NACIONALES
Preguntas que los ministros no responden: El arduo decálogo que debe aclarar la justicia federal

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
De moda se ha puesto el distanciamiento entre el poder judicial y los otros dos poderes constitucionales, específicamente el poder ejecutivo. Y es de suma importancia que se aclaren las interrogantes que el primer mandatario formuló el pasado 24 de octubre, así como que la Suprema Corte de Justicia se manifieste con precisión sobre el tema. A los mexicanos nos interesa sobremanera.
Es una verdad admitida por tirios y troyanos, que, en los asuntos administrativos del poder judicial (PJ), la rendición de cuentas y la transparencia no tienen papel importante. Los miembros del ramo de la justicia, viven como en un castillo aislado, por ende, aquello que atañe al pueblo, da la impresión que no les importa; olvidan que su papel es siempre actuar no solo apegados estrictamente al Derecho, sino conducirse ceñidos a la justicia, principio de mayor calado que lo simplemente legal.
El tema de la aprobación del presupuesto de egresos, en lo que corresponde al ramo de la administración de justicia federal, y junto a ello la cuestión de los fideicomisos que no tienen fundamento en la ley (13 de 14 que se han creado indebidamente dentro del poder judicial) y que por tanto, se han suprimido por el Congreso de la Unión, han colmado esta desavenencia entre los poderes de la República.
Como los miembros de las oposiciones, aglutinados en el Frente Amplio por México (FAM) se han erigido en una especie de oportunistas defensores del poder judicial (abanderado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN) y sus privilegios, manifestándose de esa manera y hasta marchando codo con codo, como se vio en días pasados cuando protestaron algunos grupos de trabajadores del PJ, -solo porción de ellos, pues de mas de 55 mil sindicalizados, apenas desfilaron aproximadamente la quinta parte- se invitó a la presidenta de la SCJN para asistir al Senado y allí explicar sus razones para no estar de acuerdo con las pretensiones de los legisladores sobre rasurar su propuesta de gastos, así como suprimir los aludidos 13 fideicomisos, que son bolsas millonarias convertidas en “guardaditos” del PJ. Sin embargo, al advertir la ministra presidenta (Norma Lucía Piña Hernández) que los integrantes de MORENA y aliados, no estaban de acuerdo en esa visita, desistió ante la “falta de condiciones para llevar a cabo el diaálogo”.
Al respecto le preguntó un periodista, al primer mandatario Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sobre ese tema y este le contestó: no hace falta que vaya al Senado a exponerse a que le falten el respeto, eso lo pueden hacer los ministros en una rueda de prensa. Allí, ustedes la harían las preguntas respetuosamente, con absoluta libertad, y así se le informaría al pueblo. (Mañanera del 24 de octubre). De otra manera lo que habría, en la Cámara Alta, sería puro espectáculo, permitiendo que según el partido que se tome, se dijera: ‘Ningunearon a la presidenta del tribunal’ o ‘los calló, les tapó la boca a los senadores’.
Acto seguido, AMLO precisó los diez principales asuntos que deberían aclarar los señores ministros de la SCJN: ¿Por qué ganan 700 mil pesos? Sobre ello, ya sabemos que la Constitución de la República, es muy puntual, al prohibir en su artículo 127, que los servidores públicos de cualesquier ámbito -federal, estatal o municipal- tengan remuneración mayor que el del Presidente del país. Y evidentemente, esa cantidad de los ministros, es cuatro veces mayor.
También deben explicar: ¿Por qué nunca se castiga a jueces, magistrados ni a ministros por corrupción? En ese renglón, es una aguja en un pajar encontrar algún dato sobre sanciones a jueces y magistrados, no digamos ministros o miembros del Consejo de la Judicatura.
Otro cuestionamiento pendiente es: ¿Por qué se contrató para el manejo de la oficina de la presidencia de la Suprema Corte de Justicia a un hombre de absoluta confianza de García Luna? Sobre ello, se informó por la prensa nacional que Ricardo Márquez Blas, excolaborador del secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, sería el encargado de logística y seguridad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. (Público, agosto 26). También se contrató a la que fuera subalterna de Genaro García Luna, Sonia Vargas Terrero, a efecto de dirigir lo relativo a Recursos Materiales y servicios generales.
¿Por qué dejan en libertad a delincuentes con argucias legaloides? Es otra incógnita planteada, y ya sabemos que han sido varios los presuntos criminales que han obtenido su libertad, aduciendo siempre que la consignación del ministerio público es incompleta.
Muy difícil es responder a la cuestión que dijo AMLO: “¿Qué han resuelto en favor de la mayoría del pueblo de México? Enlisten 10 acciones que hayan hecho en beneficio del pueblo los últimos 30 años.” Al revés, todo mundo sabe que, asuntos favorables a grandes empresarios o transnacionales, son muchos.
Un ejemplo de cómo el PJ, estaba supeditado al poder ejecutivo en tiempos del priismo y de los panistas, es el por qué no permitieron que se consultara al pueblo cuando se privatizó el petróleo.
¿Por qué no se concedieron amparos cuando se privatizaron las pensiones de los trabajadores? Sobre todo, en tratándose del magisterio, que no es amparado ni aplicando el principio de que no hay leyes retroactivas, cuando de jubilarse se trata.
Un doloroso tema fue el desastre ocurrido el 5 de junio de 2009 en Hermosillo, Sonora, en el cual murieron 49 niños y hubo 106 heridos: ¿Por qué no aceptaron castigar a los responsables del incendio de la guardería ABC? Recordemos que en ese expediente, está enredada la parentela de la esposa de Felipe Calderón, y a los que se castigó fueron simples chivos expiatorios.
El mandatario federal, les espetó su caso personal: ¿Por qué aceptaron, promovieron y apoyaron el desafuero de él -actual presidente de la República- cuando era jefe de Gobierno? Eso fue una verdadera vergüenza y un colosal abuso del poder, entonces ejercido por el panista Vicente Fox, un indiscutible “cabeza hueca”, como le bautizó Fernández Noroña.
Asimismo, AMLO dejó la tarea de que la SCJN explique: ¿Por qué en vez de castigar a los delincuentes de cuello blanco, los dejan en libertad y les devuelven los bienes robados, ¿cómo fue el caso de Raúl Salinas y otros? Y aquí le paramos, porque efectivamente, existen muchísimos otros hechos que ameritan, más que explicación, que se combaten hasta erradicar, tal como las corruptelas y el nepotismo, que, en los entretelones de la justicia, es algo arraigado, siempre señalado y nunca abatido.
No cabe duda, los planteamientos anteriores, son un catálogo de cuestiones que el Poder Judicial y particularmente la Suprema Corte, si como presumen sus integrantes, son probos y sirven tanto al pueblo como a la república, deberían por salud pública, prontamente esclarecer.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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