REPORTAJES
Despiden en el Cabañas al maestro Javier Arévalo, el artista jalisciense más trascendente de los últimos años
Por Diego Morales //
El adiós de la vida terrenal al hombre sencillo, el de los chistes, las anécdotas, el viajero incansable, maestro de diversas generaciones, el padre de familia amoroso, el amigo generoso, y al artista mexicano contemporáneo más influyente de los últimos años, es el que se vivió a manera de homenaje a Javier Arévalo en la Capilla Tolsa del Instituto Cultural Cabañas.
Justo en el lugar donde inició su destacada trayectoria, lo acompañaron en su homenaje hijos, familiares, amigos, alumnos y comunidad artística, quienes entre aplausos y minutos de silencio, se reunieron para celebrar la vida, obra y legado del reconocido artista, que dejó galerías en todo México y alrededor del mundo.
En su trayectoria, Javier Arévalo recibió el Premio Nacional de Pintura, el primer Premio de Grabado en la Bienal de Tokio, el Premio Jalisco en Artes y 22 reconocimientos más. Fue maestro en Artes Plásticas en América, Asia y Europa de 1955 a 1984. Su obra se puede apreciar en Suiza, Israel, Colombia, España, Costa Rica, Uruguay, Estados Unidos y Francia. De 1968 a 2016, trabajó en 63 exposiciones individuales, 29 de ellas tuvieron lugar en su tierra nata.
CELEBRAR SU VIDA Y OBRA
Más que una despedida, en las instalaciones del Instituto Cultural Cabañas se recordó la vida y obra del finado artista plástico. Así lo precisó Giovana Jaspersen García, titular de la Secretaría de Cultura Jalisco, quien resaltó el eco que tuvo Javier Arévalo en la cultura a nivel internacional, posicionándolo como uno de los máximos exponentes del arte internacional.
“Celebramos su vida, sus fuertes lazos de familia con la comunidad artística que fue siempre su casa. El maestro fue un hombre de paz, de sonrisa franca, de ánimo blanco y conciliador. Su recuerdo habita en nosotros y su recuerdo nos obliga a reflexionar, de su memoria aprendemos (…) Hay personas que nunca se van del todo, que forman puentes, lazos, personas cuya forma de crear es una resonancia de lo que son como seres humanos, cuyo eco es tan fuerte que congrega en una misma nota los sentires de los que coinciden y de los que divergen”.
Por su parte, el artista plástico Martín del Campo, amigo personal de Javier Arévalo, recordó que en sus inicios fue reconocido por Agustín Yáñez, quien lo acercó al Dr. Atl para que este lo recomendara para ingresar a la Academia de San Carlos. Además, reiteró que el artista no muere del todo, pues su legado continúa en el recuerdo de quienes lo quisieron y plasmado en las obras que dejó a lo largo de su trayectoria.
“No se ha ido, ni se va a ir. Javier va a existir, porque su obra no muere, su obra va a seguir siendo admirada por toda la gente de este país y fuera de México. Hablar de Javier, de su historia, fue mi amigo durante muchos años, nos llevaría tiempo, muchos días, meses, nos llevaría toda la vida”.
Entre anécdota y risas, también lo recordaron los artistas plásticos José de Alba y Sergio Garval, quienes resaltaron su vida y obra, pero sobre todo su amistad. También, la Directora del Centro Cultural González Gallo, Gabriela Serrano, lo despidió con cariño, aseverando que antes de su partida de este mundo mortal, quedaron en el tintero algunos proyectos que tenían entusiasmado al artista.

UN HOMBRE COMÚN… PERO NO CORRIENTE
Emotivo resultó el discurso que expuso Gabriela Arévalo, hija de Javier Arévalo frente a los asistentes al homenaje de su padre. Recordó la pasión con la que vivió su vida personal y profesional, en donde dejó legado.
“Mi padre fue un gran ser humano, un hombre sencillo. Él se definía como un hombre común, pero no corriente, en eso radicaba su grandeza. Todos los que lo conocimos recordaremos una frase, un chiste, una anécdota, un comentario, que nos tocó el corazón, que nos invitó a reflexionar sobre la vida, sobre el arte y sobre la muerte también, o que incluso nos cambió la vida. Amaba tanto su profesión que contagiaba ese amor por la pintura, lo hacía tan feliz pintar que quería que todo el mundo a su alrededor viviera esa experiencia. Fue un gran maestro porque contagiaba ese amor por hacer pintura y amar el arte”.
Con alegría, manifestó que a su manera y medida, siempre apoyó a los jóvenes talentos en el arte, y fue pieza clave en diversos movimientos gracias a su convicción que lo llevó a ser un punto de referencia en el arte a nivel nacional.
“Él me decía que pensaba que lo mejor de la plástica mexicana joven estaba en Jalisco. Quería que toda esa plenitud que le daba la pintura, que todos disfrutáramos esa experiencia. Un día me dijo, es como estar en estado de gracia y solo quienes por su influencia o sugerencia terminamos en el mismo camino pudimos entender y disfrutar ese goce tan espiritual. Nunca quiso formar parte de la ruptura, aunque era de la misma generación, él decía que rompió con ello. Con convicciones firmes, siempre admiró a los muralistas”.
También, recordó que fue discípulo de un hombre trascendente como José Clemente Orozco para después labrarse un camino lleno de éxitos, por ello, con orgullo, aseguró que lo más probable es que en unos años más, los restos de Javier Arévalo descansen en la Rotonda de los Hombres y Mujeres Ilustres del Estado de Jalisco.

A LOS DIEZ AÑOS GANÓ SU PRIMER PREMIO
“A los 10 años ganó su primer premio de pintura, se lo entregó el maestro José Clemente Orozco. Vivió a toda plenitud su vida, así es como en este paso trascendental al que todos vamos, lo transita satisfecho. Creo que fue un hombre pleno y se fue satisfecho, cumplió su misión en la vida. Decía que era importante que el 50 por ciento de tu vida estaba resuelto si desde temprana edad sabías que hacer, él desde muy chico siempre supo que este era su camino”.
Subrayó: “Me atrevo a decir que después del maestro José Clemente Orozco, el Estado de Jalisco tiene en el arte y legado internacional de Javier Arévalo otro hijo pródigo, digno de la Rotonda de Hombres y Mujeres Ilustres, que seguramente en 10 años estaremos celebrando su traslado a este monumento”.
Para cerrar con el emotivo homenaje, se llevó a cabo una interpretación musical por parte de Los López, quienes viajaron desde Oaxaca para despedir al maestro, al pie del féretro adornado con flores, interpretando melodías que en vida eran los preferidos por Javier Arévalo, un hombre trascendente en la vida cultural de Jalisco.
UN ÍCONO DE LA PLÁSTICA MEXICANA
El adiós de Javier Arévalo es una gran pérdida para la cultura mexicana, pues el maestro es un ícono de la plástica mexicana, expresó el analista Raúl Gutiérrez, quien vivió de cerca la amistad y compañía del artista jalisciense, un hombre lleno de anécdotas, de las cuales recordó algunas en el programa radiofónico En Tela de Juicio.
“Es una pérdida para la cultura mexicana. El maestro fue un ícono de la plástica mexicana. Representa el no sumarse primero a la cultura del rupturismo que había en su época, cuando había aquella ruptura para desbancar a los muralistas como José Clemente Orozco, que fue su discípulo consentido. Javier Arévalo en su irreverencia, una anécdota que me contó él, que no entiende a aquellos artistas que no salen de su tallercito, un día se fue a vivir frente a una cueva en Chapala, vivió meses ahí, cuál fue el producto, saca una de sus mejores obras que se llama la mujer preñada, una gran obra que ahí se le ocurrió, así era como personaje, de esta manera de hacer las cosas. Me decía, yo no sé qué soy más, si vago o pintor. A él no lo podías tener en un solo lugar, un corazón vagabundo”.
UN SER HUMANO ESPLÉNDIDO
Antes de recordar su amplio legado y trayectoria profesional, para el experto en arte, Alejandro Rodríguez, lo que deja Javier Arévalo a su partida es el recuerdo de un ser humano espléndido y generoso, que marcó la vida de quien tuvo la oportunidad de compartir con el gratos momentos ya sea como alumno, amigo o familiar.
“Antes que hablar de las grandes hazañas, de los grandes logros, que son conocidos por todos, hablo de Javier Arévalo el ser humano, que era espléndido, generoso, ayudó a muchos artistas, hay una generación entera de pintores famosos que fueron sus alumnos. Él fue una persona que siempre tenía un consejo, una broma, siempre tenía tiempo para ayudar a sus colegas, a sus amigos, un personaje extraordinario. Muchas veces decía, yo no vine a durar, vine a vivir, como una de sus frases favoritas, un viajero incansable, un gran amigo”.
Las aportaciones de Javier Arévalo son extraordinarias, tanto, que en vida era considerado uno de los cinco artistas más importantes en el país y su obra forma parte de la colección permanente del Museo Metropolitano de Nueva York.
“Estaba considerado todavía en vida como uno de los cinco artistas vivos más importantes de México. De hecho, era el único artista vivo que formaba parte de la colección permanente del Museo Metropolitano de Nueva York, para tener una idea de la dimensión del artista que fue Javier Arévalo”.
A la vez, recordó que en más de 50 años de trayectoria artística, formó parte de varias etapas importantes para el arte contemporáneo, con influencia de las diversas estadías que tuvo Javier Arévalo a lo largo de su vida aventurera, con paso en diversos países del mundo.
“Es una carrera de más de 50 años, en donde incursionó en diferentes escuelas. Se decía que era parte del realismo mágico, él nunca estuvo de acuerdo, pero tiene extraordinarias piezas en sus diferentes etapas, una de las más conocidas es un gran formato que hizo que se llama el estudio de Arévalo en París, entre sus aventuras estuvo viviendo una larga temporada en París, tuvo su departamento, viajaba de Cuba, Ciudad de México, Guadalajara y París, era un viajero incansable, el día que murió estaba planeando su siguiente viaje a Cuba”, puntualizó.
