OPINIÓN
El impacto Padilla-Alfaro alcanza a la rectoría de la UdeG

Grupo Universidad, compartirá el poder con enrique alfaro
Para algunos de los miembros del CGU que gustan ver más allá de un simple sexenio, lo que ocurrió ahí no fue solo un cambio generacional, sino podría considerarse como el principio del fin de la era de Raúl Padilla López como el mandamás de la máxima casa de estudios de Jalisco por más de 30 años.
Por Mario Ávila ///

Con todos los riesgos que implica, por primera vez en 30 años el líder absoluto de la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla López, habrá de compartir el poder con el gobernador del Estado Enrique Alfaro Ramírez. Esta es la lectura que se le da a la elección de Ricardo Villanueva Lomelí como rector general de la máxima casa de estudios para el período 2019-2025.
Dos eran los candidatos que punteaban en las preferencias de los miembros del Consejo General Universitario, Ricardo Villanueva Lomelí y Alberto Castellanos “El Cone”, sin embargo la noche previa al día de la elección, el rector del CUCEA y presidente del equipo de futbol de los Leones Negros, fue bajado de la contienda y su carta de declinación a la candidatura de rector, amaneció en la mesa presídium del CGU.
Ya con el camino libre, Villanueva Lomelí arrasó con más del 60% de los votos, por lo que no hubo necesidad de recurrir a una segunda ronda de votación, que se habría dado solo en el caso de que nadie hubiera obtenido más del 50% de los votos.
Lo cierto es que el voto de calidad se pudo haber emitido desde Casa Jalisco y eso significa que ha funcionado de manera cabal el acuerdo de colaboración que pactaron Raúl Padilla López y Enrique Alfaro Ramírez y que no solo significó un pacto político con fines estrictamente electorales, ya que los respaldos han rebasado la fecha del 12 de julio del 2018
De entrada la alianza Padilla-Alfaro se dio en Jalisco de cara al proceso electoral apoyando ambos la candidatura presidencial de Ricardo Anaya, aspirante de la alianza Por México al Frente, al tiempo que el PRD fue puesto a disposición de Alfaro, para que en Jalisco se pactara una coalición parcial, a fin de que el partido naranja se fortaleciera con el PAN y el PRD principalmente en aquellos rincones de Jalisco en donde era indispensable la unión para vencer al PRI y a los candidatos de Morena.
Así las cosas Raúl Padilla obtuvo para el PRD hasta tres diputaciones con Mara Robles, Enrique Velázquez y Quirino Velázquez, obtuvo la candidatura plurinominal a diputado federal de Tonatiuh Bravo Padilla y la senaduría suplente Clemente Castañeda para Alberto Galarza “El Rojo”.
Por ello hoy a cambio se habrá de compartir la Rectoría de la UdeG en la persona de Ricardo Villanueva, quien si bien tiene sus orígenes en el seno del Grupo UdeG al grado de haber sido uno de los presidente de las FEU, también es cierto que mucha de su fidelidad y estimación la tiene en la familia del gobernador, en concreto con la tía del mandatario María de la Salud Ramírez Frushier, quien fue su mecenas en la campaña para la residencia de la FEU a inicios del presente siglo y después con Enrique Alfaro, ante casi se podría decir que perdió por default en la elección 2015 a la alcaldía de Guadalajara.
INCOMODIDAD Y HASTA MOLESTIA ENTRE UNIVERSITARIOS
Una escena que llamó mucho la atención durante la sesión del Consejo General Universitario, se dio al momento de que cada consejero pasaba a emitir su voto y fue en concreto cuando se mencionó el nombre del rector del CUCEA, Alberto Castellanos, quien se levantó de su asiento en el Paraninfo, caminó por el pasillo central, subió al estrado, recibió la papeleta, emitió su voto, depositó la hoja en la urna y al dirigirse a la mesa del presídium le dio la mano al vicerector, Carlos Iván Moreno Arellano y cuando esperaban el mismo gesto de cortesía, se quedaron con la mano tendida el rector y el secretario general, Miguel Ángel Navarro y Alfredo Peña Ramos.
El gesto no pasó desapercibido, todo quedó ahí, en la molestia que causó el hecho de que horas antes de la elección se le exigiera que no habría de participar en el proceso electoral, pero la molestia más evidente se manifestaba al momento en el que tenía que declarar públicamente a los medios de comunicación en las entrevistas, diciendo que había declinado a sabiendas en aras de la unidad y a sabiendas de que los apoyos no le favorecían para alcanzar el triunfo.
La misma molestia se reflejó en la actitud del director de los Hospitales Civiles, Héctor Raúl Pérez Gómez y algunos de los consejeros del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, toda vez que un día antes de la celebración de la elección, también tuvo que declinar a su participación por los mismos motivos expuestos por Alberto Castellanos.
Lo cierto es que todo habrá de quedar en expresiones como las de los ex candidatos y sus simpatizantes que tienen un asiento en el CGU, ya que en la práctica 24 horas después de efectuada la elección de Ricardo Villanueva, se decretó que había habido “un proceso limpio”.
Esto ya que de acuerdo con los tiempos marcados en la convocatoria, los participantes podrían impugnar el resultado con un recurso de revisión ante la Comisión Especial Electoral, a más tardar el día hábil siguiente a la elección, es decir, el pasado 7 de febrero. La Comisión Especial Electoral se reunió ese día, y no se presentó ningún recurso, por lo tanto, queda consolidado el proceso.
RELEVO GENERACIONAL
La molestia de algunos integrantes del Consejo General Universitario por haber bajado de la contienda a Alberto Castellanos, significaba más que un simple descuerdo por la llegada de Ricardo Villanueva a la Rectoría General de la UdeG, en el fondo la inconformidad es mucho más profunda y tiene que ver con el hecho de que a partir de este sexenio, el poder en la universidad ya no será absoluto y ya no le pertenecerá de manera exclusiva al Grupo Universidad, hoy lo habrán de compartir con el gobernador de Jalisco y con implicaciones mucho más serias que se podrían interpretar más allá del simple hecho de un acuerdo de colaboración entre Padilla y Alfaro.
Mucho se habló en los discursos, en los análisis, en las reacciones, del cambio de generación que implica la elección de Ricardo Villanueva, argumentando que con ello se ponía fin a la era de los rectores que habían llegado al máximo cargo en la universidad después de haber sido presidentes del órgano estudiantil oficial, es decir terminaba la era de los rectores de la FEG y llegaba la era de los rectores de la FEU.
Sin embargo para algunos de los miembros del CGU que gustan ver más allá de un simple sexenio, lo que ocurrió ahí no fue solo una cambio generacional, sino podría considerarse como el principio del fin de la era de Raúl Padilla López como el mandamás de la máxima casa de estudios de Jalisco por más de 30 años y a su vez la llegada, en principio compartiendo el poder a través del nuevo rector, del liderazgo que podría suplir al “licenciado” en un futuro no muy lejano, en manos del ahora gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez.
Deportes
Casos de la vida real en la Liga MX: Los ricos también lloran, el dinero no significa éxito en el futbol

Miscelánea Deportiva, por Esteban Trelles Meza //
Apreciados lectores no se equivocaron de sección, en este caso de nuestra crónica deportiva, pues el título de nuestra columna no es novelesco, es la triste realidad de un futbol mexicano mal estructurado y planificado que no todos se compra con el poder de la plata.
Pero si adquiere voluntades y conciencias en una burbuja fantasiosa de espejitos venidos del extranjero que nos acostumbramos al yugo opresor y de conquista de los españoles, que ahora los son futbolísticamente con los argentinos y brasileños principalmente.
Los directivos dueños se dejan pisotear por los argentinos de una retórica y lenguaje diferente, “apantalla-bobos”, con su acento, pretendiendo imitar a los grandes poetas cantautores, Facundo Cabral y Alberto Cortez, como grandes conversadores. Es un deleite escucharlos (en videos), con esa profundidad de ver la vida en un enfoque filosófico de nuestra realidad existente como parte fundamental de la creación humana.
La industria futbolera, como toda empresa, requiere de grandes inversiones con la materia prima que son los jugadores y el cuerpo técnico, en un apoyo que se enfoca desde siempre del mercado extranjero, para bien o para mal el equipo América es el que mejor invierte.
Los futbolistas mexicanos muchos de ellos los “resucita” y rescata de la medianía brindándose al máximo, la filosofía y el ADN son en este equipo de máximas exigencias que difícilmente fracasan tanto jugadores como su cuerpo técnico, que sus necesidades económicas están cubiertas, que aunado a lo mediático de sus incondicionales comentaristas televisivos, los “apapachan y cobijan” de buena manera, que como siempre exageran la nota resaltando los éxitos en demasía y minimizando lo negativo, como un equipo inmaculado.
Este es el modelo de equipo americanista y los de la Sultana del Norte se contagiaron como “las carteras más rápidas del oeste”, rodeándose de vivales como directivos (director deportivo). Gastan en serio millonadas que no son propiamente sinónimo de éxito, cuando no se invierte adecuadamente en su cuerpo técnico y jugadores nacionales y extranjeros, que lamentablemente para ellos no dan nunca “el do de pecho”.
Sí bien los Tigres de la UANL representan una universidad es una empresa que los maneja (CEMEX) y para nada son universitarios, son quienes en la última década fueron exitosos bajo el mando del brasileño Ricardo “Tuca” Ferretti, que se distingue por su carácter iracundo, que incluso a la prensa deportiva local (de Monterrey) en las ruedas de prensa, los ofendía y ninguneaba burlándose de ellos, que todo le festejaban.
Por lo visto el mexicano le gusta la mala vida, el otro pedante “cantinflesco” de retórica barata y dormilona que dice mucho y no dice nada, ahora son comentaristas deportivos con un Ricardo La Volpe, vividor, que lo tienen encumbrado soportándole no solo sus caprichos, sino que incluso dejaron que le hiciera la vida imposible a Cuauhtémoc Blanco y Hugo Sánchez, ídolo indiscutible el primero y el segundo el mejor jugador de todos los tiempos (gracias a “Joserra” en ESPN), que ahora lo tiene Televisa.
Lo del Monterrey es patético, estos equipos invierten más que nadie y aquí sí cabe la palabra mediocridad que los resultados así lo demuestran, Duilio Davino y ahora “Tato” Noriega gastaron en “refuerzos” millonadas, que insistimos en los argentinos como Martin Demichelis que culpaba cobardemente a sus jugadores y jamás realizó una autocrítica justificando lo indefendible.
Independientemente de los desaciertos, las formas cuentan y las declaraciones del técnico más, con la eliminación en la Concacaf. Lo absurdo de jugar un encuentro con ventaja numérica en Liguilla (expulsión de jugador Toluca) no tiene justificación alguna; que te eliminen con esa ventaja con más de 70 minutos que bajo ningún concepto puedes perder.
Esta situación desnuda al técnico argentino como un fraude y es un fracaso rotundo no solo de él sino del “Tato” Noriega que fue el responsable directo de su contratación, que debieron despedirlo en su eliminación por Vancouver en Concacaf, junto Noriega como director deportivo.
Ahora bien, el pandillero de la cancha que “descuenta” sin balón, que seguramente sus tatuajes dignos de un “mara salvatrucha”, que ojalá Bukele no lo descubra que sin baranda lo alojaría en las mazmorras de su país como huésped distinguido, que seguramente amedrenta a sus contrincantes aparte de “la leña” y artimañas que tiene, que al propio “Chicharito” lo “levantó” sin necesidad “atropellándolo” que antes del encuentro los besos y abrazos eran su postura.
Sergio Ramos campeón mundial y con el Real Madrid un baluarte, en México es un fraude mayúsculo que solo vino a cobrar para no escribir robar, los cuatro millones de dólares anuales no los vale y mucho menos los desquita, seguimos siendo tierra de conquista con jugadores y técnicos que son petardos auténticos, a pesar de su palmarés que en el caso del español es un veterano que poco o nada puede dejar escuela entre los mexicanos.
Esteban Andrada es malísimo, un guardameta con más de 1.90 de estatura jamás en un centro de esquina, le rematan en el área chica e incluso agacharse para hacerlo el delantero es imperdonable, cobra como estrella, German Berterame, goleador argentino nacionalizado por México no es mejor que los goleadores mexicanos, que seguramente “El Vasco” pensó en él en una de sus borracheras pues no le vemos un lugar para el próximo mundial tripartita México, USA y Canadá 2026.
La defensa regia es verdaderamente una coladera, parecen “hostess” de eventos dejando pasar a todos los delanteros, un equipo sin ángel, que todos cobran en serio como si fueran de verdad en una de las nóminas más costosas del fútbol mexicano.
Regresando con los “Tigres” de la UANL es un equipo que se estancó en esa transición de veteranos, con los jóvenes que no dan el estirón, y al abuelito Gignac no le quedó ni “el rebuznido”, pero toda la prensa lo cataloga como un fuera de serie.
Incomparable con el mejor jugador de todos los tiempos Evanibaldo Castro “Cabinho”, el paraguayo Saturnino Cardozo, Humberto Suazo, Salvador Cabañas entre paréntesis olvidado y abandonado por el América dejándolo a su suerte víctima de la violencia en México tras recibir un disparo en la cabeza en un antro acompañado de su esposa, que su millonario equipo nunca lo indemnizó y mucho menos apoyó en su recuperación siendo jugador activo en ese momento.
En síntesis, los equipos regios están sobrevalorados con un estatus de equipos grandes que no lo son a pesar de que Tigres es el mejor en los últimos tiempos con varios campeonatos.
En esta Liguilla el tormentoso y vendido del “Gato” Ortiz el árbitro de la polémica, al no marcar faltas en la jugada del gol fuera de tiempo, dejando en la orilla al Necaxa, que demostró tener hombres y no nombres que le robaron por el cobarde árbitro en cuestión que los perjudico y le pesó la localía del Volcán.
Finalmente, los grandes Guadalajara y UNAM se quedaron con esa etiqueta ganada a pulso que poco o nada hacen para mantenerse en esa jetatura, vegetando como equipos del montón perdiéndose y navegando en la mediocridad, dejando el cariño y la ilusión de sus fanáticos.
Principalmente “El Rebaño Sagrado” con millones de seguidores en el mundo con un legado que jamás nunca supera los 7 títulos de Liga de 9 disputados de manera consecutiva de un año de competición con cuatro seguidos y el quinto se lo arrebató el Oro de Guadalajara (subcampeón) y seguidamente 3 más que nadie igualará y mucho menos superará con solo jugadores mexicanos.
América, con los campeonatos semestrales, le faltan otros 4 si es que llega al tetracampeonato, si Pitágoras no miente, serían 8 consecutivos. En estos tiempos actuales, de manera globalizada, ningún equipo puede lograrlo, ni siquiera en el reino de Burundanga en África y eso que en su liga compiten con dos equipos solamente. Así que mis cremosos fanáticos, bájenle a su egocentrismo y dejen de autopromocionarse con todo el ejército mediático de la prensa deportiva por decreto.
Por otro lado, es una pena que Necaxa lo dejen fuera porque le tiemblan las piernas a un pusilánime del sistema corrupto arbitral, el engreído y soberbio “Gato” Ortiz, que le queda bien el mote “Gato”, pero de los poderosos. Los árbitros de Concacaf son superiores a los nuestros. César Ramos que dicen es el mejor, no tiene la “pinta”, como dicen, de árbitro, carece de personalidad, debería implementarse arbitraje extranjero (neutral) en Liguilla y que gane el mejor.
E-mail: etrememodelos@hotmail.com
MUNDO
La sorpresa de León XIV: El espíritu santo y las bolas de cristal

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Mi primo Gabriel Ibarra Félix me escribió tras la elección del Papa León XIV, con su típico humor: “¿Qué tal los vaticanólogos y sus bolas de cristal? ¡Está más difícil adivinarle al Espíritu Santo que a una elección mexicana!” Y no le falta razón. La elección del cardenal Robert Francis Prevost, estadounidense y peruano, como nuevo pontífice el 8 de mayo de 2025, dejó a todos con la boca abierta. Ni los expertos más sesudos ni las casas de apuestas, que ya hacen negocio con los cónclaves, tuvieron al nuevo Papa en sus quinielas.
La elección sorprendió porque los pronósticos subestimaron la opacidad del cónclave, se centraron en candidatos de alto perfil, ignoraron la viabilidad de un candidato de consenso como Prevost y no anticiparon cómo los cardenales priorizarían estabilidad y continuidad sobre narrativas regionales o mediáticas
Los vaticanólogos, con sus listas de “papabili”, apostaban por nombres como Parolin, Tagle, Erdő o Schönborn, figuras de alto perfil que encajaban en narrativas previsibles: un Papa asiático, un europeo moderado o un progresista carismático. Pero Prevost, un agustino de 69 años con trayectoria misionera en Perú y un perfil discreto como prefecto del Dicasterio para los Obispos, no estaba en el radar. ¿Por qué? Porque el cónclave, con sus 129 cardenales electores, es un enigma sellado por el secreto y guiado por dinámicas internas que escapan a las especulaciones externas.
La elección de León XIV demuestra que el Espíritu Santo no sigue guiones mediáticos. Los cardenales, moldeados por el legado de Francisco, buscaron un candidato de consenso: alguien que uniera al Norte y al Sur global, que continuara las reformas sinodales y que ofreciera estabilidad en una Iglesia herida por escándalos. Prevost, con su doble identidad y su experiencia en periferias, emergió como esa figura inesperada, recordándonos que los cónclaves no son elecciones políticas, sino actos de fe y discernimiento.
La elección de un nuevo Papa, tras la muerte de Francisco, ha dejado en evidencia, una vez más, que el poder —incluso en su dimensión espiritual— no se somete fácilmente a las quinielas de los expertos. Los autodenominados «vaticanólogos» y analistas, con sus elaboradas proyecciones basadas en tendencias geopolíticas, perfiles ideológicos y supuestas señales del cónclave, han fallado estrepitosamente en predecir al sucesor de Jorge Mario Bergoglio.
¿Por qué se equivocaron? La respuesta no está en la falta de información, sino en la incapacidad de comprender la complejidad de una institución milenaria que opera en un terreno donde lo humano y lo divino se entrelazan de formas impredecibles.
Primero, los vaticanólogos cayeron en la trampa de proyectar sus propios prejuicios y agendas. Muchos apostaron por un Papa que reflejara las prioridades de la modernidad: un líder progresista para continuar el legado de Francisco, un conservador para «corregir el rumbo» o incluso un outsider de África o Asia para simbolizar una Iglesia global.
Sin embargo, olvidaron que el Colegio Cardenalicio no es un parlamento ni una junta corporativa. Sus decisiones no se rigen por encuestas o corrientes mediáticas, sino por un delicado equilibrio de poder, fe y, en muchos casos, inspiración impredecible. La elección de un Papa no es solo política; es un acto que los cardenales creen guiado por el Espíritu Santo, un factor que ningún algoritmo o análisis puede prever.
Segundo, los analistas subestimaron la opacidad del cónclave. A pesar de los avances en la era de la información, el Vaticano sigue siendo un bastión de secretismo. Las filtraciones son mínimas, y las verdaderas negociaciones entre cardenales —si es que las hay— ocurren en susurros, no en titulares.
Los vaticanólogos, confiados en sus fuentes y en la lógica de las facciones, construyeron castillos en el aire. Creyeron que los cardenales votarían como bloques predecibles: los europeos contra los latinoamericanos, los progresistas contra los tradicionalistas. Pero la historia del cónclave nos enseña que las alianzas son fluidas y las sorpresas, frecuentes. Recordemos que el propio Bergoglio, en 2013, no estaba en las listas de los favoritos.
Tercero, muchos se dejaron llevar por profecías sensacionalistas, como las de Nostradamus, que hablaban de un «Papa Negro» o el fin del catolicismo. Estas narrativas, amplificadas por medios en busca de clics, distorsionaron el análisis serio. En lugar de estudiar la composición del Colegio Cardenalicio o las prioridades teológicas de la Iglesia, algunos analistas se perdieron en especulaciones esotéricas, alimentando un circo mediático que poco tenía que ver con la realidad. Como escribí alguna vez sobre la política mexicana, «las sorpresas de la vida son más dinámicas e impredecibles de lo que los expertos quieren admitir» (Conciencia Pública, 2022). Lo mismo aplica al Vaticano.
Finalmente, los vaticanólogos olvidaron que la Iglesia no opera con la lógica del mundo secular. Mientras los analistas buscaban un Papa que respondiera a las demandas de la opinión pública —diversidad, inclusión, cambio climático—, los cardenales priorizaron la misión espiritual y la estabilidad institucional. La elección del nuevo Papa, cuya identidad ha desafiado las expectativas, refleja una decisión que trasciende las categorías de izquierda o derecha, Norte o Sur. Es un recordatorio de que la Iglesia, con sus contradicciones y misterios, no se deja encasillar.
En conclusión, los vaticanólogos erraron porque confiaron demasiado en sus herramientas terrenales: contactos, tendencias y narrativas prefabricadas. Subestimaron la profundidad de una institución que, aunque anclada en el mundo, se rige por reglas propias.
LO QUE ESPERA EL MUNDO DE LEÓN XIV
León XIV hereda las reformas sinodales de Francisco y el reto de los escándalos de abusos. Los fieles esperan que impulse la sinodalidad, incluya a los laicos y restaure la credibilidad eclesial, con claridad en la inclusión femenina y la respuesta a víctimas. Su pragmatismo como prefecto del Dicasterio para los Obispos es un activo, pero su pasado en Perú será escrutado.
Globalmente, se anticipa un liderazgo en cambio climático, siguiendo Laudato Si’, y en derechos humanos, por su experiencia en Perú durante la represión. Líderes como Petro lo ven como defensor de migrantes y pobres, aunque deberá sortear tensiones geopolíticas entre EE.UU. y otras potencias para mantener la neutralidad vaticana.
León XIV es esperado como un unificador en un mundo dividido. Su humildad y formación agustina le permiten dialogar con diversas culturas y religiones. Con gestos proféticos y misericordiosos, tiene la oportunidad de guiar a la humanidad hacia la reconciliación, consolidándose como pastor global.
JALISCO
Institucionalidad que se desangra: Teocaltiche, la república del abandono

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //
En la madrugada del 9 de mayo, Teocaltiche se quedó sin enfermera, sin regidora… y sin consuelo. Bastaron dos disparos y una entrada libre al hospital comunitario para recordarnos que en este municipio jalisciense la muerte no pide permiso: entra por urgencias, ejecuta y se va. La víctima, Cecilia Rubalcava, no era una funcionaria cualquiera: jefa de enfermeras, regidora del Ayuntamiento y, sobre todo, rostro visible del servicio público en un municipio que hace tiempo perdió el gobierno, pero no la tragedia.
El crimen fue quirúrgico. Eran alrededor de la 1:50 a.m. cuando un grupo armado irrumpió en el hospital. Ningún enfrentamiento, ningún aviso. Entraron como se entra en su casa. Porque eso es Teocaltiche hoy: territorio sin puertas, sin ley, sin quien pregunte “¿a dónde van?”. Dos disparos bastaron. En la escena: dos casquillos. En el fondo: el eco de una institucionalidad que se desangra.
Tras el asesinato, el hospital cerró. Como se cierran las esperanzas, como se cierran las bocas por miedo. Afuera, trabajadores de salud sin destino. Adentro, forenses y ministeriales que llegan como quien intenta explicar lo inexplicable. Porque aquí, la muerte no es sorpresa; es estadística. Es rutina. Es lo cotidiano. “Está todo resguardado”, dice un enfermero, más por consuelo que por certeza. Pero en Teocaltiche, ni el resguardo resguarda.
Hay municipios en Jalisco que se parecen más a un parte de guerra que a una entidad federativa. Uno de ellos es Teocaltiche. En ese rincón de los Altos Norte, donde la patria flaquea y el Estado abdica, la violencia no sólo es rutina, sino método. Porque aquí, el crimen no sólo mata: gobierna.
La muerte de Cecilia Rubalcava no es un hecho aislado. Es un eslabón más de una cadena de asesinatos que ha teñido de sangre la gestión pública en lo que va de 2025. Nueve funcionarios han sido ejecutados. Nueve. Un hecho violento con servidores públicos involucrados por mes, en los últimos cuatro meses. Como si alguien llevara una agenda criminal que administra cadáveres con puntualidad quirúrgica. Porque esto no es caos: es método.
El 2 de febrero, la agente vial Sugeli Areli Guzmán cayó en una emboscada. Más de treinta casquillos quedaron como testigos mudos de una ejecución planificada. Dos compañeros heridos, una comunidad enmudecida. El mensaje era claro: ni las vialidades son seguras, ni portar uniforme te salva.
El 18 de febrero desaparecieron ocho policías. Al día siguiente, doce bolsas con restos humanos aparecieron en la carretera a Villa Hidalgo. Cuatro cuerpos identificados. Cuatro familias quebradas. El resto, silencio. ¿Y el gobierno? “Investigamos”, dijeron. Pero la investigación en Jalisco es un ejercicio de fe: se cree en ella como en los milagros, sin pruebas.
El 9 de abril, el oficial Luis Ernesto Chávez fue asesinado en su casa. Estaba de descanso. Creyó que la violencia tenía horario. Se equivocó. Lo mataron en su día franco, como a Ramón Grande Moncada, el comisario municipal, ejecutado seis días después, el 15 de abril, mientras conducía. Ya ni los policías pueden conducir tranquilos. Ni dormir. Ni vivir.
El 28 de abril, el secretario general del Ayuntamiento, José Luis Pereira, fue asesinado en un restaurante. Porque en Teocaltiche no hay lugares seguros. Porque aquí te matan comiendo, durmiendo, curando, patrullando. Porque el crimen no necesita pretextos. Le basta con tener permiso.
Y ese permiso se lo ha dado el Estado. O, mejor dicho, la ausencia del Estado. Porque desde el 19 de febrero la policía municipal fue intervenida. “Intervenida”, dicen. Como si la sustitución del mando resolviera el abandono. Desde entonces, la Policía Estatal asumió el control. Pero ¿cuál control? El hospital está cerrado, los funcionarios muertos, los pobladores atemorizados y los sicarios siguen entrando por donde quieren, a la hora que quieren.
La seguridad en Teocaltiche es un simulacro. Una escenografía de retenes, uniformes y declaraciones vacías. El gobernador Pablo Lemus, como sus antecesores, habla de “reforzamientos”, “coordinación” y “compromiso”. Pero la sangre no se limpia con discursos. Y la violencia no se combate con ruedas de prensa.
La verdadera política de seguridad es la omisión. El crimen avanza porque el Estado retrocede. Porque los gobiernos, municipales, estatales y federales han cedido el control por miedo, por incapacidad o por complicidad. Porque cuando una región acumula nueve asesinatos de servidores públicos en cuatro meses y no hay una sola renuncia, una sola sanción, una sola condena judicial, entonces estamos ante un régimen de impunidad estructural, no ante un problema de violencia.
¿Dónde están los legisladores locales? ¿Dónde está el Congreso de Jalisco? ¿Dónde la Fiscalía General de la República? ¿Dónde el Ejército? ¿Dónde está la Guardia Nacional? Ausentes. O peor: presentes de cuerpo, pero no de acción. Se pasean en convoy, saludan en eventos, pero no detienen a nadie. Y mientras tanto, el narco organiza, impone, ejecuta.
Teocaltiche es hoy el laboratorio más cruel del fracaso institucional. Un municipio tomado, no por insurgentes, sino por criminales que hacen del asesinato una forma de gobierno. Matan policías para neutralizar el orden. Matan funcionarios para controlar el poder. Matan enfermeras para sembrar terror. Y lo logran. Porque nadie los detiene. Porque nadie responde.
El hospital seguirá cerrado hasta nuevo aviso. Las consultas, suspendidas. Las urgencias, negadas. El municipio, en pausa. Como si la vida pudiera esperar. Como si los enfermos no enfermaran más. Como si la población no mereciera ser atendida. Y lo más doloroso es que ya ni siquiera se protesta. Porque en Teocaltiche, levantar la voz puede ser una sentencia.
A los políticos de Jalisco, a sus operadores, a sus voceros y asesores, habría que recordarles que el poder no se ejerce sólo en las capitales, ni se valida en las encuestas. Se construye —o se desmorona— en lugares como Teocaltiche. Y cuando el miedo se convierte en normalidad, el colapso del Estado es sólo cuestión de tiempo.
Así se descompone un país. No en grandes cataclismos, sino en asesinatos pequeños que se acumulan hasta formar un cementerio institucional. Así se muere la república: municipio por municipio, servidor por servidor, silencio tras silencio.
En X @DEPACHECOS
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