NACIONALES
La salud del presidente
Opinión, por Iván Arrazola //
Las dificultades que tiene este gobierno para manejar y transparentar la información son preocupantes, no sólo generan incertidumbre y desconfianza, son aprovechadas para seguir generando polarización en el país.
A partir del desvanecimiento del presidente en Yucatán el pasado fin de semana los rumores sobre su salud se dispararon, el vocero presidencial Jesús Ramírez fue incapaz de dar una respuesta clara y contundente, se limitó a desmentir los rumores de que el presidente había sufrido un desvanecimiento en su gira por el sureste del país, fue hasta que el presidente informó vía twitter que estaba enfermo de covid y que había decidido suspender su gira que se pudo conocer el estado de salud del mandatario.
Ya antes se han dado episodios en los que la salud del presidente se ha deteriorado sin que se informe de manera oportuna y clara sobre su estado de salud, en enero de 2022 se le tuvo que llevar de emergencia a un hospital militar ya que se le diagnóstico angina de alto riesgo, el episodio nunca fue informado por la presidencia, esta información que fue ocultada por el gobierno se pudo conocer a través de los Guacamaya Leaks, que dieron cuenta de que el estado de salud del presidente en distintas ocasiones se ha agravado.
En el caso de lo que ocurrió en Yucatán ha sido lamentable la forma en la que han manejado la información tanto la presidencia como el secretario de Gobernación, que en todo momento negó que el presidente se desmayó durante la gira de trabajo, en su reaparición en las mañaneras la posición del presidente lejos de reconocer estos fallos, la dedicó a denostar a la oposición y a los medios de comunicación a los que acusó de especular con su salud, al presidente se le olvida que en su época de opositor también especuló con la salud del presidente Peña Nieto.
Toda la especulación que se ha generado alrededor de la salud del presidente ha sido en buena medida provocada por el mal manejo de la información por parte de su equipo de comunicación y lejos de reconocer los errores cometidos el presidente prefiere culpar a los medios por el manejo «amarillista» que hicieron de la información.
El tema de la salud del presidente es un tema de interés público y le compete a la ciudadanía no sólo por el nivel y número de responsabilidades del mandatario, también porque quién toma las decisiones trascendentales del país necesita hacerlo en plenitud de facultades y capacidades.
Además, otra señal que se debe tomar en cuenta es que López Obrador ha sido un presidente sui géneris, poco se conoce de las actividades que realiza durante el día el presidente después de sus conferencias mañaneras, se le conoce más por sus giras de trabajo los fines de semana, en esas condiciones lo que se debe preguntar es quién está tomando las decisiones más importantes en el país, un presidente que es posible que prefiera delegar las decisiones más importantes para cuidar su salud, lo que indudablemente debería ser informado a la ciudadanía.
Pero en los tiempos actuales cuestionar la versión de las autoridades de la 4T constituye una afrenta al gobierno, el control de la información y la versión que le quieran dar a la ciudadanía corresponde solo a ellos y la opinión pública debe de creer ciegamente en lo que informa el gobierno. Ese manejo de la información se asemeja al de un régimen dictatorial como el cubano o el venezolano, hasta la fecha se desconoce el tiempo que Hugo Chávez y Fidel Castro estuvieron enfermos y cuáles fueron las causas de su muerte, los medios oficiales dieron la información en el momento y en la forma en que quisieron.
En una democracia se requiere de transparencia, de apertura, si la salud del presidente se llega a deteriorar a tal grado que le es imposible seguir gobernando, por un tema de responsabilidad el presidente debería de renunciar, porque ya no puede cumplir con su encargo, si el estado de salud del presidente está en riesgo, convendría que el presidente valore la posibilidad de seguir en el cargo, pero en realidad todo depende de él y de la información que quiera proporcionar, porque no se cuenta ni con reportes médicos ni con informes confiables que permitan conocer cuál es el verdadero estado de salud del mandatario.
Desafortunadamente si en algo se ha especializado este gobierno es en ocultar información o bien ofrecer una versión distorsionada de la misma. La actual coyuntura en la que el gobierno atenta contra el derecho a la información de la ciudadanía manteniendo inoperante al INAI constituye la coyuntura perfecta para que el gobierno continúe ocultando información tan importante como la salud del presidente, éste, entre otros temas, es donde la transparencia se vuelve fundamental para verdaderamente conocer cómo se encuentra la salud del actor político más importante del país y con ello darle certidumbre a un país donde la clase política utiliza la información “pública” que genera de acuerdo a su conveniencia.
