NACIONALES
El embate al Poder Judicial

Opinión, por Iván Arrazola //
Con la decisión de extinguir trece fideicomisos del Poder Judicial, la Cámara de Diputados consumó la venganza del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre un poder que considera incómodo, porque no se somete a su voluntad como sí lo hace el Poder Legislativo.
En aras de acabar con los privilegios y con la ineficacia del Poder Judicial, el presidente acusa que hay personas sin sentencia porque el Poder Judicial se tarda en emitir sentencias, que los trabajadores gozan de amplios periodos vacacionales y de una serie de privilegios con los que es necesario terminar. El presidente pretende con este debate mostrar que el Poder Judicial es el villano de la historia mientras que él busca el bien, de los recortes realizados al Poder Judicial el presidente anunció que los recursos serán destinados para becas para estudiantes.
Sin embargo, el debate no se puede simplificar, no se puede señalar que todo funciona mal con la justicia mexicana por culpa del Poder Judicial, la realidad es que hay una serie de factores que explican que la ciudadanía en México no tenga acceso a un sistema de justicia eficaz.
¿Quién puede confiar en que al momento de ir a levantar una denuncia en verdad se va a atender el caso?, como se puede apreciar en el caso de los miles de desaparecidos y homicidios dolosos que hay en el país, las denuncias poco ayudan a disminuir la criminalidad, los altos niveles de impunidad que hay en México ilustran como es que la justicia llega a pocas personas, es difícil confiar en el trabajo que realizan las autoridades ministeriales.
Las fiscalías en los estados y la Fiscalía General de la República son ejemplos de la ineficacia del sistema, dependientes de los poderes ejecutivos estatal y federal, estos órganos difícilmente cumplen con su función de investigar y perseguir delitos, cuando no cuentan ni con el personal ni los recursos suficientes para realizar su trabajo. O cuando estas instancias están ahí para atender intereses ajenos a la justicia, ponerse al servicio de los mandatarios en turno para perseguir enemigos políticos o perseguir familiares como quedó demostrado en el caso del fiscal Alejandro Gertz, o simplemente actúan por consigna para “justificar” que cumplen con su trabajo.
Por otra parte, en esta misma ecuación, hay un arma poderosa con la que cuentan las instancias de procuración de justicia, la prisión preventiva oficiosa, que es utilizada para mantener a las personas en la cárcel sin que el ministerio público tenga que presentar alguna razón que justifique la privación de la libertad, basta con que el delito se encuentre contemplado en el artículo 19 de la Constitución para que un juez conceda la prisión preventiva oficiosa. Lejos de terminar con esta práctica nociva, López Obrador junto con su bancada en el Congreso decidieron incrementar el número de delitos que merecen prisión preventiva oficiosa, lo que muestra la visión punitiva del régimen.
México ha recibido sentencias de distintas instancias internacionales por violación de derechos humanos, la figura de la prisión preventiva oficiosa y del arraigo son consideradas violatorias de derechos humanos, gracias a esta figura miles de personas se encuentran presas en México sin recibir sentencia, sin embargo, el presidente ha señalado que no retirará esta figura de la Constitución porque ayudaría a que los delincuentes que tienen “poder económico” evadan la justicia, oponerse a la prisión preventiva oficiosa es símbolo de “conservadurismo” ha señalado López Obrador.
Paradójicamente a quien más termina afectando la figura de la prisión preventiva oficiosa es a las personas más pobres, con menores niveles de educación, que desconocen sus derechos y el debido proceso, pero el presidente piensa en sus enemigos antes que, en los más vulnerables, los que supuestamente son su estandarte político, los pobres.
Con su decisión de extinguir los fideicomisos del Poder Judicial López Obrador no pretende crear un sistema de justicia ni más funcional ni más eficiente, sus propuestas lo que buscan es concentrar más poder, desgastar a los contrapesos del sistema y doblegar a los poderes recortando presupuesto.
Por otro lado, con los recortes al poder Judicial lejos de afectar los privilegios de ministros y de los funcionarios de mayor nivel, a quien más terminará afectando es la base de trabajadores que cuentan con derechos laborales adquiridos, no solo eso, con la medida también pretende afectar el funcionamiento de las ya de por sí frágiles instituciones de impartición de justicia en el país.
La naturaleza autocrática de la gestión de López Obrador da muestras claras de que no le interesa tener una administración más eficiente, un país que ataque las raíces de los problemas que se encuentran en la vulneración de los derechos de las personas, lo que le interesa con su narrativa es dividir, contar verdades a medias, pero no resolver problemas. Al final su idea de gobierno es que la voluntad del gobernante sea la que predomine, cuando Aristóteles debate sobre si es preferible un gobierno de leyes o uno de hombres, el filósofo no duda, es preferible un gobierno de leyes porque carecen de pasiones, lo de López Obrador no es pasión, es obsesión por mostrar que él es el que manda.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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