NACIONALES
Marko Cortés airea los trapos sucios: Pacto del cinismo, PRI y PAN exhibidos

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //
Bien afirmaba el aguerrido político argentino J.W. Cook, (1919-1968) que «Los pactos políticos entre fracciones adversas son siempre de mala fe», agregando este fogoso rioplatense, «aunque sean convenientes» para la contienda por el poder. En México, la alianza incoherente (PRIAN) entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN), que por sus ideologías pareciera imposible, es claro ejemplo de esa frase.
El martes 9 de enero, de este naciente 2024, Marko Cortés (tildado como “markititito” -debido a su mediocridad- por muchos comentaristas y bastantes políticos), en su calidad de comandante nacional panista, reveló un documento -arrugado, por cierto- que contiene los acuerdos que habían firmado los del PRIAN, antes de que fuesen las elecciones que condujeron a Manolo Jiménez, en junio del año pasado, a gobernar Coahuila desde el uno de diciembre de 2023.
En ese ajuste prianista, participaron, tanto el aludido -entonces aspirante priista- Manolo, como el inefable Alito (Alejandro Moreno), presidente tricolor y su camarada Marko Cortés; asimismo, suscribieron el documento, Rubén Moreira, exgobernador coahuilense y de los mandones entre diputados y parciales de Alito, así como Armando Tejeda, responsable panista en materia de elecciones.
El fin era adjudicar candidaturas, cargos y órganos estatales, así como diversas posiciones que se supone son autónomas, como el Instituto de Información, ciertos puestos universitarios y una magistratura judicial, incluyendo notarías públicas, que absurdamente se conceden no por méritos, sino como prebendas a recomendados y exfuncionarios que no conocen la ley ni por el forro, lo que va en detrimento de la fe pública.
No se crea que ese tipo de acuerdos son ajenos a los partidos mexicanos. Otro caso del que se tiene registro, ocurrió el 30 de octubre de 2009, cuando la lideresa priista Beatriz Paredes, el dirigente panista César Nava, el leguleyo Fernando Gómez Mont –entonces Secretario de Gobernación de Felipe Calderón– y Luis Enrique Miranda Nava –Secretario de Gobierno en el Estado de México regido entonces por Enrique Peña Nieto– firmaron un documento en el que el PRI comprometía al PAN a “no alianzarse” -por aliarse- con ningún partido para la elección de 2011 -en el Edomex- a cambio de ayudarle para aprobar un incremento de impuestos, que lógicamente, acuchilló a la gente. (Obed Rosas, Sin Embargo, 11-01-2024).
Lamentablemente, la prensa en general concedió poco espacio, tanto a ese tremendo suceso de impudicia, así como tampoco lo otorgó al reciente desatino registrado en Coahuila: hace años, porque estaba cooptada -comprada-por el prianismo gobernante; ahora, porque los medios tradicionales, parecen ser aliados de las oposiciones a la Cuatro T, pues ya no son maiceadas.
Al respecto, si vemos las primeras planas de los principales diarios, nos encontramos que o no se ocupan del tema, como Uno más Uno, Excelsior, El Universal, El Sol de México, El Economista, y si acaso, como el Reforma, Público, etc., que hablan del caso Coahuila, pero sesgando la nota, pues informan que se dejó al partido blanquiazul fuera de la alianza en esa Entidad federativa, ocultando el acto de corrupción que firmaron.
Lo anterior dio pábulo para que el primer mandatario se ocupara del tema en las mañaneras del 11 y 12 de enero. Primero señaló que semejante acuerdo de corrupción evidenciado, “es una prueba documental importantísima, es algo histórico que tenemos que conocer todos para que no se repitan estas cosas”. Esa componenda, impresa en un papel firmado, es fantástica o surrealista, muy descarada puesto que lo dio a conocer, el mismo presidente del PAN, aduciendo este que lo hizo para transparentar (¿?) ya que el gobernador y el PRI no le estaban cumpliendo.
El pleito prianista, facilitó que el presidente acuñara la sonora locución de: “¡Cuando se reparte mal el botín, hay motín! En un comentario del Templo Mayor, suscrito por un “Bartolomé”, escribe: Muy caro le salió a Marko Cortés dar a conocer la repartición del botín, perdón, el acuerdo electoral con el PRI en Coahuila.
En su afán por reclamar posiciones…la alianza opositora se rompió en esa entidad y, además, exhibió de fea manera los pactos más allá de lo político que hacen los dirigentes partidistas”, pues eso de “repartirse un magistrado, el Registro Civil, las oficinas de recaudación y ¡hasta notarías públicas!, nomás no cuadra con la idea de honestidad que quieren vender”.
En el enjuague, también se incluye al Instituto de Información, que supuestamente debe ser ciudadano y autónomo. Y el reparto iba tan en firme, que el mismo gobernador Manolo, expuso que se incumplió porque el panismo no logró un 20% de votación.
En opinión de Álvaro Delgado, el avezado periodista nativo de Lagos de Moreno, ese arreglo prueba lo faccioso de las actuales dirigencias del PRI, PAN y PRD, advirtiendo que éste último, ya ni siquiera es tomado en cuenta para los repartimientos. Para el músico Horacio Franco, lo que Marko hizo al publicar el trato, es enorme desvergüenza y una desmedida torpeza como guía del panismo.
En cuanto a Mario Delgado, guía estatutario de MORENA, la liga del PRIAN, la definió como una alianza de intereses para negociar cargos. Y enfatizó: “Lo único que le faltó al convenio es ver si se iban a distribuir el sueldo del gobernador o si se iban a repartir también las mesas y las sillas. Ellos no tienen un proyecto de país, no tienen un proyecto para las entidades donde gobiernan; ven a las instituciones públicas como un botín para apoderarse de él y seguir saqueando el país”. (La Jornada, 11 enero 2024).
Diversos escritores y académicos han censurado severamente este convenio fallido del prianismo en Coahuila. José Antonio Crespo, impugnador de la Cuatro T, sostiene en X, antes Twitter: “Somos muchos quienes hemos criticado duramente a Marko, incluyendo la solicitud de su renuncia”.
Por su parte, el académico y escritor Héctor Alejandro Quintanar Pérez, al hablar sobre ese repulsivo acuerdo prianista, subraya que “no es un dislate, no es un exabrupto, es algo que refleja todo un proyecto político” de esas dos fuerzas partidistas, las cuales coinciden ya ideológicamente y con fondo oportunista para dispensar chambas de forma corrompida. Marko Cortés la reveló, no por transparencia, sino de manera cínica.
Es incuestionable, que cuando se cometen actos como el que nos ocupa, se agrede no solo a las instituciones, sino a la comunidad por entero. Por ello tenemos la obligación todos los ciudadanos, de estar bien informados, a efecto de actuar cívica y vigorosamente contra ese modo de corrupción; esta conducta debe practicarse a diario, sin paréntesis, y muy especialmente, el día de las elecciones, cuando el poder de nuestro voto, en una jornada democrática distintiva, decidirá el porvenir de la ciudad, el Estado y más que nada, de la nación.
ENTREVISTAS
Francisco Reséndiz Neri, candidato a juez de distrito: Juzgar con pasión, servir con independencia

Por Francisco Junco //
“Quiero seguir siendo juez porque es mi vocación y mi pasión. No busco poder, sino servir”, afirma con convicción Francisco Reséndiz Neri, Juez Séptimo de Distrito en Jalisco, mientras enfrenta un proceso inédito en México: la elección popular de jueces el 1 de junio de 2025.
Con más de 20 años en el Poder Judicial y nueve como titular en materia penal, Reséndiz, identificado con el número 25, defiende su trayectoria y su amor por los derechos humanos como su principal carta de presentación.
Un camino desde abajo
Reséndiz comenzó en los escalones más bajos del sistema judicial, como meritorio, haciendo copias y aprendiendo desde la base. Su carrera incluye roles como actuario penal, secretario del Supremo Tribunal de Justicia de Jalisco, y juez federal en materia de cateos y arraigos en la Ciudad de México, hasta llegar a la titularidad del Juzgado Séptimo de Distrito.
“Me mueve, el hecho de que creo que esto tiene que mejorar en la selección y que se requerirán personas de experiencia, personas independientes, que contribuyan a que subsista lo que es propiamente la división de poderes, la democracia como la conocemos actualmente, porque la defensa más cercana que tiene el ciudadano y todas las personas contra cualquier acto arbitrario, es precisamente el juicio de amparo, único en el mundo que permite anular cualquier acto”, señala, destacando su compromiso con la división de poderes y la democracia.
Retos de una elección sin precedentes
En entrevista con Conciencia Pública, Reséndiz aborda con franqueza los desafíos de esta elección. “Será difícil que la gente vote con cientos de nombres en una boleta, sin partidos ni propuestas tangibles”, admite. Reconoce riesgos, como la posible influencia de poderes fácticos, incluido el crimen organizado, pero insiste en que la solución es simple: “Apegarse a la ley, al caso concreto y a la Constitución”. Su experiencia, dice, es su escudo contra presiones externas.
Dilemas judiciales
Francisco Reséndiz Neri reconoce que uno de los grandes dilemas actuales en la labor jurisdiccional es la falta de una postura clara de la Suprema Corte respecto a la jerarquía entre los tratados internacionales y la Constitución.
“Muchos jueces, actuando de manera fundada, han establecido que debe prevalecer el tratado sobre la Constitución en ciertos casos, especialmente cuando se trata de derechos humanos”, explica. Sin embargo, esa práctica ha generado reacciones del poder legislativo, que habla de afectaciones a la soberanía nacional. “El problema es que cuando un juez aplica el tratado por encima de la Constitución, aunque sea para proteger derechos humanos, puede ser señalado o etiquetado, y eso no debería pasar”, señala.
Una justicia humana y equitativa
Cuenta cómo, en un caso de abuso sexual contra un menor, “coincidía la edad con la de mi hija. Estás tentado a echarle más cosas, pero no puedes. Tienes que ser objetivo. No puedes decidir por lo que sientes” y reafirmó que la objetividad no lo aleja de la empatía, “hay que ponerse en los zapatos de los otros. Todos tienen un proyecto de vida, todos merecen respeto”.
Propuestas claras
¿Por qué votar por él? Reséndiz enumera tres razones:
“Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona capacitada. Quiero que votes por mí porque tienes derecho a una persona que ha administrado justicia y que tiene noción de lo que es o son los actos injustos. Y, tres, quiero que votes por mí porque siempre dialogaré por la protección de los derechos de las personas. Esa es mi directriz”, subraya.
Deuda histórica con las víctimas
Para Reséndiz Neri, el sistema penal mexicano tiene una deuda histórica con las víctimas, “el sistema ha privilegiado la forma sobre el fondo”, lamenta. Y pone un ejemplo elocuente, “no es lo mismo liberar a alguien porque no se leyó un derecho a tiempo, que porque no se comprobó su responsabilidad. Hay que cuidar las formas, sí, pero sin perder de vista la justicia de fondo”, apunta. Desde esa visión, Francisco Reséndiz cree necesario revisar la legislación para que no se convierta en un laberinto que sirva como impunidad.
El juez habla con firmeza sobre temas que no todos tocan con tanta claridad, por ejemplo, aseguró que la diversidad llegó para quedarse. “No puede haber discriminación por preferencia sexual, por origen étnico o por discapacidad. Es una deuda histórica que tenemos con los grupos vulnerables”. Defiende los protocolos para juzgar con perspectiva de género, y asegura que su compromiso es procurar una justicia que no sólo sea formalmente igual, sino sustantivamente justa.
En un México donde la desconfianza hacia las instituciones prevalece, Reséndiz ofrece su trayectoria: nueve años como titular del Juzgado Séptimo de Distrito y una carrera forjada en la experiencia.
En la inédita elección de jueces del 1 de junio de 2025, lamenta no poder prometer resultados tangibles como un político que ofrece obras públicas. “Solo prometo proteger los derechos de quienes lleguen a mi juzgado, porque así lo manda la Constitución”, asegura con convicción. “No lo hago por poder, sino por deber”.
CARTÓN POLÍTICO
Herida abierta
NACIONALES
Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.
Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.
Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.
Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.
Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.
La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.
El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.
Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.
Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.
Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.
Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.
Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.
Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.
Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.
A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.
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