OPINIÓN
México como tapete
Opinión, por Héctor Romero Fierro //
El gobierno encabezado por Manuel Andrés López Obrador MALO, acaba de cometer un monumental error en la negociación del Tratado Comercial celebrado con Estados Unidos y Canadá T-MEC, dado que les urgía tanto el anuncio de la firma del mismo, que en forma inconcebible aceptaron la propuesta de los Estados Unidos sin chistar y ahora están llorando, ya que de los hechos se desprende que no leyeron lo que firmaron.
Curiosa la doble moral del señor López ya que en todos sus años de campaña él y sus seguidores criticaban agriamente el aún vigente TLC, símbolo total de eso que tanto odian y que ellos llaman “Neoliberalismo”, cuya paternidad le atribuyen a su gran enemigo, Felipe Calderón y que los que hemos al menos ojeado un libro le llamamos “Libre Mercado”. Pues ahora el gran promotor para sustituir el TLC con un nuevo tratado era precisamente MALO, el cual presionó a todos para su firma. Con esa actitud y sus declaraciones se confirma que la economía del país está pésima y que se tiene imperiosa necesidad de inversión privada tanto nacional y extranjera, la cual no fluye dada la poca confianza hacia las erróneas políticas y conducción de nuestro gobierno.
El Presidente le apostaba a que, como por arte de magia, por su simple anuncio, esas calificadoras que tanto odia, cambiarían las expectativas sobre nuestra economía a rangos mas positivos, en especial la de Pemex, esta firma también resolvería la abierta recesión que enfrentamos, y que no se puede remediar, insisto sin inversión privada, y que el milagroso T-MEC solucionaría al ya no requerir inversión nacional, ya que fluiría a grandes caudales la extranjera, lo que también provocaría la creación de miles de empleos y mejores salarios para los trabajadores. Fue tanta la urgencia de su firma que aceptamos condiciones impensables, incluso ya firmado en una inusitada nueva imposición del Gobierno americano con condiciones aún peores, se modificó firmando, en tiempo récord, un adendum, el pasado 10 de diciembre ante el presidente MALO, la viceprimer ministra de Canadá, el representante Comercial de Estados Unidos y el subsecretario de Relaciones Exteriores Jesús Seade. Lopitos señaló que el T-MEC ahora sí daba las condiciones para invertir en México ya que es un acuerdo de dimensión mundial que atraerá inversiones de todo el mundo. Festejaron todos, incluyendo sus bots de redes sociales, y algunos hasta señalan que en una entrega del país, (afortunadamente), sacaron de México al dictador Evo Morales como muestra de buena fe (o entreguismo).
Aquellos seguidores del señor López que antes odiaban al neoliberal TLC ahora aplaudían como focas este gran logro y el documento complementario se mandó de inmediato al Senado y como la mayoría de Morena en esa cámara ni le entiende, se aprobó de inmediato sin el detallado análisis indispensable, dada la alta responsabilidad de su necesaria ratificación. Algunos Senadores reconocían que ni siquiera tenían una traducción y otros que no lo conocían, pero acabaron votando 107 a su favor, pero ni lo leyeron porque le urgía al Presidente. En el país vecino tanto demócratas como republicanos se tallaban las manos de la emoción y los poderosos líderes sindicales felices, la legisladora estadunidense Nancy Pelosi dijo “nos comimos su lunch”, pues entonces ¿qué estaba pasando?
La respuesta inició como un rumor, varios periodistas dieron a conocer que dentro de los documentos de la modificación del T-MEC se establecía la figura de “agregados laborales” quienes supervisarían, dentro de territorio mexicano, que el país cumpliera sus obligaciones en materia laboral. Para variar la Secretaría de Relaciones Exteriores lo negó, y el Presidente envuelto en el lábaro patrio y a punto de lanzarse al vacío desde el Castillo de Chapultepec, señaló que no se permitiría intervencionismo alguno que violara la soberanía nacional.
Varios previamente lo advirtieron, alguien twitteo “Si con tal de firmar el T-MEC, México aceptó ceder a inspecciones unilaterales para el cumplimiento del capítulo laboral…..Es el acto de entreguismo de nuestra soberanía y dignidad que ni el peor de los neoliberales ha hecho.” El sábado el señor subsecretario graba un video señalando que los gringos se habían aprovechado de la buena fe. No podemos decir que lo chamaquearon dada su senilidad. Lo que no dice el señor Seade es que en esta última etapa crítica de la negociación del T-MEC se ignoró totalmente al grupo de expertos reunidos en el llamado “cuarto de junto”, especialistas dedicados durante años a esta negociación, tanto de la iniciativa privada como reconocidos negociadores de la Secretaría de Economía, precisamente porque se oponían a modificar lo ya acordado por los tres países, y la instrucción del presidente MALO era firmar a como diera lugar.
Seade informó en su video que se presentó al Congreso de los Estados Unidos la iniciativa de ley de implementación del T-MEC como parte del proceso de aprobación que se tiene en el país vecino, y precisamente contempla la designación de “agregados laborales estadunidenses” (hasta 5) con la responsabilidad de monitorear la implementación de la reforma laboral que está en curso en nuestro país. Se queja que esa iniciativa no fue consultada con México, que no estaba de acuerdo, y que iría este domingo a Washington a reclamar, sin embargo, sí está incluida en el T-MEC ¿porque debían consultarla? El mismo viernes envió una carta al embajador Robert E. Lightizer mostrando su indignación, más bien debería renunciar al cargo. Su único as bajo la manga es amenazar a los americanos con adoptar medidas recíprocas, y lo más probable es que las autoridades americanas se rían de él.
Es tiempo que el presidente MALO reconozca sus errores, involucre nuevamente a los expertos en la negociación, no es posible que vaya Seade solo, a negociar. La máxima presidencial de “10% capacidad y 90% de honestidad” no funciona, lo barato sale caro, mas bien 90% inútiles y 10% ciegos.
Por cierto, ¿Ya bajo tu recibo de luz?
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