LOS PELOTEROS
Las anécdotas del Tribilín Cabrera

Columna Vuelacercas, por Salvador Cosío Gaona //
La historia de los Charros de Jalisco no podría contarse sin el gran “Tribilín” Cabrera (Adolfo Alberto Mantecón Sánchez), el toletero cubano que llegó a Jalisco a finales de los 40’s pensando que era otro país, y decidió quedarse a vivir en esta entidad que le reconoció su trayectoria y cariño erigiendo su efigie en el “Paseo de Honor”, también conocido como “Paseo de las Estrellas” del estadio casa de los Charros, y que esta semana con melancolía lo vio partir rumbo a la siguiente dimensión desde donde seguramente seguirá portando orgulloso los colores azules de la novena a la que se entregó por más de 70 años.
Los Charros tuvieron el enorme privilegio de contar con él en ocho distintas décadas, siendo jugador en los años 40, 50 y 60, así como coach en los setentas, ochentas, noventas y aún en el 2000.
El inolvidable Tribilín Cabrera, nació el 24 de febrero de 1922 en Cienfuegos, Cuba, en donde el béisbol es el deporte nacional por excelencia y como cualquier niño nacido en la isla, desde temprana edad mostró su afición por el Rey de los deportes. El béisbol marcó su vida cuando más tarde sus grandes dotes al bat trascendieron la frontera hasta hacerlo llegar a México y en particular a Jalisco de donde ya nunca se quiso marchar.
Cuentan que Adolfo Alberto Mantecón Sánchez, arribó a México para buscar quedarse como pelotero en Yucatán, en donde existía la Liga Peninsular; una Liga muy fuerte como lo es hoy la Liga veracruzana o la independiente del Atlántico en Estados Unidos, en la cual juegan muchas jóvenes promesas muy fuertes, así como veteranos con gran fortaleza y a esta liga peninsular llegaban muchos cubanos, algunos ya pre contratados y otros como Adolfo que llegaron a buscar la aventura.
LAS ANÉCDOTAS
Cuando Adolfo llega a Yucatán, se dice que estaban esperando ahí a un jugador que le llamaban el ‘Chiquitín Cabrera’ y esperaban ver a un tipo muy alto, espigado y cuando lo vieron llegar a él lo confundieron, situación que aprovechó y dijo que él era el ‘Chiquitín Cabrera’ y así se quedó, así lo conocieron; ya con el tiempo y demostrando su valía -porque era muy buen pelotero-, por su tamaño que era muy alto, le pusieron ‘Tribilín’, por su parecido con el de las caricaturas, y aún cuando más tarde quedó aclarado lo de su nombre, a nadie importó y se le quedó el apodo de ‘ Tribilín Cabrera’, como lo bautizó la afición a la que se ganó enseguida jugando para los Charros, pues el año de su debut (1949) conquistó el campeonato de bateo y tuvo grandes actuaciones que le hicieron ganarse el cariño de los jaliscienses.
Ganó el título de bateo, con .382 de porcentaje. Conectó 7 jonrones y produjo 65 carreras. También fue líder en dobles (34) y en slugging (.583). El cubano fue pieza esencial en los campeonatos que Jalisco obtuvo en 1967 y 1971, primero como jugador y después como coach, respectivamente.
El 10 de noviembre de 2015 por iniciativa de Armando Navarro, presidente deportivo del club y de Salvador Quirarte, presidente administrativo, le fue rendido un homenaje en el estadio de los Charros, en donde se develó un busto en su honor, además de ser uno de los íconos del club que cuenta con su imagen caricaturizada.
Al término de la quinta entrada del juego de ese día, entre Charros y los Águilas de Mexicali, se suspendieron momentáneamente las acciones para que “Tribilín” hiciera su arribo al terreno de juego por el jardín central, en donde el público tapatío le brindó una gran ovación de pie.
Cabrera, vistió la franela albiazul en la década de los años 40, 50 y 60, en esta última, obteniendo el título de 1967; como coach, lo hizo en los 70 –segundo campeonato, en 1971–, 80 y 90, en tanto que en 2015 fue nombrado coach honorario.
Tribilín”, fue todo un caballero y personaje en el béisbol mexicano.
Entre otras grandes anécdotas del “Tribilín”, Infocajeme, recuerda aquella vez que jugando para los Charros fue protagonista del pleito quizá más sangriento en la historia del béisbol mexicano.
Fue un domingo 13 de agosto cuando se presentó esa bronca escalofriante:
Ruffus Lewis tiraba por Diablos y cuando “le acercó” un lanzamiento y luego le vino con otro que no sólo lo rasuró, sino que lo golpeó, se armó una trifulca.
“Cabrera se encolerizó y corrió hacia el montículo para golpear con el bat en la cabeza al americano Lewis y cuando éste yacía sobre la lomita, trató de rematarlo pero un compañero lo empujó y afortunadamente no acertó un segundo macanazo. Las cosas no pararon ahí ya que Bill Wright, jardinero de Diablos, vino desde su posición, recogió un bat de la caseta roja y le pegó en la cabeza a Cabrera. Allí estaban los dos jugadores con la cabeza rota a batazos que fueron llevados al hospital.
Al final, Diablos ganó 11 a 10 en 12 actos después de la trifulca más fea de la historia y los dos peloteros fueron suspendidos.
Hay otro instante inolvidable en la vida de “Tribilín”:
Ocurrió el 15 de julio de 1952 cuando el gran accidente del autobús donde viajaban los Sultanes de Monterrey.
Ese trágico día el autobús de la línea Transportes Fronteral con destino a la capital del país a eso de las 23:30 horas sobre la carretera México-Laredo.
El autobús donde viajaba fue embestido de frente con un camión cargado con siete toneladas de maíz a causa de que su conductor se durmió, perdiendo la vida el pítcher Vicente “Corazón” Torres y el torpedero Adolfo “Chamaco” García.
Otros 12 jugadores resultaron heridos, entre ellos los cubanos Adolfo “Tribilín” Cabrera, Pablo García, Carlos Colás y Heberto Blanco, Alfonso “Gallina” Peña, Raùl Alonso Cansino, José “Bimbo” Villegas, Rodolfo “Mulo” Alvarado, Pedro Comas, Guillermo Prieto, Francisco Ovando y Rogelio “Chango” González.
Diez días después reaparecieron en el Parque Cuauhtémoc venciendo 2-1 al Águila, pero con varios jugadores prestados por otros equipos.
E-mail: opinión.salcosga@hotmail.com
Twitter: @salvadorcosio1
LOS PELOTEROS
Un llamado a la grandeza de Benjamín Gil: “Hoy el gran equipo de Guadalajara es Charros”

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
Benjamín Gil no es solo un manager de beisbol, es un líder que lleva la pasión por este deporte en la sangre y un amor profundo por Jalisco en el corazón.
Sus palabras, cargadas de sentimiento, no son un simple reclamo a la afición; son un grito de guerra que busca encender el alma de Guadalajara, una ciudad que tiene la oportunidad única de escribir su nombre en los anales del beisbol mexicano.
Los Charros de Jalisco, bajo la guía de Gil y el respaldo de la familia González Íñigo, están al borde de un logro histórico: ser campeones en verano y en invierno, un hito sin precedentes que puede cambiar el rumbo del deporte en México.
Pero este sueño no se construye solo en el diamante; se forja en las gradas, en el rugido de una afición que hace temblar el estadio y convierte cada juego en una experiencia inolvidable.
Tiene razón Gil cuando expresa que Guadalajara no es cualquier ciudad. Es la cuna del beisbol mexicano, la única en el país con dos equipos profesionales, uno en la Liga Mexicana del Pacífico y otro en la Liga Mexicana de Beisbol.
“Respeto a Chivas y Atlas, pero hoy el gran equipo de Guadalajara es Charros de Jalisco. Representamos a la gente tapatía, con su coraje, corazón y garra de trabajadores entregados. Guadalajara es única en México por tener dos equipos. Deberíamos ser la ciudad más beisbolera del país, pero en el estadio no lo demostramos”, expresó el timonel de Charros esta semana al solicitar el apoyo de la afición tapatía”.
Esta distinción debería traducirse en una afición inquebrantable, en estadios llenos de pasión, en un apoyo que se sienta desde el primer lanzamiento hasta la última jugada. Sin embargo, como Gil lo expresó con el corazón en la mano, la respuesta de la afición no ha estado a la altura.
En los juegos de play-off, el Estadio Panamericano, que debería ser una fortaleza inexpugnable, ha visto gradas con apenas 6 mil personas, mientras otras plazas del país reúnen a 15 mil o más por partido. Esta apatía duele, no solo al equipo, sino a todos los que creen en el potencial de Guadalajara para ser la capital indiscutible del beisbol.
A quienes critican desde la comodidad de los chats, a los que prefieren mirar hacia otras ligas o se pierden en la mezquindad de ignorar los logros de los Charros, les decimos: el beisbol es más que un juego, es unión, orgullo y comunidad.
Durante décadas, Guadalajara careció de un equipo profesional porque la afición no respondió. Hoy, gracias al esfuerzo de empresarios serios como la familia González Íñigo, los Charros son una realidad vibrante, un equipo que representa la garra, el coraje y el espíritu trabajador de esta gran ciudad.
No dejen que esta oportunidad histórica se desvanezca en el silencio. Este es el momento de despertar, Guadalajara. No se trata solo de llenar el estadio, sino de ser parte de un legado. Traigan a sus familias, vengan con sus amigos, griten por cada batazo, celebren cada out.
Hagan que los Charros sientan que no están solos en esta batalla épica. Que el Estadio Panamericano se convierta en un volcán de pasión, donde los rivales teman jugar y los jugadores se sientan invencibles. No esperen a la final para unirse a la fiesta; sean parte de ella desde ahora, desde esta serie, desde este preciso instante.
Guadalajara, esta es tu hora de brillar. Demuestra que eres la afición más grande, la más leal, la que nunca se rinde. Los Charros son el reflejo de tu carácter, de tu lucha, de tu grandeza. No dejes que te lo cuenten.
¡Vive la historia, sé parte de la leyenda! Que el próximo juego marque el inicio de una fiesta que resuene en todo México. ¡Arriba los Charros, arriba Guadalajara!
LOS PELOTEROS
Charros de Jalisco brilla en los playoffs: Se enfrentará en semifinales a Algodoneros

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
Charros de Jalisco ha sorprendido a propios y extraños al clasificar a las semifinales de la Zona Norte en los playoffs de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), tras derrotar al líder Sultanes de Monterrey en una serie vibrante.
Con un pitcheo estelar, una ofensiva oportuna y una defensa sólida, los pupilos de Benjamín Gil demostraron que están listos para pelear por el título, rompiendo expectativas tras 34 años sin postemporada.
UN ARRANQUE EXPLOSIVO CONTRA SULTANES
Charros enfrentó a un formidable Sultanes de Monterrey, líder de la Zona Norte, en una serie de siete juegos. A pesar de las predicciones que los descartaban, los caporales lograron un cierre espectacular en la temporada regular, dejando fuera a Saraperos de Saltillo para asegurar su lugar en los playoffs.
En el decisivo séptimo juego, disputado en el Palacio Sultán, Charros se impuso 6-0, sellando la serie con cuatro victorias. El mexicano Luis Armando Payán fue la figura estelar. En el último juego, lanzó 6.1 entradas, permitiendo solo un hit y manteniendo el cero, una actuación magistral que maniató a la ofensiva regia.
Payán, orgullo de Guasave, ya había brillado el martes previo en el Estadio Panamericano, lanzando cinco entradas y guiando a Charros a una victoria contundente de 14-2 sobre Sultanes. Sus dos salidas en la serie, ambas victoriosas, lo consolidan como el pilar del cuerpo de lanzadores.
OFENSIVA Y DEFENSA A LA ALTURA
La ofensiva de Charros respondió desde el primer inning del juego decisivo. Calhoun abrió el marcador con un elevado de sacrificio que trajo a Wielansky al plato. El momento clave llegó con el cuadrangular de Garlick, un bombazo al jardín izquierdo con Mateo Gil y Sands en base, sumando cuatro carreras de inmediato.
Garlick volvió a remolcar en la tercera entrada, y Calhoun anotó la sexta carrera en la quinta, asegurando una ventaja cómoda.
La defensa, que había sido irregular en la temporada, se mostró impecable. En la octava entrada, con bases llenas y John Lester, el mejor bateador de Sultanes, al plato, Trevor Clifton entró al relevo y dominó con un roletazo, sofocando la amenaza. Sasagi Sánchez también contribuyó al cerrar la puerta a Monterrey, consolidando una actuación colectiva de alto nivel.
UN EQUIPO TRANSFORMADO BAJO EL LIDERAZGO DE GIL
Charros ganó tres de los cuatro juegos disputados en Monterrey, un logro notable frente a la afición local. Aunque Sultanes se recuperó ganando tres juegos consecutivos tras perder los primeros tres, Charros mostró resiliencia y carácter en el juego definitivo.
El manager Benjamín Gil, conocido por su capacidad para motivar, ha transformado a un equipo que durante la temporada regular tuvo altibajos en uno que ahora juega con hambre de triunfo. “Charros no solo compite, viene por el título”, afirmó Gil tras la victoria.
El cuerpo de lanzadores inicialistas, liderado por Payán, Zac Grotz y Luis Iván Rodríguez, demostró solidez. Grotz, quien abrió el primer juego en Monterrey, contuvo a la poderosa ofensiva regia, mientras Rodríguez, oriundo de Ocotlán, lanzó 4.2 entradas sin carreras en el segundo juego. Este trío, respaldado por relevistas como Gonsalves y Clifton, da a Charros una base sólida para las semifinales.
SEMIFINALES DEFINIDAS: CHARROS CONTRA ALGODONEROS
Con la victoria, Charros avanzó a las semifinales de la Zona Norte, donde enfrentará a Algodoneros de Unión Laguna. Por su parte, Sultanes se medirá a Tecos de los Dos Laredos, que eliminó a Acereros de Monclova (10-4) en el séptimo juego. Las semifinales prometen intensidad, pero Charros llega con un impulso innegable, motivado por su espíritu combativo y el liderazgo de Gil.
UN LEGADO EN CONSTRUCCIÓN
La hazaña de Charros marca un hito tras 34 años sin playoffs, un logro que resuena en la afición jalisciense. La máquina naranja está afinada, jugando con inspiración y disciplina.
Este equipo, que combina talento mexicano y extranjero, ha demostrado que puede superar a los gigantes de la LMB. Con Payán como estandarte y Gil como estratega, Charros no solo busca competir, sino escribir un nuevo capítulo glorioso en su historia. Jalisco está listo para soñar con el campeonato.
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Julio Urías podría debutar con Tomateros de Culiacán en la Liga Mexicana del Pacífico

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
La afición de la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) podría ver en acción al pitcher mexicano Julio Urías, quien recibió una invitación de los Tomateros de Culiacán para integrarse a su pretemporada rumbo a la temporada 2025-26.
El club guinda incluyó al serpentinero en su lista de jugadores convocados para el Summer Camp, que comenzará el 8 de septiembre.
Tras un período de inactividad derivado de una sanción por violencia doméstica impuesta por la MLB, Urías no fue contratado por ningún equipo de Grandes Ligas tras finalizar su contrato con los Los Angeles Dodgers en 2023.
Desde el 17 de julio de 2024, el pitcher es agente libre y está habilitado para firmar con cualquier organización, aunque aún no hay noticias sobre su futuro en la Gran Carpa.
Tomateros de Culiacán, que posee los derechos del lanzador, le ofrece la oportunidad de regresar al béisbol profesional.
Si Urías se mantiene en el roster tras la pretemporada, podría debutar en la LMP en la temporada que inicia el 15 de octubre contra Algodoneros de Guasave.
Además, el pitcher participaría en los juegos de preparación en Puerto Vallarta y La Paz.
Esta invitación representa una puerta abierta para que Julio Urías retome su carrera en el béisbol mexicano, mientras los aficionados esperan con expectación su posible regreso al diamante.
Para la Liga ARCO Mexicana del Pacífico sería un gran imán que el culichi vistiera el uniforme guinda, dado su gran cartel construido hasta antes de la suspensión que se registró en MLB, toda vez que había sido el pitcher más ganador en la Gran Carpa en las últimas dos temporadas con Dodgers, sobresaliendo su actuación en la Serie Mundial, clave para que Los Ángeles se coronaran campeones.
Hay gran expectación sobre la decisión que tome Urías ante esta invitación de Tomateros de la ciudad donde nació el gran lanzador que conquistó el mejor béisbol del mundo.
Aunque hay incógnita del estado de su brazo por dos años de estar fuera de actividad profesional, ha trascendido que no ha dejado de entrenar para mantenerse en forma.
Ojalá Julio decida regresar al béisbol ante su gente, la que vio su nacimiento y desarrollo como pelotero desde su niñez hasta su adolescencia, antes de ser firmado por los Dodgers de Los Angeles.