NACIONALES
La visión de los de abajo: Mariano Azuela, el cronista de la Revolución Mexicana
– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
Mariano Azuela González (1873-1952) es una de las figuras más relevantes de la literatura mexicana, su novela Los de abajo, lo convierte en uno de los pioneros en narrar la Revolución desde la perspectiva de quienes la vivieron en carne propia.
Médico de formación y escritor por vocación, Azuela combinó la experiencia de su práctica profesional con la observación directa de la vida rural y de la lucha armada, lo que le permitió crear una narrativa única, marcada por el realismo y la crudeza, capaz de mostrar la Revolución tal como fue: contradictoria, violenta y desalentadora.
Azuela nació el 1 de enero de 1873 en Lagos de Moreno, Jalisco, estudió medicina; durante sus años trabajó como médico rural, atendió a campesinos y familias de escasos recursos, experiencias que moldearon su sensibilidad hacia la desigualdad social y la injusticia, elementos centrales en su obra literaria.
Aunque la medicina fue su primera vocación, la escritura lo acompañó desde joven. Comenzó escribiendo cuentos y novelas de corte romántico y costumbrista, pero pronto sus intereses se orientaron hacia los conflictos sociales y políticos que agitaban a México en la primera década del siglo XX.
Con el estallido de la Revolución en 1910, Azuela apoyó inicialmente el movimiento maderista y, tras el asesinato de Francisco I. Madero y la dictadura de Victoriano Huerta, se integró al ejército villista como médico de campaña. La experiencia de servir en el frente le permitió conocer de cerca la brutalidad del conflicto, las motivaciones ambiguas de los combatientes y el caos generalizado.
Tras la victoria de las fuerzas de Venustiano Carranza sobre los villistas en 1915, Azuela quedó en una situación comprometida por su participación en el bando derrotado. Ante el riesgo de represalias y persecución política, se vio obligado a exiliarse en El Paso, Texas.
Fue en este contexto de desplazamiento y precariedad donde escribió la más famosa de sus obras, Los de abajo, publicada por entregas en un periódico local. El exilio, aunque forzado, fue crucial para que Azuela desarrollara una mirada crítica y desencantada sobre la Revolución, lejos de los discursos oficiales que la idealizaban.
Azuela escribió desde la experiencia; no era un intelectual tratando de describir la batalla, era un soldado retratando episodios de la lucha en la que participó. Los de abajo es reconocida por su realismo directo y descarnado. Azuela muestra la violencia, el hambre y la confusión de la Revolución sin idealizarla ni moralizar los hechos. Los diálogos reflejan con fidelidad el habla popular de campesinos y soldados, lo que les da autenticidad a los personajes y permite al lector sentir de cerca la vida en los campos de batalla y en los pueblos saqueados.
Los personajes de la novela son antiheroicos y colectivos. Demetrio Macías, un campesino que se convierte en jefe revolucionario, no por ideales de justicia y libertad, sino porque no le queda otra opción. Así fue la Revolución: no se luchaba por ideales, sino por necesidad, una lucha de los de arriba contra los de abajo.
Luis Cervantes, un joven estudiante de medicina, encarna la perspectiva de los intelectuales que se involucran en la Revolución. Habla de democracia, de Constitución y de todas las ideas heredadas de la Revolución Francesa, pero es un extraño entre campesinos convertidos en soldados; pelean en el mismo bando, pero no hay nada común entre ellos.
Azuela retrata a soldados y campesinos como un grupo de individuos complejos, capaces de heroísmo y de acciones brutales, mostrando así la complejidad moral del conflicto.
En un saqueo, un soldado presume su botín, una máquina de escribir. A los metros, el peso hace que sea imposible llevarla en brazos, por lo que el soldado la vende. El comprador experimenta la misma situación, vendiéndola por un precio menor; el ciclo se repite hasta que el último comprador la tira por un acantilado.
Los temas que atraviesan la obra reflejan la visión crítica de Azuela: la violencia como destino inevitable de los protagonistas, el desencanto frente a las promesas incumplidas de la Revolución y la desigualdad social que persiste incluso en medio del cambio.
La novela también evidencia la tensión entre pueblo e intelectuales, entre el México rural y los sectores más educados, y plantea cómo la lucha armada termina afectando más a los que menos poder tienen.
Además de Los de abajo, Mariano Azuela escribió más de veinte novelas, cuentos y artículos periodísticos. Entre sus títulos más destacados se encuentran Los caciques (1917), donde critica los abusos de poder en el México rural; Las moscas (1918), una sátira sobre la clase política; La malhora (1923), que retrata la fatalidad en la vida de los humildes; y Domitilo quiere ser diputado (1935), donde aborda el arribismo y la corrupción electoral. Su estilo se caracteriza por la sobriedad, la observación social y la denuncia política, elementos que lo convirtieron en un referente para escritores posteriores como Martín Luis Guzmán y Juan Rulfo.
En 1949, Mariano Azuela recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura, consolidando su importancia como figura clave de la narrativa mexicana. Falleció el 1 de septiembre de 1952 en la Ciudad de México, dejando un legado que sigue vigente. Los de abajo se estudia en escuelas y universidades, se tradujo a más de veinte idiomas y permanece como lectura obligatoria para entender la Revolución desde la perspectiva de quienes la vivieron.
Su obra no solo documenta un período histórico, sino que también ofrece una lección de literatura comprometida con la realidad, mostrando la Revolución no como un relato épico, sino como un fenómeno humano complejo, lleno de contradicciones, violencia y esperanza frustrada.
