MUNDO
Múnich: De Putin a Vance, el entierro del «Atlanticismo»
																								
												
												
											Panorama Internacional, por Ángel Palacios y Lorenzo Carrasco //
El histórico discurso del vicepresidente de Estados Unidos, James David Vance, (conocido por sus iniciales JD Vance), en la Conferencia de Seguridad de Múnich (FSC, por sus siglas en inglés) el viernes 14 de febrero, hablando en nombre del presidente Donald Trump, asestó un golpe potencialmente fatal al atlanticismo, la alianza de Estados Unidos, Canadá y Europa en la desastrosa Guerra Fría en Occidente.
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Entre esos valores, citó la defensa de la democracia, criticando la forma «arrogante» en que los líderes europeos defendieron la reciente anulación de las elecciones de Rumania en diciembre después de que un candidato que no era prorruso ganara la primera vuelta.
«Cuando vemos que los tribunales europeos cancelan elecciones y altos funcionarios amenazan con cancelar otras, debemos preguntarnos si estamos manteniendo estándares adecuadamente altos», dijo.
Y con dureza se refirió a la censura aplicada a las redes sociales: «Miro a Bruselas, donde la Comisión Europea ha advertido a los ciudadanos de que tiene la intención de bloquear las redes sociales durante periodos de tensión civil, en el momento en que detecten lo que consideran ‘contenidos de odio’.
«Ahora, para muchos de nosotros al otro lado del Atlántico, esto se parece cada vez más a los viejos intereses arraigados detrás de las feas palabras de la era soviética como desorientación y desinformación, a quienes simplemente no les gusta la idea de que alguien con un punto de vista diferente pueda expresar una opinión diferente y, Dios no lo quiera, votar de manera diferente o, peor aún, ganar una elección», dijo.
«Europa se enfrenta a muchos desafíos. Pero la crisis a la que se enfrenta este continente en este momento, la crisis a la que creo que nos enfrentamos todos juntos, fue de nuestra propia creación. Si estás huyendo por miedo a tus propios votantes, no hay nada que Estados Unidos pueda hacer por ti. Ni nada que puedan hacer por el pueblo estadounidense, que me eligió a mí y al presidente Trump».
Seamos realistas, una lección de valores democráticos por parte del vicepresidente de Estados Unidos no era algo esperado por las élites «atlanticistas».
El discurso de Vance se produjo apenas dos días después de una conversación telefónica de hora y media entre los presidentes Trump y Putin en la que expusieron su intención de negociar un rápido fin de la guerra en Ucrania, una negociación en la que los europeos no tendrán voz, como ya ha dejado claro Washington.
Vale la pena recordar que en una reunión de Múnich en 2007, el presidente ruso Vladimir Putin señaló con el dedo los peligros de la unipolaridad pretendida. En ese momento, dijo: «Es bien sabido que la seguridad internacional abarca mucho más que cuestiones relacionadas con la estabilidad militar y política. Implica la estabilidad de la economía mundial, la superación de la pobreza, la seguridad económica y el desarrollo de un diálogo entre civilizaciones.
«Este carácter universal e indivisible de la seguridad se expresa como el principio básico de que ‘la seguridad para uno es seguridad para todos. (…) «El mundo unipolar que se había propuesto después de la Guerra Fría tampoco ocurrió. (…) «Es un mundo en el que hay un amo, un soberano. Y al final del día, esto es pernicioso, no solo para todos dentro de ese sistema, sino también para el soberano mismo, porque se destruye a sí mismo desde adentro. (…) «No hay razón para dudar de que el potencial económico de los nuevos centros de crecimiento económico mundial se convertirá inevitablemente en influencia política y fortalecerá la multipolaridad».

ARANCELES EN LOS EUA: LA LECCIÓN DE LA GRAN DEPRESIÓN
Por Mario Lettieri y Paolo Raimondi //
(MSIa Informa Desde Roma).- En su discurso de toma de posesión, el presidente estadounidense Donald Trump dijo: “Aplicaremos aranceles e impuestos a países extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos”.
Esto no puede ser catalogado como una simplificación extrema o un slogan electoral: Es una declaración preocupante, reveladora de una falta de entendimiento del funcionamiento de las complejas economías nacionales e internacionales en la actualidad.
Algunos ideólogos estadounidenses argumentan que Trump nos encaminará a una desordenada desglobalización, en favor de un nacionalismo económico exasperado y casi autárquico. En realidad, ningún país, mucho menos los Estados Unidos, que ambicione dictar sus condiciones al resto del mundo, pueden vivir en aislamiento progresivo y, al mismo tiempo, ejercer una dominación unilateral.
Primero, los aranceles producen inevitablemente reacciones políticas y económicas legítimas. Generalmente generan contra-aranceles, al igual que sanciones. ¿Por qué una gran nación debería sufrir con eso sin responder? ¿Pudiésemos pensar que Canadá o México serían inducidos a someterse por miedo al vecino gigante? ¿Pero y China? ¿Y el grupo de países BRICS, todos juntos? ¿Y, por qué no, la Unión Europa? Esto llevaría a una guerra económica global con repercusiones geopolíticas extremadamente peligrosas.
Normalmente, los aranceles se imponen para garantizar que, en lugar de importar ciertos bienes, estos puedan producirse en territorio propio, en este caso, en los EUA.
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El desequilibrio es, por encima de todo, resultado de la política estadounidense de “outsourcing” (tercerización), que ya lleva décadas, es decir, la opción de transferir empresas hacia países donde la mano de obra es barata y donde es posible hacer cosas que serían prohibidas en los EUA, por ejemplo, por las leyes ambientales.
Esta política fue implementada no solamente con China, sino también con México. De hecho, centenas de las llamadas “maquiladoras” surgieron a lo largo de la frontera, donde empresas, muchas de ellas controladas por capitales estadounidenses, producen para el mercado de los EUA a precios muy bajos. Situación creada por las multinacionales estadounidenses.
Ahora, por ende, viene una pregunta obligatoria: ¿Las empresas estadounidenses conseguirán sustituir rápidamente los productos que no llegarán de otros países a causa de los aranceles? ¿Son capaces de hacer esto? Y si lo es, ¿cuánto tiempo necesitarán para crear y operar negocios locales capaces de llenar el vacío creado?
Estados Unidos no son Rusia. Cuando las sanciones les fueron impuestas, después de la anexión de Crimea, Moscú lanzó inmediatamente una política centralizada de apoyo a las empresas locales, para sustituir los productos bloqueados e intentó, especialmente con China, cubrir rápidamente ciertas importaciones tecnológicas ausentes. ¿Trump tiene una política dirigista de esa magnitud? ¿O dejará al mercado hacerle el servicio? Puede ser un error de cálculo.
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Los efectos generales de las restricciones al comercio mundial o deben subestimarse. Para conocerlos, bastaría desempolvar los estudios hechos sobre las consecuencias negativas generadas por las políticas tarifarias impuestas después de la gran crisis de Wall Street de 1929.
En ese entonces, el gobierno de Herbert Hoover firmó la famosa Ley Arancelaria Smooth-Hawley, imponiendo tasas de más del 20% sobre todos los productos importados. Por lo menos 20 países respondieron con tarifas similares. De 1929 a 1933, las exportaciones e importaciones estadounidenses cayeron un 67%, y con ellas el comercio mundial.
Los efectos de la crisis financiera y de los aranceles sobre el resto del mundo produjeron la Gran Depresión, con alta inflación, colapso de la producción y millones de desempleados. Ella solamente fue derrotada por las políticas de renacimiento del New Deal de Franklin Delano Roosvelt.
Alguien debería recordar y explicar todo esto al presidente Trump. Una ayuda para un mejor entendimiento también podría venir de la Unión Europea. Ya que la UE también será afectada por los aranceles, ¿por qué no unir fuerzas con el grupo BRICS y mandar un mensaje claro al presidente estadounidense, para no cometer un error semejante? No es un desafío, sino un consejo amigable, y también una invitación para ojear al mundo y asumir el control de un urgente orden geopolítico multilateral, en relación al actual peligroso desorden global.

EL «ANARCOCAPITALISMO» POR SU BOCA MUERE
Por Lorenzo Carrasco //
(MSIa Informa). El extravagante presidente argentino Javier Milei, a quien le gusta presentarse como un anarcocapitalista, con su lema «¡Viva la libertad,!», se ha metido en un problema de dimensiones patagónicas.
El viernes 14 publicó en su cuenta en la red social X (antes Twitter) un entusiasta apoyo a una criptomoneda llamada $Libra, hasta entonces prácticamente desconocida: «Este proyecto privado se dedicará al crecimiento de la economía argentina, apoyando a las pequeñas y medianas empresas. El mundo quiere invertir en Argentina $Libra».
A raíz del tuit presidencial, el valor del $Libra se disparó en pocas horas, de 0,30 a 4.900 dólares, para desplomarse con la misma rapidez, en un claro golpe de los estafadores profesionales. En la madrugada del sábado, tras la estampida de ganado y varias advertencias de expertos financieros, Milei borró la publicación, pero el daño ya estaba hecho, causando pérdidas de casi 300 millones de dólares a unas 75 mil personas.
Empeorando su situación, se sabe que Milei tiene relaciones aún no aclaradas con dos de los “empresarios” encargados de la negociación, ambos con registros de asistencia a la Casa Rosada y a la residencia oficial de Olivos.
El lunes, un bufete de abogados argentino especializado en fraude financiero presentó una solicitud de investigación ante el Departamento de Justicia de Estados Unidos y el FBI, debido a que ciudadanos estadounidenses y argentinos residentes en Estados Unidos resultaron perjudicados por el complot.
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