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NACIONALES

Arranque de campañas: Dislates, frivolidades, escándalos; los tres enemigos del presidente que podrían derrotarle

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De primera mano, por Francisco Javier Ruiz Quirrín //

EN ESTA TERCERA década del siglo XXI hay una combinación de factores que integran un coctel en el que se puede probar una política y una sociedad en franco deterioro.

A estas alturas es muy difícil creer en los políticos y la sociedad está consciente de este fenómeno, pero se atreve a ser feliz con las mentiras.

En esta cultura de descomposición social las convicciones e ideales han pasado a guardarse en una caja de “archivo muerto”, de tal manera que muchas candidatas y muchos candidatos, exhibiendo un increíble cinismo, se atreven a defender lo que tiempo atrás criticaban severamente.

Vivimos tiempos en que la militancia cambia de siglas partidistas, como cambiar de calcetines todos los días y todo porque la soberbia se ha antepuesto a la lealtad y la disciplina.

El amor a México ha pasado a un segundo plano, porque la primordialidad se manifiesta en el interés estrictamente personal. Ya nadie antepone los grandes intereses de la nación al interés particular.

Por todo esto lo más destacado del arranque de las campañas políticas, es la frivolidad, el escándalo, los dislates en los mensajes de los candidatos. Los planes de gobierno, que los hay, no son del interés de Juan Pueblo.

Por eso se viralizó el error cometido por Claudia Sheinbaum al confundir la palabra “corrupción” por “transformación”. Si se manifestó el inconsciente en ella, la respuesta surgiría de un estudio mental especializado.

Y en el caso de Xóchitl Gálvez, lo que quedó grabado no solo en el papel sino en la anécdota histórica, fue la sangre con la que firmó el compromiso para no desaparecer los programas asistenciales y atacar la inseguridad.

Mientras tanto, las “mañaneras” del Presidente López Obrador continúan destruyendo los pocos valores que nos quedan. Porque ha tenido éxito en dividir a los mexicanos y porque mantiene a poco más de veinte millones de compatriotas que le siguen creyendo, a pesar de las mentiras inocultables que los hechos y la memoria gráfica corrobora todos los días.

Y en otra pista de este escenario nacional, está la delincuencia, que no tendría éxito sin el apoyo “popular”.

Porque Juan Pueblo le ha abierto las puertas y las ventanas de su casa al crimen, en medio de un país sin mayores oportunidades de empleo y con una educación deficiente y valores enviados al olvido.

Y sin duda, demagogos como AMLO tienen éxito porque la ciudadanía se lo permite y ésta última asume esa actitud, porque carece de mayores opciones.

Por eso la degradación social en todo los aspectos lo podemos ver en cualquier esquina. Y en la política, el juego diario se llama “violando la Ley”, con el regreso de los usos y costumbres de la corrupción electoral que odiamos por mucho tiempo en el pasado.

¿Alguien puede negar el “acarreo” en las concentraciones de MORENA?

¿Alguien puede negar que las campañas que iniciaron el pasado viernes 1 de marzo, en realidad habían comenzado hace tres años a inspiración de palacio nacional?

¿Alguien podría contradecir a Marcelo Ebrard, que como aspirante a la Presidencia denunció el uso de dinero público para apoyar la campaña adelantada de Claudia Sheinbaum?

Y todo eso no solo lo ha permitido la ciudadanía, sino que la aplaude y si esa corrupción es fuente de ingresos, la abraza.

El próximo domingo 2 de junio se escribirá un antes y un después en la vida nacional. En este espacio reiteramos que más allá de las siglas partidistas, solo hay dos caminos: El de la Democracia o el de la dictadura.

Si la presunción de la aparente “democracia” en esta “cuarta transformación” ha traído por consecuencia un millón de muertos entre la pandemia de Covid-19 y los más de 180 mil homicidios dolosos, así como 43 periodistas asesinados y 20 aspirantes a cargos de elección popular, muertos por las balas asesinas, ¿se imaginan el régimen de un solo hombre que pudiera ser en el futuro, la concentración en palacio nacional de los otros dos poderes, el Congreso de la Unión y el Poder Judicial Federal?

En un escenario como ese, la teoría de George Orwell en su libro “1984” se haría realidad. Un gobierno opresor y totalitario, con el control del individuo a través del “Gran Hermano”, que no sería otra cosa que el aparato de Estado como dueño de las consciencias y de las vidas de los habitantes del país.

Todavía hay candidatas y candidatos que insisten en que las campañas deberían ser de exposición de ideas y de estrategias para solucionar los grandes problemas del país, pero lo más seguro es que fracasen.

Las calles ahora están en todos los dispositivos a nuestro alcance y las calles se reflejan en las redes sociales.

La frivolidad, los errores, el escándalo, superarán las buenas intenciones.

LOS TRES GRANDES ENEMIGOS DE AMLO

MÁS ALLÁ de los partidos políticos y sus candidatas y candidatos, más allá de los líderes “ocultos” que mueven a la iniciativa privada y a las organizaciones de la llamada “sociedad civil”, el presidente de la república tiene frente a sí a tres reales enemigos que, mal tratados, podrían llegar a derrotarlo…

Uno de ellos, quizá el más poderoso, es Estados Unidos… Como se ha escrito en este espacio, los vecinos del norte han metido su “cuchara” en nuestro gobierno y nuestro territorio, desde que Agustín de Iturbide consumó la independencia de España en 1821 para crear un nuevo Estado: México… Entonces, su embajador Joel R. Poinsett no solo conspiró, sino que fue tal su influencia que impuso como primer presidente a Guadalupe Victoria e incluyó en la redacción de la primera Constitución el nombre oficial: Estados Unidos Mexicanos… Invadió nuestra tierra, se atrevió a colocar su bandera en el asta principal de palacio nacional y obligó a Antonio López de Santa Ana a venderles más de la mitad del territorio nacional… Ayudó a Benito Juárez a derrotar a los conservadores encabezados por Miguel Miramón; amenazó a Porfirio Díaz con invadirnos de nuevo si no dejaba el poder y primero apoyó a Francisco I. Madero y después ayudó a consumar su asesinato… Apoyó a Álvaro Obregón para que apagara el levantamiento de su paisano, Adolfo de la Huerta y como aliado en la segunda guerra mundial “sugirió” a Lázaro Cárdenas, designar como su sucesor a Manuel Ávila Camacho, un hombre con ideas contrarias al socialismo impuesto por el “cardenismo”… Cobró caro a Luis Echeverría sus afrentas por gritar a los cuatro vientos su apoyo a Fidel en Cuba y a Salvador Allende en Chile… Acordó con Ernesto Zedillo la llegada de Vicente Fox a Los Pinos, el primer no priísta en hacerlo… En nuestros días, mantiene una investigación en contra del Presidente López Obrador y las presuntas ligas de este último con el narco… Los “gringos” ya han apretado tuercas… Estaría pendiente en los próximos meses de su reacción final en la sucesión presidencial…

El otro gran enemigo de la “cuarta transformación” es la Iglesia Católica, que recién ha determinado empezar a operar políticamente para mover a la feligresía en contra de la continuidad que ofrece la pupila de AMLO, Claudia Sheinbaum… No es la primera vez que el Clero mexicano influye en los comicios electorales… Apoyó al conservador Partido Acción Nacional en contra del Partido Revolucionario Institucional, sobre todo a partir de la década de los años ochenta del siglo XX… Ahora, es inocultable el agravio de la máxima jerarquía católica en México, luego del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en el estado de Chihuahua en el año 2022, más la ola violenta a lo largo y ancho del país, argumento propicio para “recomendar” a los fieles, primero ir a votar y, segundo, reflexionar muy bien su voto, con la sutileza de sugerir hacerlo en contra de quienes promueven el aborto, la ideología de género y abrazan a la delincuencia organizada… Los cardenales mexicanos –máxima jerarquía eclesiástica aunada al arzobispado primado y a la Conferencia Episcopal- han recibido el VoBo de Roma para actuar políticamente en México… Al paso de la campaña, pero sobre todo, un mes antes del 2 de junio, la instrucción para los sacerdotes de todo el país será utilizar el púlpito para “motivar” a los millones de católicos a ejercer “con libertad” su derecho al voto…

El tercer gran enemigo del Presidente es él mismo… Su soberbia, acrisolada, le hace vivir una realidad distinta a la que se vive en las calles de ciudades y pueblos del país… Su candidata, Claudia Sheinbaum, rígida, desangelada y un verdadero hielo en la conexión con Juan Pueblo, reducirá su ventaja con su adversaria, Xóchitl Gálvez… Esto último lo sabe el Presidente, pero está totalmente seguro de ganar y de una manera tan contundente, que piensa alcanzar, como en el 2018, el dominio en las dos terceras partes del total de legisladores en la Cámara de los Diputados y en la de Senadores… La soberbia presidencial, le hace depositar toda su confianza en los 22 gobernadores, en la entrega a palacio nacional que ha mostrado el árbitro, el Instituto Nacional Electoral y en la capacidad de su gobierno para movilizar hasta 25 millones de beneficiarios de los programas asistenciales, suficientes para ganar en un universo de votación del 51 por ciento de los 98 millones con credencial de elector… Es un exceso de confianza que podría resultarle muy caro… En el 2018 el PRI contaba con el mayor número de gobernadores y aun así cargaron con la estrepitosa derrota… En el 2021, la alianza PAN-PRD-PRD le hizo perder la mayoría en el Congreso de la Unión… La campaña apenas comenzó el pasado viernes… Veremos cómo actúan los enemigos del Presidente… Y el propio presidente.

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NACIONALES

Elecciones del Poder Judicial: Abstención del 86 por ciento; votaron 13 millones, es decir, entre el 12.57 y 13.32%

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Por Mario Ávila //

En un ejercicio sin precedentes en la historia de México y del mundo, alrededor de 13 millones de ciudadanos salieron a las urnas este domingo para elegir por voto popular a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial Federal.

La jornada electoral, que transcurrió sin incidentes graves en el país, marcó un hito en la democracia mexicana, aunque también dejó al descubierto los retos de un proceso inédito que busca transformar una de las instituciones más importantes del Estado.

Participación ciudadana: Un 13% acude a las urnas

A las 23:00 horas de este domingo, la presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), Guadalupe Taddei Zavala, ofreció un corte informativo sobre la jornada electoral. Según las estimaciones del INE, la participación ciudadana osciló entre el 12.57% y el 13.32%, lo que equivale a un rango de 12.5 a 13.3 millones de votantes de un padrón de 99.7 millones de ciudadanos registrados en el Listado Nominal del Electorado.

Para obtener esta cifra, el INE recurrió a una muestra representativa de 1,644 casillas seccionales, equivalente al 2% de las más de 83 mil instaladas en todo el país. La muestra fue diseñada por expertos en estadística y matemática, garantizando su representatividad. Aunque la participación fue baja comparada con otros procesos electorales, Taddei celebró el ejercicio como “una etapa histórica para el INE, como organizador y depositario de la confianza ciudadana, que ha hecho todo para garantizar una elección transparente”.

Para contextualizar, la participación en la elección presidencial de 2024, que llevó a Claudia Sheinbaum a la presidencia, alcanzó el 61%, mientras que en la Revocación de Mandato de 2022, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, votaron 16.5 millones de mexicanos (un 17.7%).

En la consulta para juzgar a expresidentes de 2021, otro proceso inédito, la participación fue aún menor, con un 7.4%. Si bien la elección del Poder Judicial no puede compararse directamente con estos ejercicios, la cifra del 13% refleja los desafíos de involucrar a la ciudadanía en un proceso complejo y poco familiar.

Un proceso de conteo escalonado y transparente

El cierre de casillas marcó el inicio de un arduo proceso de cómputo que se lleva a cabo en los 300 Consejos Distritales del INE, donde miles de funcionarios y ciudadanos trabajan para dar certeza a los resultados. Taddei explicó que, a diferencia de elecciones anteriores, el conteo comenzó a las 18:00 horas del mismo domingo, transmitiéndose en vivo a través de los canales del INE y bajo la supervisión de observadores electorales para garantizar máxima publicidad.

En esta elección se renovaron 881 cargos del Poder Judicial: 9 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), 2 magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), 5 magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial, 15 magistraturas de Salas Regionales del TEPJF, 464 magistraturas de Tribunales de Circuito y 386 jueces de Distrito. La magnitud del proceso obligó al INE a diseñar un calendario escalonado para el cómputo de votos.

Del 1 al 3 de junio se contarán los votos para la SCJN, y entre el 3 y el 4 se computarán los del Tribunal de Disciplina Judicial. Los días 4 y 5 se dedicarán a la Sala Superior del TEPJF, mientras que del 5 al 6 se contarán los votos de las Salas Regionales.

Entre el 6 y el 8 de junio se procesarán los votos para Tribunales de Circuito, y del 7 al 10 los de jueces de Distrito. El 12 de junio se validarán los resultados, y el 15 se realizarán los cómputos nacionales, declarando la validez de la elección y entregando constancias de mayoría a los ganadores.

López Obrador reaparece y respalda la reforma

Un momento que captó la atención nacional ocurrió a las 9:50 de la mañana en Palenque, Chiapas, cuando el expresidente Andrés Manuel López Obrador, principal impulsor de esta reforma durante su sexenio, reapareció para votar en una casilla especial.

Visiblemente más delgado, con el cabello corto y vestido con una guayabera blanca con vivos guinda, López Obrador habló con los medios tras emitir su voto: “Nunca en la historia de nuestro país el pueblo había tenido el derecho de elegir directamente a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial. Es la primera vez, por eso quise participar en esta elección histórica”.

El expresidente aprovechó para elogiar a la presidenta Claudia Sheinbaum, a quien calificó como “la mejor del mundo”, y reveló que está trabajando en un nuevo libro sobre la grandeza cultural de México. “Es la tercera vez que salgo de la quinta, porque estoy escribiendo algo que les va a gustar mucho”, adelantó, generando expectativa entre sus seguidores.

Protestas y elecciones concurrentes

Mientras López Obrador celebraba el proceso, en la Ciudad de México y otras capitales estatales se registraron marchas de protesta contra la elección, lideradas por miembros del Partido Acción Nacional (PAN), exfuncionarios del Poder Judicial y comunicadores opositores a Morena. Las críticas señalaron la falta de información, la confusión en las boletas y las irregularidades reportadas, como el uso de “acordeones” para orientar el voto, lo que algunos consideran una forma de manipulación.

Este domingo también se eligieron cargos del Poder Judicial en 19 estados de la República, además de elecciones municipales en Veracruz y Durango. En:Jalisco, Luis Zamora Cobián, vocal de la Junta Local del INE, aseguró que la jornada transcurrió sin incidentes relevantes. “Fue una buena elección, no hubo hechos que lamentar en el estado”, afirmó, destacando el esfuerzo de organización en un contexto de procesos concurrentes.

Un hito con retos pendientes

La elección del Poder Judicial Federal marcó un antes y un después en la democracia mexicana al permitir que la ciudadanía participe directamente en la renovación de una institución clave. Sin embargo, la participación del 13% evidencia los retos de un proceso complejo, con miles de candidatos y cargos poco conocidos para la población. La desinformación, la falta de campañas efectivas y las irregularidades reportadas, como el uso de “acordeones”, subrayan la necesidad de ajustes para futuros ejercicios de este tipo.

A pesar de estos desafíos, el INE reafirmó su compromiso con la transparencia y la legalidad, asegurando que cada voto será contado con certeza. Esta elección, aunque perfectible, sienta un precedente para la democratización de instituciones tradicionalmente alejadas de la participación ciudadana. Ahora, el país espera los resultados que definirán el rumbo del Poder Judicial, mientras la sociedad reflexiona sobre el impacto de este proceso en el equilibrio de poderes y la consolidación de la democracia mexicana.

LOS NÚMEROS

Los ciudadanos salieron a las urnas para elegir mil 800 puestos en los poderes judiciales locales y federales:

9 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)

2 Magistraturas de la Sala Superior y 15 de las Salas Regionales del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)

5 integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ)

464 Magistraturas de Circuito

386 personas Juzgadoras de Distrito

Se registraron 1,700 incidentes durante la jornada

De acuerdo con el corte de caja que dio el INE a las 18:00 horas, se instalaron en el país 83 mil 974 casillas, lo que representa el 99.98%. Las casillas cerraron alrededor de las 18:00 horas luego de su apertura a las 08:00 horas, después de la tradicional ceremonia de honores a la Bandera en la explanada del INE.

En tanto, el INE reportó 1770 incidentes; de los más relevantes, 500 fueron incidentes relacionados con la interferencia para impedir la realización de la jornada «sin causa justificada». Las incidencias fueron desde riesgo en casillas hasta el mal tiempo por el clima. De todas las incidencias reportadas, el 80.4% fueron atendidas.

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JALISCO

¿Por qué el rechazo ciudadano a la reforma judicial en Jalisco?

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

La participación del 7.07% en las elecciones judiciales del pasado domingo en Jalisco, la segunda más baja del país (detrás de Guanajuato que fue del 6.5), es un mensaje contundente de la ciudadanía: un rechazo claro a la reforma judicial impulsada por Morena y una señal de desconfianza hacia las instituciones. Este resultado no solo expone las fracturas internas del partido en el estado, sino que también pone en duda la legitimidad del proceso y plantea serios desafíos para el futuro político de Morena y la presidenta Claudia Sheinbaum en una región clave.

Un abstencionismo que habla

El 7.07% de participación –equivalente al 92.93 de abstención– no puede interpretarse de otra manera que como un fracaso estrepitoso de los operadores y liderazgos de Morena en Jalisco. Figuras como Carlos Lomelí, Claudia Delgadillo, Erika Pérez, Chema Martínez y Laura Imelda Pérez, así como la Universidad de Guadalajara, mostraron una incapacidad evidente para movilizar al electorado.

¿Dónde quedó el morenismo que prometía transformar el estado? El abstencionismo no solo refleja la falta de articulación del partido, sino también un rechazo público a lo que muchos perciben como un intento de Morena por controlar el Poder Judicial y socavar su independencia.

En mi columna del lunes, titulada “¿Democratización o control político?”, planteé si este proceso realmente democratiza la justicia o si es un mecanismo para consolidar el poder de Morena. Los números de Jalisco responden con claridad: los ciudadanos ven más allá de la narrativa oficial de “democratización” y perciben la reforma como una toma de poder, especialmente en un contexto donde Morena domina el Congreso de la Unión.

Líderes sociales como el arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, han criticado el proceso como un ejercicio que favorece la agenda de Morena en lugar de mejorar el sistema judicial. Su descripción de un proceso “planchado” resuena con un electorado jalisciense históricamente receloso del control centralizado, lo que explica su decisión de abstenerse.

Fragmentación y divisionismo en Morena

Otro factor detrás de esta baja participación es la fragmentación interna de Morena en Jalisco. El partido carece de unidad y de una visión compartida; en su lugar, prevalece una lucha de intereses por el control y el poder. Los liderazgos locales, más preocupados por sus agendas individuales que por un proyecto colectivo, se comportan como “perros y gatos en disputa”, cada uno aferrado a su hueso. Desde la Ciudad de México, figuras como Leonel Cota Montaño y Alfonso Ramírez Cuéllar intentaron, sin éxito, alinear a los grupos locales. A pesar de sus declaraciones públicas de unidad y de promesas de duplicar la participación, el morenismo jalisciense quedó en evidencia.

La Universidad de Guadalajara, que se involucró en el proceso, tampoco logró movilizar al electorado. Su incapacidad para mantener el registro del partido Hagamos en elecciones pasadas ya había mostrado sus limitaciones, y esta elección judicial lo confirmó. Morena le falló a la presidenta Sheinbaum al no conectar con los jaliscienses, un estado donde el partido ha enfrentado dificultades históricas para consolidarse. Si en la elección federal de 2024 Morena obtuvo resultados en Jalisco, el mérito fue del liderazgo de Sheinbaum, no de las figuras locales, marcadas por el divisionismo, el egocentrismo y el individualismo.

Desconfianza institucional y desencanto ciudadano

El 92.93% de abstención no solo es un rechazo a la reforma judicial, sino también un reflejo del desencanto con el sistema político en general. La percepción de que estas elecciones carecen de legitimidad o de un impacto real en la justicia ha exacerbado la crisis de confianza en las instituciones. Los ciudadanos jaliscienses, conocidos por su tradición de autonomía y resistencia al poder central, ven en esta reforma un intento de Morena por imponer su agenda, más que una solución genuina a los problemas del Poder Judicial, como la corrupción, el nepotismo y la falta de acceso a la justicia.

Esta desconfianza se suma a la falta de información y a la complejidad del proceso electoral. Con miles de candidatos y cargos poco conocidos, muchos ciudadanos optaron por no participar, percibiendo el ejercicio como una farsa diseñada para favorecer a Morena. La baja participación en Jalisco, comparada con el promedio nacional del 13%, refleja un sentimiento anti-morenista que podría fortalecerse en el futuro, especialmente si el partido no ajusta su estrategia.

Implicaciones para el futuro político de Jalisco

El fracaso de Morena en movilizar a los ciudadanos en un proceso tan publicitado como las elecciones judiciales expone su vulnerabilidad en Jalisco, un estado donde ha luchado por consolidarse frente a fuerzas como Movimiento Ciudadano. Esta baja participación podría fortalecer a la oposición y al sentimiento anti-morenista, abriendo la puerta a que partidos locales capitalicen el descontento ciudadano. Además, el divisionismo interno de Morena podría llevar a una reconfiguración de sus liderazgos en el estado, un proceso que será crucial para su futuro político.

¿Quiénes podrían emerger como nuevos líderes? Esa es una pregunta que aún no tiene respuesta, pero lo que sí está claro es que Morena necesita un liderazgo más inclusivo y una comunicación efectiva para reconectar con los jaliscienses. Sin estos cambios, el partido seguirá enfrentando reveses en un estado estratégico para el panorama nacional. La presidenta Sheinbaum, quien ha apostado por esta reforma como un pilar de la 4T, también enfrenta un desafío: demostrar que puede unificar a su partido y ganar la confianza de regiones tradicionalmente reticentes al proyecto morenista.

Un mensaje claro para Morena

El 7.07% de participación en Jalisco es una combinación de factores: un rechazo a la reforma judicial, una profunda desconfianza en las instituciones, una división interna de Morena y un fortalecimiento del anti-morenismo local.

Este resultado plantea un reto significativo para el partido y para Sheinbaum, quien deberá replantear su estrategia en el estado si busca consolidar su proyecto político a nivel nacional. La ciudadanía jalisciense ha hablado con su abstención, y su mensaje es claro: no basta con discursos de democratización; se necesitan acciones que realmente.

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NACIONALES

Elección judicial en México: ¿Democratización o control político?

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

La elección para renovar el Poder Judicial Federal, celebrada este domingo 1 de junio de 2025, fue presentada por Morena y la 4T como un hito de democracia directa. Sin embargo, el proceso, justificado con el discurso de un Poder Judicial corrupto y elitista, ha generado más dudas que certezas.

La baja participación ciudadana y las múltiples irregularidades sugieren que el objetivo real podría ser el control político de una institución clave para el equilibrio de poderes en México.

BAJA PARTICIPACIÓN: DESCONFIANZA Y DESINFORMACIÓN

Las encuestas de Infobae y El Economista anticipaban una participación de entre el 8% y el 23%, y el INE confirmó un 12% (unos 12.06 millones de votantes de un padrón de 100 millones). Esta abstención histórica no respalda la narrativa de Morena de un apoyo popular, sino que refleja desconfianza y falta de legitimidad. Una encuesta de Enkoll mostró que el 77% de los mexicanos no conocía a ningún candidato, evidenciando una desinformación generalizada.

La complejidad de las boletas, con 3,400 candidatos para 881 cargos y 60 distritos electorales (según la Universidad Iberoamericana), dificultó el voto informado, especialmente en zonas rurales con acceso limitado a información.

El diseño del proceso también parece haber sido opaco. La ausencia de debates públicos y la distribución de «acordeones» –listas de candidatos oficialistas– sugieren manipulación para favorecer a Morena. Estas prácticas, denunciadas por analistas, minaron el voto libre y desincentivaron la participación. La abstención masiva no es apatía, sino una protesta silenciosa contra un sistema que no garantiza transparencia ni equidad.

IRREGULARIDADES: UN PROCESO VICIADO

La jornada electoral estuvo marcada por irregularidades que refuerzan la percepción de un proceso diseñado para beneficiar a Morena. Reportes de El Universal e Infobae documentaron acarreo de votantes, compra de votos y distribución de «acordeones» por los «servidores de la nación». Estas acciones, lejos de ser aisladas, parecen coordinadas para controlar el Poder Judicial.

Además, hubo cargos «sin competencia», con candidaturas únicas en 51 posiciones federales, como en Durango (49 candidaturas para 49 cargos, según Integralia), lo que reduce la elección a una formalidad y cuestiona su pluralidad.

La complejidad del conteo, con casillas atendiendo hasta 2,250 electores (el triple que en elecciones ordinarias), generó dudas sobre la integridad del proceso. El INE enfrentó un desafío logístico sin precedentes, y la tardanza en los resultados —estimaciones para el 3 de junio en el caso de la Suprema Corte y el 5 de junio para el Tribunal Electoral— alimentan especulaciones sobre posibles manipulaciones.

EL DISCURSO DE LA CORRUPCIÓN

Morena justificó la elección señalando corrupción y nepotismo en el Poder Judicial, un discurso que resuena con una ciudadanía harta de la impunidad. Sin embargo, el análisis no resiste un escrutinio crítico. El Índice Global de Impunidad 2025 coloca a México en el último lugar de 69 países, y problemas como la falta de juzgados, la sobrecarga de casos (un juez mercantil en Monterrey maneja 15 mil casos, según Rubén Moreira) y la necesidad de capacitación persisten. Pero la solución propuesta no ataca estas raíces, sino que politiza el Poder Judicial. La presencia de candidatos alineados con la 4T, según El País, sugiere una captura institucional disfrazada de participación popular, más que una verdadera democratización.

IMPACTO EN LA DEMOCRACIA MEXICANA

La baja participación y las irregularidades tienen graves implicaciones. La abstención masiva refuerza la percepción de que las elecciones no son confiables para el cambio institucional. La manipulación del proceso amenaza la independencia judicial, pilar del equilibrio de poderes.

Si el Poder Judicial queda subordinado al Ejecutivo y Legislativo, ambos dominados por Morena, México podría deslizarse hacia un sistema de partido hegemónico, similar al viejo PRI, como advirtió PortalGuanajuato.mx.

La polarización también se ha profundizado. Mientras Claudia Sheinbaum defiende la elección como un hito democrático, críticos como Enrique Krauze y Javier Laynez Potisek la califican de «farsa» y «golpe de Estado». Esta división debilita la confianza en las instituciones y dificulta los consensos necesarios para abordar los problemas reales del sistema judicial.

UN EXPERIMENTO FALLIDO CON COSTOS ALTOS

La elección judicial del 1 de junio de 2025 no democratizó el Poder Judicial ni combatió la corrupción. Se convirtió en un ejercicio de control político que deja al sistema judicial más vulnerable. La baja participación y las irregularidades no son fallas accidentales, sino síntomas de un proceso diseñado para favorecer a Morena sobre los principios democráticos.

México necesita una reforma judicial que fortalezca la independencia, la capacitación y los recursos, no que lo someta al poder político. La factura será alta: un Poder Judicial debilitado, una democracia erosionada y una ciudadanía desencantada. La pregunta es si la sociedad mexicana exigirá una transformación real o si este episodio marcará un retroceso autoritario más profundo.

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