OPINIÓN
Y aventó la toalla
Tercera Instancia, por Modesto Barros González //
Tal parece que el doctor Carlos Lomelí Bolaños, no aguantó la presión y mejor decidió por el memento dar la vuelta a su carrera política, al renunciar a la súper delegación de dependencias federales que le había conseguido su “amigo” Andrés Manuel López Obrador.
Casi al terminar la última visita a Jalisco del Presidente de la República, el aspirante derrotado a la gubernatura de Jalisco, Carlos Lomelí Bolaños, decidió hacer pública su renuncia. Presuntamente la serie de acusaciones y señalamientos de su presunta partición de la empresa Abisalud y la persecución que durante varios meses han hecho en su contra agrupaciones civiles como México Contra la Corrupción y la Impunidad, entre otras y otros, lograron su objetivo de sacarlo del camino político.
Sin embargo tal parece que no se conforman con la salida del cargo de súper delegado federal, ya que van con todo contra de él, por lo menos eso se nota de parte del gobernador estatal Enrique Alfaro Ramírez, que con sentido común también hace notar que se debe deslindar totalmente su posible intromisión en negocios de la señalada empresa distribuidor de medicamentos.
La salida del gobierno federal de Carlos Lomelí Bolaños, parece que fue obligada más que voluntaria y lo deja en desventaja para poderse defender de sus contrincantes políticos, lo que es difícil que logre con todo y su acaudalado poder económico.
Tal parece que sus flamantes asesores lo tuvieron controlado a tal grado que sólo lo que ellos le aconsejaban era lo correcto y no dejaron que escuchara otros puntos de vista para mejorar su imagen y las funciones que debería de haber implementado en el cumplimiento del importante cargo que le confirió el primer mandatario de país.
Ahora bien, para los allegados del médico renunciado, él salió ganando porque ahora sí podrá libremente concursar y conseguir adjudicaciones para venta y distribución de medicamentos y equipos médicos en toda la administración federal y en varios gobiernos estatales, total ya no tiene cargo que se lo impida o sea “resultó ganador al fin” eso dicen o piensan que ocurrió.
La sentencia que hizo el sábado Enrique Alfaro Ramírez, pareciera que tiene toda la intensión de acabar totalmente con Carlos Lomelí Bolaños, por lo menos en lo político, para que ni siquiera aparezca en las boletas electorales por algún cargo público en la próximas elecciones, menos aún en la contienda del 2014.
Una vez más se demuestra que en la política los amigos son de momentos y de mentiritas, pero los enemigos con verdaderos y por siempre.
SIGUEN COMETIENDO ERRORES
Más de dos semanas han transcurrido y no pueden resolver el problema que tienen con los elementos de la Policía Federal y poderlos integrar pacíficamente a la Guardia Nacional. El flamante Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Francisco Alfonso Durazo Montaño, sigue dando tumbos y graves errores en la solución de los problemas, sin intentar siquiera desactivar el problema y parece que con la soberbia que le caracteriza quiere que se haga su voluntad.
El diálogo en la confrontación se ha visto muy alejado por parte del secretario de seguridad pública federal y deja que el problema crezcao por lo menos que se avizoren soluciones.
Los inconformes elementos de la Policía Federal, manipulados o no se han mantenido en sus exigencias, aunque los “consentidos” agentes del área de vigilancia de carreteras, aeropuertos y puertos federales, siguen trabajando tranquilamente y haciendo su “labor” como si nada estuviera pasando.
Si bien es cierto que hay clases de trabajos, aquellos que por años han expuesto su vida en el combate a la delincuencia dentro de la Policía Federal, a su máximo jefe Francisco Alfonso Durazo Montaño, poco lo interesan los inconformes y a toda costa quiere meterlos en cintura y hasta correrlos sin miramientos, o por lo menos eso le han reclamado en las acciones llevadas a cabo en las últimas dos semanas.
Hay que esperar para ver qué cuerda se revienta más pronto, la del secretario o la de los elementos inconformes de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, hoy absorbida (parcialmente) por la Guardia Nacional.
