JALISCO
Espacio del debate y los acuerdos: Del discurso a la acción, de cara a la transformación del Congreso de Jalisco
																								
												
												
											A título persona, por Armando Morquecho Camacho //
Los congresos y asambleas legislativas han sido pilares fundamentales en la conformación y evolución de las sociedades a lo largo de la historia. Desde tiempos antiguos, estos órganos han representado el corazón palpitante de la democracia y la toma de decisiones colectivas.
Un ejemplo paradigmático se encuentra en la Antigua Grecia, cuna de la democracia, donde la Ekklesía, o asamblea popular, desempeñó un papel crucial en la vida política de la polis.
En la Atenas clásica, la Ekklesía era el epicentro de la democracia directa. Los ciudadanos se reunían en este foro para debatir y votar sobre los asuntos de la ciudad. En esta asamblea, cada individuo, sin importar su estatus social, tenía la oportunidad de expresar su opinión y participar en la toma de decisiones que moldearían el destino de la polis.
Pero la importancia histórica de estos congresos no radica únicamente en su capacidad para legislar y tomar decisiones, sino en su papel como instrumentos que encarnaban la voluntad colectiva de la ciudadanía. Estos espacios simbolizaban la esencia misma de la democracia, donde la diversidad de opiniones se encontraba, se debatía y se forjaba un consenso en pos del bien común.
Sin embargo, la realidad actual a menudo evidencia deficiencias en esta representación, desafiando la esencia misma de estos cuerpos legislativos y planteando la necesidad de reflexionar sobre su rol en la sociedad contemporánea.
En contraste con la Ekklesía de la Antigua Grecia, la representación y la esencia misma de la democracia directa, el Congreso del Estado de Jalisco ha experimentado desafíos significativos en la realización de su función primordial: representar de manera efectiva y genuina a la diversidad de la sociedad que sirve.
A pesar de estar concebidos como órganos para canalizar la voluntad popular, los congresos contemporáneos muchas veces se han distanciado de esa esencia democrática. En ocasiones, se han convertido en espacios donde predominan intereses partidistas, agendas limitadas y toma de decisiones que no reflejan plenamente las necesidades y aspiraciones de la población a la que están destinados a servir.
En el caso específico del Congreso del Estado, a diferencia de la Ekklesía, donde cada ciudadano tenía la oportunidad de participar activamente en la toma de decisiones, los ciudadanos de Jalisco a menudo se sienten marginados o desvinculados del proceso legislativo. La falta de mecanismos efectivos de participación ciudadana y la escasa rendición de cuentas han contribuido a esta percepción de distancia entre el Congreso y la comunidad a la que debería servir.
En lugar de ser un espacio inclusivo donde convergen y se debaten ideas diversas en beneficio del conjunto social, el Congreso de Jalisco ha enfrentado críticas por su incapacidad para reflejar y atender de manera integral las preocupaciones y necesidades de los ciudadanos.
Un claro ejemplo de lo anterior lo podemos encontrar en el manejo de la deuda en nuestro estado, específicamente en la aprobación de una deuda por 6,200 millones de pesos en 2020. Este acto no solo refleja una falta de consideración hacia las finanzas estatales, sino que también revela una desconexión con las prácticas financieras responsables que muchos otros estados del país estaban adoptando.
En tan solo cinco años se aumentó la deuda pública en un 38.2%, superando incluso la tasa de inflación. Este aumento significativo de los pasivos de Jalisco fue contrario a la tendencia observada en la mayoría de las tesorerías estatales a nivel nacional.
Mientras la mayoría de los estados buscaban implementar políticas de gasto basadas en la generación de recursos propios y una gestión financiera más sostenible, en nuestro estado se optó por un enfoque que parecía pasar por alto estas consideraciones.
Esta acción en materia de endeudamiento refleja una falta de análisis exhaustivo y discusión crítica en el Congreso del Estado de Jalisco al momento de aprobar esta medida. La falta de transparencia en el proceso decisional, la ausencia de un debate amplio que involucre perspectivas diversas y la aparente premura por tomar decisiones sin considerar las implicaciones a largo plazo para la economía estatal son indicativos de una deficiencia en el ejercicio del poder legislativo.
Es evidente que, a lo largo del tiempo, la distancia entre los congresos modernos y su propósito original de ser vehículos auténticos para representar la diversidad y la voluntad del pueblo ha generado un distanciamiento preocupante. En el caso específico del Congreso del Estado de Jalisco, se han identificado carencias que van desde la falta de representatividad hasta la opacidad en los procesos de toma de decisiones.
La falta de conexión entre los legisladores y la realidad de la población a la que sirven ha creado una brecha significativa, obstaculizando la capacidad del Congreso para abordar y resolver los problemas reales de la sociedad jalisciense. La falta de mecanismos efectivos de participación ciudadana y la escasa rendición de cuentas han contribuido a esta percepción de distancia.
El manejo irresponsable de la deuda estatal es solo un ejemplo de cómo las decisiones tomadas en estos espacios han carecido de un análisis exhaustivo y una discusión crítica en el Congreso del Estado de Jalisco. Esta situación cuestiona seriamente la capacidad del Congreso para actuar como un contrapeso responsable al ejecutivo y para salvaguardar los intereses económicos a largo plazo de la entidad y sus ciudadanos.
En esta encrucijada, es crucial recuperar el verdadero propósito de estos espacios legislativos como el corazón palpitante de la democracia y la toma de decisiones colectivas. Es fundamental que los congresos modernos, incluyendo el Congreso del Estado de Jalisco, redescubran su esencia histórica y se comprometan a ser auténticos representantes de la diversidad y los intereses de la sociedad que sirven.
Recuperar la conexión con los ciudadanos, promover una participación ciudadana activa, fomentar la transparencia y la rendición de cuentas, así como asegurar que las decisiones se tomen con un análisis crítico y exhaustivo son pasos fundamentales para reconstruir la confianza en estos espacios legislativos. Solo así podrán desempeñar eficazmente su papel crucial como instrumentos de la democracia, donde convergen y debaten ideas diversas en beneficio del conjunto social, guiados por el bien común y no por intereses partidistas o individuales.
