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MUNDO

Recuento de un año de relaciones entre EUA y México: La sacudida que provoca la detención de Genaro García Luna

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Por Jorge López-Portillo Basave //

Después de leer los informes de inteligencia, el embajador de EUA pudo constatar que en México la corrupción está infiltrada en todas y cada una de nuestras instituciones. Como dijo la periodista Anabel Hernández, “en más del 99%”.

EL RECUENTO

Los últimos 12 días son emblemáticos en la relación con nuestro vecino del norte. Recién desembarcado de su gira “gastronómica” por Jalisco y en un maratón de acontecimientos, el embajador tuvo noticias de la salida de Evo Morales con destino a Cuba, quien ni adiós dijo –al menos no se supo-.

Desde hace muchos años, el ex mandatario boliviano ha sido señalado por Estados Unidos como “facilitador y protector” del tráfico de drogas, acusaciones que no han sido probadas públicamente y que el propio boliviano ha descalificado desde 2008, año en que se distanciaron las relaciones entre el entonces presidente de la nación andina y el Gobierno de Washington; esto empeoró en el 2011 cuando en Panamá fuera detenido el general Sanabria, funcionario de muy alto nivel del gobierno boliviano de Morales y encargado de la lucha contra el tráfico de drogas, algo así como el caso del General Gutiérrez Rebollo con Zedillo, o del ingeniero.

El ingeniero García Luna hizo lo mismo en los gobiernos de Fox y Calderón, pero ya regresaremos otro día al caso Bolivia y sus extraños paralelismos con México. Sólo he de decir que a Evo no le fue mejor con los demócratas que con los republicanos y que hay opiniones encontradas acerca de sus efectos en Bolivia.

Recordemos que la salida del ex presidente boliviano “coincidió” con el anuncio de Trump con respecto a los cárteles mexicanos de la droga, a quienes estaba a punto de declarar como “organizaciones terroristas”, lo que aterró a muchos políticos y empresarios mexicanos, nacionales y locales…¿porqué será?

El propio mandatario de EUA, insinuó que dicha declaratoria fue ‘pospuesta’ para dar tiempo a la nueva administración del Presidente AMLO, en mostrar mejores resultados en la famosa lucha contra las drogas, el tráfico de personas, el lavado de dinero y claro, la corrupción. En el mismo contexto, el diplomático gabacho recibió a su amigo William Barr, fiscal general de EUA, a quien acompañó a la reunión de alto nivel con el presidente de México y diversos secretarios e integrantes del gabinete federal.

En dicha reunión se habló de la necesidad de llevar ante la justicia -¿americana, tal vez?- a los integrantes de las organizaciones criminales transfronterizas, señalándolas como un problema común que debían atender de manera prioritaria para disminuir el tráfico de drogas, el lavado de dinero, el tráfico de armas y de personas.

Cómo estarán las cosas, que además de visitar Palacio Nacional, el embajador llevó al fiscal Barr a visitar a la Virgen de Guadalupe, a la que encomendaron su misión en México. ¿Será que tan mal estamos? ¿O fueron a ver a la “morenita linda” del Tepeyac porque se hartó de ver a la gran cantidad de rateros con cargo público, quienes desde la impunidad del gobierno obligan a millones de sus fieles a emigrar a EUA o a vivir con miedo por las calles de nuestras hermosas ciudades?

POR FIN ACUERDO DEL T-MEC

Con la nueva semana llegaban las noticias del acuerdo final –ahora sí es el bueno, dicen-, del T-MEC, hecho que hace 12 meses también habían festejado el ex presidente EPN y su entonces Srio. de Economía, pero que fue demorado por los demócratas hasta que se les dio una parte más de lo que ya habían obtenido los republicanos. Hay que tener cuidado con lo que se pide, porque en México muchos festejaron que los republicanos perdieran la mayoría de la Cámara Baja durante las elecciones intermedias del 2018 y gracias a eso llevamos todo el 2019 esperando la dichosa ratificación del T-MEC en el Congreso de EUA. Nosotros lo ratificaremos –de nuevo- “fast track”.

En ese sentido, hemos de recordar que la enmienda al tratado fue originada por presiones de los sectores sindicales estadounidenses, que aún ven a México como un paraíso del empleo informal y de los abusos laborales; naturalmente, dichas reformas generaron críticas y aplausos. Aún no nos habíamos terminado de poner de acuerdo en el reparto de insultos entre los empresarios fifís y los chairos con relación a las reformas del multicitado tratado, cuando…

GENARO GARCÍA LUNA

Desde EUA vía twitter, nos informaron que habían detenido -obvio allá- a Genaro García Luna por presuntos delitos de lavado de dinero y tráfico de drogas. La tinta de la orden de aprehensión se había secado unas horas antes de que el fiscal deneral de EEUU nos dijese que había que llevar a la justicia a los corruptos que protegían a los cárteles, cinco días después fue detenido el ex secretario mexicano; ante la sorpresa -o el susto-, en México también le abrieron carpetas de investigación y congelaron cuentas bancarias para demostrar que aquí ya estábamos siguiéndole la pista.

Mientras tanto el embajador se trasladó a Washington y nos recordaba desde allá la importante festividad del Día de la Guadalupana, misma que por su viaje repentino se tendría que perder. De verdad que Christopher Landau nos promueve a nivel mundial mucho mejor que muchos de nuestros propios connacionales con sus cargos y quemadas oficiales.

En su tierra Landau retomará la plática que tuvo en CDMX con el fiscal general y ex integrante de la CIA, quien fuera hace más de 20 años su primer jefe cuando el ahora diplomático recién había egresado de la Escuela de Leyes de Harvard; podrá charlar de lo importante que es el acceso a información vía las agencias de inteligencia para seguir la pista a los protectores de los cárteles y las implicaciones y ramificaciones que tiene la detención del ex secretario García Luna.

Obviamente y por el momento la cooperación de las autoridades mexicanas será absoluta; podríamos apostar que en unos días se sujetarán a proceso en México a personas cercanas al ex secretario, como lo fue en Bolivia después de la detención de Sanabria, para evitar más fugas de información o para aplicar la ley, usted juzgue por qué sería.

El embajador está al frente de la representación diplomática más grande de Estados Unidos en el mundo; así como usted lo escucha, de todas las representaciones que tienen los estadounidenses en los distintos países del mund, la que está en la República Mexicana es la más numerosa y modestia aparte, una de las más importantes.

Como usted sabe, en nuestro país operan formalmente múltiples agencias del gobierno de EUA, lo hacen a través de la red consular más grande de dicho país en el mundo. Existen 19 oficinas formales en igual número de estados de la República, es decir casi en el 60% de las entidades de la federación; lo mismo apoyan en visados que en la capacitación de inteligencia policiaca o militar.

A esto se suma una cantidad no pública, de investigadores e inspectores encubiertos que actúan como apoyo logístico en diversas operaciones de inteligencia. Es decir -los extraoficiales- ayudan a los mexicanos de distintas corporaciones policiacas o fiscales para hacer la chamba, que de otra manera se demora años por corrupción, principalmente, hecho que no pasa desapercibido para el secretario de Estado de EUA quien también es ex director de la CIA.

Opacado por los sucesos del T-MEC y de García Luna, como broma de mal gusto, el día de la firma de nuevo texto, En Carolina del Norte se detuvo a hispano por conducir de forma imprudente un camión cargado con carne de puerco rumbo a México, el problema fue que las carnes estaban empacadas con tres millones de dólares en efectivo, mismos que tenían olor a droga según se pudo confirmar por la ayuda de los canes que acudieron a la inspección.

Así en menos de una semana y mientras el embajador subía fotos del calendario Azteca junto a las de una guía de “Aztacos”, nuestros 3 connacionales nos pusieron muy en alto desde Argentina, Texas y Carolina del Norte.

«Dime cuánto tienes y te diré quien eres»

Entre exportaciones, turismo y remesas, recibimos desde EUA casi 500 mil millones de dólares anuales, esto sin contar los recursos del narcotráfico que son difíciles de valorar, pero que según algunos atrevidos especialistas, superan a los ingresos por remesas, turismo o petróleo. Según la ONU los ingresos de los cárteles, supera los 600 mil millones de dólares anuales. Sólo en un año, las agencias gabachas detuvieron 400 millones de dólares ocultos en vehículos con destino a México.

México y Jalisco en lo particular, tenemos un gran potencial para exportar agro-alimentos orgánicos de valor agregado, la oportunidad es evidente, nosotros los particulares y el gobierno debemos actuar en limpiar nuestras instituciones y encaminar a nuestros jóvenes por un camino que distinto al de la corrupción, el robo o la estafa.

Finalmente y como posible regalo para el 2020, Estados Unidos estará analizando una posible amnistía que beneficiaría a varios millones de mexicanos quienes desde la administración de Clinton no han podido regularizar sus documentos migratorios en dicho país; de darse esta ley, se repetiría la historia otorgándoles la residencia legal durante un gobierno republicano a los que tradicionalmente se identifican con los demócratas, promesa que no cumplió el muy popular Barack Obama.

A unos días de celebrar la Navidad, aprovecho la oportunidad para desearles de corazón a todos aquellos que han hecho el favor de leer esta columna y a este medio quien da la oportunidad de llegar hasta usted, muchas felicidades hoy y siempre, recordando que las dificultades no pueden ser más que nuestra fe y voluntad de salir adelante.

Para cualquier comentario, agradezco me contacte a columnadeopionionjlpb@gmail.com

¡FELIZ NAVIDAD y QUE DIOS NOS BENDIGA!

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El Capitán América y la batalla ideológica

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

El cómic del Capitán América nació con un objetivo claro y acorde a un momento histórico muy concreto. El Nº1 de la serie apareció en los puestos de revistas estadounidenses en marzo de 1941, en su portada mostraba a un musculoso hombre enmascarado que portaba un traje lleno de barras y estrellas, mismo que propinaba un golpe en la mandíbula a Adolf Hitler. Este primer número vendió más de un millón de ejemplares.

Cuando se publicó el cómic, Estados Unidos aún no había entrado en la Segunda Guerra Mundial pero la situación era cada vez más tensa con las fuerzas del Eje y el gobierno ya estaba preparado para lo que podía suceder.

En diciembre de ese año, Pearl Harbor fue bombardeado por aviones japoneses y entonces EEUU se unió a los aliados. El Capitán América, que había conquistado el corazón de los jóvenes lectores, se sumó a la lucha difundiendo mensajes patrióticos o apareciendo en campañas propagandísticas.

El origen del Capitán América decía bastante de él: Steve Rogers era un joven que intentó alistarse en el ejército llevado por el compromiso que sentía hacia su país, pero que fue rechazado debido a su mala condición física. Sin embargo, su valentía y valores llamaron la atención de un grupo de científicos que lo eligieron para ser el primer “supersoldado” de la historia inyectándole un suero especial.

Si bien es cierto que lo que hace a Steve un héroe es el resultado de la inyección del suero (fuerza sobrehumana, súper reflejos, etc.), sus habilidades son una consecuencia de los valores que ya tenía. Es decir, que Steve era tan importante cómo el capitán. Los propagandistas gringos tenían claro lo que querían comunicar: cualquier estadounidense puede ser un héroe para su nación.

El panorama que enfrenta Estados Unidos en pleno 2024 es diametralmente distinto al que se tenía previo a la segunda guerra mundial. Los jóvenes ya no creen en lo que hace el gobierno, piensan que la guerra contra el Estado Islámico y Hamás es incorrecta y aquel sentimiento patriótico que llevó a Estados unidos a ser lo que es, se desvanece.

Los jóvenes estadounidenses, empujados por una serie de ideas que ven en redes sociales y por un pensamiento propio que critica a las instituciones, han salido a protestar en sus campus universitarios. Los manifestantes exigen a los centros educativos que rompan vínculos con cualquier proyecto que beneficie al Gobierno israelí o a las empresas que financian el conflicto entre Israel y Palestina.

La primera manifestación se dio en la Universidad de Columbia. Decenas de estudiantes instalaron una zona de tiendas de campaña en el campus y en días pasados, la policía intentó desalojar el campamento, cuando arrestó a más de 100 personas.

El fin de esta historia es de pronóstico reservado, pues parece increíble que hoy los jóvenes salgan a protestar contra un gobierno que de una u otra manera garantiza su expresión y su desarrollo personal para en cambio, defender ideas de aquellos que han buscado destruirlos. Algo de razón tendrán los jóvenes, pero, de seguir adelante con esto, ponen en riesgo a las instituciones que les brindan una serie de privilegios que pocos tienen en el mundo; pareciera que viven el síndrome de Estocolmo.

México, con diferencias de fondo, vive una situación similar. La admiración a la delincuencia organizada y a lo que representa, lleva a los jóvenes aspirar a ser como aquellos que generan inseguridad en el país, a compartir sus ideas, escuchar su música, replicar su vestimenta y a llevar a cabo acciones similares a las de que aquellos que tanto dañan a la sociedad.

Tal vez la guerra ideológica se perdió cuando faltaron líderes positivos a quien admirar, cuando se inició una guerra y el estado se mostró débil, cuando la pobreza y marginación llevaron a los jóvenes a buscar salir de esa situación a cualquier costo o cuando se propuso que a los delincuentes se le debían dar abrazos.

Estados Unidos y México comparten el problema de la falta de credibilidad de sus jóvenes hacia el gobierno. En ambos casos, parece que la batalla ideológica está perdida. ¿Qué hacer para recuperar la admiración y el respeto de los jóvenes por el país que los vio nacer?

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El radicalismo viene de la izquierda

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Opinión, por Fernando Núñez de la Garza Evia //

“La estabilidad lo es todo”, dice un antiguo proverbio chino. Pronto nos daremos cuenta de su sabiduría al quedar atrás la relativa estabilidad vivida en el país y el mundo durante los últimos treinta años. Además del regreso de las rivalidades geopolíticas, del desafío del calentamiento global y los riesgos de las nuevas tecnologías, tendremos que añadir el regreso del radicalismo político. En ciertos países proviniendo de la derecha, mientras que en otros de la izquierda.

Ha habido un debilitamiento de la democracia ante una creciente radicalización política. En Estados Unidos, una parte de la izquierda se ha vuelto más fundamentalista con la cultura del woke, aunque se ha mantenido en los márgenes partidistas. En la derecha, sin embargo, la radicalización se ha normalizado al llevar al extremo los principios del libre mercado, la negación del calentamiento global y la militarización de la política exterior.

Asimismo, en Europa ha sido la derecha política la que se ha tornado más extremista, llegando inclusive al poder en países tan relevantes como Italia. Pero, ¿por qué es la derecha la que ha llevado la delantera radical? Fundamentalmente, por la migración masiva y sus crecientes problemas culturales. Y un problema mayúsculo es que ese extremismo no solo es a nivel de las élites, sino también de las poblaciones.

La derecha en México no se ha radicalizado, al menos no aún. Porque no ha hecho suyas las políticas de mano dura contra la inseguridad, como la derecha salvadoreña. Porque no tiene una dura retórica anti-migrante, como la derecha europea. Y porque no niega el calentamiento global ni ha hecho suyo el dogma del libre mercado, como la derecha estadounidense. Además, la derecha mexicana es democrática, porque cree en los canales institucionales, la negociación partidista y las elecciones populares como mecanismos fundamentales para resolver los problemas políticos nacionales.

Sin embargo, su problema fundamental estriba en su falta de cuadros políticos, tanto así, que una persona sin militancia partidista será su candidata a la presidencia de la República, y lanzaron a una ex-Miss Universo para tratar de recuperar su otrora joya de la corona en el norte del país: Lupita Jones en Baja California.

La izquierda en México es la que se ha radicalizado. Tiene sentido: si en Occidente la derecha lo ha hecho a raíz de la migración masiva y sus choques culturales, en México ha sido la izquierda derivada de un contexto de pobreza y desigualdad, y de la desconfianza social que inevitablemente generan.

Las políticas del populismo de izquierda están ahí: militarización de la vida pública, exclusión del calentamiento global y los temas medioambientales, una profunda aversión a la ciencia y la tecnología, reparto de dinero sin condicionantes de por medio, adelgazamiento continuo de las capacidades del Estado, y un largo etcétera. Ni hablar de su manifiesto autoritarismo y sus políticas que podrían llevar al fin de la democracia-liberal en el país.

La izquierda y la derecha son dos lados de la misma moneda ideológica. Sin embargo, ha sido la izquierda política la que se ha radicalizado en México, tomada por el populismo lopezobradorista. La buena noticia es que la radicalización ha ocurrido más a nivel de las élites, sin haber permeado del todo entre la población. Por ahora.

  • Fernando Nuñez es analista político con estudios en derecho, administración pública y política pública, y ciencia política por la Universidad de Columbia en Nueva York

E-mail: fnge1@hotmail.com

En X: @FernandoNGE

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Abordando la desigualdad económica: El papel esencial del gobierno en las políticas de redistribución

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En la actualidad, la desigualdad económica es un tema candente que suscita debates y preocupaciones en todo el mundo. Esta disparidad en la distribución de la riqueza y los recursos económicos no solo es un fenómeno presente en economías en desarrollo, sino que también afecta a las naciones más industrializadas.

Mientras algunos defienden el valor de la meritocracia y la libre empresa, argumentando que el éxito económico debería ser el resultado del esfuerzo y el talento individual, otros señalan la creciente brecha entre ricos y pobres como una injusticia fundamental que requiere atención urgente.

La idea de que cada individuo debe tener la oportunidad de prosperar según su mérito es una piedra angular de muchas sociedades modernas, pero en la práctica, esta promesa de igualdad de oportunidades puede ser inalcanzable para muchos debido a barreras estructurales y desigualdades sistémicas.

En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Cuál es el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica? Si bien algunos abogan por una intervención mínima del Estado en los asuntos económicos, argumentando que el mercado libre eventualmente corregirá cualquier desequilibrio, la realidad es que la desigualdad económica persiste y se profundiza en muchas sociedades.

Esto plantea la necesidad de una evaluación cuidadosa del papel que el gobierno puede y debe desempeñar en la promoción de la equidad económica y la justicia social. La cuestión no es solo una de moralidad, sino también de estabilidad social y cohesión comunitaria. Una sociedad profundamente dividida por la desigualdad económica corre el riesgo de enfrentar tensiones sociales y políticas que pueden socavar la estabilidad y el progreso a largo plazo

En este contexto, el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica es crucial, ya que a través de ella, y con debida perspectiva social, se pueden implementar políticas de redistribución que promuevan una distribución más equitativa contribuyendo así a una sociedad más justa y próspera.

Lo anterior cobra relevancia ya que en un sistema económico basado en la libre empresa, a menudo se promueve la idea de que el gobierno debe tener una mínima intervención en la economía, dejando que el mercado se autorregule.

Sin embargo, esta perspectiva puede pasar por alto el importante papel que el gobierno puede desempeñar en la reducción de la desigualdad económica a través de políticas de redistribución las cuales no necesariamente implican una intervención directa en la economía, sino más bien un enfoque en la redistribución equitativa de la riqueza y los recursos para garantizar un mayor equilibrio social y económico.

Por otro lado, en esta tesitura, el gobierno puede adoptar medidas para fortalecer la seguridad social, proporcionando una red de seguridad para los ciudadanos más vulnerables lo que puede incluir programas de asistencia social, como seguro de desempleo, subsidios alimentarios y programas de vivienda asequible, que ayudan a proteger a los individuos y familias de caer en la pobreza extrema debido a circunstancias adversas.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructuras sociales, como educación pública de calidad y acceso equitativo a oportunidades de desarrollo profesional. Al proporcionar a todos los ciudadanos las herramientas y habilidades necesarias para tener éxito en la economía moderna, se puede reducir significativamente la desigualdad económica y promover una mayor movilidad social.

No podemos perder de vista que, si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, el gobierno tiene un papel vital que desempeñar en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución equitativa de la riqueza y los recursos. Estas políticas no solo promueven la justicia social, sino que también pueden contribuir a un mayor crecimiento económico y estabilidad social a largo plazo.

A pesar de ello, la realidad es que un enfoque equilibrado es necesario. Mientras que el exceso de intervención del gobierno puede tener efectos negativos en la innovación y la eficiencia económica, la falta de intervención puede exacerbar la desigualdad y crear tensiones sociales insostenibles. Por lo tanto, es importante que el gobierno encuentre el equilibrio adecuado, implementando políticas de redistribución que sean efectivas y eficientes sin socavar el espíritu emprendedor y la vitalidad económica.

Es evidente que la desigualdad económica es un desafío significativo que enfrentan muchas sociedades modernas, tanto que este desafío constantemente nos genera la necesidad de plantear preguntas difíciles, pero cuyas respuestas son necesarias.

Si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, no puede garantizar por sí sola una distribución justa y equitativa de la riqueza y los recursos. En este sentido, el gobierno puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución que promuevan un mayor equilibrio social y económico.

Al considerar estas políticas de redistribución, es importante tener en algunas de las ideas planteadas por Michael Sandel en su libro «La tiranía del mérito».

Sandel argumenta que la meritocracia, la idea de que el éxito se debe exclusivamente al mérito individual, ha contribuido a la creciente desigualdad económica al glorificar el éxito personal mientras denigra a aquellos que no tienen éxito. Esta narrativa del mérito puede llevar a la creencia de que aquellos que están en la parte inferior de la escala económica merecen su situación, lo que socava la solidaridad social y perpetúa la desigualdad.

Por lo tanto, las políticas de redistribución deben ir más allá de simplemente corregir las desigualdades económicas y también abordar las injusticias subyacentes en el sistema. Esto puede implicar cambiar la forma en que valoramos el éxito y reconocer que el mérito individual no es el único determinante del éxito económico. En su lugar, debemos adoptar un enfoque más colectivista que reconozca la contribución de todos los miembros de la sociedad y garantice que todos tengan acceso a oportunidades y recursos básicos para prosperar.

La lucha contra la desigualdad económica requiere un enfoque integral que combine políticas de redistribución efectivas con un cambio en nuestra concepción del mérito y el éxito. Al hacerlo, podemos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial independientemente de su origen socioeconómico.

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