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OPINIÓN

La innovación en bienestar, longevidad y recuperación: Terapia de suero de Nad+

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Salud y bienestar, por Gabriela Arce //

Como están queridos lectores, espero que hayan tenido una excelente semana.

¿Ya están listos para que les comparta un nuevo artículo sobre bienestar?

Es muy importante todo lo que pueda aportar a la salud.

Porque pienso que si algo nos da la fuerza necesaria para trabajar, disfrutar y motivar nuestra vida cada día, es precisamente la salud.

Hoy les comparto el tema que elegí esta semana el cual me causó mucho interés y ya la probé y si me sentí mucho mejor y con más energía.

Terapia de suero de NAD+: la innovación en bienestar, longevidad y recuperación

La terapia de suero de NAD+ es una de las intervenciones más avanzadas y prometedoras en el campo de la medicina regenerativa y el bienestar. Este tratamiento se ha vuelto popular entre quienes buscan mejorar su salud celular, combatir el envejecimiento, aumentar la energía y optimizar el funcionamiento físico y mental. Pero, ¿qué es exactamente el NAD+ y cómo funciona esta terapia? En este artículo, exploraremos en profundidad los beneficios, aplicaciones y fundamentos de esta innovadora técnica.

¿Qué es el NAD+?

El NAD+, o nicotinamida adenina dinucleótido, es una coenzima que desempeña un papel crucial en numerosos procesos biológicos esenciales. Este compuesto se encuentra en todas las células vivas y es fundamental para:

La producción de energía: Participa en la conversión de nutrientes en energía mediante el metabolismo celular.

La reparación del ADN: Ayuda a reparar daños en el ADN que ocurren debido al envejecimiento, la exposición a toxinas o el estrés.

La regulación de los relojes biológicos: Influye en los procesos relacionados con el envejecimiento y la longevidad.

La comunicación celular: Es clave para mantener la salud y la función óptima de las células.

Con el tiempo, los niveles de NAD+ disminuyen de forma natural debido al envejecimiento, el estrés, las enfermedades y los estilos de vida poco saludables, lo que puede afectar negativamente la función celular y contribuir a enfermedades crónicas.

¿En qué consiste la terapia de suero de NAD+?

La terapia de suero de NAD+ implica la administración intravenosa de esta coenzima directamente al torrente sanguíneo. Esta vía permite una absorción rápida y eficiente, maximizando los beneficios del tratamiento. Durante la sesión, que puede durar entre 2 y 6 horas dependiendo de la dosis, los pacientes reciben NAD+ junto con soluciones hidratantes y, en algunos casos, vitaminas y antioxidantes.

Beneficios de la terapia de sduero de NAD+

La infusión de NAD+ ofrece una amplia gama de beneficios, que van desde la mejora del rendimiento físico y mental hasta el apoyo en la recuperación de enfermedades crónicas. A continuación, detallamos sus principales beneficios:

1. Mejora de la energía y la vitalidad

El NAD+ es esencial para la producción de ATP, la principal fuente de energía de las células. A medida que los niveles de NAD+ aumentan, los pacientes suelen experimentar un aumento significativo en su energía, resistencia física y sensación de bienestar general.

2. Apoyo a la longevidad

El NAD+ activa las sirtuinas, unas proteínas relacionadas con la regulación del envejecimiento celular. Este mecanismo ayuda a prevenir el daño celular y promueve la regeneración de tejidos, lo que puede retrasar los signos del envejecimiento.

3. Mejora de la salud mental y cognitiva

El NAD+ tiene efectos positivos en el cerebro al optimizar la comunicación entre las neuronas, mejorar la plasticidad cerebral y apoyar la producción de neurotransmisores. Esto puede traducirse en:

Mayor claridad mental.

Mejor memoria y concentración.

Reducción de los síntomas de ansiedad y depresión.

4. Recuperación del estrés oxidativo y el daño celular

La terapia de NAD+ ayuda a reparar el daño celular causado por el estrés oxidativo, las toxinas ambientales, las dietas poco saludables y los hábitos dañinos como el consumo excesivo de alcohol o tabaco.

5. Apoyo en la recuperación de adicciones

El NAD+ se utiliza en programas de desintoxicación para ayudar a las personas que se recuperan de adicciones a sustancias como el alcohol, los opiáceos o las benzodiacepinas. Ayuda a regenerar las células dañadas por el abuso de sustancias y reduce los antojos al equilibrar los químicos cerebrales.

6. Mejora del rendimiento deportivo

Atletas y personas activas recurren a esta terapia para mejorar la recuperación muscular, aumentar la resistencia y reducir la fatiga tras el ejercicio intenso.

7. Fortalecimiento del sistema inmunológico

El NAD+ refuerza las defensas del cuerpo al mejorar la salud de las células inmunológicas y optimizar su respuesta ante infecciones y enfermedades.

Aplicaciones médicas de la terapia de NAD+

Además de sus beneficios generales para el bienestar, la terapia de suero de NAD+ se está utilizando como apoyo en el tratamiento de diversas condiciones médicas, tales como:

•Enfermedades neurodegenerativas (como el Alzheimer y el Parkinson).

•Fatiga crónica y fibromialgia.

•Estrés postraumático (TEPT).

•Enfermedades autoinmunes.

•Recuperación tras tratamientos de quimioterapia o radioterapia.

El procedimiento: ¿qué esperar durante una sesión?

Antes de iniciar la terapia, el paciente se somete a una evaluación médica para determinar su estado general de salud y las dosis recomendadas de NAD+. El procedimiento es sencillo y cómodo:

1.Consulta inicial: Se identifican las necesidades específicas del paciente y se diseña un plan personalizado.

2.Administración intravenosa: El suero de NAD+ se administra en una infusión intravenosa, asegurando una absorción inmediata.

3.Duración: Cada sesión puede durar de 2 a 6 horas, dependiendo de la dosis y los objetivos terapéuticos.

4.Monitoreo: Durante la infusión, un profesional de la salud supervisa al paciente para garantizar su comodidad y seguridad.

Efectos secundarios y precauciones

Aunque la terapia de suero de NAD+ es generalmente segura, algunas personas pueden experimentar efectos secundarios leves durante o después del tratamiento, como:

Náuseas.

Dolores de cabeza.

Sensación de calor o enrojecimiento.

Estos síntomas suelen ser temporales y desaparecen rápidamente. Es importante recibir la terapia en centros especializados y bajo la supervisión de un profesional médico para minimizar riesgos.

¿Quién puede beneficiarse de la terapia de NAD+?

Esta terapia es adecuada para una amplia variedad de personas, incluidas aquellas que:

Desean mejorar su rendimiento físico y mental.

Buscan reducir los efectos del envejecimiento.

Están en recuperación de enfermedades crónicas o adicciones.

Desean apoyar la salud celular y prevenir enfermedades relacionadas con el estrés oxidativo.

Sin embargo, no se recomienda para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, ni para personas con ciertas afecciones médicas específicas, a menos que se indique lo contrario por un médico.

El Futuro de la terapia de suero de NAD+

A medida que avanza la investigación, la terapia de suero de NAD+ está ganando reconocimiento como una herramienta poderosa en la medicina personalizada y el cuidado integral de la salud. Su capacidad para trabajar a nivel celular abre nuevas posibilidades para tratar enfermedades complejas y mejorar la calidad de vida.

Conclusión

La terapia de suero de NAD+ es una innovación revolucionaria que aborda problemas de salud desde su origen: la función celular. Desde aumentar la energía y la longevidad hasta apoyar la recuperación de enfermedades crónicas, este tratamiento ofrece beneficios que van más allá de lo convencional. Si bien aún es un área de investigación activa, su eficacia y seguridad ya la han convertido en una de las terapias más buscadas por quienes desean optimizar su bienestar físico y mental. Como siempre, es fundamental consultar con un especialista para determinar si este tratamiento es adecuado para ti y cómo puede adaptarse a tus necesidades específicas.

Me despido de ustedes y les recuerdo. Que juntos podemos trabajar hacia soluciones que promuevan la salud.

Gracias por su atención y su compromiso con este artículo. Siempre quedo atenta a sus comentarios. Gabriela Arce Siqueiros.

E-mail: siqueiros.arte@gmail.com

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NACIONALES

La política detrás de la pobreza

Publicado

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– Opinión, por Iván Arrazola

El informe sobre pobreza multidimensional elaborado por el INEGI ha generado un intenso debate en la opinión pública. Este tipo de pobreza no se mide únicamente por el nivel de ingresos, sino que considera múltiples carencias que afectan la calidad de vida de las personas, como el acceso a la salud, la educación, la seguridad social, la vivienda y los servicios básicos.

Desde esta perspectiva integral, que permite dimensionar la pobreza más allá de lo económico, los resultados muestran que alrededor de 13 millones de mexicanos dejaron atrás esta condición en los últimos seis años, una cifra que merece análisis detenido.

Este resultado se atribuye al aumento sostenido del salario mínimo, a las remesas y al fortalecimiento de programas sociales. Sin embargo, hay un factor menos mencionado y no menos decisivo: la dimensión política. Desde que la llamada Cuarta Transformación llegó al poder, se tomaron decisiones estratégicas que modificaron el diseño y la operación de las políticas sociales en México.

Una de las más relevantes fue la incorporación de los programas sociales a la Constitución, lo que los blindó frente a posibles cambios de gobierno y aseguró su permanencia como derecho exigible. Este movimiento no solo implicó una apuesta de largo alcance, sino que también obligó a las fuerzas políticas opositoras a respaldar la reforma, otorgándole un consenso inusual en la historia reciente del país.

El impacto político de esta decisión se tradujo en programas de alto alcance y visibilidad, como Jóvenes Construyendo el Futuro, diseñado para brindar a los jóvenes la oportunidad de aprender un oficio, o la duplicación de la pensión universal para adultos mayores, que se convirtió en el programa estrella del sexenio.

La masificación de estos apoyos, junto con el discurso que los acompañó, generó una narrativa de justicia social que caló en sectores históricamente desfavorecidos. No obstante, este despliegue requirió recortes significativos bajo el principio de austeridad republicana, el rediseño institucional que llevó a la desaparición de organismos y nuevas disposiciones como la limitación de los salarios de funcionarios públicos.

La política también explica por qué, a pesar de los avances estadísticos, persisten rezagos estructurales. El informe del INEGI revela que, aunque se redujo la pobreza extrema a siete millones de personas, el 48.2 % de la población sigue sin acceso a seguridad social, el 34.25 % carece de servicios de salud y el rezago educativo alcanza al 18.6 %.

Estos datos muestran que las transferencias directas son una herramienta eficaz para aliviar carencias inmediatas, pero no sustituyen la necesidad de fortalecer servicios públicos de calidad.

El factor político también se refleja en la facilidad con la que el gobierno ha operado cambios profundos sin enfrentar un costo elevado. Con mayorías legislativas que permitieron aprobar presupuestos y reformas sin necesidad de negociar con la oposición, el Ejecutivo logró avanzar en su proyecto prácticamente sin contrapesos. Esta ausencia de rendición de cuentas ha significado que incluso decisiones cuestionadas, como el cierre de estancias infantiles o los recortes a instituciones, no hayan representado un desgaste significativo para el oficialismo.

El caso de la educación resulta ilustrativo: mientras el rezago educativo a nivel nacional alcanza al 18 % de los niños en edad escolar, en comunidades indígenas la cifra es más dramática, con cuatro de cada diez menores fuera de la escuela. Pese a ello, la narrativa oficial ha centrado la atención en el número de personas que superaron la pobreza multidimensional, construyendo un relato que coloca al gobierno como el artífice de una hazaña histórica.

Sin embargo, este logro tiene matices. El informe advierte que los programas sociales no llegan con la misma intensidad a todas las regiones del país y que los estados del sur siguen registrando índices de pobreza superiores al 50 %. Ello sugiere que, si bien los apoyos generan un alivio inmediato, no siempre atacan de raíz las desigualdades estructurales ni garantizan la igualdad de oportunidades en el largo plazo.

La reducción de la pobreza multidimensional, celebrada como una de las mayores victorias del régimen, debe entenderse entonces como el resultado no solo de factores económicos y sociales, sino también, y de manera decisiva, de factores políticos.

No obstante, este avance también evidencia los riesgos de un modelo basado en transferencias económicas directas, sin un fortalecimiento paralelo de los servicios públicos y sin contrapesos institucionales que garanticen transparencia y rendición de cuentas.

Los resultados del informe sobre pobreza multidimensional muestran un logro significativo, pero también plantean preguntas de fondo: ¿es sostenible este modelo de política social en el tiempo?, ¿podrá el país reducir la pobreza sin comprometer la calidad institucional y los derechos ciudadanos? La respuesta dependerá de si México logra equilibrar la eficacia política de las transferencias con la construcción de un sistema robusto de servicios y garantías sociales que trasciendan coyunturas y administraciones.

 

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NACIONALES

La toga en las urnas: 1 de septiembre, el inicio de una nueva era judicial

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– A título personal, por Armando Morquecho Camacho

El 1 de septiembre marcará un momento histórico para México. Por primera vez, jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación entrarán en funciones tras haber sido electos mediante voto popular.

No se trata solo de un cambio en la forma de llegar a estos cargos, sino de un giro profundo en el que la legitimidad social y la relación con la ciudadanía pasan a jugar un papel tan visible como el conocimiento técnico y la trayectoria profesionales.

Hasta ahora, los jueces y magistrados ascendían a la carrera judicial mediante exámenes y concursos de oposición. Este modelo privilegiaba la formación académica, la experiencia en tribunales y el mérito profesional. Los ministros, por su parte, eran propuestos por el Ejecutivo y avalados por el Senado, con lo que cada nombramiento implicaba negociaciones políticas y acuerdos legislativos.

Sin embargo, incluso en el ámbito de la carrera judicial, las asignaciones a estados o circuitos no estaban exentas de influencias internas: el Consejo de la Judicatura y las dinámicas internas del Poder Judicial determinaban en muchos casos los destinos de quienes habían aprobado los exámenes. Este equilibrio entre mérito técnico y realidades institucionales definía hasta ahora el acceso y la carrera dentro del Poder Judicial.

El cambio que inicia este septiembre es profundo. La elección popular introduce un vínculo directo entre ciudadanía y justicia. Los jueces y ministros que asumen su cargo ya no son únicamente expertos reconocidos por sus colegas; son personas elegidas por votación, con una legitimidad social explícita.

Esto implica responsabilidades adicionales: deberán responder a la sociedad que los eligió, sin sacrificar la imparcialidad ni la técnica jurídica que exige su función. La legitimidad democrática y la independencia judicial ahora deberán coexistir de manera armoniosa, y será interesante observar cómo se logra este equilibrio en los próximos años.

La historia ofrece paralelismos útiles para entender este cambio. Durante la Revolución Francesa, la justicia dejó de ser un privilegio exclusivo del monarca y de la nobleza. Se instituyó para que ciertos jueces, como los jueces de paz, fueran elegidos por asambleas locales. La intención era acercar la justicia al pueblo y garantizar que los magistrados respondieran a las necesidades de las comunidades, sin perder el rigor técnico ni la formación profesional.

México enfrenta un desafío similar: combinar la legitimidad democrática con la imparcialidad y el conocimiento profundo de la ley. La experiencia francesa muestra que la elección popular puede fortalecer la confianza ciudadana, siempre que existan mecanismos claros para preservar la independencia del juez.

De esta manera, la entrada en funciones de estos jueces, magistrados y ministros tiene como principal tarea modificar la percepción que la sociedad tiene del Poder Judicial. Durante décadas, los tribunales se percibieron como espacios lejanos, inaccesibles y opacos.

El lenguaje técnico, los procedimientos largos y la distancia con la ciudadanía reforzaban la idea de un poder aislado. Ahora, la elección popular obliga a que los juzgadores sean comprensibles, transparentes y responsables frente a quienes los eligieron. La justicia deja de ser un mecanismo abstracto para convertirse en un instrumento que debe conectar con la vida cotidiana de la gente.

No obstante, la elección no reemplaza los retos estructurales del sistema judicial. La carga de trabajo, la lentitud de procesos, la infraestructura limitada y los recursos escasos siguen siendo problemas que afectan la eficiencia y la percepción de justicia.

Lo que cambia es el vínculo simbólico: los jueces ya no solo son figuras técnicas, sino representantes de la voluntad ciudadana en la toma de decisiones judiciales. Esa cercanía puede fortalecer la confianza, siempre que se mantenga la disciplina y la autonomía profesional que exige la ley.

El reto para esta generación es doble. Deben mostrar independencia y conocimiento, pero también construir puentes de confianza con la ciudadanía. Las expectativas populares son altas y, al mismo tiempo, la función judicial exige prudencia, análisis profundo y apego estricto a la ley.

Esta tensión será uno de los factores definitorios del éxito del modelo. La legitimidad democrática no puede debilitar la imparcialidad; al contrario, debe fortalecerla al demostrar que un juez electo puede decidir con justicia y rigor.

El 1 de septiembre no marca simplemente un relevo de cargos: inaugura un laboratorio institucional en el que la democracia y la justicia deberán coexistir. Los nuevos jueces, magistrados y ministros comenzarán a escribir la historia de una etapa en la que la balanza judicial se conecta con la voluntad ciudadana. La ciudadanía, por su parte, tendrá la oportunidad de evaluar cómo esta relación influye en la eficiencia, la transparencia y la confianza en la justicia. Este ejercicio será clave para consolidar un sistema judicial más cercano, legítimo y comprensible.

El futuro de esta reforma depende de la capacidad de los jueces para equilibrar la legitimidad social con la técnica profesional y del acompañamiento crítico de la ciudadanía. La justicia electa, al final, será tan fuerte y confiable como lo sea la sociedad que la observa, la exige y la respalda.

En definitiva, el 1 de septiembre inaugura una era inédita para México: un Poder Judicial que no solo ejerce la ley, sino que también nace del voto ciudadano. La toga, refrendada por la sociedad, tiene ahora la oportunidad de simbolizar una justicia más cercana, más humana y democrática.

Su éxito dependerá de la capacidad de quienes asumen estos cargos para equilibrar técnica, independencia y legitimidad social, y de la sociedad para acompañar con criterio y vigilancia este experimento sin precedentes.

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MUNDO

Entre la tiranía y el desprecio; Trump contra todos, la peligrosa ruta del mandatario

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– Opinión, por Pedro Vargas Ávalos

Desde que llegó a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, el señor Donald Trump ha sido un dolor de cabeza no solo para los migrantes latinoamericanos, sino para el mundo entero.

Sueños de agrandar el territorio gringo, que ya de por sí es enorme debido a la rapaz actitud de los gobiernos yanquis; delirio de persecución contra los migrantes, especialmente los de origen latinoamericano; imponer una política de terror por medio de aranceles y mostrar una conducta intervencionista en cuestiones internacionales, como lo ha demostrado en la guerra ruso-ucraniana y las masacres israelíes en Gaza. Todo lo anterior, sumado a muchos otros rencores y afanes revanchistas, caracterizan al señor Trump en su segundo mandato.

Lo anterior se une a un maltrato injusto hacia los dos países colindantes (México y Canadá), con los cuales, por elemental principio, debería tratar con sumo respeto; es más, fraternalmente. Y dentro de este perfil de provocador impenitente, también se inscriben los demócratas estadounidenses y, muy particularmente, el estado de California.

Los norteños de la hoja de maple, por medio del primer ministro Mark Carney, se manifestaron sobre el arrogante pelinaranja; el canadiense fue caviloso al señalar que “quien venere a Donald Trump se arrodillará ante él” y luego expresó que la antigua relación de Canadá con Estados Unidos, “basada en una integración cada vez más profunda de nuestras economías y en una estrecha cooperación militar y de seguridad, se acabó”.

Por lo que ve a nuestra república azteca, es una ofensa que el dignatario del Tío Sam se exprese constantemente con falta de respeto al gobierno que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum, y babosee lluvias de señalamientos falaces, viles calumnias, hacia los mexicanos emigrantes.

A cada rato, el bocón de marras lanza improperios a todo mundo, pero se refina cuando toca a sus colindantes. Recordemos que desde el inicio de su mandato este año, no solo insultó a los migrantes paisanos nuestros, sino que en su desmedida ambición declaró que el Golfo de México se llamaría ahora Golfo de América, sinónimo, para los adeptos del trumpismo, de Golfo de Estados Unidos de Norteamérica. Y aunque eso fue en general reprobado mundialmente, o sea que “nos hizo lo que el viento a Juárez”, reveló cómo sería la política de este rabioso gringo.

La prensa nacional difundió lo que dijo Trump en su oficina de Washington: “México hace lo que le decimos, y Canadá hace lo que le decimos, porque tenemos dos fronteras. Tenemos la frontera norte y la frontera sur, y ambas eran horribles. Pero ahora, algunos dicen que es un milagro”.

La arrogancia del mandamás güero no tiene medida. Por ello, la jefa de la Cuarta Transformación inmediatamente enunció categórica respuesta: «En México, el pueblo manda». Al día siguiente, reiteró lo anterior: “El presidente Trump tiene una forma de hablar. Pero como lo dije ayer: El único que manda en México es el pueblo, así de sencillo y así de importante”.

Por lo que ve a los mismos estadounidenses, la mayoría asegura que ellos no votaron por este Trump jactancioso. El comentarista Ben Rhodes expuso que “meterse con Panamá y Groenlandia o amenazar con guerras comerciales con Canadá y México tiene el aspecto de un matón de patio de colegio que busca a alguien más pequeño a quien empujar.”

Y la idea que difundió Trump sobre que Gaza debería convertirse en la Riviera del Medio Oriente, no tiene comparación: “respalda implícitamente una visión de la política exterior que despoja a las naciones y pueblos menos poderosos de todo derecho a determinar su propio destino”.

El forcejeo interno que inició Trump contra California es un ejemplo de lo que no debería suceder dentro de una nación. En su pleito contra el estado más rico de EUN, -que si fuera un país independiente seria de las primeras diez economías mundiales- los medios informativos nos hacen llegar noticias tremendas: Ordenó razias de migrantes; suspendió entrega de fondos federales; ignoró a la autoridad estatal y movilizó la Guardia Nacional; envió efectivos de las fuerzas armadas, como si el suelo californiano estuviese siendo atacado.

En fin, calificó de revoltosos y rebeldes a los miembros de ayuntamientos y el aparato estatal. En todo se advierte rencor grave del pelinaranja. Sus conciudadanos, después del error que cometieron cuando lo reeligieron, parece que reaccionan: En menos de dos meses, el índice de aprobación de Trump cayó por debajo de cero, donde se ha mantenido desde entonces. Su índice de aprobación neta actual -agosto 16- es de menos doce.

Por lo anterior, el gobernador californiano, Gavin Newsom, asumió la defensa no solo de su entidad federativa, sino de los migrantes, sector dominado por los de ascendencia mexicana. Trump lo amenazó con detenerlo, y el gobernante californiano no solo lo encaró, sino que promovió que California presentara el lunes 9 de junio una demanda contra el presidente de Estados Unidos por desplegar de manera ilegal a la Guardia Nacional “bajo el argumento de contener las protestas de Los Ángeles contra las redadas migratorias.”

Newsom es un demócrata de índole innovador y partidario del respeto a la Constitución, por lo que además es un defensor de los migrantes, factor determinante para consolidar la economía de su estado. En un reciente artículo que publicó, -La democracia en una encrucijada- sostiene que, por órdenes del presidente, se detiene indiscriminadamente a personas en la calle y se les persigue por los campos agrícolas.

Para Trump, son individuos de corte criminal, a lo que responde el gobernador: “Trump miente al decir que se centra en “los peores de lo peor.” Su administración “está impulsando deportaciones masivas, dirigidas a familias inmigrantes trabajadoras, sin importar sus orígenes o el riesgo que corren”. Por ello, “los californianos salieron a las calles la semana pasada, decenas de miles solo el sábado pasado, para protestar contra las acciones de su gobierno”, y con ello ejercen su derecho constitucional a la libertad de expresión y de reunión.

Trump ha condenado la posición de California, sus autoridades y ciudadanos. Empero, lo cierto es que él no se opone a la anarquía ni a la violencia, “siempre que le sirvan”. Su supuesta preocupación por los hombres y las mujeres uniformados no se basa en su lealtad a este país y su gente, sino a él y a su causa.

De forma contundente asegura el señor Newsom: “El despliegue de soldados federales en Los Ángeles no protege a nuestras comunidades, las traumatiza. Los jóvenes tienen miedo de asistir a sus propias graduaciones. La gente tiene miedo de ir a trabajar. Están arrestando a lavaplatos, jardineros y costureras. No son delincuentes, son familias; esto no es seguridad pública, es tiranía.” Más claro ni el agua.

En otro párrafo, asevera el californiano: “Tenemos a un actual presidente que cree no estar sujeto a ninguna ley, ni siquiera a nuestra Constitución. En poco más de 140 días, ha despedido a los organismos de control del gobierno que podrían exigirle responsabilidades por corrupción y fraude. Ha declarado una guerra contra la cultura, la historia, la ciencia; contra el conocimiento mismo… El poder judicial y el Estado de derecho están bajo asalto” y prosigue con la reflexión siguiente: Nuestro sistema democrático se creó en oposición directa a la monarquía y se diseñó para fortalecer la libertad individual y la autonomía, para que nunca más estemos sometidos a un rey. Es esa idea, ese valor sagrado, está siendo destruido.”

Los mexicanos y el mundo entero, debemos estar atentos y dispuestos a actuar, para que no suceda lo peor: que la oligarquía que encarna Trump, se apodere del destino de la humanidad.

 

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