ENTREVISTAS
Políticas neoliberales cuatroteístas están matando al campo mexicano: José Ramírez Yáñez, líder campesino
– Por Gabriel Ibarra Bourjac
El tema del campo sacude al gobierno de la Cuarta Transformación. Sus críticas constantes al neoliberalismo los lleva a chocar con la realidad. Y es el campo el que los pone a prueba.
Desde el corazón del sur de Jalisco, donde la tierra guarda los ecos de la Revolución Mexicana y el reparto agrario de Lázaro Cárdenas, don José Ramírez Yáñez, nieto de la Revolución y productor de cuatro hectáreas de maíz, emerge con voz que cincela la conciencia del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, cuando advierte que sus políticas “neoliberales” están matando al campo mexicano.
Como coordinador del Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano desde Jalisco, este agricultor de toda la vida —expresidente municipal de Gómez Farías— denuncia con urgencia un déficit productivo que amenaza la soberanía nacional: solo producimos el 60% del maíz, 20% del frijol y cifras alarmantes en otros granos básicos.
Su entrevista con Conciencia Pública no es solo un testimonio; es un llamado humanitario a un gobierno que prometió romper con el neoliberalismo, pero que aún permite importaciones desmedidas de Estados Unidos y la voracidad de los industriales de la masa.
Ramírez Yáñez, padre de una generación que migró del campo por falta de rentabilidad, pinta un panorama de gris a oscuro: costos de producción en 55 mil pesos por hectárea, pagos de apenas 6 mil por tonelada —por debajo del mínimo viable de 7,200— y una cosecha que inicia en noviembre bajo la sombra de bloqueos en carreteras y accesos metropolitanos.
Los jóvenes huyen, los mayores enferman de depresión y usura, y el envejecimiento rural se acelera. Bloqueos recientes en Jalisco, Guanajuato y Michoacán han forzado mesas de diálogo, pero las promesas vagas —como 8 mil pesos para maíz nativo en experimentos— no bastan.
Exige regresar Pronase, Fertimex y la banca de desarrollo; sacar granos del T-MEC; y un extensionismo que multiplique rendimientos sin transgénicos.
Este mensaje trasciende la política; es un imperativo humanitario y estratégico. Para lograr los 25 millones de toneladas de déficit hacia 2030, el gobierno de la Cuarta Transformación debe actuar ya: duplicar el presupuesto rural a 148 mil millones —hoy es de 74 mil millones—, priorizar a productores como Ramírez Yáñez —quienes aportaron 8 millones de votos a López Obrador y 12 millones a Claudia Sheinbaum— y arbitrar un comercio justo.
José Ramírez Yáñez remarca: “En el presupuesto de egresos del 2026 destinarán 74 mil millones al campo, pero gran porcentaje a traspatio. Proponemos doblar a 148 mil millones; para que el pago a Salinas Pliego vaya completo a banca, Pronase y Fertimex. Añoramos el extensionismo: ingenieros y veterinarios constantes. Cárdenas creó institutos y escuelas. Podemos lograrlo sin transgénicos: esos traen patentes y control”.
DÉFICIT 10 MIL PESOS POR HECTÁREA
Gabriel Ibarra Bourjac (GIB): Muy bien. Para que los lectores de Conciencia lo ubiquen: ¿Quién es José Ramírez Yáñez? Es el coordinador del Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano, pero ¿es agricultor? ¿Originario del sur de Jalisco?
José Ramírez Yáñez (JRY): Bueno, yo fui presidente municipal de Gómez Farías, Jalisco, en el periodo 1992-1995, que precisamente fue cuando iniciamos el problema de las carteras vencidas, el cual encabezamos siendo presidente municipal. Actualmente, soy productor de maíz y complemento de manera muy pequeña con un cultivo de orégano. Esa es mi actividad.
GIB: ¿Y es agricultor de toda la vida? Me imagino.
JRY: Sí, sí, de toda la vida.
GIB: La problemática del precio del maíz y del peso de garantía es recurrente, pero entiendo que se ha agudizado en los últimos años, particularmente este año. ¿Qué ha hecho diferente a este año respecto a los anteriores?
JRY: Debemos partir de un contexto: sin autosuficiencia, no hay soberanía. Traemos un déficit de producción bastante notorio: producimos el 60% de maíz, 80% de trigo y arroz, 20% de frijol y 5% de oleaginosas. El precio actual se debe principalmente a las importaciones desmedidas, sobre todo de Estados Unidos.
Ellos tuvieron una producción récord y la distribuyen, lo que propicia que coloquen una buena cantidad de tonelaje aquí en el traspatio. Además, los industriales de la masa lo ven muy barato, lo compran y rechazan el maíz blanco del productor nacional. Ahí viene el problema.
GIB: ¿Cuánto les significa producir una tonelada promedio? Claro, depende de la tierra, el agua, fertilizantes, etcétera. ¿Cuáles son los costos promedio?
JRY: Son aproximadamente 55 mil pesos por hectárea. Una hectárea nos genera normalmente ocho toneladas en la región del sur de Jalisco.
GIB: Entonces, traen un déficit cercano a los 10 mil pesos por hectárea.
JRY: Sí, por eso se pide que el mínimo, nada más para casi sacar los costos de producción, sea de 7,200 pesos por tonelada.
GIB: ¿Y qué ha pasado con el maíz que han producido en este temporal?
JRY: La cosecha apenas va a empezar. Se sembró, y van a empezar a desgranar las mazorcas a partir del 10 o 15 de noviembre. Los cultivos más tempraneros ya están sacando, pero los temporaleros de la región Ciénega, Michoacán, Guanajuato y el sur de Jalisco nos empezamos a cosechar en esa fecha.
GIB: Les están ofreciendo 6,950 pesos por tonelada, pero les pagan 5,257 más 600 de apoyo al flete, lo que hace un total de 6,000. Eso está por debajo del costo de producción. La semana pasada tomaron las carreteras y bloquearon algunos accesos de la zona metropolitana durante más de 10 horas. ¿Qué respuesta han tenido de las autoridades?
JRY: En tres estados —Jalisco, Guanajuato y Michoacán— se acercaron las autoridades locales y ofrecieron negociación y abrir el canal de comunicación con el gobierno federal. Así ocurrió un día después de que salió la maquinaria. En Gobernación, los compañeros vieron que la invitación no se había generalizado y era muy selectiva, por lo que optaron por negociar una nueva fecha para una mesa con todos los miembros de las agrupaciones del campo. Será el próximo 1 de noviembre. Sin respuesta, volverían a salir. Como en el deporte de alto rendimiento, hay que «calentar»: días antes, el sábado y domingo, armamos la maquinaria en cruces importantes, sin obstruir, para presionar.
GIB: Y anunciaron que bloquearían el acceso al Aeropuerto de Guadalajara.
JRY: Ahí sí se debe organizar para dejar un canal de circulación, principalmente para emergencias, niños a la escuela, ambulancias y gente al aeropuerto. Eso se negociará para no afectar a terceros.
GIB: ¿Qué les han ofrecido en concreto las autoridades? ¿Hay alguna propuesta o solo diálogo?
JRY: Es solo diálogo. Aunque de manera informal se mencionó 8 mil pesos para tres estados, y en el Estado de México y Puebla un experimento de 8 mil pesos para maíz nativo. Pero lo otro no se ha concretado.
GIB: ¿Cuáles son las diferencias del maíz nativo con el que ustedes producen?
JRY: El nativo son semillas antiguas; el nuestro son cruzas, material cultivado desde hace mucho tiempo y no transgénico.
GIB: ¿Qué apoyos reciben actualmente del gobierno federal a través de la Secretaría de Agricultura?
JRY: Casi todo está canalizado a la agricultura de traspatio: programas como Plantando Vida y algo de fertilizante, que no saca al productor de apuros. Financiamiento: cero.
UN CAMPO SIN APOYO, SIN SUBSIDIOS
GIB: ¿Qué propuesta tienen ante esa problemática?
JRY: No hay propuesta del gobierno, pero nosotros proponemos banca de desarrollo para créditos de avío y refaccionarios, como los que recibíamos en Banrural. Nosotros, mayores de 70, lo vivimos. En EU, los agricultores reciben financiamiento: al demostrar siembra, les dan 13.5% de inversión inmediata; subsidios en fertilizantes, pesticidas; pagan renta por almacenar cosechas. Es política de seguridad nacional post-Segunda Guerra Mundial.
Aquí, granos de 3-4 años llegan promovidos por industriales. El gobierno debe resolver: no proteger al industrial, sino que sea más humano. De cada kilo de maíz a 5-6 pesos, sacan 600 gramos de masa y venden tortilla a 25-30 pesos: ganan 35-40 pesos sin riesgo. No hay aseguradoras ni subsidios compensatorios por tonelada, que sí había antes.En mi realidad: mi padre, después de cosecha, construía un cuarto más; con excedente, cocina o chiqueros. Eso se fue con el neoliberalismo.
Este gobierno critica el neoliberalismo, pero no da soluciones. Banqueros obtienen más utilidades que nunca; importamos récord de grano. Demandas: regresar Pronase, Fertimex, banca de desarrollo; sacar granos del T-MEC; árbitro el gobierno para que entren iguales. El campo dio 8 millones de votos a Claudia Sheinbaum (30% de su triunfo). Somos nacionalistas, aliados, pero sin desprecio.
GIB: Usted es de segunda o tercera generación dedicada al campo.
JRY: Segunda: reparto en 1938-40; abuelos dotados, padres siguieron. Somos nietos de la Revolución.
GIB: ¿Cuántas hectáreas tiene?
JRY: Cuatro, de maíz y un poco de orégano.
GIB: ¿A qué se dedican sus hijos?
JRY: Una es doctora, otro psicólogo; los dos casados se preocupan por su familia. No regresarán al campo: no ven condiciones.
GIB. Por lo que veo el panorama es entre gris a oscuro…
JRY: Se han acercado cañeros, agaveros, productores de berries y aguacateros con problemas similares (bajo consumo en EU, competencia peruana). ¿Cómo ayudarlos?
Ayudar a conversión: barbecho y siembra de maíz. Contribuir a granos básicos.
GIB: ¿Han tenido comunicación con Julio Berdegué o Leonel Cota Montaño?
JRY: Solo representantes de tres estados; no permitieron entrar a líderes como Baltazar Valdez (Sinaloa) o de Chihuahua a reunión con Gobernación. Invitación selectiva post-bloqueo generó descontento.
“SOMOS LA SEGUNDA GENERACIÓN DESPUÉS DEL REPARTO AGRARIO”
GIB. ¿Quiere añadir algo más?
JRY: Si me permite quiero dirigir un mensaje: el gobierno no sabe o se le olvida que somos la segunda generación después del reparto agrario de Lázaro Cárdenas. Actualmente, los que estamos en el campo rebasamos los 70 años.
Somos los hijos de los campesinos que le dieron alimentos a este país por más de 100 años. De niños acompañábamos a nuestros padres a tramitar créditos de avío y refaccionarios para sostener la empresa familiar.
Antiguamente había de 40 a 70 bancos locales que se unieron en Banrural. De la mano de nuestros padres cultivamos las tierras y logramos un crecimiento del campo hasta del 6%, contribuyendo al 7% del PIB.
Fuimos parte del México próspero de los 50 a los 80. Teníamos lugares de acopio; ahora rentan localitos. Logramos cruzas de variedades de maíz, trigo, frijol, sorgo y arroz para incrementar la producción por hectárea. Tomamos en serio la Revolución Verde en Sinaloa y Sonora. Combinábamos rastrojos para el ganado y sobrevivíamos la temporal. Así se construyeron ranchos y propiedades.
Vivimos años gloriosos hasta que llegaron los gobiernos neoliberales y facilitaron el saqueo. Actualmente, el gobierno permite que los industriales de la masa —surgidos en el neoliberalismo— impongan la comercialización. Los granos deben salir del T-MEC o igualar los apoyos compensatorios. De otra manera, no será posible.
El gobierno debe preocuparse: traemos mucho «cayo» y lo vivimos de niños. Debe atender por cuestión humanitaria. En el campo somos pura gente mayor; los jóvenes no quieren quedarse porque no es rentable y migran a EU.
Hay depresión, enfermedades por usura, ya que no hay financiamiento oficial. No nos distraerán frases como «de territorio, no de escritorio» o «primero los pobres». Somos aliados del gobierno, pero queremos resolver ahora. Para 2030, necesitan producir 25 millones de toneladas de déficit.
