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OPINIÓN

Sin que se acabe la fiesta ¡todos a trabajar!

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Por Isabel Venegas //

Siempre he creído que la escuela debe ser el lugar ideal, como cantaba Antonio Vega, donde nos llevara la imaginación, donde con los ojos cerrados fuera posible divisar infinitos campos; el lugar para convertir lo imposible en posible, lograr cosas nuevas, bellas, interesantes, el ágora donde se reta a sí mismo y descubre esa capacidad que de principio es insospechada.

Pero no solo lo queremos los maestros, también lo quieren los niños; en la encuesta previa a la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, a través de la iniciativa “Pacto por la Primera Infancia (PPI)”, se consultó a 7 mil 371 niños menores de 6 años, y 7 mil 930 mayores de 6 y hasta 12 años, a fin de poder presentar una propuesta argumentada

Los resultados exhiben como causas de tristeza, la desatención, el maltrato y abandono para los niños menores de 12 años de edad, a la vez que la posibilidad de jugar, tener esparcimiento y las relaciones familiares positivas, con expresiones de afecto son razones de felicidad, tanto como también lo es el cuidado por la naturaleza.

Es importante destacar la frecuencia con la que aparece la necesidad infantil denominada “pasar más tiempo con sus familias” y la petición de “ser tratados con cariño” (sin gritos y sin golpes).

La consulta también contó con la participación de 94,136 adultos, dando una sumatoria de más de 100,000 personas en dicho ejercicio, generando elementos suficientes para construir cuatro recomendaciones a las autoridades:

  1. Hacer de este ejercicio de escucha un instrumento para visibilizar a niñas y niños en políticas públicas, “desde el nivel estratégico hasta el nivel operativo”.

  2. Transformar los entornos para hacerlos “amigables a la crianza y facilitar a padres y madres el cuidado de sus hijos”.

  3. Crear sistemas de apoyo a las familias, principalmente a las que están en condiciones de mayor riesgo y vulnerabilidad.

  4. Poner a las niñas y niños en el centro del diseño de las políticas públicas.

La escuela no quiere convertirse en “la guardería” de los niños, está llamada a ser mucho más, pero no puede omitir elementos inherentes a su propio ejercicio y atender por ejemplo, la segunda recomendación como imperativo por el propio bien de la sociedad: Tanto los padres de familia, como los planteles escolares y entidades de gobierno, deben poner sus alertas en conjunto, porque el llamado lo hacen los niños que opinan ahora, como los adolescentes y jóvenes que manifiestan conductas preocupantes.

Es decir, conectando los resultados del ejercicio de participación ciudadana por la primer infancia -2019-, con los que presenta el INEGI -2017- en cuestión de salud mental se reportaron niveles de “ansiedad” en la población mayor a los 12 años de edad, por encima del 30% y de ese porcentaje más del 20% tiene una frecuencia de ataques diaria o semanal.

En 1994 se suicidaron 2207 personas, y en 2017 fueron 5837 los decesos, lo cual se puede analizar desde muchas dimensiones, diferentes trastornos y por diversas categorías el hecho, lo que no podemos negar es que la crisis emocional se está agudizando, y contrario a lo que suelen decir las autoridades encargadas de la seguridad pública, sostengo la idea de que quizá la “descomposición social” no tenga que ver sólo con temas de corrupción o fracaso en políticas económicas, creo que también tiene que ver con la “explotación-mercantilista” de la educación, al insertar metodologías de producción masiva y en serie, y términos como “calidad” sin cuidar la personalidad de la escuela, o el enfoque funcionalista, plural e incluyente.

Pongamos como ejemplo las políticas educativas de los últimos 10 años, la cuales van en el sentido del aumento a las jornadas laborales en los centros educativos, estrategia que surge en gran medida por el hecho de que los padres de familia también demandan una mayor permanencia de sus niños en las escuelas debido a que ambos tutores están fuera del hogar, pero esa ampliación a los calendarios anuales, jornadas de tiempo completo, o al diseño de clubes y talleres extra-curriculares, no ha sido sólidamente acompañado de una estructura de instrumentos suficientes para cuidar la estabilidad emocional y afectiva, tanto de niños como de maestros.

El foro consultivo científico y tecnológico, presentó un reporte en enero 2018, en el que cita los determinantes sociales y ambientales de la salud mental.

  • Individuales.

    • Alimentación adecuada, cercanía o apego a la familia, logros escolares, autocontrol, habilidades sociales, optimismo, creencias morales, valores, autoestima.

  • Familiares.

    • Padres que proveen cuidado y ayuda, armonía familiar, familia segura y estable, relaciones de apoyo, normas y moral sólida en la familia, comunicación afectiva, y expresión emocional.

  • Escolares.

    • Sentimiento de pertenencia, clima escolar positivo, grupo de pares pro-social, colaboración y apoyo, oportunidades de éxito y reconocimiento de logros, reglas de la escuela en contra de la violencia.

  • Sociales.

    • Relación cercana con una persona significativa (compañero(a)/mentor), oferta de oportunidades en momentos críticos o en cambios importantes, seguridad económica, buena salud física, acceso al mercado laboral, vivienda digna. Factores de riesgo

  • Individuales.

    • Componentes genéticos, daño cerebral prenatal, nacimiento prematuro, daño al nacer, desnutrición al nacer, discapacidad física e intelectual, salud deficiente en la infancia, falta de vínculos afectivos estables, enfermedad crónica, habilidades sociales deficientes, autoestima baja, aislamiento, impulsividad.

La proyección que hace la Organización Mundial de la Salud (OMS) es alarmante, habla de que para el 2020 la depresión será la segunda causa de mortalidad prematura y de discapacidad en el mundo, y la primera en países como México, desgraciadamente en casi el 50% de los casos existe la posibilidad de atender a los menores de 14 años y no se hace.

Esta es una invitación para continuar reflexionando sobre la enorme tarea que tenemos pendiente sobre salud mental y emocional en nuestro país, comenzando por nuestros niños, sus espacios y jornadas dentro de las escuelas, la sanidad mental de los profesores, administrativos y directivos; las condiciones de vida de los padres de familia, etc. de tal manera que encontremos lazos de coordinación y propuestas viables para que los logros que vayamos teniendo, sean verdaderas conquistas a largo plazo.

Por cierto, al finalizar mayo, reitero las felicitaciones a los trabajadores, a las madres, a los maestros, a los psicólogos, a los estudiantes; espero que haya habido –como expresan los niños de la encuesta- grandes abrazos, reconocimiento sincero y muchas expresiones de cariño y sin que se acabe la fiesta ¡Vamos todos a trabajar!

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar

E-mail: isa_venegas@hotmail.com

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