MUNDO
Putin se reafirma como el gran poder de Rusia: Elecciones mundiales 2024, ¿qué sucederá en casi 100 países?

Actualidad, por Alberto Gómez R. //
El 2024 tiene, entre otras peculiaridades, la de ser el súper año electoral, en el que cerca de 100 países de todo el mundo celebrarán comicios a lo largo de los próximos 12 meses. Y, de ellos, 50 serán presidenciales, según la base a datos oficiales de los organismos electorales, la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES) y la consultora Anchor Change.
Distintos países han celebrado ya elecciones desde los primeros días del año, como Taiwán, Comoras, Finlandia y El Salvador; en el caso de este país de América Latina, el resultado de los comicios del 4 de febrero tuvo una especial resonancia en Estados Unidos y en los detractores del presidente reelecto, Nayib Bukele, que obtuvo más de 2,7 millones de votos que representan el 84,6 por ciento de respaldo, según el acta de escrutinio final divulgada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), esto a pesar de las duras críticas de organismos internacionales supuestamente a favor de la democracia y derechos humanos, sobre las acciones contundentes del gobierno de Bukele para reestablecer la paz y el orden en el país, que se encontraba desde hace décadas en manos de la mafia de las “maras”, sembrando el terror en todos los rincones de El Salvador, que pasó de ser el país más peligroso del mundo, a uno de los más seguros, en cuestión de meses.
Para el resto del año, la agenda estará compuesta por algunas de las elecciones generales más relevantes de las siguientes décadas. Este será el caso para países de la región de América, como México, Venezuela y los Estados Unidos, así como para territorios más alejados, como la India, que concentra la mayor cantidad de habitantes en el mundo (más de 1,400 millones).
De acuerdo a los últimos datos del Banco Mundial, este escenario implica que la mitad de la población del planeta, un estimado de 4.000 millones de personas, vive en los países donde habrá comicios en 2024. De este total, según cálculos compartidos por el Foro Económico Mundial, alrededor de 2,000 millones estarán habilitadas para ejercer su voto.
Los ciudadanos de El Salvador, Panamá, República Dominicana, México, Uruguay y Venezuela irán a las urnas durante los próximos meses para elegir a sus nuevos gobernantes.
En Panamá, las elecciones presidenciales se realizarán el 5 de mayo. Una semana más tarde será el turno de República Dominicana (19 de mayo).
Por su parte, México se prepara para celebrar el próximo 2 de junio una elección que podría ser histórica. Por primera vez, 2 mujeres compiten por la presidencia: la ex jefa de gobierno de Ciudad de México (CDMX), Claudia Sheinbaum, aspirante por el partido oficialista Morena; y la ex senadora Xóchitl Gálvez, por una coalición compuesta por los opositores Partido Acción Nacional (PAN), Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de la Revolución Democrática (PRD). Casi 100 millones de habitantes podrán participar de la votación, según estadísticas del Instituto Nacional Electoral mexicano.
El 27 de octubre concluirá el cronograma establecido para toda la región, cuando los ciudadanos en Uruguay asistan a sus propios comicios para elegir al sucesor del presidente Luis Lacalle Pou (Partido Nacional).
En Venezuela, la votación está pactada para el segundo semestre de 2024. Así lo acordaron delegaciones del gobierno de Nicolás Maduro y de la oposición venezolana, en octubre del año pasado, durante una jornada de diálogo realizada en Barbados. Sin embargo, todavía no hay una fecha confirmada.
En este contexto, tienen especial atención las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, a celebrase el 5 de noviembre próximo, en las que contenderán muy probablemente el ex presidente Donald Trump por el partido Republicano, y el actual presidente Joe Biden, por el Demócrata, buscando reelegirse para un nuevo período.
En Europa, habrá elecciones presidenciales en Finlandia (28 de enero), Eslovaquia (23 de marzo), Lituania (12 de mayo), Macedonia del Norte (24 de mayo), Islandia (1 de junio), Georgia (30 de noviembre), Moldavia y Rumania (noviembre), y Croacia (diciembre). Sin embargo, el principal evento para el continente será la votación del nuevo Parlamento Europeo. Entre el 6 y 9 de junio, alrededor de 400 millones de votantes de los 27 países miembros de la Unión Europea renovarán a los representantes del bloque.
Habrá también comicios en el país más poblado del mundo, la India. Más de 900 millones de personas, de una población total de 1.400 millones, votarán entre abril y mayo de 2024. La fecha estimada es el 30 de abril, aunque aún no está confirmada.
En África, se celebrarán la mayor cantidad de comicios del año: 18 territorios en total elegirán nuevos mandatarios. El foco estará especialmente puesto sobre Sudáfrica, cuyas elecciones presidenciales tendrán lugar entre mayo y agosto de 2024, según lo confirmado por su Comisión Electoral. Es uno de los territorios más habitados del continente africano, con alrededor de 60 millones de ciudadanos, entre los cuales hay más de 26 millones de votantes habilitados.
La votación presidencial en Rusia, del 15 al 17 de marzo pudiera haber tenido los rasgos de una carrera reñida, pero es más bien un referéndum, ya que su actual presidente, Vladimir Putin, sigue gozando del apoyo de la gran mayoría de sus gobernados.
El presidente Vladimir Putin, de 71 años, sin duda ganó un quinto mandato, sin que ninguno de los otros tres candidatos de las elecciones haya representado un verdadero desafío. Putin obtuvo más del 87% de los votos con una amplia mayoría de las papeletas escrutadas, según datos de la Comisión Electoral Central.
La participación se elevó al 74,22% del electorado, 7 puntos más que en los pasados comicios de 2018. «Por mucho que hayan intentado asustarnos, reprimir nuestra voluntad, nuestra conciencia, nadie lo ha logrado en la historia. Fracasaron ahora y fracasarán en el futuro», afirmó el líder ruso en un discurso tras confirmarse su victoria.
También expresó «un agradecimiento especial a nuestros guerreros en la línea de contacto», en referencia al frente de la guerra en Ucrania.
El presidente ruso se apresta iniciar un mandato de seis años hasta 2030 y puede volver a ser reelecto hasta 2036, tras reformar las reglas que limitaban el tiempo que permanecería en el cargo.
Algunos especialistas han advertido que Putin podría haber alcanzado recientemente su momento de mayor fortaleza y se espera que esta reelección sea utilizada por su gobierno para mostrarlo como un líder popular, con escasos críticos a nivel doméstico. (bbc.com)
Sin embargo, la votación es importante para Putin, ya que le permite consolidar su legitimidad y restaurar su imagen preferida como encarnación de la seguridad y la estabilidad. Esa imagen se vio empañada cuando la guerra, anunciada como una operación rápida para derrocar al gobierno de Kiev, se convirtió asunto complicado por los países occidentales, que ha causado cientos de miles de víctimas.
“El Kremlin necesita demostrar que cuenta con un enorme apoyo popular y que este ha aumentado desde el comienzo de la guerra”, afirma Nikolay Petrov, politólogo ruso del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad de Berlín.
La definición del rumbo político de Rusia es factor clave para lo que sucederá en Europa, al respecto de la guerra en Ucrania, con la interrogante de quién será el próximo ocupante de la Casa Blanca, en Estados Unidos. Si Biden fuera reelecto -escenario muy poco probable- se podría anticipar una escalada bélica en Europa y otras partes del mundo, como ha sucedido ya durante su primer mandato, con el alto riesgo del desenlace en una tercera guerra mundial. Si Donald Trump quien fuera electo presidente, muy probablemente desactivaría la intervención de la OTAN en Ucrania, ya que es un político pragmático, y tiene otra visión de lo que en Estados Unidos debe hacerse, para bien o para mal de muchos, entre estas las minorías étnico-raciales.
MUNDO
Reunión Putin-Trump en Alaska termina sin avances concretos sobre Ucrania

– Por Redacción Conciencia Pública
La cumbre en Alaska entre los presidentes Vladimir Putin y Donald Trump concluyó tras dos horas y 45 minutos sin acuerdos sobre un alto el fuego en Ucrania ni sobre las sanciones adicionales prometidas por Trump si continuaban las hostilidades.
Ambos líderes calificaron el encuentro como “productivo” y “útil”, pero no ofrecieron detalles sustanciales.
La conferencia de prensa decepcionó a los periodistas, ya que no hubo respuestas a preguntas ni explicaciones sobre la cancelación de la reunión con comitivas y el almuerzo de trabajo, ya que redujeron drásticamente la duración prevista de seis a siete horas.
Según el portavoz de Putin, Dimitri Peskov, el programa cambió, sin aclarar razones.
Aunque ambos hablaron de “progresos”, no especificaron cuáles. Trump mencionó “avances” pero señaló que aún faltan acuerdos en puntos clave, sin entrar en detalles.
Es incierto si ocultan entendimientos para consultar con aliados europeos y Ucrania, o si estos no son relevantes aún.
Putin elogió los esfuerzos de Trump por resolver el conflicto, al que llamó “tragedia y dolor” para el “hermano pueblo ucranio”.
Sin embargo, insistió en eliminar las “causas originarias” del conflicto y abordar las preocupaciones de seguridad de Rusia, reiterando su postura de exigir la capitulación incondicional de Ucrania sin ceder terreno.
La falta de resultados concretos y la brevedad del encuentro dejaron más preguntas que respuestas, reflejando la complejidad de las negociaciones y las posturas inflexibles de ambos líderes.
MUNDO
Trump y Putin se citan en Alaska: la cumbre que podría redibujar el mapa de Ucrania

– Por Redacción Conciencia Pública
En un movimiento que ha sorprendido a aliados y adversarios, Donald Trump y Vladimir Putin se reunirán este viernes 15 de agosto en la base militar Joint Base Elmendorf-Richardson, en Anchorage, Alaska, con el objetivo de buscar un alto el fuego en la guerra de Ucrania.
La cita, que incluirá un encuentro privado, un almuerzo bilateral y una conferencia de prensa conjunta, ha despertado expectativas y temores a partes iguales. El Kremlin ha adelantado que además de la paz, en la mesa estará el “enorme potencial” para la cooperación económica entre ambas potencias.
El punto más delicado de la agenda es la exigencia rusa de que cualquier acuerdo reconozca su control sobre territorios de Ucrania como Donetsk, Lugansk y Crimea. Trump ha dejado entrever la posibilidad de un “intercambio de territorio” como salida negociada, una idea que ha sido rechazada tajantemente por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien advierte que “todo lo que se decida sin Ucrania es una decisión contra la paz”.
La reunión llega en un contexto de desconfianza internacional. Diplomáticos europeos han expresado preocupación de que un pacto apresurado pueda ser visto como una victoria para Putin y debilite la posición de Occidente.
Analistas apuntan que, más allá de Ucrania, Trump podría usar la cumbre para impulsar proyectos conjuntos en energía y recursos naturales, así como para abrir la puerta a nuevas negociaciones sobre armamento nuclear.
El encuentro en Alaska no solo es estratégico por su aislamiento y alta seguridad —en un enclave cercano al estrecho de Bering—, sino también logístico: la ubicación permite vuelos directos desde Rusia y reduce riesgos políticos para Putin, quien enfrenta órdenes de arresto internacionales.
Aun así, la organización ha sido exprés; la alcaldesa de Anchorage confesó haberse enterado por redes sociales, y ante la saturación hotelera se han habilitado dormitorios universitarios para alojar a las delegaciones y periodistas de medios de comunicación de todo el mundo.
Todo apunta a que esta cita podría marcar un antes y un después en el tablero geopolítico. Para Trump, representa una oportunidad de proyectar su imagen como negociador capaz de poner fin a una guerra que lleva más de tres años. Para Putin, podría ser la vía de consolidar su control territorial.
Para el resto del mundo, la incógnita es si de Alaska saldrá un acuerdo que traiga paz… o que reconfigure las reglas del juego internacional a favor de Moscú.
Medioambiente
“Avalanchas de hielo” aceleran el retroceso de glaciares en Groenlandia y otras regiones del mundo

– Por Redacción Conciencia Pública
Un hallazgo revela que cada desprendimiento de iceberg desata un efecto en cadena que derrite el hielo más rápido de lo que se pensaba.
En el sur de Groenlandia, cada vez que un bloque de hielo del tamaño de un edificio se desprende de un glaciar y cae al mar, no solo se pierde ese pedazo de hielo: se activa un mecanismo que acelera aún más el retroceso glaciar.
Así lo revela un estudio publicado en la revista Nature, que utilizó tecnología avanzada para escuchar y medir lo que ocurre bajo el agua después de estos gigantescos derrumbes de hielo, conocidos como “calving”. La capa de hielo de la isla ha perdido 5,091 kilómetros cuadrados de superficie entre 1985 y 2022, de acuerdo al estudio de la revista científica.
Los científicos descubrieron que, tras el estruendo del desprendimiento, se forman enormes olas que viajan bajo la superficie —tan altas como un rascacielos— y agitan el agua del fiordo durante horas. Esta agitación lleva agua más cálida desde el fondo hasta la base del glaciar, derritiéndolo desde abajo y debilitándolo para provocar el siguiente colapso. Es un círculo vicioso: cada caída de hielo prepara el terreno para la siguiente.
El hallazgo es importante porque Groenlandia pierde en promedio 279 mil millones de toneladas de hielo al año, y una parte significativa proviene justamente de estos desprendimientos. Si toda su capa de hielo llegara a derretirse, el nivel del mar en todo el planeta subiría unos siete metros, afectando a millones de personas en zonas costeras, incluidas ciudades mexicanas como Veracruz, Mazatlán o Cancún (tanto en el Atlántico como en el Pacífico y todos los océanos).
Para obtener estas mediciones inéditas, un equipo internacional tendió un cable de fibra óptica de 10 kilómetros en el fondo de un fiordo y lo convirtió en un gigantesco “micrófono submarino”. Así pudieron registrar con precisión las vibraciones y movimientos causados por cada desprendimiento, revelando un mecanismo que hasta ahora solo se intuía.
Los expertos advierten que este efecto en cadena deberá incluirse en los modelos que proyectan el aumento del nivel del mar, y también podría servir para desarrollar sistemas de alerta temprana frente a las olas que provocan estos derrumbes, capaces de poner en riesgo a embarcaciones y comunidades cercanas.
Los glaciares de Groenlandia son más susceptibles a los cambios estacionales, es decir, que se expanden en invierno y retroceden en verano, son también los más sensibles al impacto del calentamiento global y han experimentado su retroceso más significativo desde 1985.
La fusión de la vasta capa de hielo de Groenlandia, la segunda más grande del mundo después de la Antártida, se estima que ha contribuido en más del 20% al aumento observado del nivel del mar desde 2002.
Más allá de la ciencia, el estudio es un recordatorio de que el cambio climático no solo derrite el hielo lentamente, sino que también lo empuja a colapsar en episodios dramáticos que aceleran su desaparición. Y, en Groenlandia, cada “avalancha de hielo” es un golpe que acerca un poco más el mar a nuestras puertas.
ALERTA MUNDIAL: ESTO SUCEDE TAMBIÉN EN OTRAS PARTES DEL PLANETA
El desprendimiento de grandes bloques de hielo desde un glaciar hacia el mar o un lago (calving) no es exclusivo de Groenlandia; también ocurre en muchos lugares del planeta donde los glaciares terminan en agua.
Lo que cambia de región a región es la escala, la frecuencia y la fuerza del impacto que tiene en el retroceso glaciar. Te lo detallo por zonas:
1. Antártida (Polo Sur)
- Aquí el calving es enorme y natural: las plataformas de hielo (ice shelves) se desprenden en grandes tablones de decenas o cientos de kilómetros cuadrados.
- El cambio climático está acelerando este proceso, porque el agua oceánica más cálida erosiona la base de estas plataformas y las hace colapsar antes de tiempo. Ejemplos recientes: el desprendimiento del iceberg A-76 en 2021 y el colapso de la plataforma Larsen B en 2002.
- Igual que en Groenlandia, el calving antártico puede desestabilizar glaciares interiores, haciendo que fluyan más rápido hacia el mar.
2. Glaciares de montaña en Alaska, Canadá, Noruega y Svalbard (Ártico y Europa)
- Muchos de estos glaciares terminan en fiordos y también sufren calving.
- En lugares como Svalbard, el retroceso se acelera en verano cuando el hielo marino desaparece y el frente glaciar queda expuesto a olas y aguas más cálidas.
- El mecanismo de “olas internas” que describió el estudio en Groenlandia probablemente también ocurre aquí, aunque con menos documentación directa.
3. Sudamérica (Patagonia, Chile y Argentina)
- Los glaciares patagónicos que desembocan en lagos, como el Perito Moreno o el Grey, también tienen calving, pero el agua de lagos dulces es menos densa y menos cálida que la del mar, así que la fusión submarina es menor.
- Aun así, el desprendimiento contribuye al retroceso, sobre todo cuando el nivel del lago es alto y el hielo queda flotando, lo que reduce su estabilidad.
4. Asia (Himalaya, Karakórum, Alaska-Asia y Kamchatka)
- El calving se da en glaciares que terminan en lagos proglaciares, cada vez más frecuentes por el derretimiento acelerado.
- Estos desprendimientos pueden generar olas peligrosas (tsunamis en lagos) que amenazan poblaciones aguas abajo.
- El impacto en el retroceso es importante a nivel local, pero el volumen de hielo involucrado es mucho menor que en Groenlandia o la Antártida.
En resumen:
- El calving ocurre en todas partes del mundo donde un glaciar termina en agua (mar o lago).
- El proceso básico (desprendimiento → olas → agitación → posible fusión adicional) es universal, pero el impacto global es mayor en Groenlandia y la Antártida porque ahí la masa de hielo es gigantesca y conecta con océanos profundos y cálidos.
- En glaciares de montaña, el calving también contribuye al retroceso, aunque su influencia en el aumento del nivel del mar es más limitada.