MUNDO
Revueltas en América Latina: Cómo el estallido social reescribe la historia de Chile

Por Carolina Trejo (*)
Plazas, calles, estatuas. Son varios los espacios públicos que han sido rebautizados o intervenidos durante la revuelta social en Chile. Se trata de acciones que resignifican y levantan nuevos ídolos, nuevos emblemas que comenzaron a reescribir la historia del país.
«La apropiación de símbolos y espacios de la ciudad ha sido uno de los fenómenos más relevantes de este periodo, y tiene que ver con una ciudadanía que ha sentido, o sueña, con que por fin puede escribir su propia historia, que puede cambiarla a su favor», explica a Sputnik Marcia Fernández, historiadora del arte de la Universidad de Chile.
Igor Goicovic coincide. Para el historiador de la Universidad de Santiago, «los sectores populares rebautizan los lugares que ocupan porque de esa forma se hace efectivo el control territorial, algo no menor en un proceso de movilización social».
«Además es una forma a través de la cual se hace un homenaje a los que son parte del movimiento y que han desarrollado conductas heroicas», remarca en diálogo con Sputnik.
LA PLAZAS DE LA REVUELTA
La frase «hasta que la dignidad se haga costumbre» se ha repetido en forma permanente durante las distintas protestas sociales en Chile. Expresión que pretende resumir el descontento ciudadano por las desigualdades económicas, sociales y de acceso a los servicios básicos, como salud, educación, vivienda, pensiones y transporte.
En el caso del transporte, fue justamente el puntapie de las movilizaciones en Chile. El alza en el precio del boleto generó las evasiones masivas en el metro de Santiago que dieron inicio al estallido social el 18 de octubre de 2019. Desde entonces se mantienen las manifestaciones diarias en las calles del país.
Un lema que también sintetiza los distintos petitorios sociales y que comenzó a enarbolarse con fuerza en la Plaza Baquedano —habitualmente conocida como Plaza Italia— el primer día de las protestas.
Este lugar es uno de los símbolos más significativos de la capital de Chile, donde antes del 18 de octubre era el principal espacio de celebraciones de Santiago y tras el estallido social, se transformó en el epicentro de convocatorias de los distintos manifestantes.
Fue a partir de esa emblemática frase y tras la marcha más grande de la historia de Chile, del 25 de octubre de 2019, que el lugar fue rebautizado como Plaza de la Dignidad por quienes se dieron y dan cita ahí.
«Hoy para todos los chilenos y chilenas que estamos luchando por cambiar este país, para que sea más justo, más digno y más solidario esta plaza es la Plaza de la Dignidad, nada de Plaza Italia o Plaza Baquedano», señala a Sputnik, Tamara Velásquez joven manifestante que asiste a la plaza.
Y agrega, «de hecho, ahora se mucho más sobre quien fue Baquedano, mucho más que antes, pero es justamente porque aquí nos reunimos, pero lo cierto es que él no representa el espíritu de lucha y resistencia que hoy tiene este lugar».
Las redes sociales también fortalecieron el cambio de nombre, porque muchos usuarios utilizaron la opción que aparece en Google Maps, la plataforma de mapas de la gigante estadounidense, para sugerir oficialmente que realizara la modificación.
Fue el 9 de noviembre cuando, para sorpresa de los que abrieron la aplicación, durante ese día se pudo leer el nuevo nombre del lugar: Plaza de la Dignidad.
Hoy no aparece con la nueva denominación nombre, pero si se puede buscar con el título que la ciudadanía movilizada le ha dado, y que simboliza todas las demandas por transformaciones sociales.
El 3 de diciembre se inauguró en Valparaíso la Plaza de la Resistencia, actividad simbólica en el sector central de la Plaza Aníbal Pinto. El motivo del nuevo nombre responde a que precisamente en este lugar es donde se producen los mayores enfrentamientos entre protestantes y la policía de Fuerzas Especiales.
Jóvenes de la llamada primera línea escogieron la figura de Carlos Condell —marino y héroe de la guerra del pacífico— para colocar un afiche con el nuevo nombre de la plaza. La estatua del militar de la armada chilena además fue ornamentada con los implementos característicos de estos emblemáticos manifestantes: una capucha y un escudo con la leyenda ACAB (All Cops Are Bastards, en español, «todos los policías son bastardos»). Además de una bandera mapuche que le fue colocada en el brazo izquierdo de la figura.
LAS NUEVAS CALLES DE CHILE
El viernes 27 de diciembre en las inmediaciones de la Plaza de la Dignidad, Mauricio Fredes, obrero de 33 años, perdió la vida al caer a una fosa de 1,8 metros de profundidad en la esquina de la calle Irene Morales con la Alameda —principal avenida de Santiago— mientras escapaba del carro lanza aguas.
Fredes, integrante de la primera línea, evadía la violenta represión de los efectivos de la policía militarizada en el contexto de la estrategia de «copamiento» de la Plaza de la Dignidad y de «tolerancia cero» con las protestas ciudadanas.
Al cumplirse un mes de su trágica muerte, la calle Irene Morales fue rebautizada con el nombre del joven obrero, en una ceremonia que contó con la presencia de músicos, muralistas, integrantes de los piquetes sanitarios y público en general.
«Es muy importante este cambio de nombre porque es una resignificación, es cambiarle la mirada, es que la gente tenga que cuestionarse y que Mauricio Fredes esté en el inconsciente y consciente colectivo» cuenta a Sputnik la profesora Lorena Reyes Anderson, asistente al acto.
Y puntualiza, «por eso estoy aquí y porque es fundamental celebrar a los compañeros de la primera línea, como Mauricio, porque es una forma de decirles que aquí estamos y seguiremos en la lucha hasta que la dignidad realmente se haga costumbre».
«Es un orgullo porque estamos representando a Chile con el nombre del Mauricio en esta calle, y nosotros estamos día a día luchando por él y por sacar a este país adelante, porque estos ladrones culia’os del estado nos están robando cada día más, y ese es mi aporte», nos cuenta el joven encapuchado «Einstein».
AMÉRICA LATINA DESCOLONIZADA
El 2 de enero el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio inició un catastro georreferenciado de alteraciones y daños a bienes e inmuebles patrimoniales en todas las regiones del país; abarca monumentos nacionales, públicos, históricos en zonas típicas y de conservación histórica que se hayan visto afectados desde el 18 de octubre de 2019.
Entre el 2 y el 7 de enero se catastraron 669 monumentos nacionales, de los que 421 presentaron alteraciones, que van desde rayados a retiros o reemplazos de monolitos. Varias estatuas de conquistadores y figuras españolas han sido derrumbadas o decapitadas, como el busto de Cristóbal Colon derribado el 1 de noviembre en Arica. O la estatua de Francisco de Aguirre, fundador de La Serena, que fue destruida por un grupo de personas el 20 de octubre y escribió «genocida» en su base y la reemplazó por estatua de Milanka, mujer diaguita que en esa ciudad.
Para la historiadora Fernández, el desplome de varias figuras hispanas, propias de la historia oficial, responde a otro tipo de despertar. «Hoy ya no hay vergüenza en ser descendiente de mapuches o aimaras, en ser mestizos o morenos. Hay orgullo, valentía, persistencia y resistencia», observa.
Entre otros monumentos de conquistadores derribados están:
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Diego de Almagro, descubridor de Chile, tumbado el 19 de noviembre en Santiago;
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García Hurtado de Mendoza, Gobernador de la colonia, el 2 de noviembre en Cañete.
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Pedro de Valdivia, conquistador de Chile, también el 2 de noviembre en Cañete, pero también en las ciudades de Valdivia, Temuco y Concepción.
HACIA UNA NUEVA REPÚBLICA
No solo los monumentos a españoles —los que suman más de una decena a lo largo del país— han sido intervenidos o derribados, sino varios personajes que son parte también de esa historia oficial que nos habla de la formación de la República y de los militares que participaron en distintos conflictos bélicos que delinearon el territorio nacional. Por ejemplo, la Guerra del Pacífico, que enfrentó a Chile con Perú y Bolivia entre 1879 y 1884.
Es el caso del llamado Padre de la Patria de Chile, Bernardo O’ Higgins, cuyos bustos fueron sacados o intervenidos en las ciudades de Antofagasta y La Serena, además de Santiago.
También los del expresidente Manuel Montt (1851-1861) y el de Cornelio Saavedra, militar y político chileno, que anexó en forma violenta el territorio mapuche. O el del llamado rey de la Patagonia, José Meléndez, estanciero que por su creciente expansión de terrenos impulsó agresivas prácticas contra los aborígenes selk’nam contribuyendo a su trágico exterminio.
Para Goicovic, «hay una expresión de rechazo de los símbolos a través de los cuales los sectores dominantes tienden a apropiarse de la historia y a partir de ello construir los símbolos y dar significado a la misma. Esta desmonumentalización o derribamiento de los monumentos es un cuestionamiento a la historia oficial, de la manera en que la élite construye los significados del pasado, una destrucción de la iconoclastia que ha acompañado todas las revoluciones».
La historia oficial está llena de batallas donde los héroes son generalmente militares y que hoy, en la revuelta social en Chile, también fueron desacralizados, resignificados popularmente y muchos destruidos, como el monumento de los Héroes del morro de Arica, donde los cuatro bustos fueron decapitados y una de las cabezas extraviadas en los primeros días de noviembre.
La estatua de Arturo Prat, uno de los símbolos del sacrificio en Guerra del Pacífico, fue derrumbada y puesta en una barricada el 14 de noviembre en la ciudad de Temuco. Posteriormente fue recuperada y entregada a la Armada de Chile.
Pero quizás la imagen más icónica de estos días fue la realizada al militar y aviador Dagoberto Godoy, a quien le decapitaron la cabeza y se la colocaron colgando en la estatua de Caupolicán, caudillo mapuche que luchó contra la ocupación española y fue empalado.
Una imagen contrastante al mostrar a un héroe de la historia oficial en manos de los considerados «perdedores» de la historia. En manos de un representante del bajo pueblo, de los marginados, de los que hoy se identifican con los jóvenes de la primera línea, como Mauricio Fredes, y con todos aquellos que se sientes representados con el «baile de los que sobran».
«No hay que olvidar que los sectores populares son los protagonistas de la historia, ellos protagonizan los acontecimientos, llevan a cabo los cambios o las transformaciones. Los sectores populares son los protagonistas, aunque las élites se han apropiado del relato histórico, y lo que hoy está pasando no solo es la reivindicación de los hechos protagonizados por los pueblos, sino la reapropiación de los símbolos y los significados de la historia», concluye Goicovic.
(*) Cortesía de Sputnik Mundo
JALISCO
Andrés Manuel López Beltrán: No quiere que lo llamen ‘Andy’
CIERTO O FALSO
“No salgo a medios y no respondo porque creo que los medios están muy quemados (…) Yo me llamo Andrés Manuel López Beltrán y mi mayor orgullo es llamarme como el mejor presidente que ha tenido este país (…) El llamarme ‘Andy’ es demeritar eso, quitarme ese legado, quitarme ese nombre”.
ANDRÉS MANUEL LÓPEZ BELTRÁN / SECRETARIO DE ORGANIZACIÓN DE MORENA
“Andy, Andy, Andy. No te creas importante. Eres un junior sin calle, sin historia, sin respeto. Nadie te sigue por lo que eres, solo por el apellido que usas como escudo y herencia”
ALEJANDRO “ALITO” MORENO / PRESIDENTE NACIONAL DEL PRI
FUEGO CRUZADO
“Estoy muy decepcionado con Elon. Lo he ayudado mucho. Conocía los entresijos del proyecto de ley mejor que nadie. No le importó. De repente, se encontró con un problema, y solo lo agravó cuando se enteró de que íbamos a recortar el mandato de vehículos eléctricos”.
DONALD TRUMP / PRESIDENTE DE EEUU
“¡Falso! Este proyecto de ley nunca me fue mostrado ni una sola vez y fue aprobado en plena noche tan rápido que casi nadie en el Congreso pudo siquiera leerlo”.
ELON MUSK / EX JEFE DEL DEPARTAMENTO DE EFICIENCIA GUBERNAMENTAL DE EEUU
VOZ ALTA
Le tienen envida
Salvador Caro Cabrera destaca como un excepcional operador político, guiando con éxito a numerosos candidatos—jueces y magistrados—hacia el Poder Judicial Federal, logrando resultados altamente favorables. A través de estrategias bien elaboradas, promovió estos perfiles entre grupos, organizaciones y diversas regiones, enfrentando críticas pero demostrando su eficacia, como quedó claro en los Distritos 9 y 11 donde la participación llegó a más del 9%. Su actuación, respaldada plenamente por la ley sin impedimento alguno, ha generado envidia, reflejando su habilidad y legitimidad en el proceso.
SALVADOR CARO CABRERA. Demostró su eficacia como operador político.
HUELLA HISTÓRICA
¿Raúl Padilla o Enrique Alfaro dejarán mayor huella histórica? Tras su fallecimiento, el líder moral de los Leones Negros, Padilla, sigue cosechando victorias póstumas, con su legado trascendiendo en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), que celebró su edición 40 con una gala en el Auditorio Telmex. Homenajes al cine mexicano destacaron, con Karla Planter, rectora de la UdeG, en rol protagónico, y Portugal como invitado. Mientras el impacto de Padilla perdura, el de Alfaro aún se desarrolla, planteando un contraste entre legado consolidado y potencial emergente.
RAÚL PADILLA LÓPEZ. Su figura trasciende su tiempo.
DIÁLOGOS ABIERTOS
Verónica Delgadillo, alcaldesa de Guadalajara, aborda con crudeza y sinceridad los retos de la ciudad en diálogos con líderes de opinión. “No hay varita mágica, el presupuesto es limitado y las demandas son enormes”, confesó, comparando su lucha con la metáfora de la Bartola de Chava Flores. Con franqueza, promete un gobierno cercano: “Guadalajara te cuidará, pero todos debemos jalar parejo”. Su enfoque en seguridad, basura y servicios públicos refleja compromiso, enfrentando presiones con transparencia y apelando a la corresponsabilidad ciudadana.
VERÓNICA DELGADILLO. Diálogos abiertos con líderes de opinión pública.
MUNDO
Discurso de individualismo extremo: La derecha que no salva, un riesgo disfrazado de esperanza

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
A la derecha le gusta imaginarse como el lugar del orden, de la razón y del mérito. Su narrativa gira en torno a ideas como “eficiencia”, “disciplina”, “libertad individual” y “trabajo duro”. Durante décadas, fue una forma efectiva de contrastarse con los excesos o fracasos de ciertas izquierdas: burocracias gigantes, discursos revanchistas, populismos disfuncionales.
Pero esa imagen está dejando de sostenerse. La nueva derecha —la que hoy marca tendencia en redes, encabeza algunos gobiernos y monopoliza micrófonos— ya no representa ninguna de esas virtudes. Lo que ofrece no es ni orden ni racionalidad: es puro espectáculo.
Ahí están Donald Trump, Javier Milei y Santiago Abascal como muestra. Tres líderes que han hecho del grito una política, del insulto un argumento y del caos una bandera. Ninguno de ellos ha demostrado ser particularmente eficiente, pero todos han sabido capitalizar una narrativa emocional basada en el resentimiento. Dicen luchar contra “el sistema”, pero lo hacen desde la cima.
Se presentan como outsiders, aunque lleven años en la política. Proclaman amor por el mercado, pero están más cómodos en la cultura del meme que en los fríos informes financieros.
Ya no les interesa defender un modelo económico coherente, ni sostener el legado intelectual de la derecha liberal o conservadora clásica. Su apuesta es otra: dominar el flujo de la conversación pública. Ser tendencia. Explotar la ansiedad de las masas que se sienten traicionadas por las élites ilustradas, por los expertos, por las instituciones. No importa si lo que dicen es contradictorio, vacío o incendiario: lo importante es provocar, atraer, dividir.
Este fenómeno tiene su correlato empresarial. En América Latina, por ejemplo, el caso de Ricardo Salinas Pliego es ilustrativo. El magnate no solo es dueño de empresas y medios: se ha posicionado como una figura política, aunque sin partido ni candidatura. Lo hace desde sus redes sociales, donde predica una mezcla de darwinismo social, desdén por los pobres, burla al Estado y culto a su propio éxito. Su mensaje no es técnico ni ideológico: es emocional. Una especie de “si yo pude, tú también, y si no puedes, es tu culpa”.
Se presenta como víctima del gobierno, del sistema judicial, del fisco, de la prensa. Lo paradójico es que lo hace desde una posición de privilegio absoluto. Pero funciona. Porque hoy ser rico no te quita autoridad moral: te la da.
Lo que representa Salinas Pliego es la figura del empresario redentor. Ya no se trata sólo de emprender o generar empleos. Se trata de suplantar al político. De sugerir, directa o indirectamente, que sólo quienes han tenido éxito en los negocios deberían tener poder de decisión. Como si administrar una cadena de tiendas fuera lo mismo que diseñar políticas públicas complejas, garantizar derechos o defender libertades.
La nueva derecha abraza con entusiasmo esta figura. En lugar de cuadros técnicos, promueve personajes estridentes. En lugar de programas serios, vende frases virales. En lugar de instituciones sólidas, propone personalismos autoritarios. El resultado es un nuevo tipo de populismo: no uno basado en el pueblo contra las élites, sino en el individuo omnipotente contra todo lo que le incomoda: el Estado, los impuestos, los medios, la ciencia, el disenso.
Esto es peligroso por muchas razones. Primero, porque convierte la política en un campo de guerra cultural permanente, donde todo se juega en el terreno de la identidad y el agravio, no de las soluciones. Segundo, porque desmantela los equilibrios democráticos bajo la excusa de “quitar trabas” al genio del líder. Y tercero, porque socava la idea misma de lo público: el Estado ya no es visto como una herramienta de justicia o bienestar, sino como un obstáculo para los exitosos.
La derecha que alguna vez promovió instituciones, reglas, competencia ordenada y responsabilidad fiscal, ha cedido el paso a una versión desfigurada de sí misma: histriónica, rabiosa, individualista hasta el delirio. Y con ello ha perdido una oportunidad valiosa de ofrecer respuestas a las crisis reales del presente: desigualdad, cambio climático, desinformación, polarización social.
Lo más inquietante es que esa derecha ni siquiera cree en la derecha. No cree en la tradición, ni en los contrapesos, ni en la democracia representativa. No cree en el pensamiento liberal clásico ni en los valores conservadores. Lo que quiere es mandar, imponer, sobresalir. Su único principio es el triunfo inmediato. Su única ideología es el narcisismo.
No se trata de negar que muchas izquierdas también han fallado, ni de defender modelos ineficientes o autoritarios. Reconocer esos errores es fundamental para avanzar y evitar repetirlos. Sin embargo, es necesario advertir que esta derecha contemporánea no es en absoluto el remedio frente a esos fallos.
Más bien, puede ser vista como una versión invertida, que comparte con ellos la misma concentración de poder en figuras carismáticas, la misma tendencia a polarizar y simplificar debates complejos, y la misma dificultad para aceptar matices o posiciones críticas.
La derecha actual, con su discurso enfocado en el individualismo extremo, el rechazo a la diversidad de ideas y la tendencia a imponer su visión como la única válida, representa un riesgo igual de serio para la democracia y la convivencia social. Así, lejos de ser una alternativa equilibrada o una corrección necesaria, esta derecha puede resultar igual de problemática y dañina en el largo plazo.
Lo sensato —y quizás lo verdaderamente subversivo hoy— es pedir madurez política. Pedir ideas complejas. Pedir responsabilidad institucional. Pedir liderazgos que no se alimenten del conflicto constante. En tiempos de histeria, el pensamiento es revolucionario.
MUNDO
El dominio del dólar

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
Gracias a Donald Trump y su política económica, la incertidumbre permea en las economías occidentales y genera desconfianza en la potencia de la economía estadounidense para hacer que el dólar siga siendo la moneda internacional de referencia. La inquietud existe, es real, principalmente por la fragilidad actual de las finanzas estadounidenses.
Las finanzas públicas de los Estados Unidos lucen mal, con un déficit de 7.26% en 2024 y una deuda pública de 34.5 billones de dólares, equivalente al 120.7% del PIB. Lo anterior y la falta de acciones fiscales que reduzcan el déficit han llevado a las calificadoras internacionales, Moodys la última, a rebajar la calificación de la deuda estadounidense que por primera vez cae de la calificación AAA y la mayoría la mantiene en ese nivel con perspectiva negativa, recomendando cautela.
No será la primera vez que los EUA caigan en situación económica comprometida, pero sí es la primera vez que el encargado de resolverlo no tiene las mejores calificaciones y sus políticas parecen tener las prioridades invertidas.
Algunos teóricos argumentan, con razón, que la estabilidad de una economía abierta depende de la existencia de una potencia capaz de garantizar mercados abiertos para el comercio, una economía sólida de respaldo para economías en crisis y una moneda estable, y esas condiciones parece estarlas perdiendo el país emisor del dólar. Por el momento no inspira confianza ni a sus aliados y su economía no es tan sólida.
Sin embargo, a pesar de esas condiciones adversas, no existe por el momento otra moneda capaz de sustituir al dólar como moneda de referencia. La fortaleza creciente de China no le da al Yuan esa posibilidad, porque en ese país sus mercados de capitales carecen de liquidez propia y el control estatal es rígido, sin que dejemos de notar el hecho de que en la competencia por mercados y en inversión ha incrementado su presencia en países emergentes, como duro rival comercial.
Por otra parte, el euro, producto del consenso de la Unión Europea, tampoco ofrece garantías sólidas como moneda de respaldo, pues el conjunto de Estados que conforman la Eurozona no siempre camina en la misma dirección.
Las alternativas no son atractivas por ahora y es mucho más aventurado pensar que las criptomonedas pudieran ser alternativa. Es un hecho que, en el momento, la debilidad del dólar ha propiciado que las operaciones financieras busquen monedas más fuertes como protección temporal en tanto cesa la incertidumbre arancelaria y se estabiliza el dólar. Pero esto es coyuntural en espera de mayor estabilidad de mercados.
Quedan tres años de zozobra e incertidumbre en los que la esperanza es que las fuerzas reales de la economía obliguen al impredecible presidente estadounidense a reconsiderar sus decisiones. La responsabilidad global que contrajo al liderar al país más poderoso del mundo lo deben obligar a considerar otras premisas, distintas a lo que parece ser su guía, que es su manual de negociación comercial.
Se advierte su preocupación por mejorar el ingreso y compensar el déficit, sin embargo, la política arancelaria que busca ser recaudatoria ha tenido graves efectos en la estabilidad de su moneda. La otra prioridad es el nivel de la deuda, y ese no podrá ser reducido sin afectar al gasto gubernamental. Adicionalmente, en ese contexto, surge la iniciativa de ley fiscal actualmente discutiéndose en el Congreso, la cual reduce el gasto social, pero también reduce impuestos, lo cual no suena muy congruente si lo que se busca es reducir el déficit. Sus efectos han sido ampliamente criticados por economistas de renombre.
No es halagüeño el panorama económico de los EUA y eso ha venido a sacudir la economía mundial, pero eso no será por el momento la causa de que el dólar deje de ser la moneda de referencia.
En México, algunos celebran que la paridad peso-dólar mejore, pero es un espejismo que no debiera engañarnos. El dólar está débil; no es que el peso esté fuerte y nuestro déficit, al igual que lo elevado de la deuda, tienen en riesgo la calificación crediticia del país.
Añadiendo la reforma judicial y la falta de normatividad para las nuevas instituciones que sustituirán a los desaparecidos reguladores, no hay buenas señales. Nuestra economía es un espejo de la estadounidense y dada la incertidumbre que nos acompañará en los próximos tres años, es más recomendable generar alternativas más potentes, realistas y creativas que el Plan México, que nos permitan no caer víctimas de la turbulencia vecina.
Por lo demás, el mundo seguirá negociando, teniendo, por ahora, al dólar como moneda de referencia, pues aun en la situación de vulnerabilidad de la economía estadounidense no hay moneda que lo remplace y la comunidad internacional puede, como lo ha hecho hasta hoy, navegar en la incertidumbre, pagando el costo con un magro crecimiento.
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