NACIONALES
Los Recuerdos del Porvenir
Conciencia con texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
Así como Ixtepec lamenta su decadencia en palabras de Elena Garro, cuyos Recuerdos del Porvenir nos trasladan a una realidad mágica, así la realidad de México pareciera una réplica similar. Si el porvenir es la repetición del pasado estamos ante una paradoja. Un retroceso que nos remontará a tiempos que, aunque pasados, no fueron mejores. Al menos no para las mayorías.
Los que nacimos el siglo pasado y hemos observado la evolución de este país con sus altibajos, regresiones, imposiciones, abusos, injusticias, arbitrariedades, despotismos e iniquidades, creíamos que la evolución era para adelante.
Cuando creíamos que habíamos superado etapas que retrasaron al país y propiciaron pobreza, miseria y mucha violencia, derivadas del sistema político creado por los ganones de la Revolución, sistematizadas y llevadas al cabo por el PRI durante siete décadas, surgen las peculiares y muy cuestionadas medidas de la 4T.
Con un discurso engañoso, embaucador, tramposo, estafador y bribón, es que se alude a que gracias a una camarilla que se empoderó en nuestra nación es que se habrían de corregir las innumerables series de condiciones y circunstancias que han hecho de nuestro país un paraíso para los abusivos y explotadores nacionales y extranjeros.
En los Recuerdos del Porvenir de la muy talentosa y casi desconocida, como escritora, Elena Garro, se expone cómo esa repetición del pasado ensombrece al presente. Es así como se incluye la sumisión a los poderosos; la tiranía de los empoderados; la pasividad de los pobres; la cobardía de los ricos y el abandono de todos a la llamada “res pública”.
Los Recuerdos del Porvenir actuales incluyen el cinismo de quienes reiteradamente condenan un pasado, pero implementan condiciones para retornar a lo que con descaro critican en sus discursos.
¿Cómo no van a hacerlo? Ellos son, también, producto de un sistema político impuesto desde que la Revolución de bajó del caballo y los trenes. Ese sistema, ideado principalmente por uno de los gandallas de la Revolución, el nativo de Guaymas, Francisco Plutarco Elías Campuzano (Calles, por su tío que lo adoptó) hacía creer que la nación dejaría a los caudillos a buen recaudo para apegarse a las instituciones; lo irónico es que Plutarco se erigió como “jefe máximo”, es decir el caudillo mayor, para hacer y deshacer por él o interpósitas marionetas.
Fundó así en 1929 el Partido Nacional Revolucionario, donde se amalgamaron todas las facciones y partidos creados a la sombra de la Revolución. Ese fue el abuelo del PRI… que ganó todo, invicto hasta que dejó el poder, pero que con su modus operandi sigue imperando porque jamás se abatió al sistema, por los alternantes.
Andrés Manuel López Obrador nació en la política en el PRI, como muchísimos políticos actuales, los más veteranos; su mentalidad, por lo que se ve, es Callista. Aunque en el discurso acusa a “los conservadores” de todos los males habidos y por haber, quiere (sus hechos, no sus palabras lo exhiben) conservar el poder, lo que lo convierte en el principal “conservador”.
Al estilo Plutarco: Hizo su propio partido; atrajo a políticos de todas las raleas (la mayoría con mala fama pública, tanto de su odiado PRI, como de su aborrecido PAN y de su detestado PRD). Es decir, Morena es una cueva de…grillos y vividores del presupuesto y sus negocios aledaños, que emigraron hacia el nuevo nicho de poder o fueron expulsados hacia esa nueva franquicia que – en el discurso- vomita al PRI, PAN, PRD y sus métodos fascistas, totalitarios clientelares, pero que en la práctica repite con sus muy peculiares maneras de embaucar ingenuos, por no decirles de otra manera.
¿La presidente Sheinbaum tendrá su propio espacio para gobernarnos? ¿Se podrá sacudir del pretendido Maximato del Peje? ¿Será la doctora Claudia “su Lázaro” para liberarse del conservador (del poder) o dejará que se repita la historia del Maximato? ¿Cómo nos percatamos que estamos en el proceso de los Recuerdos del Porvenir?
Basta observar cómo el líder de esta facción política y sus correligionarios, se han encargado de destruir sin compasión alguna a los organismos e instituciones que detonaron la caída del PRI. Entidades públicas o ciudadanas que minaron al totalitarismo del Revolucionario Institucional y socavaron lo que parecía imposible de suceder: un sistema antidemocrático, absolutista, tirano y dictatorial.
Las falsas premisas esgrimidas para deshacer lo poco ganado en aras de la democratización de este país, por quienes avalan y cumplen la voluntad de su “jefe de jefes” o “jefe máximo” trascenderán –inevitablemente- en falsos resultados, puesto que la intención fingida de mejorar la gobernanza no es otra cosa que destruir lo que pudiera obstaculizar sus ambiciones de poder absolutista, totalitario, al estilo del PRI del siglo XX.
En las “reformas” constitucionales se encuentran los Recuerdos del Porvenir non gratos para los mexicanos.
