OPINIÓN
La corrupción de ayer
Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //
La Fiscalía Anticorrupción del Estado de Jalisco a cargo de Gerardo de la Cruz Tovar, una vez más en los reflectores mediáticos de los medios de comunicación y en un intento urgente por mostrar su músculo en materia de corrupción tratando de acreditar su lucha contra la impunidad y el combate para el que le concierne funcionar, sin embargo las fallas y las aparentes simulaciones son temas que rescinden en situaciones de encargo político y no permiten una clara evaluación social de la actuación de la fiscalía anticorrupción en Jalisco, se viven escenarios que corresponden a investigación judicial en esta materia y sin embargo solo tenemos shows mediáticos.
En Jalisco se ataca la corrupción de la pasada administración bajo una situación conveniente, cambiar el reflector a raíz de la ausencia de congruencia en el informe del Gobierno Estatal y los evasivos informes de sus secretarías ante los diputados, su labor debe ser activa en presente y pasado, sin importar el color partidista ni si es un adversario, es evidente que la consigna es que tengan procesos judiciales aquellos que por cuestiones políticas y electoreras se encuentran en la banca, sin embargo la lucha y el combate anticorrupción real no es solo en tiempo ocurrido, debe ser también en período vigente, las crisis del dengue, la falta de operación efectiva en materia de desaparición de personas en el Estado, la inseguridad fuera de control, la extrema violencia delincuencial y la omisión de lo que en Jalisco nos aqueja. ¿serán los próximos asuntos de la Fiscalía Anticorrupción? ¿La responsabilidad de nuestros gobiernos, inicia cuándo?
Quizás el pensamiento político gubernamental, expresa que los anteriores gobiernos deberán ser aquellos responsables y culpables del mal gobierno en el que nos encontrábamos, pero las circunstancias de la democracia y de la sociedad participativa es que la función de las Contralorías y Fiscalías Anticorrupción de los Estados son las encargadas no solo del pasado y de los adversarios, sino del presente inmediato de los propios gobiernos activos aunque ostenten el poder, pero no sucede porque estos nuevos gobiernos y la clase política actual, no están en condiciones de auto combatir su propia corrupción debido al perfil y la percepción que asumen los mantendría en los siguientes gobiernos de lo contrario caerían drásticamente en el próximo momento electoral.
En este contexto, es importante que la sociedad también deduzca que la corrupción y la impunidad no se atacan sólo en pasado, mientras tengamos gobiernos que simulan actuares gubernamentales exitosos y evadan la realidad al interior de sus gobiernos, sin adjudicarse responsabilidades ni cortar cabezas por razones políticas y electorales, entonces seguimos en una ficción de gobernabilidad, por lo tanto los gobiernos no han entendido el mensaje de hartazgo de la sociedad, buscaron la manera de adaptarse falsamente por eso la percepción está cayendo para nuestros gobiernos estatal y federal, nos exponen lo que convenimos escuchar; sí cambiamos a una sociedad participativa y democrática pero la clase política solo se adaptó a las nuevas circunstancias, mediante el discurso que necesitábamos aparentando la comprensión y el entendimiento social.
En conclusión las cosas no van bien para los nuevos gobiernos, la idolatría política de la ciudadanía es una conducta que va de salida, para darle entrada al desengaño y el señalamiento de las malas prácticas gubernamentales, las políticas públicas innecesarias y la hipocresía de un existe estado de derecho activo y gobiernos eficaces, no obstante la resistencia política al cambio, existe un antes y un después de la ciudadanía, ya no es tolerante al abuso, la corrupción y la impunidad, cada vez los auditorios se llenan menos para el aplauso cómodo, va ganado la conciencia social y el rechazo a los malos gobiernos.
Se requieren gobiernos capaces de enfrentar sus propios fracasos y aceptar sus errores inmediatos, aquellos que se hagan cargo del interior de su propio gobierno en materia de corrupción e impunidad como su máximo ejemplo de gobernabilidad.
Pero es imposible, llegaron a donde están por acuerdos, cotos de poder y arreglos políticos, no pueden mover sus fichas porque no son gobiernos auténticos y democráticos, no están libres de corrupción, simulación e impunidad, obtuvieron el poder gubernamental como todos y se irán como todos, sin cumplir las más grandes promesas que inventaron y que en realidad eran discursos masivos de convencimiento social.
