservadores con ideas social demócratas, de esta manera en 1939 se fundó el PAN y nuevamente México tuvo en su configuración política a corrientes liberales y conservadores.
El PRI presentó el desgaste mismo que conlleva el poder, a finales de los 80 sufrió una fuerte escisión que terminó en la creación del PRD, comandado por el hijo de Lázaro Cárdenas, aquel que había gobernado el país y que había logrado una fuerte transformación al interior del partido revolucionario.
A inicios de los 90, el PRI, alentado por conflictos internos y por presiones internacionales, cedió en algunas elecciones estatales y el PAN comenzó a crecer como partido de oposición, logrando ganar la Presidencia de la República en el año 2000.
Después de distintos procesos políticos en el interior del país, se fundó Morena, un partido que teóricamente es de izquierda pero que en la práctica no se sabe que es, sus promesas de un México mejor y el eslogan de primero los pobres, encumbraron a López Obrador al poder.
Hoy, los partidos políticos están perdidos, el PRI ya no representa a los ideales revolucionarios. El PAN ha cedido sus ideas conservadoras en beneficio de su rentabilidad electoral. El Verde no promueve fines ecologistas. Morena es un partido con ideales de izquierda, pero con actuares meramente clientelares. La mayoría de los partidos han aglomerado personajes desechados por otras organizaciones, mismos que posicionan su imagen personal por encima de cualquier institución.
Actualmente, el vehículo tradicional para acceder a los espacios de poder se encuentra averiado, esto no es poca cosa ya que el debilitamiento de los partidos es el debilitamiento de la democracia, pues los intereses personales se posicionan por encima de los intereses de las organizaciones que representan y es peligroso cuando la imagen de un personaje se posiciona por encima de las instituciones establecidas.
¿Qué sigue? Recuperar espacios desde la sociedad civil. Actualmente los partidos políticos son las organizaciones menos apreciadas por los mexicanos (el 74% de los ciudadanos los rechaza o desconfía de ellos). Se debe recuperar la coherencia, renovar las organizaciones para que exista una verdadera participación ciudadana, que represente los intereses de la mayoría y no solo de aquellos que ocupan a ciertas cúpulas. Los partidos deben escuchar y para esto, los ciudadanos debemos alzar la voz.
