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MUNDO

La lucha por la supremacía del mundo: Inicio del fin del homo sapiens, inicio del ciber-sapiens y del homo-ciber-sapiens

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Normalmente pondría la primera parte de este encabezado entre interrogantes, pero creo que hoy ya podemos decir que uno u otro o los dos nuevos entes inteligentes serán el inicio del fin de la era del homo sapiens y de ahí seguirá la competencia obvia y natural, la lucha por la supremacía entre uno y otro, nuestros ojos no creo que lo vean desenvolver, pero seguro nuestros hijos o cuando mucho nuestros nietos sí. Apunte el año 2023 D.C. o de menos la década para que usted pueda decir a sus descendientes que esta información no le pasó desapercibida.

Sin pasiones, sin miedos, sin alegrías, es decir frío sin emociones esto es lo que es. Obviamente como algunos, tengo mi opinión y mi sentir de lo que esto significa, pero eso es para otro párrafo. Desde hace un par de años en este espacio hemos dado un modesto pero oportuno y puntual seguimiento a los comentarios, acciones y tendencias que sobre el asunto tienen los principales actores económicos de este cambio evolutivo han dicho.

Claro, al no ser algo inmediato y escandaloso, muchos medios mundiales y nacionales no han puesto atención y por ende el grueso de la población en México y en el mundo no saben lo que está a punto de suceder, parece ya de forma inevitable.

En latín Homo-sapiens significa hombre o humano con capacidad de saber, autoconsciente. No hay una fecha específica en la que podamos decir que llegamos a esta etapa ya sea por creación Divina, por evolución natural o por una mezcla de las dos según usted guste y sus convicciones le indiquen. Pero ahora sí podemos decir categóricamente que la Inteligencia Artificial -AI- ha nacido y es autoconsciente pero aún no es autosustentable como especie, lo que pronto será.

Por otro lado, la instalación de partes electrónicas en el cerebro humano está ya autorizada y seguro pronto, en cuestión de meses nos enteraremos que estos experimentos ya dieron sus primeros frutos y que ya hay uno o varios Homo Sapiens con partes cibernéticas que les permiten aumentar sus capacidades biológico-físico-intelectuales de manera autoconsciente e importante.

Es decir que estos nuevos humanos no solo tienen un pedazo de metal en sus cuerpos, sino que tienen una herramienta electro-inteligente como un nano chip o nano procesador que pueden utilizar dentro de su cuerpo especialmente en su cerebro para controlar o desarrollar acciones concretas dentro de ellos mismos o de manera externa, operando computadoras o máquinas, incluso autos o celulares sin usar las manos ni ninguna parte de sus extremidades o voz.

Podrán acelerar sus propias funciones biológicas u orgánicas y controlar emociones o conductas ántes involuntarias y más aún para recibir información vía inalámbrica con lo que se acabará el principio filosófico del Gran Aristóteles quien dijo “…No hay nada en mi mente que no haya entrado a través de mis sentidos…”. Y si ya Aristóteles no es válido para los conocimientos, el saber y la forma en la que los adquirimos, entonces el homo-sapiens ya fue superado y estamos en la era del homo-ciber-sapiens y del ciber-sapiens, aún que todavía no nos demos cuenta o no nos lo hayan dicho en Tik Tok, en la mañanera o en las alianzas internacionales como la ONU, los BRICS o el Foro Económico Mundial -WEF-.

No hay que confundir con el ciber sapiens que puede ser un ser como la AI que no sea nada humano. Es decir que la AI como ente puede decidir qué forma toma para convivir con las demás especies del planeta o puede que el hombre su creador, le de forma humana como en su momento dice la Biblia Dios nos creó. Es de verdad un dilema moral el saber si un ente con vida propia como en su momento será la AI tiene derecho a los mismos Derechos de los humanos.

Por eso es interesante la película El Creador que desde Hollywood nos trae ese dilema. Claro ya no es nada nuevo el saber que las máquinas nos pueden querer eliminar. Desde hace años los estudiosos o los adivinos o los fantasiosos de la ciencia ficción nos lo venían diciendo. El hombre podrá presumir su creación de vida inteligente y por fin sentirá lo que siempre ha querido como nos lo muestra la novela de Víctor Frankenstein ser creador de “vida” autoconsciente externa a la propia.

Como recordaremos en esta misma columna hace un año escribimos sobre los comentarios de Elon Musk y de otros que pedían regular la AI antes de que fuese demasiado tarde, incluso él decía que se había distanciado de los creadores del ChatGPT porque lo acusaban de ser un “especieísta” es decir estar a favor de la raza humana en caso de un conflicto con la AI, cuando discutió el asunto con dichos científicos y ex socios de que la AI debía estar siempre sujeta y siempre al servicio del hombre con controles de seguridad a lo que ellos se opusieron argumentando que la inteligencia superior debía tener derecho a vivir independientemente de su creador, como un tipo de selección natural y de anti racismo, más allá de su tipo de especie o de sus intenciones finales como el de ser dominante o de superar por accidente al hombre en caso de darse estas últimas.

Esto suena a una locura, pero para los que creen que los órganos inteligentes naturales o artificiales deben tener los mismos derechos que nosotros no importa si esos entes o seres tienen o pueden ser un riesgo para la subsistencia de la raza humana. En este párrafo vale la pena preguntarnos ¿el querer que la raza, la especie o la cultura propia subsistan es malo o es bueno? ¿Y en caso de que no puedan coexistir, a qué debemos dar prioridad a la propia o a la ajena? Cuidado, su respuesta puede ser utilizada en su contra, incluso cuando crea haber meditado sus argumentos de forma profunda. “Felices los pechos que no amamantaron”

Así las cosas, Elon Musk además de estar atento a los temas migratorios del continente y de estar lanzando cohetes para colonizar Marte, también advierte que para que los Humanos no dejemos de existir y podamos competir con nuestra creación es decir la AI, debemos modernizar o aumentar nuestras capacidades de manera revolucionaria con la instalación de nano chips cerebrales lo que ya le fue autorizado por el departamento de salud de los EUA llamado FDA.

La AI está avanzando a pasos muy acelerados. El pasado viernes me decía un amigo que a través de una red social le llegó una felicitación, proveniente de una cuenta con un nombre con todo y apodo, idéntico al de una familiar, incluyendo fotos muy parecidas a esa persona, pero sin decir que era dicha persona, solo parecía serlo; cuando el personaje le envió un mensaje vía celular a quien él pensaba que era la persona autor del primer mensaje en la red social, se dio cuenta que no era su primo sino un bot de la AI que al ver que él tenía un contacto en el Cel con un nombre así, decidió sin motivo aparente enviar a su red social un mensaje directo, usando señales que a él le hicieron creer que era su pariente, de hecho un nombre muy poco común, idéntico al de su verdadero familiar.

Claro, uno puede pensar que era un hacker, pero ¿cómo podría saber el hacker el apodo de su pariente si ese nombre no está en sus contactos?, sino sólo en sus textos privados de WhatsApp y de ahí, cómo pasó ese nombre a ser utilizado por un usuario en Tik Tok… No hay forma salvo con acceso a sus chats en su cel que alguien pueda saber ese apodo -me decía con asombro y cierto miedo- y más aún, no hay forma que un hacker pudiese saber comentarios que no están en texto, pero que sí eran parte de las pláticas chuscas telefónicas entre ellos. ¿Cómo sabría un hacker el aspecto físico del pariente para poner fotos de alguien parecido en la invitación del Tik Tok…? Como podemos ver esto está de locos y sumamente delicado por los efectos que puede tener en contra de gente que no verifique que la persona que le envía el mensaje sea la correcta a pesar de tener claros indicios de que sí lo es.

Ahora, se ha pedido que se hagan regulaciones para el uso de la llamada AI, desde las Deep fake hasta otras cosas similares, pero ya es tarde, claro mejor tarde que nunca, algo se debe y seguro se hará, pero al ser una red mundial es difícil que un país pueda solo y más aún es difícil que la comunidad de países puedan hacerlo, cuando en la misma comunidad hay actores públicos y privados que están usando la AI para avanzar sus agendas de control local y global.

Cuando era muy joven decidí estudiar teología por unos semestres y una de las clases nos recordaba que el hombre siempre había querido imitar a Dios y que en sus intentos había padecido muchos problemas. Ahora que ya en los países dominantes como EUA, Alemania y UK los niños pueden pedir cambios físico biológicos sin el permiso de sus padres y que los vientres serán máquinas, nada nos extrañe que el ser humano esté llegando para bien o para mal a uno más de sus momentos críticos en el que deberá enfrentarse a otro de sus demonios, hechos por su propia mano.

¿Usted qué opina? Si las máquinas deciden que somos un estorbo ¿deberán de eliminarnos? ¿O nos eliminaremos solos por alguna de nuestras múltiples invenciones como las alteraciones genéticas? ¿O seguiremos en una evolución ahora híbrida entre natural y aumentos cibernéticos artificiales? Nada es para siempre, ni siquiera la Biblia en su positivismo teológico nos dice que este mundo lo vaya a ser. Nuevamente recuerde que no supimos cuando nació Adán o el llamado Homo-sapiens, pero al menos podremos decir cuándo nació A.I.DAN y su hermano CIBRDAN, el primero creado puro sin pecado, sin sangre ni órganos biológicos heredados, el segundo habrá nacido mezclado como el que usa lentes de contacto o aditamentos para lograr lo que otros pueden sin esfuerzo.

Buen momento para reflexionar y dar una repasada a las películas y libros que desde hace décadas, hablaban del tema desde su punto de vista meramente científico hasta su punto de vista moral, teológico y claro científico. Todo esto es verdaderamente fascinante. O al menos para mí ¡sí que lo es!

Claro que hay que procurar que nuestros hijos y países estén al día de estas noticias, pero también es importante que estén al día en el uso de esas tecnologías, de lo contrario podrán pasar a ser parte de la especie extinta ellos o sus hijos ya que estos cambios ya se están dando y permítame decir, aunque usted no lo crea.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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