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MUNDO

La visión del analista venezolano Miguel Ángel León: «El virus COVID-19 se les escapó a los chinos de un laboratorio»

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Por Mario Ávila Campos //

El punto de vista de un humanista e internacionalista, siempre es necesario cuando se trata de analizar temas tan relevantes como esta pandemia que ha azotado al mundo, como si se tratase de una Tercera Guerra Mundial, aunque en ella no se haya efectuado un solo disparo, pero que igual ha dejado miles de muertos (considerados por los gobernantes en disputa como víctimas colaterales), millones de heridos y una grave crisis económica internacional.

Para Miguel Ángel León R., analista político venezolano, investigador, conferencista, empresario, escritor y experto en desarrollo humano, el virus se les escapó al gobierno de China de un laboratorio, pero no se sabe si fue de manera fortuita o planificada.

Recuerda que en los últimos meses China rompió muchos récords, “ganaron absolutamente todo, 20 mil millones de dólares  y compraron alrededor del 30% de las acciones de compañías que pertenecen a Occidente en China. Xi Jinping ha superado a los europeos y estadounidenses. Jugó un juego maravilloso frente a los ojos del mundo entero”, expuso.

Debido a la situación en Wuhan -dijo-, la moneda china se comenzó a devaluar, pero el banco central chino no tomó ninguna medida para detener este colapso. También hubo muchos rumores de que China ni siquiera tenía máscaras suficientes para combatir el coronavirus.

Estos rumores y la declaración de Xi Jinping de que estaban listos para proteger a los residentes de Wuhan bloqueando las fronteras,  llevó a una fuerte caída en los precios de las acciones (44%) en las empresas chinas de  tecnología y la industria química. Los tiburones financieros comenzaron a vender todas las acciones de estas empresas, pero nadie quería comprarlas y se devaluaron por completo.

Xi Jinping hizo un gran movimiento en este momento -abundó Miguel Ángel León en su análisis-, esperando una semana entera y sonriendo en las conferencias de prensa como si nada especial hubiera sucedido. Y cuando el precio cayó por debajo del límite permitido, ordenó comprar todas las acciones de europeos y estadounidenses a la vez. Luego, los «tiburones financieros» se dieron cuenta de que habían sido engañados y llevados a la bancarrota.

Pero ya era demasiado tarde, porque todas las acciones habían pasado a manos de China, que en este momento no sólo ganó miles de millones de dólares, sino que ahora se convierte en el accionista mayoritario de empresas construidas por europeos y estadounidenses. Ahora las acciones son de sus empresas y se han convertido en propietarios de la industria pesada de la que dependen la Unión Europea, Norteamérica y el mundo entero.

Y advierte: “A partir de ahora, China fijará el precio y los ingresos de sus compañías no saldrán de las fronteras chinas, sino que se quedan en casa y mantienen todas las reservas de oro . Por lo tanto, los «tiburones financieros» estadounidenses y europeos demostraron ser estúpidos y en pocos minutos los chinos recolectaron la mayoría de sus acciones, que ahora producen miles de millones de dólares en ganancias. ¡No se recuerda un movimiento tan brillante en la historia del mercado de valores!”.

¡JAQUE MATE!

Aquí, el resto de la opinión de Miguel Ángel León: “Cuando hago la pregunta ¿fortuito o planificado? lo hago con mucha seriedad; No sólo es una jugada maestra, sino una forma no convencional de hacer una guerra, dónde hay un virtual y absoluto ganador, China.

«En el pasado se hicieron dos guerras mundiales para reflotar la economía en medio de una profunda depresión económica, hoy China hizo algo mucho más novedoso. Es una guerra económica no convencional, que inclinó la balanza comercial de su lado, justo en el momento en que China estaba siendo objeto de presiones y medidas económicas por parte de Estados Unidos y Europa».

«Esto me pone a pensar; y no puedo sacarme de la cabeza la relación que existe entre el virus que se les escapó de un laboratorio y esta jugada maestra que los convirtió en los accionistas mayoritarios de las empresas occidentales en China».

«Preguntas: ¿Porqué el Banco Central de China no hizo nada para evitar el desplome de su moneda?, ¿Por qué el gobierno Chino no hizo nada para evitar la caída de las acciones en la bolsa? ¿Qué sabían ellos que los demás ignoraban o no vieron venir? China pasó de ser una víctima, a ser el abanderado económico en medio de una crisis mundial, producto de la pandemia del coronavirus que surgió en Wuhan, que hoy se ha esparcido por el mundo entero».

«Hay varios escenarios posibles: uno de ellos es que el presidente chino se aprovechó de un hecho fortuito y tomó ventaja haciendo esta jugada brillante, otro escenario posible es que ese virus haya sido programado por otros para ser liberado en China, a fin de detener el inminente crecimiento económico del gigante asiático, y como dicen en mi país el tiro les salió por la culata»

«El gobierno chino lo vio venir y tomó ventaja sobre ellos, usando el mal que le querían hacer para sacar provecho de ello como lo ha hecho, o podría haber otro escenario mucho más macabro; uno en el que fue el mismo gobierno chino quién desarrolló este virus, y luego permitió que se saliera del laboratorio, para crear esta pandemia, para luego tomar ventaja como lo ha hecho en el plano económico, y así vengarse de sus competidores de siempre».

«Lo cierto de todo esto es que China salió ganando en esta jugada, claro que pagó un precio en vidas, pero en cuál guerra no se paga un precio en vidas».

Sea cual sea el escenario que está detrás de todo esto, a mí no me parece fortuito sino programado, obviamente ninguna de las partes lo admitirá, pero de seguro el dios de este siglo jugó un papel determinante en lo que está pasando a nivel mundial hoy, por supuesto me refiero al ‘Amor al dinero’, raíz de todos los males de nuestra sociedad.

Algo que demostrará que esto fue planificado y ejecutado magistralmente por intereses económicos, es que en los próximos días empezarán a aparecer vacunas por todas partes, y el coronavirus pasará a la historia como lo hicieron sus antecesores, miembros de la misma familia, hasta la próxima jugada económica que ponga en peligro nuevamente la vida de los seres humanos, quienes en este juego solo son vistos por estos psicópatas como daño colateral.

Ciertamente vivimos una hora gris en la humanidad, el mundo no está en buenas manos, los políticos del mundo, por supuesto, con excepciones contadas, se han convertido en el peor virus de la humanidad”, sentenció finalmente el líder social humanista, Miguel Ángel León R.

OTRA TEORÍA: ¿EFECTO BÚMERAN DEL COVID-19 PARA ESTADOS UNIDOS?

A mediados del mes de marzo, la cadena de televisión iraní Hispan TV, ante las dudas de si se trataba del contagio de un murciélago o un virus creado en un laboratorio, optó por realizar un sondeo entre sus televidentes, en donde se concluyó que la mayoría pensaba que EEUU atacó a con un arma biológica (el coronavirus COVID-19) para seguir manteniendo supremacía mundial.

En ese momento el COVID-19 ya había sido catalogado como pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La encuesta de Hispan TV fue realizada en su página web. 

La mayoría de los participantes en el sondeo, es decir, el 72,6 %, asegura con certeza que sí es parte de la guerra de EE.UU. contra China en su lucha con este país por la supremacía. Para un 21,6 %, es probable que se trate de una guerra biológica, pues dichos virus letales se pueden crear en laboratorio. Mientras tanto, una pequeña parte de los encuestados, el 5,8 %, rechaza de raíz tal hipótesis, argumentando que EE.UU. no crearía un virus que perjudique su economía y a su población, que también está involucrada en esta crisis.

Mientras el nuevo coronavirus se expande por todo el mundo, crece la hipótesis de que el COVID-19 es fruto de una guerra biológica de EE.UU. contra China e Irán. Pese a que el nuevo coronavirus comenzó en la ciudad china de Wuhan a finales de diciembre de 2019, el origen del brote del virus aún sigue siendo un enigma.

Philip Giraldi, exfuncionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU., opina que su país podría haber “creado” el temido virus en colaboración con Israel, en un intento por frenar el crecimiento económico y el poder militar de China, y dañar de paso a Irán.

Sus declaraciones se suman a varios análisis que, de hecho, no descartan el papel de EE.UU. en esta epidemia. En este sentido, el portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Zhao Lijian, en su cuenta de Twitter, dijo que el Ejército de Estados Unidos podría haber llevado el coronavirus a Wuhan, la ciudad más afectada por el brote.

Las autoridades rusas también dan como buena esta teoría. El líder del Partido Liberal Demócrata de Rusia (LDPR, por sus siglas en inglés), Vladimir Zhirinovski, ha subrayado que EE.UU. cuenta con varios laboratorios secretos cerca de China y Rusia y que, desde hace 20 años, tratan de crear armas biológicas contra los rusos, pero no ha tenido éxito y, por eso, lo ha hecho contra los chinos.

En el mismo sentido se expresa el comandante en jefe del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el general de división Hossein Salami, quien no descarta que COVID-19 sea un arma biológica de los estadounidenses, según declaraciones que realizó en un mitin realizado en la provincia sureña de Kerman. Salami dejó en claro a las autoridades estadounidenses que «el virus será controlado», sea o no producido por el país norteamericano.

Y habló con mucha precisión: “En la guerra no siempre se emplean armas de fuego para destruir al enemigo, sino que también muchas veces han usado armas biológicas o químicas”.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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