JALISCO
Cumpleaños en tiempos de elección
Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //
Nuestra ciudad esta de fiesta -o debería- pues esta semana cumple 482 años de historia. El día coincide con el del Amor y la Amistad y, curiosamente, este año se empalma también con el Miércoles de Ceniza, así que la fecha no podrá pasar desapercibida por uno u otro motivo.
Guadalajara se fundó 4 veces. En 1532 en Nochistlán de Mejía; en 1533 en lo que actualmente es Tonalá; en 1535 se mudó a Tacotlán y finalmente, en 1542 se oficializó la fundación de la ciudad en el lugar que hoy conocemos.
En aquella época, cuando Mendoza y Oñate decidieron fundar la villa de Guadalajara, los españoles no se animaban a residir en este lugar, pues diversos grupos indígenas los habían corrido de los asentamientos precedentes, la gente reclamaba y se agitaba alegando que no era un lugar seguro, cuando la discusión estaba muy acalorada levantó la voz una mujer.
Y sí, es que fue Doña Beatriz Hernández la que tomando la batuta de la discusión convenció a todos de quedarse, la frase más reconocida de aquella anécdota es: “El rey es mi gallo y aquí nos quedamos por las buenas o por las malas.” Ante tales palabras y muestra de agallas, los aplausos y el convencimiento de los acompañantes no se hicieron esperar y así fue como inició la historia del lugar en el que residimos.
Seguramente, hace falta más reconocimiento a esa figura histórica a la que la ciudad le debe tanto. Hoy encontramos alguna colonia o un mercado con su nombre y en el Centro tiene su monumento, aquel que es relativamente reciente pues se inauguró hasta 1988. Es lamentable que la figura de Doña Beatriz sea un recuerdo borroso en la memoria colectiva de la mayoría de las y los tapatíos.
Por otro lado, es curioso como algunas otras cosas se quedan bien grabadas en la sociedad, por ejemplo, en sus primeros años, Guadalajara se dividía en dos: los que habitaban al poniente del río San Juan de Dios que eran principalmente españoles y los que lo hacían al oriente de este, que eran indígenas, ya fuera por segregación o división de castas, era notoria la riqueza de un lado y la marginación del otro.
Hoy la ciudad se configura de manera distinta, pero es increíble como aún no se superan ideas y tratos históricos. Actualmente ese río está entubado y en su parte superior se encuentra la Calzada Independencia, de ahí la frase peyorativa: “es de la calzada pa´lla”. Pareciera que la cohesión de la ciudad no se ha logrado en su totalidad después de casi 500 años.
Y a todo esto, ¿para qué nos sirve la historia? Para entender quiénes somos, de dónde venimos, por qué sucede lo que sucede y, sobre todo, para poder trazar una ruta lógica de hacia dónde vamos. Si no sabemos que somos o de donde venimos, entonces, no tenemos un punto de apoyo para cimentar ideas, pensamientos, planes y proyectos.
El desconocer la historia, lleva a quienes gobiernan, a los que comercian y viven en la ciudad a tomar decisiones que la afectan, a ser irrespetuosos de sus espacios públicos, a pensar en el beneficio inmediato y olvidarnos de decisiones de largo plazo que hagan que este lugar mejore para todas y todos. El desconocimiento es ignorancia, lo que se ignora no se puede querer y lo que no se quiere, no se puede cuidar. Conocer a la ciudad nos lleva a sentir orgullo de ella, a respetarla.
Guadalajara hasta hace algunas décadas era reconocida por su buen clima, seguridad, amabilidad de su gente, espacios verdes y oportunidades; algunas cosas han mejorado y otras se deben recuperar.
Estamos en año electoral, esperemos que los que votamos y serán votados dentro de unas semanas, conozcan bien a Guadalajara, la quieran y la respeten lo suficiente para tomar las decisiones que hagan de este un mejor lugar.
Que las urgencias del día a día y esta modernidad líquida no nos haga olvidar de dónde venimos, lo que somos y lo que representamos; que no se pierda la visión de lo que queremos y podemos lograr.
¡Feliz cumpleaños, Guadalajara!
