MUNDO
Biden supera en encuestas a Trump, pero sombra del #MeToo lo acecha
Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
Actualmente el camino más rápido para que una mujer sea Presidente de los EUA se llama Joe Biden. Pero vayamos por partes.
Cuando había otros pre candidatos compitiendo en su contra el desempeño de Biden fue mediocre, hasta que llegó a los Estados con población de mayoría afroamericana en donde sus números son impresionantes, principalmente por haber sido compañero de fórmula del primer presidente afroamericano. Una vez que Joe ganó Carolina del Sur y que Bloomberg se hundió, el equipo Obama se decidió a entrarle -por debajo de la mesa- y junto con los líderes demócratas pidieron o presionaron a los demás aspirantes para que se sumasen a Biden para evitar que el socialista Sanders obtuviese una mayoría competitiva rumbo a la Asamblea Nacional de dicho partido.
Sanders ganó las zonas metropolitanas, gran parte del voto latino y la mayoría del voto “joven”. Sanders hubiese sido el mejor candidato en la crisis de salud porque incluía una propuesta para salud general gratuita, pero los efectos de la pandemia llegaron tarde y para finales de marzo Biden había logrado la mayoría de apoyos, incluso mediáticos que durante el inicio de la cuarentena por el COVID19, le permitieron anular la campaña de Sanders danto espacio a mensajes de unidad demócrata en torno al ex vicepresidente Biden.
A Biden la cuarentena le cayó “como anillo al dedo”, frenando a Sanders y permitiéndole evitar entrevistas abiertas, eventos públicos o debates en los que generalmente se equivoca ampliando dudas sobre su estado mental. Recordemos que una vez dijo haber sido arrestado en Sudáfrica durante su visita como senador de los EUA –lo que nunca sucedió- y otras tantas confunde fechas y datos elementales de su propia biografía.
SOMBRA DEL #METOO ACECHA A BIDEN
Biden ha ocupado espacios de poder durante 50 años. Fue senador de los EUA de 1973 al 2009 y vicepresidente del 2009 al 2017. Fue precandidato demócrata a la presidencia en 1988 y en 2008. Su familia ha sido señalada por corrupción sin que se haya aclarado. Ahora que por fin se puede decir que él es “el bueno” por su partido, la sombra del #MeToo se asoma con ecos de sus propias declaraciones y las de copartidarios que durante el 2018 aprovecharon y politizaron el movimiento mundial que buscaba cerrar el paso a la violencia de género, en especial contra la violencia sexual y lo convirtieron en una herramienta electoral que ahora puede revertirse en su contra.
Seis meses del calendario electoral 2018 fueron aprovechados por los demócratas para obstaculizar la designación del Juez Kavanaugh por acusaciones de supuesto abuso sexual en su contra. La líder del Congreso de EUA –Pelosi-, las Senadoras Warren, Harris y Klobuchar, la ex candidata Clinton y muchos de los principales conductores de televisión dijeron que “a las víctimas se les debía creer” y que los acusados debían enfrentar el proceso para demostrar que las acusaciones no eran verdaderas, pidiendo que el nombramiento del juez o de los candidatos –en ese momento de oposición – fuesen demorados hasta aclarar dichas acusaciones.
Hoy los papeles se han invertido y los que ayer pedían frenar la designación de Kavanaugh dicen que Biden es una persona respetable a la que apoyan y se apresuran a defenderlo dejando de lado investigar o escuchar a la denunciante antes de que él sea designado formalmente como candidato.
Por cinco semanas tanto el candidato como sus aliados y la mayoría de los medios habían mantenido un extraño silencio al respecto hasta el pasado viernes cuando el candidato tocó el tema, negando el hecho e insinuando que la acusante aprovechaba el momento pasando a otros asuntos lo que contrasta con la tradición de indagar a fondo un tema que cuestionaría los valores de un partido que se dijo heraldo del #MeToo en el 2018.
En 2018 Biden dijo que “cuando una mujer hacia una declaración de este tipo, uno debía pensar que ella estaba diciendo la verdad(…) Iniciemos con la presunción de que la esencia de lo que –la denunciante-, dice es verdad, independientemente de que olvide algunos hechos o detalles”… pero ese era otro momento y su partido estaba en campaña para ganar la mayoría del Congreso y del Senado y Joe se subía oportunamente a ola del #MeToo.
En el 2019 y antes de que Biden fuese “el bueno”, Tara Reade presentó denuncia ante autoridades policiacas indicando que había sido violada por un empleador. La Sra. Reade quien fue asistente de Biden en los 90´s denunció públicamente al precandidato por haberla violado durante un encuentro en 1993 en el que el entonces senador de 50 años habría introducido por la fuerza sus dedos en los genitales de la entonces joven de 29 años. Al menos cuatro personas han corroborado saber desde aquellos años sobre el incidente. En el 93 la propia mamá de Tara habló al programa de “Larry King” para comentar el tema pero luego ya no se supo nada.
A la fecha otras siete mujeres han hecho acusaciones por “excesos” del candidato sin que haya habido una investigación a fondo sobre el tema. Estas denuncias le caen como “anillo al dedo” a Trump quien está enfrentando un momento difícil causado por su falta de empatía al comunicarse con los medios de comunicación.
PRIMERA MUJER PRESIDENTE DE EUA
Es irónico que en la era del #MeToo un gran número de lideresas de Estados Unidos opten por ignorar un posible abuso sexual, alentadas por el interés de que la candidatura de Joe lleve a la “Casa Blanca” a la primera mujer vice presidenta y muy posiblemente presidenta en la historia de dicho país.
El 29 de enero al filo del abismo político, Biden dijo que le encantaría que su compañera de fórmula fuese la esposa de Barack Obama. El 15 de marzo confirmó que había decidido incluir a una mujer como compañera de fórmula, añadiendo que era un hombre mayor y que no buscaría la reelección en el 2024.
De inmediato medios especializados y poderosos padrinos económicos se dedicaron a analizar qué mujer daría a Biden la mejor posibilidad de derrotar al dueto Trump-Pence.
La semana pasada The Economist-Yougov, publicó una encuesta que indica las preferencias electorales a favor de candidatas para acompañar a Joe: Warren de Massachusetts 15%, Harris de California 9%, Abrams de Georgia 8%, Klobuchar de Minnesota 7% y Baldwin de Wisconsin, Whitmer de Michigan y Yates ex sub Procuradora General de los EUA con 2% cada una. Casi el 60% dijo no saber o preferir otra opción no incluida.
Aun sin estar en la encuesta como precandidata, la Sra. Obama obtuvo una votación favorable de 55% cuando se preguntó sobre la imagen de varios personajes, siendo la política con mayor aceptación, por arriba de su esposo, de Biden, de Hillary y de Trump.
Según dicha encuesta el 47 % tienen una imagen desfavorable de Biden superado por Trump con 51% y Pelosi con 55% de imagen desfavorable.
El Presidente Trump logró una aceptación del 60% al inicio de la pandemia, pero por sus pleitos innecesarios durante los reportes del COVID19 regresó a su 45% base. La misma encuesta muestra que el 47% de los electores favorecen a Biden y el 41% a Trump; sin embargo, incluso en la pandemia, la mayoría de americanos dicen estar igual o mejor económicamente ahora que hace 4 años. El 90% de los encuestados señalan la economía como el tema más importante seguido de la salud.
Oportunamente el miércoles los Obama sacarán vía Netflix un documental que les caerá “como anillo” al dedo porque mucha gente está encerrada en casa y podrá verlo de inmediato.
Muchos actores y actrices del Cine y TV militantes del Partido Demócrata han dicho que la dupla Biden-Obama sería un sueño, pero no creen que Michelle Obama quiera arriesgarse –esperan el 2024-; por lo que su corazón esta con Warren, Harris o Abrams.
EL COMITÉ SELECTOR
El 1º de Mayo Biden designó un comité de cuatro personas que evaluará quién es la mejor candidata a vice presidenta. El comité incluye al alcalde Angelino Bill Garcety, hombre cercano a la clase político-empresarial de Hollywood y claro, a los hispanos; a su amigo el ex senador Chris Dodd quien es un excelente recaudador de donaciones económicas y que cuando menos dos veces fue objeto de acusaciones de abuso sexual a finales de los 80´s, siendo además muy cercano al tristemente célebre director de cine y abusador sexual Harvey Weinstein; Cynthia Hogan, quien colaboró con Biden en la “Casa Blanca” y ha sido vice presidenta de relaciones públicas de Apple y finalmente a la congresista afroamericana Lisa Blunt quien es autora del libro “34 mujeres, 18 países 1ª meta”, quien ha vivido en China y Francia y pertenece a los Comités de Energía y de Comercio. Esos cuatro personajes también serán vice coordinadores de campaña. A pesar de todas las porras de políticos y actores mexicanos, no hay ningún latino vice coordinador en la campaña demócrata.
¿QUÉ CUALIDADES DEBE TENER LA CANDIDATA?
Biden debe la candidatura a los votantes afroamericanos y a la mano “santa” de Obama; la elección de su compañera de fórmula debe balancear compromisos y necesidades para ganar y gobernar. Debe ser suficientemente “centro” para no alejar a los independientes que no quieran a Trump, pero con suficiente “izquierda” ideológica para acercar a los votantes de Sanders quienes en 2016 se sumaron a los republicanos; debe tener buena presencia entre los afroamericanos y que los medios estén dispuestos a apoyar. Warren y Hillary reúnen esas condiciones pero Harris y Obama además son de color lo que da un plus ante la base que apoya a Joe.
En realidad el Comité selecciona una candidata que pronto puede ser presidenta, especialmente si Biden se complica por salud, por sus hijos o sus manos de “pulpo”. Incluso Hillary podría estar al acecho mientras cae “Creepy Joe”, así como en 1998 atacando a Mónica Lewinsky tapando a Bill y pavimentando su llegada al Senado por NY.
Dios nos bendiga que es lo mejor que uno puede desear ¡Feliz semana!
MUNDO
El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?
Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //
La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.
Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.
Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.
En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.
El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.
La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.
El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.
E-mail: samcg2002@gmail.com
MUNDO
Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto
Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //
Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.
Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.
Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.
Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.
El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.
La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.
En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.
Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.
Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.
Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.
Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.
Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.
MUNDO
En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales
Actualidad, por Alberto Gómez R. //
En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.
La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.
LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN
La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.
Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.
El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.
DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA
El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.
La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.
En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.
FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN
La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.
Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.
La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.
RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES
Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.
Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.
El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.
El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.
EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE
El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.
El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.
En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.
El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.
Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.
Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.
El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.
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