LOS PELOTEROS
El beisbol es magia

Columna invitada, por Ronnie Camacho //
Terminé el compromiso con los Pericos de Puebla en la Temporada del año de 1963, el cual los medios de difusión, se encargaron de llamarlo Año mágico de Los Pericos, de Ronnie Camacho y de Miguel Sotelo.
Después de descansar unos dias en Veracruz, abordamos el avión con conexión en CDMX, después Guaymas, mi esposa Blanca Aurora y mi hijo Ronnie Jr. y estando en el Aeropuerto en Cd. Obregón, tuvimos que bajar para que le hicieran ajustes técnicos a la nave aérea.
En ese lapso me llamó el Gerente de la Oficina del Aeropuerto para indicarme que la Oficina del Gerente en el Puerto, le había preguntado que me buscara y me hiciera saber, que en Guaymas había bastante gente esperando el arribo del Avión de Aeroméxico para darme la Bienvenida, felicitarme por lo logrado ese Verano en la Liga Mexicana y llevarme por las calles desfilando en una muy buena cantidad de vehículos, primeramente en el puerto y después enfilaríamos a mi pueblo de Empalme.,
Habiendo reportado listo el trabajo de ajustes al avión, nos ordenaron subir para terminar el vuelo en Tijuana, con escala en el Puerto. Desde las alturas, ya se podía observar la belleza de la costa del Mar de Cortés y conforme nos acercábamos, sentía un nudo en la garganta imaginándome, como reaccionaría al ver a tanta gente reunida esperándome.
Por fin, tocamos tierra exactamente los 50 minutos que el piloto había anunciado al levantar el vuelo. Ahí estaban esperándome, las autoridades municipales, mis amigos fieles y sinceros, que estaban ahí, para patentizarme su adhesión a lo que había logrado en el beisbol.
El recorrido fue inolvidable, a la entrada de mi pueblo, estaban colocadas algunas máquinas del ferrocarril, felicitándome accionando los silbatos de las locomotoras. Lo que vino después, fue increíble, llegamos a un local donde organizaban bailes populares llamado Terpsícore, estaba lleno hasta el tope, al mismo tiempo, mi casa también estaba llena de gente ya tenían 39 barriles de cerveza esperándonos, después de salir del salón.
Vinieron algunos discursos, el Presidente Municipal en turno Enrique Romero me entregó un reconocimiento… “Denle un sobresito con lana, no sean codos”, le gritaban al C. Presidente. el Prof. Adolfo Gil Zamora, un hombre que nació para ser orador exaltó mi figura como beisbolista terminando yo, con un pequeño discurso agradeciendo al Pueblo entero su generosidad, la cual no me esperaba, realmente fue una muy honrosa e inolvidable sorpresa en la etapa de mi vida y que por fin, mi meta trazada, estaba cumplida, no del todo, pues faltaba lo mejor todavía, el responderle a mis fanáticos Rieleros, el porque fui Campeón jonronero en el Verano de ese año 1963, en una poderosa Liga Mexicana de aquellos años. Había que trabajar muy fuerte para estar en óptimas condiciones para cumplirle a toda esa gente que si conoce de beisbol y esperaban mucho de mí.
Al dar inicio los entrenamientos, la gente que casi llenaba las gradas centrales, estaba pendiente de todo lo que hacía en el terreno, muchos bajaban a saludarme, me tocaban, me abrazaban, se tomaban fotos, otros me veían de abajo hacia arriba y yo pensaba. “Qué sueño tan hermoso” para cada uno de ellos siempre tenía un saludo especial, pues cada día iban más y diferentes fanáticos, que esperaban con ansias el Play Ball, unos para gritarme si fallaba y los otros para aplaudirme cuando bateara. “La tienes muy difícil Ronnie”; me dijo mi gran amigo David García nuestro brillante short stop. “No quisiera estar en tu pellejo Ronnie”, decían el Silencioso Villegas, Natas García, Roberto Ortiz, el zurdo José Soto… “Te van a exigir demasiado”. Bayo Castro, Gerente.
Comenzó la Temporada y tuve la fortuna de tener un excelente inicio, gracias a mi intensa preparación física y a mi inteligencia emocional antes de los entrenamientos, pues sabía muy bien que en mi tierra, no podía fallar, yo estaba “ready”… Vinieron noches bateadoras muy buenas, la gente la sentía a mi lado, no escuchaba gritos hirientes, así fue como empecé a motivarme, ellos me impulsaban, a la mitad de temporada ya tenía 14 jonrones ya punteaba la Liga, seguido muy de cerca por Héctor Espino y el Silencioso.
En todas las plazas que visitaba, escuchaba gritos no muy gratos para mis oídos, me iban a ver en grandes cantidades, deseaban que fracasara, en el Fernando M. Ortiz de Hermosillo, aquello era terrible, sería que ahí estaba el Superman Espino, afortunadamente, ya venía “curado” de los fanáticos de Puebla, que se cansaron, de gritarme cuando fallaba.
En el Parque Revolución de Navojoa superé el record de 18 jonrones, en una temporada, de Felipe Montemayor quien lo había logrado con los Yaquis de Obregón, después los jonrones empezaron a fluir, decidí algunos juegos en la última entrada cuatro por la mínima diferencia 1 a 0, bateé 4 jonrones en un doble juego en Empalme, contra los Mayos. En Guaymas me aborrecían, cada vez que los visitábamos, les bateaba jonrón para decidir y ganar, recuerdo que a Bob Johnson, un espigado lanzador americano de excelente velocidad y tirador de pelotazos, le gané el juego en la novena entrada 1 a 0 en una inolvidable acción cargada de dramatismo y con el Abelardo L. Rodriguez lleno hasta el tope… “ten Ronnie 500 pesos, te lo has ganado y le tapaste la boca a Florencio”, me dijo después del juego el “Bucky” Salazar directivo de los Ostioneros y muy amigo de Florencio que ahí estaba a mi lado. Mis Amigos de Empalme solían decirme “No importa que pierdan con los demás… Gánenle a Guaymas es todo lo que queremos”.
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PRÓXIMA EDICIÓN
(La crónica de la batalla por el jonrón, de como Ronnie le ganó a Héctor Espino y a Saúl “Silencioso” Villegas cuando impuso el record histórico de 27 cuadrangulares en la Liga del Pacífico).
CARTÓN POLÍTICO
Edición 804: Lo piden los expertos: Una nueva Corte de Justicia sin extremos ideológicos
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LOS PELOTEROS
Charros, el orgullo tapatío que sueña con la gloria

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
Los Charros de Jalisco están sorprendiendo en los playoffs de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) 2025, emergiendo como un auténtico caballo negro.
Tras una temporada irregular, con rachas brillantes opacadas por caídas abruptas, lograron el sexto boleto a la postemporada con un cierre espectacular. Ahora, en las semifinales, están a un paso de la final de la Zona Norte, demostrando que tienen la garra para pelear por la Copa del Rey en el Centenario de la LMB.
En la primera ronda, Charros enfrentó al líder de la División Norte, Sultanes de Monterrey, un bicampeón que parecía imbatible. Con una ventaja de 3-0, los jaliscienses estuvieron cerca de barrer, pero Sultanes remontó y forzó un séptimo juego.
En el Palacio Sultán, Charros mostró temple y aseguró la serie 4-3, avanzando como un equipo transformado. Sultanes, gracias a su promedio, regresó como el mejor perdedor, prometiendo un posible reencuentro.
En las semifinales, Charros se mide contra Algodoneros de Unión Laguna en el Estadio Francisco I. Madero de Torreón. Lejos de la irregularidad de la temporada regular, el equipo exhibe un juego colectivo inspirado: todos corren, batean y fildean con precisión. El pitcheo, liderado por figuras como el guasavense Luis Armando Payán (suma 3 victorias en play-offs), el estadounidense Zac Grotz y el ocotlense Luis Iván Rodríguez, han sido clave.
En los primeros dos juegos contra Algodoneros, Charros dominó con victorias contundentes de 9-3 y 7-4, impulsado por el bateo explosivo de Willie Calhoun, Kyle Garlick y Mateo Gil, quien despertó de un slump con tres jonrones en la serie.
De regreso en el Estadio Panamericano de Guadalajara, Charros buscó barrer a Algodoneros con una ventaja de 2-0. El sábado, el guasavense Luis Armando Payán brilló en la loma, lanzando siete entradas magistrales, con siete ponches, tres hits y una sola carrera limpia, asegurando un triunfo de 8-1 que puso la serie 3-0.
Mateo Gil, apodado “el hijo del papá”, volvió a destacar, consolidándose como un motor ofensivo. La afición, respondiendo al llamado del mánager Benjamín Gil, llenó el estadio con cerca de 11,000 almas, un respaldo que refleja el orgullo tapatío por su equipo.
El domingo, sin embargo, Tláloc interrumpió la fiesta. El cuarto juego, con Algodoneros liderando 1-0 en el tercer inning, fue suspendido por lluvia, postergando la acción para el lunes.
A pesar de este contratiempo, Charros está a una victoria de la final de la Zona Norte, donde podría reencontrarse con Sultanes de Monterrey, un rival experimentado al que ya vencieron.
La serie promete ser un duelo de titanes, pero los jaliscienses han perdido el miedo y juegan con la confianza de un equipo destinado a hacer historia.
DIABLOS, GRANDES FAVORITOS
En el otro frente, los Diablos Rojos del México avanzan como favoritos al título. Tras barrer 4-0 a los Leones de Yucatán y tomar una ventaja de 3-0 sobre Pericos de Puebla con un triunfo de 13-6 el domingo, suman siete victorias en los playoffs de 2025, tras ocho en su campeonato de 2024. Su paso arrollador los perfila como el rival a vencer, con 17 gallardetes en su historia.
Una final entre Diablos y Charros sería un sueño para los aficionados, un choque de titanes que elevaría el béisbol en Guadalajara.
El esfuerzo de la directiva de la familia González Íñigo por mantener béisbol todo el año en Jalisco, con Charros compitiendo en la LMB (verano) y la Liga Mexicana del Pacífico (invierno), es digno de reconocimiento.
Sin embargo, la afición tapatía no ha respondido en verano como en invierno. Benjamín Gil, con su pasión característica, reclamó esta apatía, instando a los jaliscienses a llenar el Panamericano y apoyar al “gran equipo de Jalisco”.
La respuesta en la serie contra Algodoneros, con una entrada récord el domingo, muestra que el mensaje caló, aunque la lluvia frustró el clímax. Charros tiene la oportunidad de hacer historia. De eliminar a Algodoneros y superar a Sultanes, podría enfrentar a Diablos en una final épica. Guadalajara, única ciudad con béisbol profesional todo el año, merece vibrar con su equipo.
El llamado de Gil no es solo a llenar gradas, sino a ser parte de un legado. Que la afición tapatía se una a esta fiesta, empuje a Charros hacia la gloria y demuestre que Jalisco es la capital del béisbol mexicano.
LOS PELOTEROS
Un llamado a la grandeza de Benjamín Gil: “Hoy el gran equipo de Guadalajara es Charros”

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
Benjamín Gil no es solo un manager de beisbol, es un líder que lleva la pasión por este deporte en la sangre y un amor profundo por Jalisco en el corazón.
Sus palabras, cargadas de sentimiento, no son un simple reclamo a la afición; son un grito de guerra que busca encender el alma de Guadalajara, una ciudad que tiene la oportunidad única de escribir su nombre en los anales del beisbol mexicano.
Los Charros de Jalisco, bajo la guía de Gil y el respaldo de la familia González Íñigo, están al borde de un logro histórico: ser campeones en verano y en invierno, un hito sin precedentes que puede cambiar el rumbo del deporte en México.
Pero este sueño no se construye solo en el diamante; se forja en las gradas, en el rugido de una afición que hace temblar el estadio y convierte cada juego en una experiencia inolvidable.
Tiene razón Gil cuando expresa que Guadalajara no es cualquier ciudad. Es la cuna del beisbol mexicano, la única en el país con dos equipos profesionales, uno en la Liga Mexicana del Pacífico y otro en la Liga Mexicana de Beisbol.
“Respeto a Chivas y Atlas, pero hoy el gran equipo de Guadalajara es Charros de Jalisco. Representamos a la gente tapatía, con su coraje, corazón y garra de trabajadores entregados. Guadalajara es única en México por tener dos equipos. Deberíamos ser la ciudad más beisbolera del país, pero en el estadio no lo demostramos”, expresó el timonel de Charros esta semana al solicitar el apoyo de la afición tapatía”.
Esta distinción debería traducirse en una afición inquebrantable, en estadios llenos de pasión, en un apoyo que se sienta desde el primer lanzamiento hasta la última jugada. Sin embargo, como Gil lo expresó con el corazón en la mano, la respuesta de la afición no ha estado a la altura.
En los juegos de play-off, el Estadio Panamericano, que debería ser una fortaleza inexpugnable, ha visto gradas con apenas 6 mil personas, mientras otras plazas del país reúnen a 15 mil o más por partido. Esta apatía duele, no solo al equipo, sino a todos los que creen en el potencial de Guadalajara para ser la capital indiscutible del beisbol.
A quienes critican desde la comodidad de los chats, a los que prefieren mirar hacia otras ligas o se pierden en la mezquindad de ignorar los logros de los Charros, les decimos: el beisbol es más que un juego, es unión, orgullo y comunidad.
Durante décadas, Guadalajara careció de un equipo profesional porque la afición no respondió. Hoy, gracias al esfuerzo de empresarios serios como la familia González Íñigo, los Charros son una realidad vibrante, un equipo que representa la garra, el coraje y el espíritu trabajador de esta gran ciudad.
No dejen que esta oportunidad histórica se desvanezca en el silencio. Este es el momento de despertar, Guadalajara. No se trata solo de llenar el estadio, sino de ser parte de un legado. Traigan a sus familias, vengan con sus amigos, griten por cada batazo, celebren cada out.
Hagan que los Charros sientan que no están solos en esta batalla épica. Que el Estadio Panamericano se convierta en un volcán de pasión, donde los rivales teman jugar y los jugadores se sientan invencibles. No esperen a la final para unirse a la fiesta; sean parte de ella desde ahora, desde esta serie, desde este preciso instante.
Guadalajara, esta es tu hora de brillar. Demuestra que eres la afición más grande, la más leal, la que nunca se rinde. Los Charros son el reflejo de tu carácter, de tu lucha, de tu grandeza. No dejes que te lo cuenten.
¡Vive la historia, sé parte de la leyenda! Que el próximo juego marque el inicio de una fiesta que resuene en todo México. ¡Arriba los Charros, arriba Guadalajara!