OPINIÓN
Lo moral es lo eficaz
																								
												
												
											Comuna México, por Benjamín Mora //
Al ser humano se le ha definido de mil maneras; sin embargo, una es la que hoy quisiera dejar en la mente de quien me lee: El hombre es un animal que miente de manera reflexiva, intencional, consciente y abusiva, sin importarle si su mentira le excluye o aparte.
Tras décadas de mentiras y atracos al erario público desde el poder del gobierno, la moral social de México estaba colapsada y por ello ganó López Obrador. Los ciudadanos buscaron alternativas en distintos partidos –en lo federal, lo estatal y lo municipal- y ninguna les satisfizo porque casi ninguna cumplió a cabalidad y casi todas les traicionaron o, al menos, así se sintieron; así nos sentimos. En 2019, se votó por quien dijo no mentir y mintió, y ahora, en el autoengaño mayoritario, se regala tiempo a quien dijo que no lo necesitaría para cambiar las cosas y transformar a México; que el cambió sería inmediato.
Hoy, quienes no votaron los Andrés Manuel no comprenden que los chairos sigan siendo fieles a quien les mintió, a quien elimina programas sociales que les beneficiaba y estanca la economía, pero aquellos –los fifís- no profundizan en las causas psico-emocionales de la terca confianza de los chairos. ¿Quién podría negarse en creer en quien es su última opción de salvamento? ¿Quién ofrece –hoy, hoy, hoy- una alternativa eficaz y viable de gobierno sustentada en gente honesta y proba? ¡Nadie!
Vivimos en el torbellino de un circuito fatal, emprendido con la intención de calmar la sed de un buen gobierno y el dolor de la incapacidad de respuesta del actual titular de ese gobierno deseado. Vivimos como un pueblo ciego que no deja de inquietarse por lo que pierde día con día, pero esperanzado en que el nuevo gobierno pronto dejará de culpar al pasado para entregarse a resolver sus mandatos de hoy y mirar al futuro. Vivimos engañados en el autoengaño.
“Lo moral es lo eficaz”, así de simple debería ser la política y el gobierno, tal cual le escuché decir a una mujer parlamentaria española posicionarse ante el dolor venezolano por una tiranía que defienden, en España, gente que ella menciona, y en México, desde la 4T, varios de sus más destacados militantes, que sea dicho de paso, gustan vacacionar en el Nueva York capitalista, la antítesis de la Caracas comunista que dicen admirar.
Rábanos del poder –rojos por fuera y blancos por dentro- que se esconden en las veleidades y los arrumacos falsos del comunismo, pero se deleitan en las promiscuidades, ciertas, del capitalismo.
Sus contradicciones solo pueden enjuiciarse sobre la realidad que manifiestan los resultados del gobierno federal que naufraga apenas empieza su segundo año de mandato.
Hoy, los mexicanos coexistimos sin encontrarnos, ignorándonos unos y otros; nos dividimos como estrategia del actual gobierno y de su presidente, que la oposición no alcanza a descifrar porque son ignorantes en lo que dicen es su pasión y vida. Los del poder de hoy, los de la 4T, se complacen en el autoengaño, y desde su ilusión mentirosa juegan a ser magos de su Delfos decadente.
Las promesas electorales han fallado estrepitosamente; los malos se volvieron más perversos y los políticos deshonestos solo cambiaron de piel. El ejemplo del nuevo mesías se siguió, pero no como él nos dijo; con él, el engaño se enseñoreó y la verdad se volvió unidireccional y unipersonal. Las promesas electorales se diluyen, una tras otra, entre las ingenuidades de los hoy chairos y los enojos de los fifís de siempre. Supersticiones que pretenden ser ciencia social, económica y política, contenidas en decálogos pejesistas –o como deban llamarse- se han vuelto verdades que los troles defienden desde los cuarteles de las hidras de mil caras y mil nombres falsos del internet.
Hay intención de engañar para beneficiarse. Por ello se rifa un avión que no les es propio; un avión que nunca se entregará y un dinero que aún no se tiene, como acción fraudulenta. Fraude abierto y descarado; delito que se persigue de oficio y que asume el propio Ejecutivo Federal… el señor presidente… el ser ideal de la nueva moral nacional.
La ortodoxia no es posible en la mentira; lo inmoral jamás será eficaz y la mentira es siempre inmoral. Desde los gobiernos, de ayer y hoy, buscaron y buscan vulnerar la confianza de los ciudadanos y socavar las promesas, el compromiso, los anhelos y los pactos
Hoy, además, socavar a las instituciones que nos han posibilitado vivir en democracia porque acaso ésta les estorba en su afán de perpetuarse en el gobierno, no con un presidente ya mayor sino como proyecto de gobierno que apenas empieza a dibujarse.
En la 4T, pero sobre todo en Andrés Manuel López Obrador, se han abierto grietas sociales, humanas, económicas y políticas que pronto evidenciarán su mala entraña. No son ignorantes; son perversos, o qué lo lleva a cuestionar el interés de los medios de comunicación en los feminicidios porque roban reflectores a la rifa del avión imposible de rifar. Lo del avión ya no me importa; es un distractor que ofende a nuestro intelecto y dignidad.
Hoy, desde la presidencia se niega lo que muchos creen adivinar: El deseo de reelegirse en la persona de López Obrador. Lo mismo se dijo con López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría… Peña Nieto, y nadie lo hizo. No caigamos en los otros distractores.
Decía mi abuela Rafaela que no hay ser más temeroso e inseguro que el político mexicano y cada día le doy más y más la razón. Cayó Emilio Lozoya. Exijamos un juicio sin enredos ni grietas para que la verdad total sea exhibida y sus implicados, castigados, pero no caigamos en sus enredos y distracciones. Lo que importa es más amplio y profundo.
