NACIONALES
Sobre la sobrerrepresentación electoral
																								
												
												
											Opinión, por Iván Arrazola //
En el contexto político de México, la sobrerrepresentación ha sido un tema central en los últimos meses, sobre todo en la víspera de la entrada de la nueva administración que planea hacer cambios de fondo al diseño institucional.
El fenómeno de la sobrerrepresentación se refiere a la situación en la que un partido político obtiene un porcentaje de escaños en el congreso mayor al porcentaje de votos que realmente recibió en las urnas. El tema ha adquirido relevancia porque en el Congreso se decidirá buena parte del futuro de nuestro país.
La sobrerrepresentación en México no es un fenómeno nuevo. Desde la reforma electoral de 1977, diseñada para permitir una mayor pluralidad política y representar mejor a las minorías, se estableció un sistema mixto de representación proporcional y mayoría relativa. Sin embargo, este sistema ha sido aprovechado por los partidos políticos mayoritarios para maximizar su presencia en el congreso, a menudo a expensas de una representación justa y equitativa.
En el caso particular de Morena y aliados con un 58.4% de la votación pretenden obtener un 74.4% lo que les daría una mayoría para hacer las reformas constitucionales de acuerdo con sus intereses. Las implicaciones de confirmarse este resultado serían enormes, pero de manera inmediata el principal problema se centra en la perdida de contrapesos y equilibrios, la mal llamada reforma judicial lejos de ayudar a tener un sistema de justicia más eficiente a lo que único que contribuiría es a tener un control por parte del partido en el gobierno sobre la elección y actuación de los ministros de la Corte
Uno de los grandes mitos que se crearon a partir de la transición mexicana es que los presidentes fueron malos gobernantes debido a su falta de capacidad. En realidad, desde Vicente Fox cambió la configuración del sistema, el presidente históricamente había gozado de amplias mayorías para hacer los cambios necesarios de acuerdo con las circunstancias, a partir de la llegada de Fox al poder esa capacidad de realizar cambios se terminó.
De ahí que muchos cambios y promesas de campaña no se pudieron cumplir, simplemente porque Fox no tuvo las mayorías en el congreso para impulsar su agenda. Esa falta de mayorías fue lo que provocó que las dos administraciones panistas naufragaran, y también fue lo que le permitió al PRI regresar al poder en el año de 2012, los cambios que se pudieron dar se concretaron porque hubo consensos, incluido el Pacto Por México de Peña Nieto, pero de ninguna manera hubo una imposición por parte del partido en el gobierno ya que no gozaba de mayorías.
Durante las últimas décadas, diferentes partidos han sido acusados de manipular el sistema a su favor. Las coaliciones electorales y las candidaturas comunes son estrategias que se utilizan para sortear las restricciones legales y aumentar el número de escaños obtenidos. Esta práctica ha sido denunciada por analistas y académicos que han señalado que estás prácticas son utilizadas para crear mayorías artificiales de partidos con poca representación.
Hoy ante los reclamos de un sistema que distorsiona la representación política en México cabe hacerse la pregunta de por qué los partidos no pensaron en hacer las reformas necesarias al sistema y la respuesta es simple, no lo hicieron porque así convenia a sus intereses, antes de pensar en un sistema que reflejará de manera fidedigna el peso de cada partido, prefirieron defender los intereses de los partidos mayoritarios.
Es por esa razón que hoy los partidos políticos tradicionales no llevan la voz cantante ante estos reclamos, son los medios de comunicación, los académicos, la sociedad civil, la que ha alzado la voz, lo que parece se convertirá en la constante en México ante una oposición ausente.
Sin embargo, lo que sí parece arrojar la sobrerrepresentación, decisión que en unas semanas seguramente ratificará el INE y el Tribunal Electoral, es que a partir de esta determinación comenzará una nueva lucha por la democracia en México. Morena podrá realizar todos los cambios que quiera al régimen constitucional y si bien adquirió el poder por la vía democrática no lo ejercerá de esa manera, su mayoría no la utilizará para crear condiciones más democráticas sino para tener un control total del poder.
Las nuevas fuerzas políticas de oposición que se conformen en el futuro tendrán como una de sus principales banderas generar un sistema electoral que represente de manera fidedigna el peso de cada uno de los partidos en México, pensar en mecanismos para tener un Poder Judicial independiente y un diseño institucional que privilegie los contrapesos y los límites al poder político, ahí está la agenda que deberá de abrazar la oposición a partir del 1 de octubre, cuando México entre nuevamente a un sistema autoritario de concentración de poder como el que ya vivió en el pasado.
