MUNDO
Israel vs Irán, los dilemas de Trump y Putin

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
Esta nota la escribí horas antes del bombardeo de Estados Unidos contra Irán del sábado. Los puntos son importantes porque muestran varias cosas en las que al final Trump confió para dar luz verde en la ventana de tiempo de la ONU y de Israel.
Trump pidió acuerdo y Putin pidió ser mediador, pero los líderes de Irán pensaron que no habría ataque. Incluso durante 60 días se trató de llegar a negociaciones.
El hijo del ex rey de Irán ha dicho que parece estar interesado en liderar una guerra interna para derrocar a la teocracia que gobierna el país del que él huyó de niño con su padre al exilio. EUA atacó 3 de los 7 sitios nucleares de Irán con 6 mega bombas y 30 misiles.
Habrá que ver si Israel destruyó los otros 4. Trump anunció el ataque en su cuenta de “Truth” cerrando con un llamado a regresar a la mesa de diplomacia que Irán dejó la semana antepasada cuando Israel empezó el ataque.
En las próximas horas veremos qué hacen los demás interesados directos e indirectos. Al final de su mensaje, flanqueado por el vicepresidente, quien fue militar, su secretario de Estado y su secretario de Defensa, quien también fue soldado en guerra, Trump, con una voz casi quebrantada, pidió cerrar el círculo de guerra, dio Gracias a sus soldados a Dios y pidió que Dios bendiga al Medio Oriente a Israel y a EUA.
De aquí en delante era mi reflexión antes del ataque… La historia de “errores” o pretextos de las potencias o francamente de cualquier poderoso para invadir o para aplacar a otros no es nada nuevo. Ni en el mundo, ni en los países, ni en las empresas.
La tensión entre Donald Trump, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y la ONU sobre la capacidad nuclear de Irán marca la agenda global. Según Israel y la ONU, Irán está a días de desarrollar una bomba nuclear, mientras los asesores de Trump estiman que tomaría menos de seis meses.
Irán, a diferencia de Saddam Hussein o Gadafi, insiste en no ceder su programa nuclear, lo que genera preocupación en Israel, Arabia Saudita y Estados Unidos, quienes argumentan que Irán siempre ha usado todo su arsenal, a diferencia de potencias como Rusia.
Recordando los años 80, muchos asociamos a los republicanos con la guerra debido a las afirmaciones de George W. Bush sobre las armas de destrucción masiva en Irak, que resultaron falsas. Sin embargo, los demócratas también cargan con el estigma de Vietnam en los 60 y 70. Conflictos como Irak y Afganistán, prolongados y costosos, han dejado cicatrices en ambos bandos políticos.
Trump, desde 2016, ha prometido evitar “guerras eternas”, un mensaje que resonó entre sus votantes. Sin embargo, la posibilidad de un conflicto con Irán pone en duda esa postura, generando críticas en redes sociales y dentro de su equipo de seguridad nacional, que rechaza intervenir en la guerra Israel-Irán.
Durante su primer mandato, Trump fue el primer presidente en décadas en no iniciar una guerra. Ahora, su decisión de respaldar o no a Israel contra Irán podría cambiar eso. Si Israel actúa solo, podría debilitar la influencia de EEUU como superpotencia; si interviene, arriesga alienar a países no alineados con el G7.
China y Rusia, aliados de Irán, no han mostrado apoyo militar claro. Se detectaron aviones chinos rumbo a Irán, posiblemente para evacuaciones, no para combate. La falta de apoyo explícito de Pekín y Moscú complica la posición iraní.
El precedente de Irak preocupa al equipo de Trump. Bush fue criticado por actuar con información errónea, y ahora Trump, ignorando a sus asesores, parece alinearse con Israel y la ONU, que acusan a Irán de violar acuerdos nucleares. Israel y Estados Unidos. aseguran que su conflicto es con el régimen teocrático iraní, liderado por el ayatolá Ali Khamenei, no con su pueblo. Este régimen, que asumió el poder tras la revolución de 1979 que derrocó al sha Mohammad Reza Pahlavi, ha patrocinado terrorismo contra EE.UU., Israel, Arabia Saudita y Egipto, según sus críticos.
Khamenei, de 86 años, heredó el liderazgo de su padre, Ruhollah Khomeini, tras la revolución que mezcló socialismo y teocracia, sumiendo a Irán en la pobreza pese a su histórica riqueza. Una nueva revolución podría exiliar a la familia Khamenei, como ocurrió con el Sha. Trump enfrenta un dilema: Rusia y China no apoyan activamente a Irán, pero buscan beneficios en Ucrania y otras áreas. En EE. UU., la oposición a una guerra es fuerte, pero el rechazo a un Irán nuclear liderado por fundamentalistas es aún mayor.
Irán posee casi 3 mil misiles, incluidos intercontinentales, capaces de alcanzar Europa o EE.UU. con cabezas nucleares. Aunque su programa nuclear se justifica como energético, su capacidad para enriquecer uranio a niveles armamentísticos es innegable.
En la guerra actual con Israel, Irán ha perdido radares y lanzadores de misiles, debilitando su defensa. Trump y los líderes no fundamentalistas de Oriente Medio insisten en que Irán no puede tener armas nucleares, violando el Tratado de No Proliferación Nuclear.
Trump también enfrenta un dilema económico. Una guerra con Irán, productor clave de petróleo, podría disparar los precios, desestabilizando la economía global y su gestión, que ha logrado reducir la inflación. Perder el Congreso en 2026 podría incluso exponerlo a riesgos legales. Mientras, la izquierda estadounidense busca recuperar terreno, y en Nueva York, el alcalde demócrata moderado enfrenta oposición interna por alinearse con Trump.
Israel busca no solo neutralizar la amenaza nuclear, sino un cambio de régimen en Irán. Trump ofreció desarrollo económico a cambio de abandonar el programa nuclear, pero Khamenei insiste en mantenerlo, desafiando a EEUU. Europa teme protestas de sus comunidades musulmanas, mientras China y Rusia permanecen al margen.
La ONU e Israel advierten que Irán está a días de la bomba; los asesores de Trump dicen meses. El desenlace determinará si el club nuclear, con nueve miembros, crece en un mundo ya tenso.
MUNDO
Sensacionalismo mediático: Alimentando el miedo a una Tercera Guerra Mundial

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
El sábado pasado, el mundo despertó con la noticia de que Estados Unidos bombardeó instalaciones nucleares cerca de Teherán, utilizando bombarderos furtivos B-2, bombas antibúnker GBU-57 y misiles Tomahawk lanzados desde submarinos y destructores.
Este ataque a tres puntos estratégicos intensificó la tensión global en un contexto ya marcado por la incertidumbre del gobierno de Donald Trump. Sus políticas, desde aranceles arbitrarios hasta conflictos comerciales con aliados como México y Canadá, han generado inestabilidad, amplificada por medios sensacionalistas que, a través de redes sociales, alimentan el miedo a una tercera guerra mundial entre audiencias influenciables.
El conflicto comenzó con ataques israelíes contra Irán, basados en la supuesta inminencia de una bomba nuclear iraní. Irán respondió impactando misiles en el complejo militar Kirya en Tel Aviv, exponiendo la vulnerabilidad del sistema defensivo israelí, incluida su Cúpula de Hierro.
Trump, alineándose con Israel, decidió intervenir sin pruebas claras que justifiquen la acción, evocando el precedente de George W. Bush, quien en 2003 invadió Irak con falsas acusaciones sobre armas de destrucción masiva. Esta repetición de tácticas imperiales para preservar la hegemonía estadounidense genera escepticismo global. ¿Quién confía en Trump, cuya facilidad para distorsionar la verdad es bien conocida?
Tras ganar las elecciones en noviembre de 2024, Trump prometió evitar “guerras eternas”, pero su retórica belicosa, incluyendo amenazas contra el líder supremo iraní Ali Khamenei, contradice esa postura. Su decisión arriesga un conflicto de consecuencias impredecibles, especialmente si Irán contraataca bases estadounidenses en la región.
Los medios sensacionalistas, amplificados por plataformas digitales, convierten esta crisis en un espectáculo de paranoia, presentando el conflicto como el preludio de una guerra global. Sin embargo, un análisis racional sugiere que las condiciones para una escalada de esa magnitud son limitadas, particularmente por la postura de China y Rusia, aliados históricos de Irán.
CHINA: CAUTELA ESTRATÉGICA
China ha optado por posicionarse como mediador, proyectando una imagen de actor responsable en la escena global. Los aviones chinos detectados rumbo a Irán probablemente buscaban evacuar personal, no brindar apoyo militar. Una guerra prolongada elevaría los precios del petróleo, afectando la economía china, que depende de la estabilidad energética.
Pekín podría recurrir a presión diplomática o sanciones económicas contra Estados Unidos, pero una intervención militar es improbable, dado el riesgo de desestabilizar sus relaciones con Occidente. Los medios sensacionalistas, sin embargo, exageran el rol de China, generando temor infundado entre quienes consumen titulares alarmistas sin cuestionarlos.
RUSIA: OPORTUNISMO LIMITADO
Rusia, enfrascada en su conflicto con Ucrania, ve en la crisis una oportunidad para distraer a EEUU y debilitar su apoyo a Kiev. Sin embargo, su respaldo a Irán ha sido mínimo, sin evidencia de asistencia militar directa. Moscú podría negociar beneficios, como alivio en sanciones por Ucrania, a cambio de mantenerse al margen. Aunque podría ofrecer inteligencia o logística a Irán si el conflicto escala, una intervención activa es poco probable.
Los titulares que predicen una coalición Rusia-Irán son exageraciones mediáticas que alimentan la paranoia de una guerra global, ignorando los cálculos estratégicos de Moscú.
FACTORES QUE LIMITAN LA ESCALADA
Irán ha advertido que la intervención de EE. UU. podría desencadenar una “guerra total”, pero su capacidad militar está mermada tras los ataques israelíes a sus defensas aéreas y sitios nucleares. China y Rusia priorizan su estabilidad interna y económica, evitando un enfrentamiento directo con EE. UU. e Israel. Ambos países podrían buscar influencia mediante soluciones diplomáticas, no militares. Los medios sensacionalistas, sin embargo, capitalizan el miedo, magnificando la amenaza y omitiendo el contexto geopolítico que desinfla la narrativa de una guerra mundial inminente.
IMPLICACIONES PARA MÉXICO
Para México, el conflicto tiene repercusiones económicas y políticas significativas. Un aumento en los precios del petróleo por la guerra beneficiaría temporalmente a Pemex, pero elevaría los costos de combustibles, impactando la inflación y el bienestar de los mexicanos. Además, la presión de EEUU para alinear a México en su agenda podría complicar la política de no intervención del país, un principio histórico de su diplomacia.
La intervención de Estados Unidos en Irán es un movimiento arriesgado de Trump para reafirmar la hegemonía estadounidense, sin evidencia sólida que lo respalde. Los medios sensacionalistas, amplificados por redes sociales, convierten esta crisis en un espectáculo de miedo, exagerando las probabilidades de una tercera guerra mundial y generando paranoia entre audiencias poco críticas.
China y Rusia, con posturas cautelosas, difícilmente escalarán militarmente, optando por maniobras diplomáticas para proteger sus intereses. En México, el conflicto amenaza con impactos económicos y diplomáticos, lo que exige un periodismo responsable que desmantele el alarmismo y fomente un análisis racional.
La ciudadanía merece información veraz, no narrativas que lucren con el temor.
CARTÓN POLÍTICO
El verdadero significado de «MAGA»
JALISCO
«No empezaré una guerra, la detendré (…) Dicen que quiero empezar guerras, no es verdad»: Donald Trump en 2024
CIERTO O FALSO
“No empezaré una guerra, la detendré (…) Dicen que quiero empezar guerras, no es verdad, quiero detener las guerras”
DISCURSO DE DONALD TRUMP TRAS GANAR ELECCIONES (6 de noviembre del 2024)
“Mediremos nuestro éxito no solo por las batallas que ganemos, sino también por las guerras que terminemos y, quizá lo más importante, por las guerras que nunca entremos”
DISCURSO DE DONALD TRUMP DE INVESTIDURA COMO PRESIDENTE (20 de enero de 2025)
“No los vamos a sacar (invasores de casas), pero sí les vamos a advertir que si no se regularizan nunca van a ser dueños de la vivienda (…) Lo que queremos es que sea de ellos y estamos planteando que la puedan adquirir a un precio muy económico en libros con un esquema de renta con opción a compra, y a los 4 o 5 años sean ya dueños de la vivienda”
OCTAVIO ROMERO OROPEZA / DIRECTOR GENERAL DEL INFONAVIT
“Existen organizaciones dedicadas a invadir casas y predios por lo que las palabras de Romero Oropeza significarían darle manga ancha y representa un atentado directo contra el derecho a la propiedad privada”
MANUEL AÑORVE / COORDINADOR DE LA FRACCIÓN DE SENADORES DEL PRI
FUEGO CRUZADO
Voz alta
Algo muy pertinente y necesario se logró el pasado viernes al sesionar el Imeplan y acordar la creación de la Agencia Metropolitana de Gestión Integral de Residuos. El único municipio que votó en contra fue el de Tlaquepaque que preside la morenista Laura Imelda Pérez Segura, que parece una decisión absurda, toda vez que el tema del manejo integral de los desperdicios en esta área conurbada debe ser un plan donde participen todos, como es el caso en el manejo de la basura que se genera. Hasta el momento no existe una explicación coherente de parte de la alcaldesa del porqué de la negativa.
LAURA IMELDA PÉREZ SEGURA. ¿Por qué votó en contra de Tlaquepaque?
Ser persistente
La persistencia de Sergio Chávez finalmente le permitió que se votara y se aprobara en la reunión del Instituto Metropolitana de Planeación (Imeplan) su propuesta de crear el que llamó el “Siapa de la basura”, lucha que inició desde el 2022. Ahora, los nueve cabildos metropolitanos deben ratificarla; con la aprobación de al menos dos, el gobernador asignará 200 millones de pesos como capital semilla para iniciar operaciones, consolidando un sistema metropolitano de gestión de residuos que busca eficiencia y sostenibilidad en la región.
SERGIO CHÁVEZ DÁVALOS. La creación del Siapa de la basura.
Dicen los que saben que el ex gobernador Enrique Alfaro está “muy tranquilo” en su primer año sabático en Madrid y contento por haber sacado el título como director técnico. Y mucho más porque por lo del Rancho Izaguirre, ya no lo citará la Fiscalía General de la República, ya que no se quiso escarbar más. Alfaro sigue siendo un personaje poderoso en Jalisco. Simplemente en Guadalajara la alcaldesa Verónica Delgadillo no le pudo decir que no a su petición de que nombrara al censor del sexenio Álvaro González como el director de Comunicación de Guadalajara, aceptando pagar el costo que ello significa.
ENRIQUE ALFARO. Acomodó al censor del sexenio Álvaro González.
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