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NACIONALES

Escapismo político y miseria del pueblo

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Campos de Poder, por Benjamín Mora Gómez //

Ansiaban escaparse de su miseria, pero las estrellas quedaban demasiado lejos”, Friedrich Nietzsche. 

Uno suele hallar su destino en la senda que toma para evitarlo», le dijo Oogway, la anciana tortuga, al maestro Shifu en la película Kung Fu Panda.

Hoy, México nos demanda amar con pasión a la verdad para encontrar el camino que a todos nos converja e importe. Sándor Márai nos dice en “La herencia de Eszter”: “Hay que tener valor para amar de verdad. Hay que amar de una manera tal que ningún ladrón, ninguna mala intención, ninguna ley -ni la ley humana ni la ley divina- puedan hacer nada en contra de ese amor”.

Mi madre me decía: “No se miente solamente con palabras sino también en nuestros silencios cuando nuestra palabra podría cambiar una injusticia o nuestro destino”.

Durante 18 años se nos dijo que López Obrador era un peligro para México y, hoy, tras 5 años de su gobierno, él nos lo ha demostrado. Tal verdad me recuerda la novela de Gabriel García Márquez “Cónica de una muerte anunciada” sobre el asesinato de Santiago Nasar del que todos estaban avisados, pero nadie logra evitarlo en algo que llamamos la inevitabilidad del destino y que Sándor Márai ejemplifica con maestría en novela “La herencia de Eszter”

Al ingresar al submundo de López Obrador nos damos cuenta de que nada es lo que parece y que lo que él dice no concuerda con la realidad.

Falta poco menos de un año para las elecciones federales del 2 de junio de 2024. Morena aguarda a que López Obrador decida a quién le heredará su caos; la oposición avanza… su triunfo parece muy posible. La inevitabilidad de nuestro destino morenista parece rota.

Coincido con Enrique de la Madrid en que vivimos un profundo cambio de época desde nuevos consensos sociales, económicos, ambientales y políticos, y un claro optimismo ciudadano desde tres pilares psico emocionales: prosperidad, inclusión y sustentabilidad.

Enrique de la Madrid nos invita a reflexionar en torno a una de las tantas crisis del gobierno de López Obrador: La crisis de gobernanza. Para Enrique de la Madrid “el gobierno federal y muchos gobiernos locales [de Morena] tienen visiones diferentes” que se agrava porque “tampoco hay una buena coordinación entre ciudadanía y gobierno”.

A lo largo de los años, López Obrador nos ha mostrado su gran problema: “creer que no merecemos la verdad”.

En plática de De la Madrid con Leonardo Curzio, el aspirante a la candidatura presidencial por el Frente Amplio por México, hizo referencia a la importancia de un buen gobierno para enfrentar los grandes retos que hoy vive México y el mundo: el cambio climático, la inseguridad y el narcotráfico.

Enrique de la Madrid sabe y reconoce las razones de desconfianza ciudadana hacia su propio partido, el Revolucionario Institucional; por ello, nos invita a participar en su gobierno a fin de dar un giro de honestidad al ejercicio del poder. Hay que tomarle la palabra.

De aquella entrevista, quiero invitar a reflexionar sobre la lógica del escapismo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, planteada por Leonardo Curzio. Tenemos a un presidente que no sabe enfrentar la realidad ni resolver sus retos diarios, hoy acumulados como nunca antes. El gran mal de nuestro presidente pareciera que se cree sus propias mentiras, sus propios engaños. López Obrador acepta como verdad aquello que es falso sin ser consciente de ello. Su engaño es funcional y consolatorio.

En Psicología se habla de autoengaño consolatorio en personas que se mienten para responsabilizar de sus yerros y omisiones a otros y compadecerse de sí mismas. Éste es el patrón de las mañaneras.

Hoy hay tres escenarios sobre los que deberemos trabajar: Quienes aun creen en lo que les dice López Obrador pero que descalifican sus logros; quienes le creyeron, pero se decepcionaron de su autenticidad, y quienes de siempre se le han opuesto. Hacia los primeros, hay que motivarlos a no votar; con los segundos, podemos hacerles que le castiguen en la boleta electoral, y en los terceros, romper con la inercia de la abstención.

José Ángel Gurría e Ildefonso Guajardo trabajan en la construcción de la plataforma electoral y la estrategia política en contra de la advertida elección de estado que podría echar a andar Andrés Manuel López Obrador. A ello hay que sumar lo que, desde la Psicología Política, debería construir el Frente Amplio por México: Una ideología política en común que se le oponga al autoritarismo de López Obrador, dentro de un clima socio emocional de confianza, intensidad afectiva, eficacia demostrada, e interés, conocimiento y experiencia político.

En el Revolucionario Institucional se deben medir sus fortalezas y debilidades: Para la mayoría ciudadana, José Ángel Gurría, Enrique de la Madrid, Beatriz Paredes e Ildefonso Guajardo son, dentro del Frente Amplio por México, los más preparados y de mayor confianza como servidores públicos; sin embargo, Alejandro Moreno, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI es su mayor lastre. Por el bien del cambio de rumbo en México, Moreno debería abandonar su carrera política y enfrentar su causa como un ciudadano sin poder.

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ENTREVISTAS

Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

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Por Francisco Junco //

“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.

Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.

Un camino desde abajo

Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.

“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.

Retos de una elección sin precedentes

En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.

Dilemas judiciales

Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.

“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.

Una justicia humana y equitativa

Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.

Propuestas claras

¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:

“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.

Deuda histórica con las víctimas

Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.

El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.

En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.

En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.

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CARTÓN POLÍTICO

Herida abierta

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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