LOS PELOTEROS
Cinco mexicanos que han brillado en MLB: Andrés Muñoz, el más destacado

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
La temporada regular 2025 de las Grandes Ligas ha llegado a su fin, dejando un balance positivo para varios peloteros mexicanos que se destacaron en el diamante.
A pesar de los retos, como lesiones que afectaron a algunos, el talento azteca brilló con luz propia. Aquí presentamos a los cinco mexicanos más destacados de esta campaña, con actuaciones que los consolidan como figuras clave en sus equipos y en la MLB.
ANDRÉS MUÑOZ: EL REY DEL RELEVO
Sin duda, Andrés Muñoz se coronó como el mexicano más sobresaliente de la temporada. El cerrador de los Marineros de Seattle demostró por qué es uno de los mejores en su posición.
Con 38 salvamentos, terminó tercero en la MLB, respaldado por un impresionante promedio de carreras limpias (PCL) de 1.73. En 64 juegos y 62.1 entradas lanzadas, Muñoz ponchó a 83 bateadores, aunque otorgó 24 bases por bolas.
Su dominio en la lomita lo convierte en una pieza clave para Seattle en la postemporada, donde se espera que siga brillando. Su combinación de potencia y precisión lo consolida como un relevista de élite, llevando el orgullo mexicano al montículo.
ISAAC PAREDES: LÍDER OFENSIVO DE LOS ASTROS
El orgullo de Hermosillo, Sonora, Isaac Paredes, tuvo una temporada sólida con los Astros de Houston hasta que una lesión lo frenó. En 102 juegos, el infielder del Barrio La Mosca se convirtió en el motor ofensivo de su equipo, conectando 20 jonrones y remolcando 53 carreras, con un promedio de bateo de .254.
Aunque la lesión limitó su participación, Paredes demostró su calidad como bateador de poder y su capacidad para responder en momentos clave. Su consistencia lo coloca como uno de los pilares de la alineación de Houston, y su regreso al 100% será crucial para las aspiraciones del equipo en el futuro.
ALEJANDRO KIRK: UN CATCHER ESTELAR
Alejandro Kirk, el receptor de los Azulejos de Toronto, tuvo una temporada de ensueño en 2025. Durante gran parte del año, se mantuvo entre los diez mejores bateadores de la MLB, un logro que lo llevó a ser seleccionado para el Juego de Estrellas.
Kirk cerró la campaña con un sólido promedio de bateo de .278, 13 jonrones y 70 carreras impulsadas en 129 juegos. Su habilidad para conectar hits oportunos y su trabajo detrás del plato lo consolidaron como uno de los catchers más completos de la liga. El tijuanense demostró que su bate y su guante son una combinación ganadora, ganándose el respeto de compañeros y rivales.
JONATHAN ARANDA: LA CONSAGRACIÓN DE TIJUANA
Jonathan Aranda vivió su temporada de consagración con los Rays de Tampa Bay. El infielder tijuanense mostró un nivel impresionante, terminando con un promedio de bateo de .315, 14 jonrones y 56 carreras impulsadas en 105 juegos.
A pesar de enfrentar lesiones que limitaron su tiempo en el campo, Aranda aprovechó cada oportunidad para demostrar su potencial como bateador de contacto y poder. Su capacidad para adaptarse a diferentes roles en el lineup y su disciplina en el plato lo convirtieron en una pieza valiosa para los Rays.
Sin duda, 2025 marcó un antes y un después en la carrera de este joven talento mexicano.
RANDY AROZARENA: EL MEXICANO-CUBANO QUE SIGUE BRILLANDO
Aunque nacido en Cuba, Randy Arozarena, quien adquirió la nacionalidad mexicana, merece una mención especial por su impacto en 2025. El outfielder, jugando para Marineros de Seattle, conectó 27 jonrones y remolcó 76 carreras, aunque su promedio de bateo fue de .239. Arozarena, conocido por su carisma y su capacidad para brillar en momentos clave, continuó siendo un referente ofensivo y un líder en el clubhouse.
Su energía y talento lo convierten en un favorito de los aficionados, y su aporte fue fundamental para terminar como líder de la División Oeste de la Liga Americana, desplazando del primer lugar a Houston.
UN BALANCE POSITIVO A PESAR DE LOS RETOS
La temporada 2025 no estuvo exenta de desafíos para los peloteros mexicanos. Jugadores como Isaac Paredes y Jonathan Aranda enfrentaron lesiones que limitaron su participación, pero su calidad quedó fuera de duda.
Andrés Muñoz, por su parte, se mantuvo saludable y dominante, consolidándose como el mexicano más destacado y un pilar para los Marineros en su búsqueda por el título.
Alejandro Kirk y Randy Arozarena también dejaron su marca, mostrando que el talento mexicano sigue ganando terreno en las Grandes Ligas.
HACIA LA POSTEMPORADA
Con la temporada regular concluida, los reflectores se centran en la postemporada, donde Andrés Muñoz será el representante mexicano con los Marineros de Seattle. Su brazo será clave en los momentos de alta presión, y los aficionados mexicanos estarán pendientes de cada uno de sus lanzamientos.
Mientras tanto, jugadores como Paredes, Kirk, Aranda y Arozarena seguirán trabajando para regresar más fuertes en 2026, demostrando que el béisbol mexicano vive un momento de esplendor.
En resumen, la temporada 2025 fue un escaparate del talento y la garra de los peloteros mexicanos en la MLB. Desde el dominio en el montículo de Muñoz hasta los batazos oportunos de Kirk, Paredes, Aranda y Arozarena, estos cinco jugadores pusieron en alto el nombre de México.
CULTURA
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LOS PELOTEROS
Polémica en el diamante: MLB revoluciona la zona de strike en 2026

– Por Redacción Conciencia Pública y Los Peloteros
La Major League Baseball ha encendido la polémica con la decisión de implementar, a partir de la temporada 2026, el Sistema de Retos ABS para bolas y strikes. Lo que durante décadas fue la palabra sagrada del umpire detrás del plato ahora tendrá un “ojo electrónico” capaz de corregir en segundos una marcación errónea. La tradición choca de frente con la tecnología, y el debate está servido: ¿evolución o traición al béisbol de siempre?
El sistema no elimina al ampáyer (umpire), pero lo condiciona. Ahora, pícher, catcher o bateador podrán desafiar una jugada y pedir la revisión de la zona de strike mediante un software respaldado por cámaras Hawk-Eye de última generación. Cada equipo dispondrá de dos retos por partido, con la posibilidad de conservarlos si el desafío resulta acertado. En otras palabras, la máquina dirá la última palabra cuando la decisión humana sea cuestionada.
Los defensores del cambio aseguran que es un paso indispensable para limitar errores flagrantes y dar mayor justicia al espectáculo. Los estudios de la propia liga señalan que más del 60% de las expulsiones actuales provienen de reclamos por bolas y strikes. Con el nuevo sistema, se busca enfriar los pleitos, disminuir los excesos verbales y, sobre todo, darle al fanático la certeza de que el conteo será el correcto.
Pero no todos aplauden. Los jugadores y entrenadores de la vieja guardia ven en este sistema una amenaza a la esencia del juego. El arte del framing —esa habilidad del receptor para engañar al ampáyer (umpire) y robar strikes— perderá protagonismo. También se teme que la dinámica de los partidos se altere, convirtiendo la pasión del beisbol en una fría operación matemática dictada desde una pantalla.
La polémica no es nueva: el ABS fue probado en ligas menores, entrenamientos de primavera y hasta en el Juego de Estrellas 2025. Ahí, muchos jugadores expresaron que preferían el formato de retos en lugar de una automatización total, pues mantiene cierto margen humano en la toma de decisiones. Las Ligas Mayores recogieron esas voces y optó por un modelo híbrido, un “ni tú ni yo” que no termina de convencer a todos.
El poder de decisión quedó en manos del Comité de Competencia, integrado por dueños, jugadores y un umpire. El voto final fue 9–2, con la resistencia del árbitro y un pelotero que se opusieron a la medida. La mayoría, sin embargo, se inclinó por modernizar el espectáculo, consciente de que la liga compite contra deportes donde la tecnología ya es parte del día a día.
Con este movimiento, el béisbol entra a una era en la que la polémica no desaparecerá, sino que cambiará de rostro. Los aficionados dejarán de gritarle al “ampayer” para reclamarle a la computadora. Y mientras unos celebran la llegada de la justicia tecnológica, otros claman que se pierde la picardía del juego. La temporada 2026 se perfila no solo como un calendario deportivo, sino como un laboratorio en el que se pondrá a prueba el alma misma del béisbol.
CARTÓN POLÍTICO
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LOS PELOTEROS
Cal Raleigh se perfila como el nuevo rey del jonrón: Le quitaría la corona a Aaron Judge

– Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac
¡Qué espectáculo del batazo rey estamos viviendo esta temporada en MLB!
Cuatro gladiadores compiten por la corona del cuadrangular.
Cal Raleigh, Kyle Schwarber, Shohei Ohtani, y Aaron Judge, son los cuatro colosos que han tejido un tapiz de jonrones que trasciende lo ordinario, convirtiendo cada entrada al estadio en una cita con la historia.
De las batallas épicas que trascendieron su tiempo fue aquella histórica temporada de 1961 en la que dos jugadores de los Yankees se batieron en un duelo: Roger Maris y Mickey Mantle. Maris terminó rompiendo el récord de más jonrones en un año de Babe Ruth, que era de 60, con 61 vuelacercas. Mantle logró 54.
Los tiempos cambian. La bola hoy parece volar más. Los peloteros se han convertido en especie de máquinas para conectar batazos kilométricos. Los batazos resuenan como un trueno primordial, esta temporada de la MLB que se ha erigido como un coliseo de titanes.
No es un mero juego de números y estadísticas; es un drama épico, un ballet de poder y precisión que ha cautivado a la afición con la ferocidad de gladiadores dotados por los dioses del deporte.
La afición, esa legión devota de almas apasionadas por el crack del madero, agradece este banquete con ovaciones que retumban desde Seattle hasta Filadelfia, pasando por Los Ángeles y Nueva York.
RALEIGH HACE HISTORIA
En el corazón de esta tormenta de poder late Cal Raleigh, el bateador ambidiestro de los Marineros cuya trayectoria esta temporada es nada menos que grandiosa.
Con su cuadrangular 57 la noche del pasado sábado en el Daikin Park de Houston, Raleigh no solo se reafirma como el máximo artillero de MLB, sino que rompe la marca histórica de Ken Griffey Jr. con Seattle y pulveriza récords ancestrales: superó los 48 de Salvador Pérez como el catcher con más cuadrangulares en una temporada y eclipsó los 54 de Mickey Mantle para switch-hitterse.
Ganador del Home Run Derby 2025, este chico de Seattle al que le restan aún 8 juegos para rebasar la barrera de los 60, es el nuevo rey indiscutible del cuadrangular. Todo parece indicar que su corona será de hierro forjado en el noroeste, donde la lluvia no apaga el fuego de su bate.
Raleigh no solo pega jonrones; los esculpe, los hace arte en movimiento, un testimonio de que el poder no necesita ser ruidoso para ser devastador.
Un recordatorio vivo de por qué el béisbol no es solo un pasatiempo, sino una epopeya colectiva.
EL LEÑADOR DE FILADELFIA
Kyle Schwarber, el leñador implacable de los Phillies, cuya garra parece forjada en las minas de Pensilvania es otro de los gladiadores que irrumpe en el diamante moderno. Con 53 cuadrangulares, Schwarber ha transformado el Citizens Bank Park en un volcán en erupción.
Inolvidable esa noche de agosto, cuando empató un récord con cuatro jonrones en un solo juego, elevando su total a 49 y silenciando a los escépticos.
Este hombre, que nunca había cruzado la barrera de los 50, ahora lidera la Liga Nacional en carreras impulsadas con 128 y sueña con los 56 proyectados. Schwarber no batea con finesa, batea con furia, como si cada swing fuera una declaración de independencia. En Filadelfia, donde la pasión es un fuego eterno, él es el highlander que no muere, el que hace que los fanáticos coreen
«MVP» como un himno pagano.
EL SAMURAI DE ORIENTE
Pero este no es un reinado solitario. Al otro lado de la costa, en el Dodger Stadium, Shohei Ohtani emerge como un fenómeno mitológico, un ambidextro que desafía las leyes de la física y la tradición. El japonés, con sus 53 jonrones, no solo golpea pelotas a distancias astronómicas, sino que redefine el arte del béisbol.
Ohtani no es un jugador; es una revolución. En una era donde los atletas se especializan hasta el agotamiento, él lo hace todo: batear, lanzar, cprrer. Sus 54 de la temporada pasada fueron un prólogo; este 2025 es el capítulo donde el mundo contiene el aliento.
EL REY DESTRONADO
Allá en el Yankee Stadium tenemos a otro gigante con su swing, que es un arco perfecto de fuerza contenida que envía la bola a las gradas como si fuera un decreto divino. Con 49 cuadrangulares hasta la tarde del pasado sábado, Aaron Judge no solo persigue su propio legado —recordemos sus 62 en 2022, un monumento al poder puro—, sino que eleva el listón para todos.
Es el rey destronado que se niega a abdicar, un bateador que combina la elegancia de un poeta con la brutalidad de un guerrero vikingo.
En la historia moderna del béisbol —esa crónica de hazañas que va de Babe Ruth a Barry Bonds—, no habíamos sido testigos de tal espectáculo. Nunca cuatro, ni siquiera cinco jugadores (contando a Eugenio Suárez con 47), habían coqueteado con los 50 jonrones en una misma campaña sin el fantasma de los esteroides acechando en las sombras.
Esta es una era limpia, pura, donde el talento innato y el trabajo titánico se alían para reescribir los libros. Estos gladiadores, dotados con un poder bateador que parece un don olímpico, nos regalan no solo números, sino emociones: la tensión de una carrera, la euforia de un batazo que besa las nubes, la certeza de que el béisbol sigue siendo el rey de los deportes.
La afición agradece, sí, pero también exige más. Con el otoño a las puertas y los playoffs asomando como un amanecer sangriento, ¿quién ceñirá la corona final? ¿Raleigh, el ambidiestro indomable, mantendrá su trono? ¿Ohtani, el prodigio, alcanzará el cetro? ¿Schwarber, el fiero, irrumpirá como un trueno? ¿O Judge, el gigante, reclamar lo que cree suyo?
Sea como sea, este gran espectáculo nos ha recordado que el béisbol no es solo un juego: es un ritual, una celebración de lo humano elevado a lo divino. Y mientras las bolas sigan volando hacia el infinito, nosotros, los fieles, seguiremos aplaudiendo desde las gradas del tiempo.