OPINIÓN
POLÍTICAMENTE CORRECTO /// Un rector de la FEU
Por César Iñiguez ///
Se dio una elección atípica en la Universidad de Guadalajara, en la que resultó electo rector general Ricardo Villanueva.
Desde que se presentaron los seis candidatos hubo un común denominador que era claro, cuatro de ellos pertenecían al grupo de muchos años dentro de la Universidad y dos de ellos forman parte de la nueva generación.
Siempre he pensado que cuando se tratan de organizaciones multigeneracionales los cambios entre los viejos y jóvenes deben ser pacíficos y naturales, y más cuando entre el grupo de mayor edad hay una gran experiencia y mucha formación.
Así mismo pasa en la U de G, donde el grupo de cuatro candidatos que representan a los de mayor experiencia contaban con personajes con grandes credenciales; el caso de Ruth Padilla con un gran camino en la casa de estudios quien ya había sido candidata a rectora, así como el director de los Hospitales Civiles, Héctor Raúl Pérez Gómez, quien a su vez tiene gran experiencia en el ámbito de la medicina.
La sorpresa fue el rector del CUCS, Jaime Andrade, un reconocido investigador y pionero de la medicina en América Latina, así como el caso de Héctor Raúl Solís Gadea, Rector del CUCSH, un intelectual con muchas publicaciones científicas y en medios de comunicación.
Por el otro lado, de la nueva generación, estaban dos ex presidentes de la FEU, a quienes conocí y conviví con ellos en diferentes etapas.
Alberto Castellanos, con toda su carrera realizada al interior de la Universidad, Rector en dos centros universitarios y con cargos administrativos en la U de G; en mi opinión de gran oficio y un personaje muy inteligente.
Y Ricardo Villanueva, hay que decirlo, con poca experiencia administrativa dentro de la Universidad, pero con una muy buena proyección en el ejercicio público; Jefe de Gabinete en GDL, súper secretario de la SEPAF del gobierno estatal y candidato a alcalde de GDL en la elección anterior; renunció a la regiduría para irse de rector al CUTonalá, al que hizo visible en poco tiempo.
Dicho esto, por eso dividí a los aspirantes en dos grupos, la vieja escuela y la nueva generación; mi opinión siempre fue, de un lado el favorito sería Alberto Castellanos, por haber sido primero presidente de la FEU antes que Villanueva, y por tener una carrera al interior de la Universidad mucho más amplia y de mayores responsabilidades; Ricardo es un tipo capaz, pero quizá había “perdido” mucho tiempo afuera, en la administración pública y por eso pensé que debería recuperar ese terreno.
Del otro lado, la clara favorita era Ruth Padilla, rectora en muchas ocasiones, funcionaria de primer nivel en la U de G, directora de las prepas y con un largo camino directivo que inició como maestra frente a grupo; los demás, aunque también muy capaces, pero muy por debajo de la experiencia de la maestra Ruth, además, el caso de ella jugaba el papel importante del género al ser la única mujer inscrita para ser la rectora, con el aderezo además de que fue por sus propias capacidades.
En la universidad, si algo me queda claro es que las decisiones al interior siempre son de tiempos, momentos y circunstancias; nada es igual y todo obedece a lo venidero; obviamente es una decisión política revestida de un ejercicio académico.
La relación con el gobierno estatal y nacional al momento son un factor determinante; si hay o no presupuesto, si respetan o no la autonomía; mucho tiene que ver el perfil del rector para prepararse a esos eventuales acontecimientos.
Difícil era ver a Ruth Padilla o Héctor Solís encabezando marchas enérgicas para evitar disminuir el presupuesto o hacer valer la autonomía universitaria o quizá adaptarse a una visión innovadora.
Al caer la decisión sobre Ricardo Villanueva se ve claro el rumbo y el escenario que se espera; es un perfil que privilegia lo político y la eficiencia en la gestión.
Pero realmente me sorprendió que haya sido él y no Alberto Castellanos, el Rector; sobre todo porque son perfiles muy parecidos, ambos políticos, pero Alberto, como lo comenté líneas arriba, tiene mayor experiencia académica y administrativa dentro de la Universidad.
Además, resalta el crecimiento meteórico de Villanueva, echando la vista atrás desde su incursión en la política universitaria bajo el impulso de Alfredo Peña.
Tradicionalmente, los candidatos a la presidencia de la FEU habíamos sido presidentes de nuestras prepas, facultades, consejeros y secretarios del comité ejecutivo.
En el ámbito estudiantil, Villanueva llegó a ser candidato siendo RGA del CUCSH, un cargo designado en el que resultó electo por los presidentes y consejeros del centro, votan 15 o 20 personas, es un cargo de decisión cupular.
Luego tuvo algunos cargos administrativos hasta que fue invitado por Aristóteles como el Jefe de Gabinete en GDL, luego en el gobierno del estado le hicieron como traje a la medida una súper secretaría, la SEPAF, donde lo hicieron titular; contra todos los pronósticos dentro del priísmo, lo designaron candidato a presidente municipal de GDL, contra Alfaro, y al perder, duró muy poco tiempo de regidor para irse de Rector del CU Tonalá, en donde entregó buenas cuentas hasta hoy que fue nombrado la máxima autoridad de la Universidad.
Mi percepción es que la Universidad con Villanueva al frente se modernizará, se adaptará a la dinámica global de la enseñanza; tiene esa oportunidad de construir y dirigir esa universidad con sentido social, moderno y que sea motor del desarrollo en el estado.
También su designación marca un quiebre, un cambio de época, en la que muchos hablábamos hace años de a quién le tocaría ese relevo feuista de dirigir la Universidad, hoy se materializa en Villanueva y aunque para muchos es una etapa que dejamos hace tiempo, es un orgullo que como generación se dé por fin ese salto tan necesario.
Un factor que no se puede ocultar es que la influencia de Alfredo Peña se fortalece y se empodera, entre otras razones es por que no ha sido rector, y seguramente no lo será, eso le da para impulsar a sus cuadros, quien a diferencia del Licenciado que considera la capacidad y otros valores y factores, él pone la lealtad por encima de cualquier otro, y una cosa más, que contrasta con lo aquí escrito, es que para mí es un misterio, por qué finalmente se decidió por Villanueva y no por Alberto Castellanos, quizá lo sabremos más adelante.
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