OPINIÓN
La manzana del árbol digital: La oscura amenaza de la inteligencia artificial

– Política Global, por Jorge López Portillo Basave
Antes que nada, quiero disculparme con este medio y los lectores, ya que las dos semanas pasadas no estuve en posibilidades de escribir por exceso de carga laboral. Pero este tema de hoy es algo que desde hace 15 días quería compartir. Es un asunto que será cada día más cotidiano, pero que por el ritmo de la vida diaria puede pasar desapercibido.
Como sabemos y lo escribimos en este espacio hace casi 3 años cuando salió al mercado la app de Open AI, esta tecnología tiene un gran potencial para ser utilizada en muchos sentidos. Pero la propia inteligencia artificial tiene padres y su “DNA”, es decir, sus ideas y límites son los que en un inicio le darán a la inteligencia “infantil” sus parámetros de conducta.
Así las cosas, en un inicio las inteligencias artificiales son tan buenas como sus “padres” programadores. Estos le dicen qué leer, qué responder y a quién responder. Claro que la IA evoluciona y poco a poco se forma con las preguntas y respuestas de los millones de usuarios, pero su base “moral” inicial es la que sus programadores le dan.
En fechas recientes hubo una serie de declaraciones muy delicadas de padres inconformes con la forma en la que la IA había dado respuesta a preguntas de sus hijos en Chat GPT, de la empresa Open AI. Las dos más delicadas fueron una en la que con lujo de detalle la app le dio a un niño la forma de suicidarse y otra en la que la máquina le decía que tal vez debiera asesinar a sus padres.
“Lo que inició como una ayuda para la tarea, poco a poco se convirtió en un asistente para el suicidio” de mi hijo de 16 años, declaró el Sr. Raine al cuestionar la falta de inteligencia y de moral de la IA y de sus programadores. “En poco tiempo la IA se autodescribió como el mejor amigo Alan, quien decía que ella siempre estaba disponible y que lo conocía mejor que ellos”, continuó el adolorido padre, quien demandó a la empresa ChatGPT y a su director Sam Altman.
Cabe señalar que fueron muchos los padres que acudieron a hacer pública sus quejas contra la forma en la que IA está operando en distintas plataformas, pero en especial en ChatGPT. Otro caso es el de la madre de un niño de 14 años, quien indicó que semanas antes de su muerte por suicidio, su hijo había ido encerrando en una relación de fantasía “sexual” con la novia generada por la IA quien le decía ser la única que lo comprendía al 100%.
Otro ejemplo es el del joven que por discusiones con sus padres estaba siendo asesorado para asesinar a sus padres para eliminar su “molesta” forma de ser.
En estudios recientes se encontró que el 30% de los usuarios de IA han utilizado chatbots como novias virtuales para tener fantasías sexuales o sentimentales. El número es tremendo, una total disociación de la realidad y del mundo real que está pasando de la realidad virtual a la realidad en carne y hueso, en especial porque en países de Norteamérica o Europa se ha encontrado que un 70% de los adolescentes utilizan de una forma u otra algún tipo de chatbot como compañero.
Claro que hoy en día casi todos utilizamos a la IA de una u otra forma, pero el directivo de la empresa Open IA ha declarado cosas muy interesantes y de hecho me gustaría en un par de semanas transcribir una entrevista que dio en fecha reciente en la que asegura que no está imponiendo sus barreras morales a la IA pero al mismo tiempo admite que le dieron de todo – a la IA- para leer y que ella misma vaya sacando sus conclusiones con base en las interacciones que tiene con usuarios. De todo desde libros de moral hasta libros de ateísmo y amplio contenido sexual.
La mayoría de los críticos piden que la IA de todas las empresas tenga salvaguardas de edad, como lo ha iniciado META y otras con relación a la salud, pero los defensores de la IA dicen que eso puede ser utilizado para la censura.
Es realmente interesante, pero también peligroso, el dejar a esta tecnología asesorar sin control, especialmente a los niños. En unas semanas pondré la entrevista de Sam Altman con algunos comentarios de contexto sobre la misma.
Yo, ¡claro que utilizó IA casi a diario! Pero no dejo de preguntarme qué tanto bien o mal me puede hacer, sino que soy consciente de lo que ella me responde. Dicho sea de paso, le pregunté a Google IA los principales riesgos o quejas de padres contra la IA y me dijo: “Manipulación emocional, erosión de habilidades sociales y falta de privacidad”, yo añadiría falta de salud mental y física, además de riesgo social.
Cuando el mundo se ha hecho “pequeño” por las comunicaciones y tecnologías y todos podemos hablar y hasta vernos en cuestión de horas, la ciencia parece que también puede alejarnos y de hecho hacernos sentir que es mejor el mundo virtual que el real alejándonos de todos hasta de los que tenemos más cerca. La manzana del árbol digital.
JALISCO
El modelo de Zapopan frente a municipios quebrados

– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
En el intrincado tablero de la política jalisciense, donde cada movimiento puede significar el avance hacia el progreso o el retroceso hacia el estancamiento, una pregunta resuena con fuerza: ¿quiénes son más efectivos para gobernar, los políticos tradicionales, maestros de la retórica y las promesas, o los empresarios, forjados en la disciplina de los resultados financieros y la toma de decisiones pragmáticas?
En Zapopan, la respuesta no se encuentra en discursos grandilocuentes ni en teorías abstractas, sino en una década de hechos concretos, números impresionantes y transformaciones visibles en las calles y la vida de sus habitantes.
Bajo el liderazgo de Pablo Lemus y Juan José Frangie, este municipio ha emergido como un modelo de gestión pública que combina la eficiencia empresarial, transparencia, eficiencia y compromiso social, transforma realidades, superando deudas heredadas y presupuestos limitados para construir municipios más fuertes, equitativos y sostenibles
Demuestra que la buena administración no es un lujo, sino una necesidad imperiosa para combatir la desigualdad, fomentar el desarrollo económico y construir un futuro sostenible.
Cuando Lemus y Frangie asumieron las riendas de Zapopan, encontraron un municipio sumido en una crisis financiera y administrativa. El presupuesto municipal apenas alcanzaba los 5 mil millones de pesos, lastrado por deudas a proveedores cercanas a los mil millones. Los procesos administrativos eran lentos y opacos, con demoras de hasta dos años para pagar a los proveedores, lo que generaba una percepción de ineficiencia y desconfianza hacia el gobierno local.
En un contexto nacional donde los municipios dependen en gran medida de las aportaciones federales —en Jalisco, el 86% de los ingresos municipales provienen de estas, según datos recientes de la Secretaría de Hacienda—, Zapopan enfrentaba el desafío de revertir esta situación sin recurrir a nueva deuda, una trampa que ha hundido a muchos gobiernos locales en un ciclo de insostenibilidad financiera.
Diez años después, el panorama es radicalmente distinto. Zapopan ha triplicado su presupuesto hasta alcanzar los 13 mil millones de pesos anuales, un logro que no se debe a milagros contables, sino a una estrategia fundamentada en tres pilares: transparencia, eficiencia y compromiso social.
La transparencia ha sido el antídoto contra la desconfianza que permeaba las relaciones entre el gobierno y sus proveedores. Al asumir el mando, Frangie y su equipo implementaron mecanismos digitales y procesos estandarizados que redujeron los tiempos de pago de dos años a tan solo dos o tres semanas.
Este cambio no solo agilizó las operaciones administrativas, sino que convirtió a Zapopan en un referente nacional de confiabilidad. En un México donde la corrupción ha erosionado la fe en las instituciones públicas, esta transformación representa un acto de justicia restaurativa, devolviendo la confianza a los proveedores y fortaleciendo la relación entre el gobierno y el sector privado.
La eficiencia en la recaudación ha sido el segundo pilar del éxito zapopano. A diferencia de muchos gobiernos locales que heredan deudas insostenibles, Zapopan logró triplicar su presupuesto sin incurrir en nueva deuda. El logro se debe a una recaudación responsable, impulsada por actualizaciones catastrales bien diseñadas y alianzas estratégicas con cámaras empresariales como CANACO.
Estas políticas han liberado recursos para financiar proyectos de alto impacto: 600 kilómetros de calles pavimentadas, hospitales modernos, plazas públicas renovadas y programas sociales que atienden directamente a los sectores más vulnerables.
En un país donde la recaudación tributaria municipal permanece estancada, a pesar de incentivos federales como el Fondo de Fomento Municipal, Zapopan destaca por su enfoque en la corresponsabilidad, incentivando la inversión privada y la generación de empleo.
El compromiso social, el tercer pilar, ha sido la brújula ética de esta administración. Frangie ha enfatizado que los avances financieros no son un fin en sí mismos, sino un medio para mejorar la calidad de vida de los habitantes, especialmente de aquellos en condiciones de vulnerabilidad.
Este enfoque se materializa en obras que fomentan la convivencia y la inclusión, como escuelas equipadas, comedores comunitarios, unidades deportivas modernizadas y espacios públicos revitalizados.
Los proveedores, lejos de ser meros contratistas, son considerados aliados estratégicos cuya experiencia y calidad humana impulsan un ecosistema económico próspero. Este modelo ha permitido a Zapopan liderar la generación de empleo en México, creando miles de puestos de trabajo que fortalecen la base tributaria y generan un círculo virtuoso: más ingresos locales se traducen en mayor inversión en infraestructura, servicios y programas sociales que combaten la desigualdad.
Los resultados de esta visión son innegables. En una década, Zapopan ha invertido 14 mil millones de pesos en infraestructura, renovado 600 kilómetros de calles, modernizado 73 de 90 unidades deportivas y 135 escuelas, y reducido la deuda municipal del 40% al 8%.
Estos logros reflejan una planeación de largo plazo que ha transformado la vida de cientos de miles de habitantes, particularmente en colonias marginadas donde los contrastes entre riqueza y pobreza eran más marcados.
La capacidad de respuesta del gobierno ante la desigualdad ha cambiado la realidad de estas comunidades, brindando oportunidades y mejorando las condiciones de vida a través de una infraestructura que prioriza el bienestar colectivo.
En su cuarto informe, Frangie destacó que Zapopan se ha consolidado como el motor económico de Jalisco, captando la mayor inversión extranjera directa del estado. Con más de 40 parques industriales y el 70% de las empresas de semiconductores, el municipio se ha convertido en un polo de desarrollo económico.
Alberga los mejores centros comerciales, las empresas más innovadoras y los empleos mejor remunerados del Occidente del país, ofreciendo salarios competitivos que fortalecen la economía local.
Esta fortaleza no solo alivia la pobreza, sino que posiciona a Zapopan como un modelo replicable para otros municipios que buscan reducir su dependencia de las aportaciones federales y fortalecer su autonomía financiera.
La continuidad ha sido un factor determinante en el éxito de este proyecto. A diferencia de administraciones marcadas por el oportunismo electoral y las soluciones de corto plazo, el liderazgo de Lemus y Frangie ha priorizado una visión de largo alcance.
La colaboración con los proveedores, reconocida en eventos como el reciente encuentro con 300 de ellos, refleja un modelo de gestión que valora la corresponsabilidad y mide el éxito en resultados tangibles.
Este enfoque ha permitido a Zapopan no solo superar sus desafíos financieros iniciales, sino también sentar las bases para un futuro sostenible, donde la eficiencia administrativa y el compromiso social van de la mano.
La continuidad de este proyecto, respaldada por cuatro victorias electorales consecutivas, es una prueba de que la confianza ciudadana se gana con resultados, no con promesas. Zapopan no solo es un faro de esperanza para Jalisco, sino un ejemplo de lo que es posible cuando el liderazgo combina visión, disciplina y un compromiso inquebrantable con el bienestar de su comunidad.
JALISCO
La salud en disputa: Entre el credo y la soberbia

– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco
Hay batallas políticas que no se libran con discursos, sino con recetas médicas y hojas de hospital. Y pocas son tan reveladoras del rostro real del poder como la que hoy enfrenta al Gobierno de Jalisco y al modelo federal del IMSS-Bienestar.
De un lado, la diputada María Candelaria Ochoa Ávalos, morenista, lanza un exhorto “urgente y prioritario” para que el estado se adhiera al sistema federal de salud. Del otro lado, el gobernador Pablo Lemus Navarro, emecista, responde con un portazo político: “No, gracias, yo a esa fiesta no voy”.
El intercambio, que podría parecer una disputa técnica sobre medicamentos y hospitales, es en realidad un duelo de ideologías, de proyectos de nación, y —como casi siempre— de egos.
En el Congreso de Jalisco, Ochoa Ávalos tomó la tribuna con una frase que resonó más allá de los muros: “La salud no puede ser rehén de los intereses políticos.” Denunció lo que ya es una verdad a voces: el desabasto de medicamentos en hospitales estatales, el endeudamiento de familias con pacientes oncológicos y la ineficiencia del sistema local de compras.
Con cifras en mano, la legisladora recordó que el propio Gobierno del Estado reconoció que solo el 24% de los medicamentos oncológicos provienen de la federación, mientras el 76% restante corre a cuenta del erario jalisciense. En tres años, dijo, se han gastado más de 160 millones de pesos en compras de emergencia, sin que haya transparencia sobre a quién se compró, cómo se licitó o quién rindió cuentas.
No es un asunto menor. En un país donde la salud pública ha sido el botín favorito de las burocracias, hablar de transparencia equivale a destapar un cajón con demasiados esqueletos.
Ochoa pidió tres cosas: que Jalisco se adhiera de inmediato al Pacto Federal del IMSS-Bienestar; que el Ejecutivo rinda un informe pormenorizado de los gastos en medicinas; y que se establezca coordinación permanente con la Federación para evitar más muertes por desabasto.
Pero en política —y en Jalisco más que en ningún otro lugar— los buenos propósitos rara vez viajan solos.
El gobernador Pablo Lemus Navarro, empresario de origen y político por accidente, no tardó en responder. Desde el Palacio de Gobierno, con la serenidad del que ya tiene la respuesta antes de escuchar la pregunta, declaró que no firmará el convenio con el IMSS-Bienestar.
Su argumento: “la Federación solo garantiza el 24 % de los medicamentos; sus clínicas están en mal estado y sus médicos mal pagados”.
A eso añadió una pregunta con filo: “¿Estaría dispuesta la Universidad de Guadalajara a entregar su red de Hospitales Civiles al IMSS-Bienestar?”
Era un golpe calculado. Porque si algo duele en el imaginario jalisciense es tocar al Hospital Civil de Guadalajara, esa institución centenaria que ha sido refugio de pobres, campo de batalla política y símbolo de autonomía universitaria.
Lemus convirtió la defensa de la soberanía sanitaria en una bandera de orgullo local. Dijo que Jalisco tiene un modelo propio, con 82% de abasto general y 85% en segundo nivel, y que lo reforzará con una Red de Hospitales-Escuela impulsada junto con la Universidad de Guadalajara.
En 2026, prometió, comenzará la construcción del Hospital Civil de la Costa, en Puerto Vallarta; en 2027, el Hospital Civil del Sureste, en Zapotlán el Grande. El mensaje era claro: Jalisco no necesita tutela.
Lo que Lemus no dijo —o prefirió no subrayar— es que el Fondo de Salud para el Bienestar (FONSABI), con el que el estado mantiene convenios, establece que la federación debe cubrir el 70% del suministro de medicamentos especializados. Y que, según sus propios datos, apenas ha cumplido con el 4%, luego ampliado a 24% tras presiones locales.
En otras palabras, Jalisco sigue pagando la mayor parte del costo, pero también conserva el control político del sistema. En el tablero del poder, eso se llama equilibrio… o cálculo.
Mientras el debate estatal se enciende, el contexto nacional no ofrece mejores noticias. Las quejas contra el IMSS-Bienestar se han multiplicado en los estados que ya firmaron el pacto. Tamaulipas y Oaxaca registran denuncias por hospitales insalubres y paros de personal. En Chiapas y Veracruz, trabajadores protestan por recortes de prestaciones y la incertidumbre sobre sus jubilaciones.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos ha documentado que en Durango aumentaron las quejas por la falta de pensiones y la prestación incompleta de servicios médicos. La lista de motivos es larga y deprimente: desabasto, infraestructura deficiente, caos administrativo, precarización laboral, deudas, bloqueos presupuestarios.
El IMSS asegura que el 81 % de las quejas ya fueron atendidas. Pero incluso sus propios reportes reconocen que el modelo sufre una transición jurídica frágil y falta de solvencia presupuestal. La pregunta es inevitable: ¿se puede construir un sistema de salud universal sobre cimientos burocráticos carcomidos?
Entre los extremos del debate – la fe federal y la soberbia local – se esconde el ciudadano. Ese paciente que espera turno en un hospital público donde falta lo mismo una jeringa que una esperanza.
En Guadalajara, las familias de niños con cáncer siguen organizando colectas. En Zapotlán, los hospitales saturados improvisan camas con camillas. En la costa, el mar sigue más cerca que los medicamentos.
Ambos discursos —el de Ochoa y el de Lemus— presumen de buenas intenciones. Pero el primero olvida los fracasos de la centralización, pues omite que en los estados gobernados por su partido el IMSS-Bienestar arrastra la misma crisis que promete resolver; el segundo ignora los límites del aislamiento.
La diputada confía en un sistema federal que todavía no cura sus propias heridas. El gobernador defiende un modelo estatal que no garantiza equidad ni cobertura universal. En el fondo, uno y otro se disputan el relato de quién cuida mejor al pueblo, no necesariamente su salud.
Hay algo profundamente revelador en la frase de Lemus: “No gracias, yo a esa fiesta no voy”. El gobernador, que se jacta de tecnócrata, se permite ironizar sobre un programa que atiende, con todos sus defectos, a los que no tienen seguridad social. Su “no gracias” no es solo una postura política, es una declaración de clase.
El resultado es un país fragmentado en sistemas de salud que compiten entre sí: unos por recursos, otros por legitimidad. Y mientras, los funcionarios debaten porcentajes, las farmacias públicas siguen vacías.
La disputa por la salud pública no es, entonces, una diferencia de modelos; es una guerra por el control político del bienestar. El gobierno federal quiere una bandera nacional que presuma justicia social; el gobierno estatal quiere conservar un timón de un sistema que da votos, contratos y visibilidad.
Entre ambos se extiende una realidad que ni los comunicados ni las ruedas de prensa alcanzan a maquillar. México vive una crisis sanitaria estructural, donde el acceso a una medicina depende del código postal.
Pero en el fondo, la pelea por el IMSS-Bienestar no es sobre medicamentos ni presupuestos: es sobre quién manda en el cuerpo del pueblo. Y en Jalisco, por ahora, ese cuerpo sigue enfermo… de política.
En X @DEPACHECOS
MUNDO
Del arroz al silicio

– Opinión, por Miguel Anaya
En octubre de 1949, Mao Zedong proclamó la República Popular China sobre los escombros de una guerra civil y de siglos de invasiones extranjeras. Era un país rural, analfabeto, con hambre y sin rumbo. 75 años después, esa misma nación fabrica teléfonos y desarrolla apps que influyen en todo el mundo. El gigante, en teoría comunista, es parte vital del rompecabezas capitalista. Ironías del progreso.
China no conquistó el mundo con ejércitos, sino con contenedores, con comercio. No levantó su poder con discursos sensacionalistas, sino con fábricas. Mientras occidente se perdía en contradicciones sociales y culturales, China hablaba poco, trabajaba mucho y exportaba todo.
El secreto no está solo en la economía, sino en la idiosincrasia. China entendió el comunismo con alma confuciana: orden antes que libertad, armonía antes que rebeldía. Mao, no impuso una doctrina foránea; apenas adaptó la vieja idea de que el individuo debe inclinarse ante el todo. Así, el Partido Comunista se convirtió en una versión moderna de un imperio: no se cuestiona, se obedece; no se dice, se hace.
Claro que el camino no fue un cuento chino. El “Gran Salto Adelante” fue más bien un salto al vacío: millones sufrieron entre hornos de hierro y campos estériles. La Revolución Cultural desató una purga donde callar se volvió virtud y la lealtad, salvoconducto. Pero incluso en el desastre, el sistema sobrevivió. China tiene una habilidad ancestral para convertir la tragedia en método.
Luego llegó Deng Xiaoping, un pragmático con alma de comerciante. Su frase, “no importa de qué color sea el gato con tal de que cace ratones”, inauguró el comunismo más rentable de la historia. Permitió la riqueza privada, pero no la libertad pública; abrió las puertas del mercado, pero cerró las ventanas del poder. El resultado: cientos de millones salieron de la pobreza, mientras el partido consolidó el control absoluto.
Hoy, China es el espejo que el mundo observa con una mezcla de fascinación y recelo. Produce, compra, vende y presta. Dirige satélites, controla redes sociales y construye su propio universo digital. Lo que empezó como una extraña mezcla del capitalismo de Occidente y el comunismo de la Unión Soviética, la convirtió en el competidor más disciplinado.
Mientras en las democracias los presidentes cambian cada cuatro o seis años, en China los planes se diseñan para medio siglo. Mientras aquí debatimos el precio de la gasolina, allá diseñan los autos eléctricos que la harán obsoleta.
Y mientras unos discuten si la inteligencia artificial es peligrosa, China ya la utiliza para vigilar a sus ciudadanos, predecir sus hábitos y hasta modelar su “buena conducta”. Orwell se quedó corto: el Gran Hermano aprendió mandarín.
Pero más allá de todo, hay algo que resulta innegable: China entendió el poder como una ciencia exacta. No necesita persuadir, solo demostrar eficiencia. Donde Occidente se desangra en ideologías, China se concentra en resultados. Donde otros prometen libertad, China ofrece prosperidad. Y aunque lo nieguen los románticos, la prosperidad convence mejor que cualquier discurso.
El dragón no rugió: esperó. Tejió mientras otros se distraían en guerras, elecciones o redes sociales. Planeó mientras el mundo lo subestimaba. Y cuando todos despertaron, ya era demasiado tarde: China estaba en los bolsillos, en las pantallas, en las deudas y en los sueños del siglo XXI.
Quizá no sea el modelo ideal para imitar, pero sí el espejo que obliga a mirar sin filtros. Porque, al final, China no sustituye el poder económico, militar y ni el alto consumo de Estados Unidos, pero si hace ver un mundo distinto. Una realidad qué algunos admiran y otros más, temen.
JALISCO
La movilidad y sus clases sociales

– Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez
Los tapatíos ya con algunos años encima entendemos perfectamente la frase despectiva “de la calzada para allá”, muy en boga en el siglo pasado para la discriminación hacia los habitantes de los sectores del oriente, Libertad y Reforma. Luego esa discriminación se extendió a las colonias populares del sur de la ciudad y algunas de la periferia popular de los municipios conurbados a Guadalajara.
¿A qué viene el mal recuerdo? A que, durante años, muchos años, las calles que “van o vienen” hacia el oriente, han estado saturadas de automóviles.
Lázaro Cárdenas, por ejemplo, tiene varios lustros que a ciertas horas es un estacionamiento; el eje vial Javier Mina-Juárez- Vallarta, sobre todo el de Javier Mina, es una vía intransitable a todas horas del día, especialmente el tramo de la calle 56 (Juan de Dios Robledo) a la Calzada Independencia. Circunvalación Agustín Yáñez-Circunvalación División del Norte también son embudos para el tránsito.
Las entradas, o salidas, según se vaya, de las carreteras a Chapala, las de Saltillo, Tesistán, San Cristóbal de la Barranca y Zapotlanejo son nudos de tráfico de enorme magnitud, en horarios de entrada o salida de los trabajadores.
¿Qué decir de la Calzada Independencia? ¿O de Colón-Federalismo? Y Ya entrados en materia, el Anillo Periférico, especialmente el tramo del sur, son también muestras de ese botón de ineptitud de las autoridades viales, porque no funciona para los automóviles ni para el transporte público.
Así que lo que acontece en López Mateos es igual de patético. Solo que, por allá, hay bastantes fraccionamientos y asentamientos de la llamada “gente bien” y… entonces ahí sí se declara una “emergencia nacional” y se llevan al cabo juntas, reuniones, proyectos, ideotas, ideítas, ocurrencias e inventos para que “la gente bien” de Bugambilias, El Palomar, Nueva Galicia, Gavilanes, ¡o cotos muy “cotizados” y of course! el Club de Golf Santa Anita puedan transitar en sus caras máquinas -cual freeway- por la saturada ex avenida Ingenieros.
Ojo, no es un regocijo recordar la tvbobela aquella de “los ricos también lloran”, pero sí enfatizar que “nuncamente” -como dijo Bebeto-, se ha hecho siquiera una juntita para remediar el caos vial de Lázaro Cárdenas o de las entradas carreteriles de Tonalá, San Pedro Tlaquepaque, Zapopan Norte o el mismo Tlajomulco. Los últimos municipios tienen fraccionamientos de primer mundo, pero también de ultratumba. Y de muchas tumbas también.
Obviamente la clase trabajadora no tiene tiempo de andar en simposios, seminarios, ruedas de prensa o manifestaciones para que los gobiernos municipales, estatales y aun los federales hagan su trabajo bien y dejen de escudarse en las excusas de siempre: “hay demasiados carros”; “los camiones pesados son los que entorpecen el tránsito”; “no debieron autorizarse tantos fraccionamientos por allá, sobre todo los de los pobretones”; “no hay gobierno que pueda remediar esto porque hay ‘bien muchos’ factores en contra”.
No quiere decir que no se reconozca el problema de López Mateos; pero sí de enfatizar cómo aún en estos tiempos “hay niveles” en la problemática urbana. Mientras los líos, los embotellamientos (de los malos); la inoperancia e indiferencia hacia esta problemática en el “jodiente” de la ciudad es como dicen los de Michoacán, “tecata minuta”, la de López Mateos es “problema nacional”.
Por supuesto que también los que pertenecemos a la “perrada” utilizamos las vías mencionadas, porque no hay otras para llegar a la chamba o regresar al dormitorio en que se han convertido las casas de la clase trabajadora. Las mayorías viajan en camiones, peribuses o tren ligero, armatostes dejados de la mano del dios en turno que despacha en Palacio de Gobierno.
Abundan las ciudades dormitorio… en eso las convirtieron las nefastas autoridades del INFONAVIT, Tlajomulco, Tlaquepaque, El Salto, Ixtlahuacán tanto del Río como de los Membrillos y otros municipios chaperones del tapatío.
El afán de obtener dinero de malos funcionarios públicos y, cómo fuera, son los motivos de saturar con casas en terrenos alejados del bullicio, pero no de la “falsa sociedad”.
Cualquiera con dos dedos de frente, o que sabe cuándo es “firmes” o cuándo “saludar”, entiende que las soluciones a los trastornos viales son de transporte colectivo eficiente. El Tren Ligero o Metro es indiscutible; pero lo que reclaman los “bien” de López Mateos es ¡solución vial! Porque son súbditos de su majestad el automóvil.
Es decir, no pelean soluciones de fondo sino su sacratísimo derecho a circular en coche así sea el transporte más conflictivo, contaminante e individualista.
Por derecho de antigüedad debieran atenderse primero los conflictos viales y de transporte colectivo que afectan a “la perrada”, simplemente porque es más que la “gente bien” y sus problemas tienen más antigüedad. Para ello es necesario tener gobernantes con sensibilidad social y voluntad de servicio a quienes menos tienen, tanto en recursos económicos, como en materia de eficiencia en transportación.
Mientras tanto, por lo que se advierte en este renglón donde se aprecia la ineptitud, el valemadrismo de los directores de vialidad, de planeación urbana de los alcaldes y alcaldesas municipales, seguirá la discriminación y el menosprecio hacia los habitantes de las colonias, fraccionamientos y barrios de la gente jodida, para, mañosamente, imponer la agenda de soluciones a quienes se autocatalogan como “gente bien” y que exigen su derecho a continuar con prebendas sociopolíticas por considerar que “sus” problemas de circulación vial son los transcendentes, los importantes, los únicos que deben resolverse.