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MUNDO

Cumbre en Chengdu: China, Corea del Sur y Japón quieren su TLC de Navidad

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Por Jorge López Portillo //

Desde hace más de 10 años las tres economías más grandes de Asia (China, Japón y Corea del Sur, respectivamente), han estado trabajando en la creación de un tratado de libre comercio como el que tenemos en América del Norte, pero desde el 2008 muchas cosas han cambiado tanto en la región como a nivel mundial.

En la ciudad china de Chengdu, provincia de Sichuan, el próximo 24 de diciembre se celebrará la 8ª Cumbre Trilateral entre China, Corea del Sur y Japón.

Como dato anecdótico, mientras los tres líderes se reúnen en China para analizar temas regionales, en el mismo país -que es uno de los más acusados por su supuesta participación en ataques cibernéticos organizados por el Estado chino-, se realiza la Conferencia Internacional en Seguridad Cibernética, Transferencia de Datos y Comunicaciones –ICICS-, en donde se están elaborando planes y herramientas para prevenir y contraatacar a los hackers del ciberespacio.

En México han encontrado tierra muy fértil, convirtiendo a nuestro país en una de las naciones más afectadas por delincuentes integrantes de lucrativas organizaciones como la “Revolutions Team”, quien en el 2019 ganaba ¡$100 millones de pesos mensuales! o como la que tomó hace un par de semanas a PEMEX como rehén.

La Banca Mexicana reporta que ellos perdieron en el 2018, 2 mil 200 millones de pesos por robos cibernéticos. Según informes de la policía cibernética, en México se registran ¡más de 9 ataques cibernéticos por segundo! Ya le he dicho que invierta en negocios de inteligencia artificial, porque ahí, en la química y en los alimentos, está una muy buena oportunidad de hacer negocios para cualquier mexicano.

La cumbre tripartida de comercio se dará en un contexto único multicontinental. En Asia coincide con los nuevos acuerdos en la materia, que individualmente ha firmado EUA durante la presente administración con Japón y con Corea del Sur; se da también a unos días de haber sido anunciada la primera fase del acuerdo EUA-CHINA. En Europa, ante el futuro acuerdo entre EUA y Reino Unido a partir del Brexit y por supuesto en América, con la ratificación del nuevo acuerdo llamado T-MEC. En todos esos acuerdos comerciales hay previsiones para las operaciones, productos y delitos cibernéticos.

LAS ECONOMÍAS ASIÁTICAS

Las 3 economías están sufriendo importantes presiones por la desaceleración global. A nivel local, también están enfrentando tensiones política-económicas que van desde la lucha de Hong Kong por más democracia, hasta las mutuas recriminaciones entre Corea del Sur y Japón consecuencia de los crímenes de guerra que durante la ocupación de 1942-1945, periodo en el que este último país cometió importantes violaciones en contra de ciudadanos del país del Ying y el Yang, quienes durante años fueron esclavos de empresas como Mitsubishi; a esto se suma la creciente amenaza de Corea del Norte –subrogado de China- , quien de manera cotidiana amenaza a Japón con el uso de misiles nucleares como revancha por las mismas heridas que dicha ocupación –nipona- dejó en la península asiática y en la propia China.

Dicho sea de paso, el régimen dictatorial de Corea del Norte anunció en fechas recientes que dará una sorpresa de navidad a Estados Unidos, lo que bien podría ser tan extremo como el lanzamiento de un misil intercontinental que mostraría que ya son del club de las potencias nucleares -ICBM, por sus siglas en ingles-, o alguna prueba de su desarme… ¿Qué será?

LENTO CRECIMIENTO DE LA ECONOMÍA ASIÁTICA

Del 2017 al 2019 los tres países -así como le ha pasado a México-, han enfrentado bajas de crecimiento económico, de hecho, en conjunto la zona asiática está teniendo uno de los peores periodos de los últimos 20 años.

En Japón una serie de asuntos internos como el alza de impuestos locales y la disminución de ventas de autos y externos como las diferencias comerciales con Corea del Sur por los temas de la guerra-ocupación arriba indicada y las presiones comerciales de EUA, han provocado que su crecimiento anual pasará del 1.9% en el 2016 a menos del 0.9 % durante el presente año.

Por su parte Corea del Sur ha registrado bajas en sus exportaciones por las presiones comerciales de EUA y las diferencias económico-políticas con su vecino Japón, lo que ha causado que el crecimiento del PIB cayera del 3.2% en el 2016 al 2.0% en este 2019. Finalmente, el PIB de China ha venido desacelerándose de un 6.7% en el 2016 a un 5.9% en este 2019, lo anterior causado principalmente por la guerra comercial con EUA, siendo el crecimiento más bajo de los últimos 27 años.

Como nota regional, en este mismo periodo del 2016-2019, los EUA han tenido uno de sus mejores periodos económicos de los últimos 20 años, lo anterior a consecuencia de la desregulación gubernamental y la reducción de la tasa del ISR, recuperando el crecimiento del PIB que alcanzó un promedio superior al 2% en el mismo periodo y a pesar de los impuestos al comercio exterior que se han dado a partir de la política implementada por el presidente Trump; en contraste el crecimiento del PIB en México, muestra desde el 2015, una caída sin freno, que cerrará 2019 con un crecimiento nulo -si bien nos va-. Quiero enfatizar que desde los años 80´s, el PIB en México ha mostrado muchos años de crecimiento cero o incluso de decrecimiento; para nuestra desgracia este fenómeno no es exclusivo del 2019 ni patente exclusiva de la 4T.

LA CIUDAD MILENARIA DE SHENGDU

Shengdu es una ciudad en el sur-este de china, muy poblada pero no tan “acelerada” como Beijín, de hecho se dice que es la ciudad con mayor vocación para el entretenimiento en china, es hogar del famoso Oso Panda Gigante y de la milenaria tradición del té fechada en el siglo 4 antes de nuestra era, misma que exportaron a todo el mundo, así como de una pimienta muy picosa -tipo chile- con la que se preparan diversos platillos y potajes; la ciudad ha estado habitada y mantenido su mismo nombre por más de 3 mil años en comparación con los 20 distintos nombres que ha tenido Beijing a lo largo de sus dinastías gobernantes.

En Esta ciudad con más de 7.8 millones de habitantes, se encuentra también el “NEW CENTURY GLOBAL CENTER”, reconocido por ser la estructura comercial más grande del mundo con más de 1.7 millones de metros cuadrados de espacio para tiendas, restaurantes, hoteles, oficinas y centros de entretenimiento. Este mega centro es ¡12 veces más grande! que Andares en Guadalajara o que Comercial Santa Fe en la CDMX.

EL APOYO HISTÓRICO DE MÉXICO A CHINA

Como usted sabe, a partir de la segunda guerra mundial tanto Corea del Sur como Japón, fueron reconstruidos por sus muy emprendedores ciudadanos en conjunto con el apoyo comercial y económico de los EUA, relación que no llegó a China –comunista-, sino hasta los años 70´s a raíz de una apertura de china al mundo y de una política de industrialización del presidente Nixon, esta última más bien como respuesta urgente y estratégica ante la integración del gobierno comunista de Beijín a la ONU, quien con el apoyo –voto- de 76 países, logró ser reconocido como miembro de el organismo multinacional, muy a pesar de la oposición activa de los EUA y de otros 35 países que votaron en contra y de 17 más que dejaron pasar la votación sin apoyar u oponerse.

La industrialización de China a partir de 1971, acompañada de una muy activa política exterior, ha logrado que dicho país sea el Estado con mayor número de representaciones diplomáticas en el mundo, superando por 3 a los EUA, quien cuenta con 273 en contra de las 276 que tiene el gigante asiático, siendo emblemático que a pesar de esto, China no tenga embajadas en el Salvador, Guatemala ni Honduras, países centroamericanos en donde EUA mantiene una importante presencia.

Es importante recordar que la ONU tiene a 5 miembros permanentes en el Consejo de Seguridad quienes cuentan con facultad de veto en las decisiones más importantes siendo China o “La República Popular de China” uno de los jerarcas de dicho órgano superior.

Cabe hacer mención de la postura que México asumió en tan importante votación de 1971, para aceptar o rechazar el reconocimiento a la República Popular de China como miembro de la Asamblea General de la ONU y todo lo que ello implica, fue una postura a favor de la integración y reconocimiento para el pueblo de dicho estado asiático, al que por razones políticas algunos miembros entre ellos EUA, se opusieron, incluso como lo dice Don Luis Echeverría, llamando el personalmente el propio Presidente Nixon a los Jefes de Estado para “sugerir” –o mandar-, el rechazo de dicha propuesta.

Gracias a la postura de algunos países como México, Francia y Canadá, China inició un camino de promoción Internacional que cambió la historia de la humanidad, ya que ante tal integración, EUA a través del Presidente Nixon y del Secretario Kissinger, se vieron en la imperiosa necesidad de poner el “primer paso” en dicha tierra de oportunidad; vale decir que a la luz de los años, la estrategia industrial, dio muy buen resultado a los asiáticos, pero no a los “americanos”, ya que han perdido una gran parte de su poder de manufactura, que fue exportado a China quien hoy por hoy es la fábrica del mundo.

Más allá de posturas ideológicas, los mandatarios mexicanos, al menos desde Don Porfirio, casi siempre han estado activos llevando a México al Mundo e invitando al Mundo a México y cuando menos en dos ocasiones nuestros Presidentes han sido propuestos para dirigir organismos muy importantes como la ONU con Don Luis Echeverría o como la “Organización Mundial de Comercio” con Don Carlos Salinas de Gortari.

Hoy en Asía se habla de comercio, en EUA se habla del sueño –creo “guajiro”- de destituir a Trump o de menos de herirlo para que no se reelija, en México de la tragedia por la inseguridad y ¿en casa?, espero que usted este hablando de las bendiciones recibidas en este 2019, incluso de aquellas que saben amargas, pero que nos permiten recordar que estamos vivos y que para gozar la vida hay que tomarla “como va”, con sus dulzuras y amarguras, sus altas y sus bajas, porque “todo pasará.” Dios nos bendiga siempre, que es lo mejor que uno puede desear.

Gracias a usted que hace favor de leerme y a este medio por la oportunidad de llegar hasta su persona, usted juzgue y genere sus propias conclusiones. ¡Feliz Navidad y Prospero año 2020!

Cualquier comentario sobre la presente agradezco enviarlo a columnadeopionionjlpb@gmail.com

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El Capitán América y la batalla ideológica

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

El cómic del Capitán América nació con un objetivo claro y acorde a un momento histórico muy concreto. El Nº1 de la serie apareció en los puestos de revistas estadounidenses en marzo de 1941, en su portada mostraba a un musculoso hombre enmascarado que portaba un traje lleno de barras y estrellas, mismo que propinaba un golpe en la mandíbula a Adolf Hitler. Este primer número vendió más de un millón de ejemplares.

Cuando se publicó el cómic, Estados Unidos aún no había entrado en la Segunda Guerra Mundial pero la situación era cada vez más tensa con las fuerzas del Eje y el gobierno ya estaba preparado para lo que podía suceder.

En diciembre de ese año, Pearl Harbor fue bombardeado por aviones japoneses y entonces EEUU se unió a los aliados. El Capitán América, que había conquistado el corazón de los jóvenes lectores, se sumó a la lucha difundiendo mensajes patrióticos o apareciendo en campañas propagandísticas.

El origen del Capitán América decía bastante de él: Steve Rogers era un joven que intentó alistarse en el ejército llevado por el compromiso que sentía hacia su país, pero que fue rechazado debido a su mala condición física. Sin embargo, su valentía y valores llamaron la atención de un grupo de científicos que lo eligieron para ser el primer “supersoldado” de la historia inyectándole un suero especial.

Si bien es cierto que lo que hace a Steve un héroe es el resultado de la inyección del suero (fuerza sobrehumana, súper reflejos, etc.), sus habilidades son una consecuencia de los valores que ya tenía. Es decir, que Steve era tan importante cómo el capitán. Los propagandistas gringos tenían claro lo que querían comunicar: cualquier estadounidense puede ser un héroe para su nación.

El panorama que enfrenta Estados Unidos en pleno 2024 es diametralmente distinto al que se tenía previo a la segunda guerra mundial. Los jóvenes ya no creen en lo que hace el gobierno, piensan que la guerra contra el Estado Islámico y Hamás es incorrecta y aquel sentimiento patriótico que llevó a Estados unidos a ser lo que es, se desvanece.

Los jóvenes estadounidenses, empujados por una serie de ideas que ven en redes sociales y por un pensamiento propio que critica a las instituciones, han salido a protestar en sus campus universitarios. Los manifestantes exigen a los centros educativos que rompan vínculos con cualquier proyecto que beneficie al Gobierno israelí o a las empresas que financian el conflicto entre Israel y Palestina.

La primera manifestación se dio en la Universidad de Columbia. Decenas de estudiantes instalaron una zona de tiendas de campaña en el campus y en días pasados, la policía intentó desalojar el campamento, cuando arrestó a más de 100 personas.

El fin de esta historia es de pronóstico reservado, pues parece increíble que hoy los jóvenes salgan a protestar contra un gobierno que de una u otra manera garantiza su expresión y su desarrollo personal para en cambio, defender ideas de aquellos que han buscado destruirlos. Algo de razón tendrán los jóvenes, pero, de seguir adelante con esto, ponen en riesgo a las instituciones que les brindan una serie de privilegios que pocos tienen en el mundo; pareciera que viven el síndrome de Estocolmo.

México, con diferencias de fondo, vive una situación similar. La admiración a la delincuencia organizada y a lo que representa, lleva a los jóvenes aspirar a ser como aquellos que generan inseguridad en el país, a compartir sus ideas, escuchar su música, replicar su vestimenta y a llevar a cabo acciones similares a las de que aquellos que tanto dañan a la sociedad.

Tal vez la guerra ideológica se perdió cuando faltaron líderes positivos a quien admirar, cuando se inició una guerra y el estado se mostró débil, cuando la pobreza y marginación llevaron a los jóvenes a buscar salir de esa situación a cualquier costo o cuando se propuso que a los delincuentes se le debían dar abrazos.

Estados Unidos y México comparten el problema de la falta de credibilidad de sus jóvenes hacia el gobierno. En ambos casos, parece que la batalla ideológica está perdida. ¿Qué hacer para recuperar la admiración y el respeto de los jóvenes por el país que los vio nacer?

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El radicalismo viene de la izquierda

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Opinión, por Fernando Núñez de la Garza Evia //

“La estabilidad lo es todo”, dice un antiguo proverbio chino. Pronto nos daremos cuenta de su sabiduría al quedar atrás la relativa estabilidad vivida en el país y el mundo durante los últimos treinta años. Además del regreso de las rivalidades geopolíticas, del desafío del calentamiento global y los riesgos de las nuevas tecnologías, tendremos que añadir el regreso del radicalismo político. En ciertos países proviniendo de la derecha, mientras que en otros de la izquierda.

Ha habido un debilitamiento de la democracia ante una creciente radicalización política. En Estados Unidos, una parte de la izquierda se ha vuelto más fundamentalista con la cultura del woke, aunque se ha mantenido en los márgenes partidistas. En la derecha, sin embargo, la radicalización se ha normalizado al llevar al extremo los principios del libre mercado, la negación del calentamiento global y la militarización de la política exterior.

Asimismo, en Europa ha sido la derecha política la que se ha tornado más extremista, llegando inclusive al poder en países tan relevantes como Italia. Pero, ¿por qué es la derecha la que ha llevado la delantera radical? Fundamentalmente, por la migración masiva y sus crecientes problemas culturales. Y un problema mayúsculo es que ese extremismo no solo es a nivel de las élites, sino también de las poblaciones.

La derecha en México no se ha radicalizado, al menos no aún. Porque no ha hecho suyas las políticas de mano dura contra la inseguridad, como la derecha salvadoreña. Porque no tiene una dura retórica anti-migrante, como la derecha europea. Y porque no niega el calentamiento global ni ha hecho suyo el dogma del libre mercado, como la derecha estadounidense. Además, la derecha mexicana es democrática, porque cree en los canales institucionales, la negociación partidista y las elecciones populares como mecanismos fundamentales para resolver los problemas políticos nacionales.

Sin embargo, su problema fundamental estriba en su falta de cuadros políticos, tanto así, que una persona sin militancia partidista será su candidata a la presidencia de la República, y lanzaron a una ex-Miss Universo para tratar de recuperar su otrora joya de la corona en el norte del país: Lupita Jones en Baja California.

La izquierda en México es la que se ha radicalizado. Tiene sentido: si en Occidente la derecha lo ha hecho a raíz de la migración masiva y sus choques culturales, en México ha sido la izquierda derivada de un contexto de pobreza y desigualdad, y de la desconfianza social que inevitablemente generan.

Las políticas del populismo de izquierda están ahí: militarización de la vida pública, exclusión del calentamiento global y los temas medioambientales, una profunda aversión a la ciencia y la tecnología, reparto de dinero sin condicionantes de por medio, adelgazamiento continuo de las capacidades del Estado, y un largo etcétera. Ni hablar de su manifiesto autoritarismo y sus políticas que podrían llevar al fin de la democracia-liberal en el país.

La izquierda y la derecha son dos lados de la misma moneda ideológica. Sin embargo, ha sido la izquierda política la que se ha radicalizado en México, tomada por el populismo lopezobradorista. La buena noticia es que la radicalización ha ocurrido más a nivel de las élites, sin haber permeado del todo entre la población. Por ahora.

  • Fernando Nuñez es analista político con estudios en derecho, administración pública y política pública, y ciencia política por la Universidad de Columbia en Nueva York

E-mail: fnge1@hotmail.com

En X: @FernandoNGE

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Abordando la desigualdad económica: El papel esencial del gobierno en las políticas de redistribución

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

En la actualidad, la desigualdad económica es un tema candente que suscita debates y preocupaciones en todo el mundo. Esta disparidad en la distribución de la riqueza y los recursos económicos no solo es un fenómeno presente en economías en desarrollo, sino que también afecta a las naciones más industrializadas.

Mientras algunos defienden el valor de la meritocracia y la libre empresa, argumentando que el éxito económico debería ser el resultado del esfuerzo y el talento individual, otros señalan la creciente brecha entre ricos y pobres como una injusticia fundamental que requiere atención urgente.

La idea de que cada individuo debe tener la oportunidad de prosperar según su mérito es una piedra angular de muchas sociedades modernas, pero en la práctica, esta promesa de igualdad de oportunidades puede ser inalcanzable para muchos debido a barreras estructurales y desigualdades sistémicas.

En este contexto, surge una pregunta crucial: ¿Cuál es el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica? Si bien algunos abogan por una intervención mínima del Estado en los asuntos económicos, argumentando que el mercado libre eventualmente corregirá cualquier desequilibrio, la realidad es que la desigualdad económica persiste y se profundiza en muchas sociedades.

Esto plantea la necesidad de una evaluación cuidadosa del papel que el gobierno puede y debe desempeñar en la promoción de la equidad económica y la justicia social. La cuestión no es solo una de moralidad, sino también de estabilidad social y cohesión comunitaria. Una sociedad profundamente dividida por la desigualdad económica corre el riesgo de enfrentar tensiones sociales y políticas que pueden socavar la estabilidad y el progreso a largo plazo

En este contexto, el papel del gobierno en la reducción de la desigualdad económica es crucial, ya que a través de ella, y con debida perspectiva social, se pueden implementar políticas de redistribución que promuevan una distribución más equitativa contribuyendo así a una sociedad más justa y próspera.

Lo anterior cobra relevancia ya que en un sistema económico basado en la libre empresa, a menudo se promueve la idea de que el gobierno debe tener una mínima intervención en la economía, dejando que el mercado se autorregule.

Sin embargo, esta perspectiva puede pasar por alto el importante papel que el gobierno puede desempeñar en la reducción de la desigualdad económica a través de políticas de redistribución las cuales no necesariamente implican una intervención directa en la economía, sino más bien un enfoque en la redistribución equitativa de la riqueza y los recursos para garantizar un mayor equilibrio social y económico.

Por otro lado, en esta tesitura, el gobierno puede adoptar medidas para fortalecer la seguridad social, proporcionando una red de seguridad para los ciudadanos más vulnerables lo que puede incluir programas de asistencia social, como seguro de desempleo, subsidios alimentarios y programas de vivienda asequible, que ayudan a proteger a los individuos y familias de caer en la pobreza extrema debido a circunstancias adversas.

Asimismo, es fundamental invertir en infraestructuras sociales, como educación pública de calidad y acceso equitativo a oportunidades de desarrollo profesional. Al proporcionar a todos los ciudadanos las herramientas y habilidades necesarias para tener éxito en la economía moderna, se puede reducir significativamente la desigualdad económica y promover una mayor movilidad social.

No podemos perder de vista que, si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, el gobierno tiene un papel vital que desempeñar en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución equitativa de la riqueza y los recursos. Estas políticas no solo promueven la justicia social, sino que también pueden contribuir a un mayor crecimiento económico y estabilidad social a largo plazo.

A pesar de ello, la realidad es que un enfoque equilibrado es necesario. Mientras que el exceso de intervención del gobierno puede tener efectos negativos en la innovación y la eficiencia económica, la falta de intervención puede exacerbar la desigualdad y crear tensiones sociales insostenibles. Por lo tanto, es importante que el gobierno encuentre el equilibrio adecuado, implementando políticas de redistribución que sean efectivas y eficientes sin socavar el espíritu emprendedor y la vitalidad económica.

Es evidente que la desigualdad económica es un desafío significativo que enfrentan muchas sociedades modernas, tanto que este desafío constantemente nos genera la necesidad de plantear preguntas difíciles, pero cuyas respuestas son necesarias.

Si bien la libre empresa puede ser un motor importante para el crecimiento económico, no puede garantizar por sí sola una distribución justa y equitativa de la riqueza y los recursos. En este sentido, el gobierno puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la desigualdad a través de políticas de redistribución que promuevan un mayor equilibrio social y económico.

Al considerar estas políticas de redistribución, es importante tener en algunas de las ideas planteadas por Michael Sandel en su libro «La tiranía del mérito».

Sandel argumenta que la meritocracia, la idea de que el éxito se debe exclusivamente al mérito individual, ha contribuido a la creciente desigualdad económica al glorificar el éxito personal mientras denigra a aquellos que no tienen éxito. Esta narrativa del mérito puede llevar a la creencia de que aquellos que están en la parte inferior de la escala económica merecen su situación, lo que socava la solidaridad social y perpetúa la desigualdad.

Por lo tanto, las políticas de redistribución deben ir más allá de simplemente corregir las desigualdades económicas y también abordar las injusticias subyacentes en el sistema. Esto puede implicar cambiar la forma en que valoramos el éxito y reconocer que el mérito individual no es el único determinante del éxito económico. En su lugar, debemos adoptar un enfoque más colectivista que reconozca la contribución de todos los miembros de la sociedad y garantice que todos tengan acceso a oportunidades y recursos básicos para prosperar.

La lucha contra la desigualdad económica requiere un enfoque integral que combine políticas de redistribución efectivas con un cambio en nuestra concepción del mérito y el éxito. Al hacerlo, podemos trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial independientemente de su origen socioeconómico.

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