MUNDO
Reflexiones políticas 2023: Lecciones del pasado y perspectivas futuras

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
El cierre de un año representa más que una simple transición en el calendario. Es un momento propicio para la introspección, un tiempo valioso para reflexionar sobre los sucesos que han marcado el rumbo político global y para proyectar las posibles trayectorias del año entrante.
Este periodo, que a menudo se acompaña de celebraciones y balance, es fundamental para evaluar críticamente los logros, desafíos y conflictos que han definido el panorama político durante los últimos doce meses.
Estos últimos doce meses han sido testigos de una constelación de acontecimientos que han delineado el paisaje político en todas sus facetas. Desde movimientos disruptivos en la esfera política hasta conflictos internacionales y cambios en la percepción del liderazgo, cada episodio ha contribuido a conformar el tejido político del mundo en el que vivimos. Es en este momento de reflexión y análisis crítico donde se torna fundamental evaluar minuciosamente los logros alcanzados, así como los desafíos y conflictos que persisten, para comprender cabalmente las fuerzas que configuran la realidad política actual.
Al analizar los eventos políticos del año que termina, nos encontramos con un abanico diverso de acontecimientos que han captado la atención mundial. Uno de los sucesos más relevantes ha sido el ascenso de figuras disruptivas en la escena política, entre ellas, la irrupción de Javier Milei en Argentina.
Milei ha logrado posicionarse como una voz discordante en el espectro político argentino, desafiando las estructuras convencionales con un discurso liberal radical. Su surgimiento ha polarizado opiniones, despertando tanto admiración como controversia en el ámbito político y social.
El impacto de Milei radica en su capacidad para interpelar los modelos tradicionales de política y economía, proponiendo un enfoque radicalmente diferente. Sin embargo, su desafío principal reside en trascender la retórica provocativa y transformar sus ideas en propuestas concretas y viables. Si bien ha logrado captar la atención de una parte de la población descontenta con el sistema político, la efectividad de sus planteamientos en la resolución de los problemas estructurales del país aún se mantiene en debate.
En el ámbito internacional, el persistente conflicto entre Israel y Palestina ha continuado generando preocupación y tensiones a nivel global. A pesar de los esfuerzos por alcanzar la paz, la situación sigue siendo un recordatorio constante de la complejidad y sensibilidad de los conflictos arraigados. El 2024 presenta la oportunidad de redefinir estrategias y buscar vías diplomáticas que prioricen el diálogo y el respeto mutuo para alcanzar una solución pacífica y sostenible.
Por otro lado, el legado político de Donald Trump sigue siendo un elemento significativo en la dinámica estadounidense. Su influencia continúa permeando en el Partido Republicano, influyendo en su dirección y generando interrogantes sobre el futuro de la política del país. El 2024 podría marcar una continuidad de esta influencia o un punto de inflexión hacia un cambio de paradigma, dependiendo de la respuesta del partido republicano y el desarrollo de la escena política post-Trump.
En el contexto latinoamericano, las elecciones que se aproximan en México representan un hito trascendental que se perfila como un punto de inflexión en la trayectoria del país. México, una nación de vasta riqueza cultural y diversidad, se enfrenta a una encrucijada marcada por una serie de desafíos intrincados y multifacéticos que abarcan desde la seguridad ciudadana hasta el desarrollo económico y la lucha contra la corrupción.
La complejidad de estos desafíos ha dejado una huella profunda en la sociedad mexicana, generando un clamor generalizado por un liderazgo que no solo sea capaz de identificar y comprender las necesidades apremiantes del país, sino también de ofrecer soluciones efectivas y tangibles. Los ciudadanos anhelan respuestas concretas a problemas arraigados que han minado la estabilidad y el progreso de la nación.
El resultado de estas elecciones puede redefinir el curso de México y tener un impacto significativo en la región. La ciudadanía espera, con esperanza y expectativas, un liderazgo que lidere con integridad, visión y un compromiso real con el cambio y la transformación. Estas elecciones se convierten, por ende, en una oportunidad trascendental para que México construya un sendero hacia un futuro más próspero y equitativo para todos sus habitantes.
Al cerrar este año político y mirar hacia adelante, es crucial extraer lecciones significativas de los acontecimientos que han marcado la escena política mundial. Los desafíos que enfrentamos requieren un análisis profundo y una respuesta reflexiva. La emergencia de figuras disruptivas como Milei en Argentina nos insta a considerar la necesidad de nuevas perspectivas y enfoques, pero también a evaluar críticamente la viabilidad y sostenibilidad de tales propuestas en la práctica.
La conclusión de este año político no solo marca el final de un periodo, sino que también representa un punto de partida para reflexionar sobre el legado dejado por los sucesos políticos que han moldeado nuestra sociedad. El surgimiento de figuras como Milei, la persistencia del conflicto en Oriente Medio, la influencia perdurable de Trump y las inminentes elecciones en México son señales de una complejidad política que demanda un enfoque estratégico y proactivo.
El análisis crítico de estos acontecimientos es fundamental, ya que ofrece una hoja de ruta para orientarnos hacia el futuro. Nos revela la importancia de promover liderazgos responsables y comprometidos, capaces de entender las necesidades cambiantes de la sociedad y tomar decisiones fundamentadas en el bien común. Asimismo, evidencia la imperiosa necesidad de implementar políticas inclusivas que aborden de manera equitativa las problemáticas sociales, económicas y culturales que afectan a nuestras comunidades.
El año venidero representa una ventana de oportunidad para aplicar las enseñanzas de estos sucesos políticos. Depende de nuestra capacidad colectiva para utilizar este conocimiento y forjar un futuro político más prometedor. Es momento de construir puentes entre visiones divergentes, promover la comprensión mutua y encontrar terrenos comunes que nos permitan avanzar hacia sociedades más inclusivas, justas y prósperas.
La adversidad nos desafía a ser más resilientes, a encontrar fortaleza en la diversidad y a trabajar en conjunto para superar las barreras que obstaculizan el progreso. Las lecciones aprendidas durante este año político deben ser la base sobre la cual cimentemos políticas y acciones encaminadas a construir un mundo político más cohesionado, resiliente y adaptado a las necesidades de todos los ciudadanos.
JALISCO
Lleva Ballet Folclórico de Guadalajara cultura y tradición a Estados Unidos

– Por Mario Ávila
El Ballet Folclórico de Guadalajara se presentó en el Rosemont Theatre de Chicago, en el evento estelar de la Segunda Ruta de la Gira Internacional 2025, México en el Corazón.
Los bailarines tapatíos compartieron escenario con el Mariachi Estelar de México en el Corazón y la Banda Orquesta Colores, y presentaron estampas, música y canciones de Guanajuato, Yucatán y Jalisco ante los más de 4 mil 400 asistentes.
Este espectáculo se realiza anualmente e incluye al Mariachi Estelar como uno de sus principales artistas, junto con el Ballet Folclórico Guadalajara y la Banda Orquesta Colores.
Participaron en el evento Sergio Suárez, presidente de NAIMA (North American Institute for Mexican Advancement); Ron Serpico, alcalde de Melrose Park; Susana Mendoza de Illinois Comptroller; Reyna Torres, cónsul general de México en Chicago; Andrea Blanco, coordinadora del Gabinete Social del Gobierno de Jalisco; y Manuel Romo, secretario de Gobierno del Gobierno de Guadalajara.
Esta es la segunda parada de la ruta de México en el corazón, la primera fue en la Ciudad de Sioux City, en Iowa en donde se presentó por primera vez, y más de mil personas asistieron a disfrutar de este espectáculo.
La gira continuará por el Medio Oeste, Sur y la Costa Este de los Estados Unidos.
Para fechas y ciudades entrar en este sitio web: http://www.mexicoenelcorazon.org
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
MUNDO
La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

– Actualidad, por Alberto Gómez R.
(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.
Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.
El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.
En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.
Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.
Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.
LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL
Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).
Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.
El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.
Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).
El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.
El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.
ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA
Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.
Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.
La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.
Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).
Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.
EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO
La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.
El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.
El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».
La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.
Continuará…