OPINIÓN
Homenaje a Elena Larrea; una muerte sorpresiva: Equinoterapia para salud física, mental y emocional

Salud y Bienestar, por Gabriela Arce Siqueiros //
Les saludo lectores y lectoras, en esta ocasión quiero hacer un sentido homenaje a una persona con un corazón enorme, me refiero a Elena Larrea, quien desafortunadamente perdió la vida la semana pasada. Fundadora de Cuacolandia, un santuario dedicado al rescate y rehabilitación de caballos, logró el rescate de poco más de 350 ejemplares.
Pero además impulsó una ley que tipifica como delitos graves cometidos contra los animales cometidos en el estado de Puebla.
Su muerte ha conmocionado a todos lo que la seguíamos. Tengo fe que su labor no ha terminado y que somos muchos quienes seguimos de cerca el bienestar de nuestros animales. En esta ocasión especialmente los caballos. Sin más, les comparto una breve investigación sobre una de las muchas herramientas o terapias alternativas para procurar la salud, rehabilitación de distintos temas para el bienestar.
La equinoterapia es una forma de terapia que utiliza caballos como parte integral del proceso de tratamiento para personas con discapacidades físicas, mentales o emocionales. Se basa en los movimientos tridimensionales del caballo, que simulan los movimientos naturales del cuerpo humano al caminar, lo que puede beneficiar a los pacientes de varias maneras, incluyendo mejoras en el equilibrio, la coordinación, la fuerza muscular y la autoestima.
La historia de la equinoterapia se remonta a la antigua Grecia, donde se documentaron los primeros indicios de sus beneficios terapéuticos. Sin embargo, la equinoterapia moderna comenzó en Europa durante el siglo XX, particularmente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se comenzaron a usar caballos para rehabilitar a soldados heridos. Desde entonces, la equinoterapia se ha expandido en todo el mundo y se ha utilizado para tratar una amplia gama de condiciones médicas y discapacidades.
La equinoterapia funciona como método de rehabilitación, principalmente a través de los movimientos naturales del caballo, que proporcionan estímulos sensoriales y físicos beneficiosos para el paciente. Al montar a caballo, el movimiento tridimensional del animal transfiere al jinete una serie de estímulos que afectan positivamente al sistema nervioso, muscular y esquelético. Además, el vínculo emocional que se establece entre el paciente y el caballo puede aumentar la motivación, la confianza en sí mismo y la autoestima del individuo, lo que contribuye aún más a su rehabilitación física y emocional.
El trabajo en equipo con el terapeuta equino y otros profesionales de la salud permite adaptar el programa de equinoterapia a las necesidades específicas de cada paciente, maximizando así sus beneficios terapéuticos.
La equinoterapia puede ser beneficiosa para tratar una amplia gama de condiciones médicas y discapacidades, incluyendo: Trastornos neuromusculares, como parálisis cerebral, espina bífida y lesiones de la médula espinal, trastornos del desarrollo, como el autismo y el síndrome de Down, lesiones físicas, como traumatismos craneoencefálicos, lesiones cerebrales traumáticas y lesiones ortopédicas, trastornos sensoriales, como la pérdida de visión o audición, trastornos emocionales o de comportamiento, como el trastorno por estrés postraumático, la depresión y la ansiedad, trastornos del aprendizaje, como la dislexia y el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
La equinoterapia se adapta a las necesidades individuales de cada paciente y puede ser utilizada como complemento de otros tratamientos médicos y terapias para mejorar la calidad de vida y promover el bienestar físico, emocional y social. Ofreciendo una variedad de beneficios físicos, emocionales y psicológicos para quienes participan en ella como son mejora del equilibrio y la coordinación, incremento de la fuerza muscular y la resistencia, estimulación sensorial y vestibular, desarrollo de habilidades motoras finas y gruesas, mejora de la postura y la alineación corporal.
Beneficios emocionales y psicológicos: Aumento de la confianza en sí mismo y la autoestima, reducción del estrés y la ansiedad, fomento del vínculo emocional con el caballo, desarrollo de habilidades sociales y de comunicación, sensación de logro y empoderamiento, oportunidad de experimentar emociones positivas y gratificantes.
En general, proporciona un entorno único y estimulante que promueve el bienestar integral de los participantes, ayudándoles a superar desafíos físicos, emocionales y psicológicos mientras disfrutan del contacto con los caballos y la naturaleza.
Tanto los caballos como los terapeutas en equinoterapia reciben un entrenamiento específico para asegurar la seguridad y eficacia del tratamiento: Los caballos utilizados deben ser seleccionados cuidadosamente por su temperamento, confiabilidad y capacidad para adaptarse a diferentes entornos y jinetes. Responden a señales y comandos del terapeuta, así como a adaptar su ritmo y movimientos según necesidades del paciente.
Los terapeutas equinos son profesionales de la salud, como fisioterapeutas, psicólogos o educadores especializados, que han recibido formación adicional en equinoterapia. Se les enseña a evaluar las necesidades individuales de cada paciente y a diseñar programas de tratamiento personalizados. Aprenden técnicas específicas para trabajar con el caballo y el paciente durante las sesiones, así como medidas de seguridad y manejo adecuado de los caballos y pacientes. También reciben formación en la observación del comportamiento del paciente y en la interpretación de las respuestas del caballo durante las sesiones de terapia.
Sí, existen investigaciones científicas que respaldan la eficacia de la equinoterapia en el tratamiento de diversas condiciones médicas y discapacidades. Aunque se necesita más investigación para comprender completamente los mecanismos subyacentes y los efectos a largo plazo de la equinoterapia, muchos estudios han demostrado beneficios significativos en áreas como la función motora, la función cognitiva, el bienestar emocional y la calidad de vida de los participantes.
Algunos ejemplos de áreas donde la equinoterapia ha mostrado beneficios respaldados por la investigación incluyen: Mejora del equilibrio y la coordinación en personas con parálisis cerebral, incremento de la fuerza muscular y la movilidad en personas con lesiones de la médula espinal, reducción de la ansiedad y el estrés en personas con trastornos del espectro autista, mejora de la función cognitiva y la calidad de vida en personas con enfermedad de Alzheimer. Aumento de la confianza en sí mismo y la autoestima en personas con trastornos emocionales o de comportamiento.
Estos hallazgos han sido documentados en estudios científicos revisados por pares y publicados en revistas médicas y de terapia ocupacional. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la equinoterapia no es una panacea y puede no ser adecuada para todos los individuos o condiciones. Es fundamental consultar a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier programa de equinoterapia y buscar servicios de equinoterapia que estén dirigidos por personal capacitado y certificado. Siempre es importante la seguridad y bienestar animal: Garantizar el bienestar y el trato humanitario de los caballos utilizados en equinoterapia, cumpliendo con las normativas de bienestar animal y proporcionando cuidados adecuados, alimentación, alojamiento y atención veterinaria.
En conclusión, es importante considerar desde diversas perspectivas y mantener una mente abierta y constructiva sobre este tema. Espero que este artículo haya servido como un punto de referencia para considerarlo como una herramienta más para hacer conciencia sobre la relación que el ser humano tiene con los animales y el vínculo que se genera.
Juntos, podemos trabajar hacia soluciones que promuevan la salud.
Gracias por su atención y su compromiso con este artículo. Siempre quedo atenta a sus comentarios.
Gabriela Arce Siqueiros.
E-mail: siqueiros.arte@gmail.com
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
JALISCO
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III

– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
La autorización del Tribunal de Justicia Administrativa (TJA) para construir 17,000 viviendas en Valle de los Molinos y la presión de desarrolladores para levantar una torre de 15 pisos en Colomos III amenaza la sostenibilidad de Jalisco, evidenciando un sistema donde los intereses privados prevalecen sobre el bien público.
El gobernador Pablo Lemus, el alcalde de Zapopan, Juan José Frangie, al igual que la presidenta municipal de Guadalajara enfrentan una batalla jurídica contra desarrolladoras, mientras la sociedad exige proteger el patrimonio natural.
¿Es irreversible esta situación? ¿Qué revela sobre el desarrollo urbano en Jalisco?
COLOMOS III: UN PULMÓN EN PELIGRO
El Bosque Los Colomos, un Área Natural Protegida vital para el agua en Guadalajara, enfrenta una seria amenaza si el TJA accede a la demanda de la empresa Paseo Pabellón S.A. de C.V. para que construya 140 departamentos en Colomos III. Lemus ha jurado impedir esta obra, calificándola de atentado ecológico.
El TJA suele justificar sus fallos por omisiones de los gobiernos municipales, como no entregar información a tiempo, un ejemplo de lo que el especialista Jesús Ibarra llama la “mafia del ladrillo”. Este patrón, donde ayuntamientos fallan y tribunales favorecen a constructoras, pone en riesgo el derecho a un medio ambiente sano.
Lemus insiste en que Colomos III es una zona de protección hidrológica, pero el fallo del Sexto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito, que ordenó devolver 5.7 hectáreas de Colomos III a particulares, representa un revés para el gobierno de Jalisco.
Jurídicamente, la decisión no es irreversible: el gobierno y el Ayuntamiento pueden recurrir a amparos federales o revisiones extraordinarias, argumentando el impacto ambiental y la violación de planes parciales que prohíben urbanizar esta área. Sin embargo, la lentitud burocrática y omisiones pasadas han permitido avances de desarrolladores, complicando la defensa del bosque.
VALLE DE LOS MOLINOS: UN DESASTRE INMINENTE
En Zapopan, el TJA autorizó 17,000 viviendas en Valle de los Molinos, una zona frágil en infraestructura y recursos hídricos. Frangie advierte que este megaproyecto, que duplicaría la población con 65,000 habitantes, colapsaría servicios y agravaría inundaciones y cambio climático al reducir la filtración de agua.
Lemus respalda esta postura, prometiendo frenar el desarrollo. El Plan Parcial de Desarrollo Urbano de Zapopan limita la urbanización en esta área, y un amparo colectivo, coordinado con la Consejería Jurídica, busca revertir la autorización del TJA, priorizando el interés público y la sostenibilidad.
UN SISTEMA CORRUPTO Y LEYES LAXAS
Ambos casos reflejan un “triángulo de corrupción urbanística” entre el TJA, ayuntamientos y el Congreso de Jalisco. Omisiones municipales, como no proporcionar información completa, permiten fallos favorables a desarrolladoras, mientras el Congreso no ha fortalecido leyes ambientales ni revisado la designación de magistrados del TJA.
El ambientalista Miguel Magaña Virgen alerta que esta urbanización descontrolada convierte a Jalisco en una “isla de calor”, afectando el equilibrio ecológico y la calidad de vida.
El Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza 2024-2030 prioriza la agenda ambiental, pero casos como Colomos III y Valle de los Molinos prueban la capacidad del gobierno de Lemus para pasar de palabras a hechos.
Paula Bauche, titular de Semadet, subraya que el medio ambiente es una prioridad, especialmente para los jóvenes, y promete trabajar por un Jalisco sustentable. Sin embargo, el desafío es equilibrar el desarrollo económico con la preservación del patrimonio natural.
LA LUCHA POR EL BIEN COMÚN
Lemus, Frangie y Vero Delgadillo enfrentan un desafío monumental. La vía jurídica, con amparos respaldados por estudios técnicos, es la herramienta inmediata para frenar estos proyectos. La Consejería Jurídica, liderada por Tatiana Anaya, coordina estrategias con Zapopan y Guadalajara, involucrando a la sociedad civil para fortalecer la defensa.
Colectivos ciudadanos y propuestas como la del PRI Jalisco, que exige información pública y movilizaciones, refuerzan la presión social para proteger estas áreas.
Más allá de los tribunales, Jalisco necesita transformar su modelo de desarrollo urbano. Fortalecer planes parciales, regular la designación de magistrados y fomentar la participación ciudadana son clave para evitar que intereses privados prevalezcan.
La sociedad jalisciense, como actor crucial, debe mantener el activismo para defender el agua, los bosques y el derecho a la ciudad. Como ciudadanos, debemos preguntarnos: ¿permitiremos que el lucro de unos pocos destruya el patrimonio de todos?
No hay que bajar la guardia. Luchas como las que encabeza Laura Haro, activista defensora del medio ambiente, son muy loables, esa ha sido su bandera desde que se inició en el activismo social y que ha cambiado convertida en lideresa política.
Los casos de Valle de los Molinos y Colomos III exponen un sistema que favorece a desarrolladoras sobre el bien público. Lemus y Frangie, con el apoyo de la Consejería Jurídica, luchan por revertir estas decisiones mediante amparos y presión ciudadana, alineados con el Plan Estatal 2024-2030. La sociedad debe permanecer vigilante para garantizar un Jalisco sustentable, donde el medio ambiente y el interés público no sean negociables.
JALISCO
Gobierno desaparecido: La marcha que desnuda la impunidad

– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco
Un niño preguntó en la marcha por qué su padre estaba en la lona y no en casa. La madre, con la voz rota por el cansancio de tres años, respondió lo que la Fiscalía de Jalisco calla desde el primer día: “porque aquí no buscan a nadie”.
Esa escena, tan breve como brutal, explica lo que ocurrió el 30 de agosto en Guadalajara: cientos de familias arrastrando fotografías en lugar de abrazos, nombres en carteles en lugar de voces en la mesa, retratos colgados en pancartas en lugar de vivos.
El escenario fue la avenida Chapultepec, convertida en galería macabra: paredes humanas de cartón y lona con rostros que se repiten como si fueran estampas de un álbum interminable. Colectivos de nombres luminosos —Luz de Esperanza, Madres Buscadoras de Jalisco, Corazones Unidos en Búsqueda, Entre el Cielo y Tierra— marcharon con la resignación activa de quienes saben que no habrá Estado que los acompañe. Más brigadas de madres con palas que ministerios públicos con oficio. Más plegarias y consignas que sentencias.
El archivo 15,838 es el verdadero expediente del estado. Así debería llamarse: “Caso Jalisco”. Son más de quince mil ochocientas treinta y ocho personas desaparecidas. No es un número: es la nómina macabra de un gobierno que tolera el secuestro permanente. Es el catálogo del fracaso institucional. Marta Leticia García, de Entre el Cielo y Tierra, lo resumió con precisión quirúrgica: “Cada 30 de agosto que pasa, las cifras siguen aumentando sin que haya medidas reales de prevención ni sanciones”.
El dato no miente: Jalisco concentra casi una tercera parte de los desaparecidos del país. Supera a Tamaulipas, a Veracruz, a Guanajuato. Si esto fuera un campeonato, Jalisco sería líder absoluto en la tabla del horror. Y las autoridades, en lugar de pedir disculpas, presumen avances que no existen, sentencias que se cuentan con los dedos de la mano, búsquedas que se hacen más en comunicados que en terrenos.
En medio de la marcha, familiares de desaparecidos sostenían las fotografías de sus hijos, padres, esposos y amigos. Algunos con años de búsqueda que no han dado frutos. Años de puertas cerradas en la Fiscalía.
El comentario es generalizado: “Voy a pedir informes de la investigación y siempre es lo mismo, casi yo tengo que hacer la investigación para llevarles pruebas a ellos”, denuncian los familiares de los desaparecidos. La frase es un dardo en el corazón del sistema: el Estado obliga a las víctimas a convertirse en detectives improvisadas.
No es exageración. Madres que pagan investigadores privados, familias que rastrean llamadas, colectivos que cavan con picos comprados en ferreterías de barrio. Mientras tanto, la Fiscalía, con presupuesto millonario, produce carpetas de papel mojado.
Entre 2018 y 2024, Jalisco apenas consiguió 35 condenas por desaparición cometida por particulares y ocho por desaparición forzada. En 2025, suman nueve sentencias. Haga cuentas: con más de quince mil casos, la impunidad roza el 99.9%. Dicho en lenguaje llano: desaparecer en Jalisco es un delito de bajo riesgo, casi un negocio seguro.
Los nombres ya forman un rosario: rancho Izaguirre, La Vega, Las Agujas. Cada sitio descubierto añade más cuerpos a la lista, más bolsas negras al conteo. Espacios donde la tierra se convierte en archivo, donde la pala sustituye al expediente. Cada hallazgo, lejos de ser un triunfo de la Fiscalía, es la confirmación de su fracaso. No encuentran vivos; encuentran muertos. Y casi nunca por ellos mismos, sino por las familias que insisten en buscar.
Héctor Flores, de Luz de Esperanza, lo dijo sin rodeos: “Encontramos a nuestros hijos despedazados, torturados o esclavizados en vida”. La palabra “esclavitud” no es metáfora: es literal. En los testimonios se documenta el reclutamiento forzado para sicariato, para la producción de drogas, pero también para la pizca de aguacate, de limón, de caña. Mano de obra gratuita para el crimen. El desaparecido convertido en jornalero, en recurso explotable, en herramienta descartable.
El contraste es grotesco. Mientras miles de familias buscan a sus seres queridos, la Fiscalía apenas acumula expedientes como si fueran objetos perdidos. Más que ministerio público, parece la Oficina Nacional de Extraviados. “Se le perdió un hijo, vuelva en seis meses”, parece ser la consigna tácita. La ironía duele: la institución creada para proteger a las personas funciona como bodegón de papeles sin salida.
Y cuando detienen a algún sospechoso, el resultado es igual de indignante: pruebas débiles, carpetas mal integradas, jueces que liberan. El caso de Teuchitlán fue emblemático: policías municipales que operaban como escoltas de criminales. ¿Qué puede esperar el ciudadano cuando la patrulla es taxi de secuestro?
La justicia se vuelve simulacro: se detienen “sospechosos” para la foto, se filtran comunicados que hablan de avances, pero la realidad es que la impunidad se recicla una y cuando la marcha llegó a Palacio de Gobierno, las paredes de cantera fueron cubiertas con lonas de desaparecidos. La sede del poder convertida en muro de acusaciones. Cada rostro colgado era una denuncia silenciosa: usted, señor gobernador, no busca. Usted, señor fiscal, no previene. Usted, señor Estado, no sanciona.
La imagen fue brutal: el poder custodiado por policías, rodeado de fotografías de sus propios fracasos. Un espejo incómodo que no puede maquillarse con ruedas de prensa.
El clamor no fue solo un acto de memoria, fue un interrogatorio político: ¿Dónde están? ¿Quién los desapareció? ¿Quién se beneficia de su ausencia? Preguntas que la Fiscalía archiva en la gaveta equivocada. Preguntas que ningún funcionario se atreve a responder.
Mientras tanto, la sociedad mira de lejos, como si el dolor ajeno no fuera una advertencia propia. Pero la desaparición no es un problema de colectivos: es un crimen de lesa humanidad que erosiona la estructura del Estado. Hoy son las madres las que cavan, mañana serán comunidades enteras las que entierren su confianza en las instituciones.
Jalisco arde en la paradoja: tierra del tequila y de la innovación tecnológica en los discursos oficiales, pero territorio de fosas clandestinas en la realidad. Valle del Silicio en los folletos de inversión, pero valle del silencio en las fiscalías. Estado de modernidad en el eslogan, pero estado de madres con palas en el campo.
Con 15 mil desaparecidos, lo que se tambalea no es solo la seguridad pública, sino la idea misma de Estado. Porque un gobierno que no busca a sus ausentes es, él mismo, un gobierno desaparecido.
En X: @DEPACHECOS