JALISCO
La fuerza de la palabra
Desde los Campos del Poder, por Benjamín Mora Gómez //
Aprendí que la palabra contiene la fuerza del compromiso que la sostiene y la voluntad que la alimenta. Como alumno marista aprendí que Dios, al crear al universo y todo lo que en él se contiene, no hizo planes previos ni a futuro, sino que solo habló con toda la fuerza de su divinidad que hoy, tras siglos de su creación, el universo continúa creciendo en nuestra dimensión humana y que, al fin, buscamos explicarnos desde la física cuántica.
Hemos comprendido que la vibración, buena o no, de nuestras palabras y pensamientos son la energía de nuestras acciones y que éstas dan forma a las obras que contienen nuestros universos personales que se suman a los otros universos en los que vivimos e interactuamos con las otredades que enriquecen nuestra mismidad; en otras palabras, que cada palabra que emitimos es una declaración que elevamos al campo cuántico del gran universo que Dios nos devuelve según su esencia de bondad o no.
Mi madre me insistía en cuidar lo que yo desease porque podría convertirse en realidad, así que, si yo desease abundancia, abundancia tendría, pero, si envolvía mis pensamientos de escasez, mezquindad y miedo, escasez, mezquindad y miedo obtendría. Aprendí que nuestra consciencia jamás descansa, ni aun dormidos y que también nos atrae lo que pedimos en la inconsciencia. Lo creas o no, lo que decretas, consciente o inconsciente, sucede.
Recuerdo aquel día en que se me dijo: “Dios creó el universo y en él puso al hombre para usarlo a su favor, disfrutándolo, respetando su origen divino y siendo también co-creador”, por desgracia, lo olvidamos y nos llenados de autosuficiencia, montándonos en la soberbia de proclamarnos reyes de la creación.
Dicho lo anterior, te invito a volcarlo a lo del día a día de la política reciente.
Donald Trump ganó aun con toda la carga que lleva su vida de rompimientos y abusos sobre la ley y de los propios norteamericanos, aquellos que lo eligieron. Ganó y ahora tendrá cuatro años para perdonarse a sí mismo y borrar su pasado punible, y luego gobernar según su estilo personalísimo, sobrado de poder. Perdió Kamala Harris como consecuencia de un mal y envejecido presidente demócrata: Joe Biden.
Donald Trump vociferó mil acciones en contra de las omisiones en materia de narcotráfico, en especial del fentanilo, del presidente Andrés Manuel López Obrador, que mata a miles de norteamericanos cada año. Creo que la felicitación -tardía- de Claudia Sheinbaum se agradecerá, pero no cambiará las exigencias de orden legal en México que Trump mantendrá.
Tales omisiones de López Obrador, si Sheinbaum las resuelve de mutuo propio, a ella le vendrá bien y mejor a nuestras relaciones comerciales con EEUU, incluso, podría ser un acicate para suavizar las políticas de repatriación de miles y miles de mexicanos en EEUU que entraron de manera no legal y que no podemos atender.
Reconozcámoslo, las exigencias del gobierno norteamericano en materia de narcotráfico también a nosotros nos vienen bien y son obligación de nuestra presidente. En términos de física cuántica, a nosotros y Sheinbaum nos permitiría vibrar con armonía legal en ese y todos los demás temas, en especial ante el Poder Judicial.
Todos recordamos a López Obrador por su vocación férrea en romper con la ley. La razón es simple, su rebeldía fragrante ante el estado de derecho que lo llevó a la presidencia de la república podría ser el mismo que le detuviera en su afán de permanecer en el poder hasta ver cumplido su sueño personal presidencial. Las rebeldías de Trump y AMLO ante la ley es el sueño tácito de millones de norteamericanos y mexicanos, de ahí su beneplácito hacia ambos señores, aunque en ello vaya su inseguridad jurídica.
.López Obrador se atrevió, de la manera más descarada, a desafiar a la preeminencia de la ley en la vida diaria, pero igual hizo Jorge Sandoval, ministro del Supremo Tribunal de Jalisco y padre de Jorge Aristóteles, nuestro exgobernador, cuando pidió actuar fuera de la ley para ganar aquella elección a gobernador. Siempre ha sido uso y costumbre en el poder político y económico en México y el mundo.
Claudia Sheinbaum no debería aguardar un solo día a cumplir su mandato de orden y paz que juró darnos a todos. Donald Trump no debería exigirle respetar su palabra y blindar nuestra frontera norte al paso de drogas a su país; esto debería darse por descontado. Y sí, creo que el tema del narcotráfico está implícito en nuestras relaciones comerciales y el tratado que las regula, aunque no se lo mencione… es comercio, ilegal, pero comercio, como son la venta y compra de armas y el tráfico humano.
No, a mí no me ofende que nadie fuera de México exija a nuestra presidente cumplirnos con el orden y la paz; antes bien, lo agradezco si con ello recibo orden y paz. Todos hemos fijado posición en los conflictos bélicos de Rusia contra Ucrania y entre Israel y Palestina, y no por ello nos extralimitamos en sus asuntos locales. El narcotráfico es de interés mundial.
La colisión de legalidad que se sufre en el Poder Judicial mexicano no atraerá la preocupación ciudadana mayoritaria hasta que ya nada se pueda remediar, igual que nuestras diferencias con el gobierno norteamericano no se solventarán hasta que el tráfico de personas, armas y droga se atiendan con toda la fuerza de la ley. Una ley divina es que la noche caerá aun cuando nuestro día haya sido de la mayor inutilidad; cambiemos.
