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Silencian al Bukele mexicano: Uruapan llora a un tigre; México, a su paz perdida

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– Por Belisario Bourjac

¡Asesinaron al alcalde más valiente de México! Carlos Manzo Rodríguez, el hombre del sombrero que juró «limpiar la casa» y devolver la paz a Uruapan, yace ahora en una morgue, acribillado en plena fiesta de Día de Muertos.

Su crimen no es solo un homicidio: es el capítulo sangriento de una guerra que devora Michoacán, donde el crimen organizado extorsiona aguacateros y limoneros, y las autoridades federales llegan siempre tarde.

La noche del sábado 1 de noviembre, alrededor de las 20:10 horas, Manzo inauguraba el Festival de Velas en la plaza principal. Micrófono en mano, con un niño en brazos, transmitía en vivo: «Nos estamos pasando un día muy agradable con miles de familias».

Minutos después, un sicario con sudadera blanca y pantalón negro se acercó y disparó siete veces con un arma 9 mm. El alcalde recibió seis impactos; cargaba a su hijo cuando cayó. Paramédicos lo trasladaron al Hospital Fray Juan de San Miguel, donde murió a las 20:50. Un regidor, una empleada municipal y un escolta resultaron heridos. Uno de los agresores fue abatido; dos más, detenidos.

Uruapan despertó en luto: mercados cerrados, escuelas suspendidas, velas parpadeando como interrogantes en el panteón. ¿Quién ocupará esa silla maldita? La Guardia Nacional promete refuerzos, pero son ecos en la niebla: llegan con sirenas y se evaporan al anochecer.

Carlos Manzo, de 40 años, electo independiente en 2024 tras ser diputado por Morena (2021-2024), confrontaba a los grupos criminales. Denunciaba extorsiones, pedía ametralladoras para su policía y recompensas millonarias por decomisos. «No queremos ser un alcalde asesinado más en las estadísticas», advirtió en junio, tras un enfrentamiento.

El domingo 2 de noviembre, Sheinbaum convocó de urgencia al Gabinete de Seguridad en Palacio Nacional. Condenó el «vil asesinato» en X: «Estos hechos nos impulsan a fortalecer la estrategia».

Omar García Harfuch reveló que Manzo tenía protección desde diciembre 2024: seis elementos GN iniciales, reforzados en mayo a 14 con dos vehículos. A petición del alcalde, su escolta inmediata era municipal de confianza; la GN vigilaba el perímetro.

¿Cómo entraron armados? El arma se vincula a rivalidades entre cárteles; se incautaron siete casquillos. «Cero impunidad», prometen, con colaboración hasta de EE.UU.

Manzo era un crítico feroz del gobernador morenista Alfredo Ramírez Bedolla, acusado de inacción o complacencia. El rechazo explotó en el funeral, en la funeraria San José: Bedolla llegó a condolencias, pero fue expulsado en menos de 10 minutos entre abucheos. «¡Fuera, asesino, inútil, hipócrita!», gritaron familiares y ciudadanos. Salió escoltado, reflejando la furia popular en un estado con seis alcaldes asesinados en 2025, tres en Michoacán.

La indignación irrumpió en Morelia: manifestantes tomaron el Palacio de Gobierno, exigiendo justicia. Sheinbaum canceló eventos para enfocarse en el caso. Manzo, el «Bukele mexicano», silenciado tras advertencias desoídas, deja un vacío. Su viuda, Grecia Itzel Quiroz, y sus hijos claman respuestas.

Este sexto alcalde caído en 2025 evidencia un fallo sistémico: valentía confrontando al narco, negligencia protegiéndola. ¿Cuántos mártires más para que la «estrategia de abrazos» mute en acción real?

Uruapan llora a un tigre; México, a su paz perdida.

HASTA EL CIELO, SEÑOR CARLOS MAZO…

Su legado vivirá por siempre, porque a un héroe nunca se le olvida.

Usted fue un verdadero ejemplo de lo que significa portar un uniforme con orgullo y compromiso. Luchó por los suyos, por su gente, y por un México mejor.

Fue un hombre de valentía, un símbolo de honor y entrega, que siempre buscó un cambio positivo para todos. Su sacrificio y su partida nos recuerdan que, a veces, los buenos se van primero… pero también nos enseñan que somos más los buenos que los malos.

Usted, señor Mazo, fue ejemplo de honor, valor, lealtad, sacrificio y compromiso. En cada acción demostró su vocación de servir con dignidad y coraje, hasta el último momento.

Nos deja un gran legado: la inspiración para seguir cuidando de los nuestros con la misma pasión y entrega con la que usted lo hizo.

Descanse en paz, señor Carlos Mazo.

Su memoria y su ejemplo vivirán siempre en nuestros corazones y en cada policía que, como usted, lucho por un México mejor.

No se muere quien se va, solo se muere quien se olvida»

Este pensamiento se lo dedicó un grupo de policías a su memoria

 

 

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