JALISCO
Piratería política partidista

Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
La palabra es el gran don con que Dios nos bendijo a fin de permitirnos hacer consciente al mundo y hacer posible el explicarnos a nosotros mismos. Gracias al don de la palabra nos volvimos los seres más inteligentes de la Creación; por ello, cuidar nuestras palabras debería ser el mayor de nuestros retos, haciéndonos conscientes de lo que decimos y de sus alcances, de su forma como su fondo. La incontinencia de nuestras palabras es la más aterradora devoradora de nosotros mismos.
De entre todas las actividades humanas, en la política el cuidado de las palabras es fundamental. Una palabra de más nos resta credibilidad ante los demás, por ello, la impulsividad en política es propia de los más seres más primitivos y peligrosos; propia, reitero, de quienes su inteligencia emocional es pobre y salvaje. Nunca estará de más contar hasta diez antes de hablar, imaginando las consecuencias de nuestras palabras.
Carl Jung dijo: “Lo que nos irrita de los demás puede llevarnos aún más a comprendernos sobre nosotros mismos”. Pablo Lemus nos habla de un PRI guinda por el simple hecho de mirar en Morena a ex priistas; desde esta lógica, tal atrevimiento tendría otra cara que a Pablo Lemus también tocaría. Movimiento Ciudadano tiene a Dante Delgado, ex priista, como su líder nacional, y a Enrique Alfaro, también ex priista, como su líder en Jalisco, de tal suerte que Movimiento Ciudadano resultaría ser un PRI vestido de color naranja y Lemus sería el candidato de ese otro PRI naranja. Por tanto, la contienda electoral de este 2024 sería entre tres PRI, uno guinda, otro naranja y el tradicional tricolor, y de estos, solo el tricolor sería el auténtico y original, mientras que los otros dos serían algo así como unos partidos piratas, unos partidos patitos. Recordemos que Andrés Manuel López Obrador también fue priista.
El mismo Jung nos dice: “Lo que resiste, persiste”. Sería muy conveniente que Pablo Lemus, si quiere ser un buen gobernador, conciba a la comunicación como proceso continuo y responsable, y no como un acto aislado, no intercomunicado. Por respeto a los jaliscienses, Lemus debería comprender y asumir que las ocurrencias no son propias de un estadista.
En cada palabra dicha en una campaña política se compite por el tiempo, la atención, la credibilidad, la confianza, la aceptación y el apoyo ciudadano; desperdiciaros es un gran problema.
En política debería prevalecer un principio: Orquestar el mensaje correcto en los medios apropiados, ante el auditorio apropiado, en el momento justo y con las palabras correcta y precisas.
En el juego equivocado de Pablo Lemus sobre ese PRI guinda de Claudia Delgadillo se golpea por él estar en el PRI naranja de Dante Delgado y Enrique Alfaro. Lemus debe cambiar su discurso de odio hacia el PRI de siempre, incluso el PRI de Dante y Alfaro.
La piratería cifra sus ganancias en el robo de la creatividad de otros y en el ofrecer mercancías sin garantía ninguna. López Obrador, Delgado Rannauro y Alfaro Ramírez se formaron en el Revolucionario Institucional y sus capacidades políticas más significativas las aprendieron en el partido de sus orígenes. Al emigrar, “piratearon lo aprendido en el PRI”, y si Pablo Lemus aprendió de Enrique Alfaro, entonces Pablo Lemus es un estudiante priista de tercera generación.
Del PRI han renunciado muchos de sus cuadros más denigrados y envilecidos, que hoy están en esos otros PRI, camuflados de Morena y Movimiento Ciudadano. John Stuart Mill nos dijo: “La originalidad es la única cosa cuya utilidad no pueden comprender los espíritus vulgares”… ¿será por ello que los priistas piratas se mantienen siempre enojados con el PRI original?
De mi abuela Rafaela escuché: “De los gobernantes no esperes perfección sino sinceridad, coherencia y autenticidad, honestidad y eficiencia”. Pablo Lemus no es un mal presidente municipal, pero no creo que hoy sea más el indicado para asumir la gubernatura y resolver los grandes retos de Jalisco para los proximos seis años. El Pablo Lemus que Pablo Lemus nos muestra, es un político de medio pelo, incapaz de asumir el gobierno de un Jalisco llamado a liderar al centro occidente de México; un Jalisco que ni siquiera intuye. Pablo Lemus es un político vestido de chavo ruco que se niega a reconocerse ya no tan joven. Los problemas de Guadalajara le quedaron grandes: La inseguridad se mantiene, el desorden en las licencias de construcción se agravó y, tan simple, un bache en sus calles se tapa tras meses de reclamos. Pablo Lemus no pudo con la delincuencia en su ciudad y, por tanto, tampoco podrá combatir a la delincuencia en el estado.
Pablo lemus tiene en su gobierno, lo reconozco, colaboradores de extraordinaria valía profesional y humana como Luis García, su tesorero; sin embargo, muchos de malas costrumbres. Si ganase la gubernatura, deberá hacer una gran limpia de entre su gente.
Las palabras de Pablo Lemus sobre el PRI guinda fueron lamentables. Ojalá aprenda a callar cuando alguna de sus palabras esté de más.
Jung nos dijo: “La persona que promete todo, seguramente no cumple nada”. ¡Valorémoslo este 2 de junio al votar!