NACIONALES
Participación de la mujer, la agenda pendiente

Opinión, por Iván Arrazola //
La lucha por garantizar los derechos políticos de las mujeres, es una lucha que sigue enfrentando diferentes obstáculos. Precisamente el 8 de marzo, es una buena oportunidad para revisar los avances en materia de acciones para el empoderamiento de las mujeres.
Es común que la clase política salga a presumir como un logro la paridad en los congresos y en los gabinetes, pero más allá de esta aparente igualdad es necesario preguntarse si realmente las mujeres participan en las instancias de poder y son tomadas en cuenta al tomar decisiones.
Se recordarán episodios tan bochornosos como el de las diputadas “Juanitas”, un acto de simulación política en el que una mujer se postulaba para un puesto y una vez que había ganado dejaba el cargo para cedérselo a un hombre. Derivado de este tipo de actos es que se trabajó en una legislación que pudiera garantizar la paridad de género en las candidaturas a puestos de elección popular y con ello garantizar la igualdad sustantiva.
Como consecuencia de estos cambios constitucionales, hasta el 2023 se contabilizan un total de nueve gobernadoras, este es el número más alto en la historia del país, siete de ellas pertenecen al partido gobernante, Morena, y dos al Partido Acción Nacional. La paridad se ha alcanzado también en el Congreso Federal, 48 % de los lugares en la Cámara de Diputados y 51% en la Cámara de Senadores son espacios ocupados por mujeres, en el gabinete federal 9 de 19 secretarías tienen como titular a una mujer.
Estos datos contrastan con lo que se observa a nivel local, de acuerdo con datos del INEGI, el 23.1% de las presidencias municipales son ocupadas por mujeres, en el caso de los síndicos, regidores y concejales, el 50.4% son ejercidos por mujeres esto gracias a la paridad de género, de los titulares al frente de las administraciones municipales, 31.1% son mujeres, del total de personas que laboran en las administraciones públicas municipales, 35.3% son mujeres, en la Administración Pública Federal los cargos titulares son ejercidos en un 24% por mujeres. Como se puede observar, mientras en los cargos más visibles se ha alcanzado una mayor paridad, al interior de las administraciones públicas siguen prevaleciendo los desequilibrios en la repartición de cargos.
El progreso que se ha logrado en los congresos locales y el federal es sin duda un avance importante, pero a pesar de eso persisten ciertas dinámicas que hacen que el avance en la materia sea lento. La paridad es un paso, pero para lograr la igualdad sustantiva es necesario revisar el funcionamiento de las instituciones y el papel que juegan las mujeres.
De poco sirve que se logre el principio de paridad en las legislaturas federal y estatales si las legisladoras se encuentran bajo el control de un liderazgo ejercido generalmente por un hombre, o como ocurre en la práctica política en México, los liderazgos reales son los poderes ejecutivos de los estados en su mayoría controlados por hombres y el presidente de la República.
En el caso de los órganos de decisión legislativos y partidistas, tanto los coordinadores parlamentarios, las presidencias de las comisiones más importantes, recaen generalmente en liderazgos masculinos. Lo mismo sucede con los liderazgos de los partidos y el poder que concentran, de ellos depende el futuro de cualquier mujer que se dedique a la política y por lo tanto ejercen un control sobre ellas en las votaciones.
En la actual coyuntura electoral, por primera vez una mujer ocupa el primer lugar en las preferencias electorales rumbo a las elecciones presidenciales de 2024, sin embargo, este hecho que tendría que ser un acontecimiento significativo, es visto con reserva, si bien la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, es el personaje más adelantado en las preferencias electorales en este momento, también se le percibe como el personaje más cercano al presidente de la República, que no se ha caracterizado por ser el más empático con los movimientos feministas. Inclusive el discurso de Sheinbaum se ha mimetizado al del presidente López Obrador, lo que genera reservas sobre si el trato será igual al que el mandatario ha dado a estos grupos a los que ha tachado de “conservadores”.
Lo que se pone en tela de juicio es si con estas medidas las mujeres que se dedican o se quieren dedicar a la política pueden ejercer su autonomía en materia de toma de decisiones, es decir, no estar sujetas a la voluntad de un liderazgo que condicione su carrera o su voto, que se vean reflejadas sus preferencias al momento de impulsar la legislación y sobre todo que puedan participar en espacios de poder que incidan directamente en la toma de decisiones.
La agenda por los derechos de las mujeres es amplia y no basta con decir que un gobernante es el más feminista de la historia simplemente por integrar la mitad de su equipo con mujeres, sin duda es un paso importante, pero esto debe de ser acompañado con acciones y políticas públicas que verdaderamente apoyen la lucha de las mujeres por una vida libre de violencia, por garantizar sus derechos y porque efectivamente las mujeres pueden ejercer con total libertad los cargos que la ciudadanía les ha conferido.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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