Connect with us

MUNDO

Lo que dice el Deutsche Bank: EEUU y China tendrán una «guerra fría de tecnologías» después de la pandemia

Publicado

el

(Sputnik Mundo) — EEUU y China entrarán en fase aguda de una «guerra fría de tecnologías» tras la pandemia del coronavirus, según estima un informe del banco alemán Deutsche Bank denominado ‘La vida tras el COVID-19’.

«La agudización de la guerra fría de tecnologías globales del Siglo XXI puede dividir al mundo en dos partes con una ‘muralla tecnológica’, con la creación de dos regímenes tecnológicos paralelos, сon centro en EEUU y con centro en China, que no van a colaborar uno con el otro», dice el texto a disposición de Sputnik.

Las consecuencias de esa posible división, consideran los economistas, podrían afectar todas las esferas de vida en el mundo y durar «décadas, si no generaciones».

El 13 de mayo el presidente de EEUU, Donald Trump, prolongó la prohibición para pactos que amenacen a la seguridad de la información de EEUU, decreto que, en opinión de muchos expertos, apunta contra la empresa china Huawei, uno de los líderes globales en el mercado de telecomunicaciones.

Un estudio reciente del Deutsche Bank reveló que un 41% de los estadounidenses rechazan los artículos hechos en China, mientras que el 35% de los chinos no quieren comprar productos hechos en EEUU.

«Fueron precisamente las tecnologías las que impulsaron la globalización, pero este giro, irónicamente, puede atizar una guerra fría tecnológica», advierten los expertos.

La anterior Guerra Fría, entre EEUU y la Unión Soviética, «se prolongó por más de cuatro décadas pero, a diferencia de la actual, entonces los dos bloques casi no dependieron uno del otro».

«En cambio, la interdependencia de EEUU y China viene creciendo desde los años 1970 y el nivel de integración de dos estos regímenes tecnológicos no tiene precedentes», por lo tanto, «sería una ruptura muy dolorosa y muy costosa», alertan los analistas de Deutsche Bank.

DESARROLLO DE MONEDAS DIGITALES

Además, se desprende del informe que el nuevo coronavirus podría dar un impulso al desarrollo de monedas digitales de los bancos centrales en medio de las preocupaciones relacionadas con el uso de efectivo durante la propagación de la enfermedad.

«A mediano y largo plazo, las preocupaciones por el uso de efectivo serán un incentivo adicional para el desarrollo de monedas digitales de los bancos centrales», dice el informe a disposición de Sputnik.

Agrega que «hoy en día, el 80% de los bancos centrales ya se ocupa de este problema, yendo más allá de la investigación teórica: el 40% está experimentando con el proceso de aprobación, el 10% ya ha lanzado proyectos piloto».

«En los estados en los que vive una quinta parte de la población mundial, una moneda digital de banco central puede aparecer dentro de tres años», subraya en documento.

El banco también espera que la popularidad de ciertos métodos de pago sin efectivo crecerá en un futuro cercano.

Por ejemplo, para 2025, las billeteras electrónicas serán el segundo método de pago más popular después de las tarjetas, y el método preferido entre los mileniales, según Deutsche Bank.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la esperanza de vida del coronavirus en el papel es de entre 3 y 4 días.

A mediados de marzo, el Banco Central de la Federación de Rusia señaló que el dinero en efectivo, en teoría, podría ser un canal para la propagación de virus, por lo que es más seguro pagar los bienes y servicios sin contacto durante la epidemia del coronavirus.

EN UNA GUERRA DE INVERSIONES: EEUU PERDERÁ MAS QUE CHINA

En 2019, la inversión directa china en EEUU cayó a su nivel más bajo desde la recesión de 2008. Ello se debió al cambio de política de Washington, que pasó a ver a Pekín como su competidor estratégico. Sin embargo, esta separación afectará más al país norteamericano que a su rival asiático, comentó a Sputnik el politólogo chino Jiang Yuechun.

A modo de comparación, en 2017 la inversión directa china en EEUU fue de 29 mil millones de dólares, pero con el comienzo de la guerra comercial entre los dos países en 2018 esta suma se redujo hasta tan solo 5 mil 400 millones de dólares.

De esta suma, 4.800 millones de dólares fueron destinados a las inversiones de alto riesgo. Mientras tanto, en el primer cuatrimestre de 2020, tan solo 400 millones de dólares en inversiones de riesgo provinieron desde China.  

El experto del Centro de Economía Mundial y Desarrollo del Instituto Chino para Estudio de Problemas Internacionales, Jiang Yuechun, atribuye estos cambios al hecho de que en diciembre de 2017 Estados Unidos publicó una nueva estrategia de seguridad nacional en la que reconoció a China como un rival estratégico. 

Como resultado, las relaciones bilaterales pasaron a basarse en la competencia y empeoraron aún más en 2018, tras el inicio de la guerra comercial entre ambos Estados. El Departamento de Comercio introdujo en la lista negra a varias empresas chinas que de repente se vieron aisladas de la cooperación con sus socios estadounidenses. 

A su vez, el Comité de Inversión Extranjera de los Estados Unidos intentó cerrar el acceso del capital chino a varias industrias con el pretexto de preservar la seguridad nacional o pasó a investigar los acuerdos ya concluidos, como fue el caso de la china ByteDance y la empresa emergente estadounidense musical.ly. La cooperación de estos socios posteriormente culminó con el lanzamiento de la red social TikTok, que sigue ganando popularidad en todo el mundo.

La política de Estados Unidos aplicada respecto a China ha cambiado drásticamente. Por ello, Pekín y Washington podrán continuar intensificando su divorcio en el futuro, señaló a Sputnik Jiang Yuechun.

 «En estas circunstancias, la estrategia de Washington respecto a China ha cambiado en el plano económico, científico y técnico. (…) Observamos que esta situación está totalmente asociada al cambio de la política estadounidense con respecto a China».

A la luz de estos hechos, Washington está revisando todas sus inversiones que se inyectan hoy en día en China. 

Un ejemplo de ello fue el llamado de la Administración Trump a los fondos de pensiones estadounidenses, en el cual pidió a estos que dejasen de invertir en los índices bursátiles que incluyen a las acciones emitidas por las compañías chinas. Presuntamente, esto se pidió para que estos fondos no acaben financiando el negocio chino a expensas de los contribuyentes estadounidenses.

No obstante, ya en 2017 la Junta Federal de Inversiones de Ahorro para la Jubilación de EEUU decidió que los fondos de pensión deberían optar por invertir sus capitales en el índice MSCI ACWI que engloba a las empresas de 47 países, incluidas las de China, que se atribuyen con el 7,5% de su capitalización bursátil.

¿Quién pierde más China o EEUU?

A pesar de la epidemia de coronavirus, el índice chino CSI 3000 muestra los mejores resultados del mundo. Durante el 2020 el CSI 300 ha crecido un 3% mientras que otros índices se han hundido en las bolsas, incluido el S&P 500, que perdió el 3% de su valor 

Visto el crecimiento económico en China se corre el riesgo de sufrir pérdidas al renunciar a la inversión en las empresas chinas. Por lo tanto, en el divorcio actual entre Pekín y Washington, el último puede verse en una situación peor que su rival asiático, destacó el experto.

«En el contexto de la globalización, cualquier cooperación económica entre países puede ser mutuamente beneficiosa o, por el contrario, puede traducirse en una pérdida para todos. (…) En una situación caracterizada por la disminución de la inversión mutua, parece que EEUU sufrirá más daños que China», enfatizó.

En caso de que Washington deje de invertir sus recursos en el país asiático, Pekín también sufrirá daños, pero ello no afectará al desarrollo de la economía china en términos generales, puesto que el país asiático continuará desarrollando la cooperación con otros Estados, concluyó Jiang Yuechun. 

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MUNDO

Cónclave: Ganan terreno los moderados ante los radicales

Publicado

el

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

Este miércoles 7 de mayo inicia el Cónclave para elegir al nuevo Papa, cumpliendo con las normas vaticanas que establecen que debe comenzar entre 15 y 20 días después del fallecimiento del Papa, ocurrido el pasado 21 de abril de 2025.

El Cónclave arranca con una misa en la Basílica de San Pedro, seguida del ingreso de los cardenales electores a la Capilla Sixtina, donde quedarán aislados bajo estrictas medidas de secreto. Actualmente, 133 cardenales menores de 80 años participarán en las votaciones, que requieren una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo Pontífice. ¿Quiénes son los favoritos para suceder a Francisco?

Entre los perfiles que dividen al Colegio Cardenalicio, los progresistas tienen ventaja numérica, ya que Francisco nombró al 80% de los electores, pero los conservadores y moderados también buscan influir. La gran interrogante es qué tipo de Papa buscan los cardenales: un perfil radical, ya sea progresista o conservador, podría fracturar a la Iglesia Católica, por lo que los moderados ganan terreno como opción de consenso.

El favorito es el cardenal italiano Pietro Parolin, de 70 años, actual secretario de Estado del Vaticano. Considerado un candidato de continuidad moderada respecto al legado de Francisco, Parolin destaca por su experiencia diplomática y su capacidad para unir facciones, aunque algunos cuestionan su falta de carisma y experiencia pastoral directa. Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, lo señala como el principal contendiente y un «candidato de unidad» por su enfoque pragmático.

Otro nombre destacado es el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, de 67 años, apodado «el Francisco asiático». Exarzobispo de Manila y actual jefe del Dicasterio para la Evangelización, Tagle es popular entre los progresistas por su apertura hacia la comunidad LGBTQ+ y su énfasis en la justicia social. Con el respaldo de los cinco cardenales filipinos, su candidatura podría hacer historia al convertirse en el primer Papa asiático.

Del lado conservador, el cardenal húngaro Péter Erdő, de 72 años, arzobispo de Esztergom-Budapest, emerge como favorito. Respetado intelectual con doctorados en teología y derecho canónico, Erdő defiende la ortodoxia doctrinal, oponiéndose a las bendiciones de parejas del mismo sexo y a la comunión para divorciados vueltos a casar. Su experiencia en dos cónclaves previos y sus conexiones con cardenales europeos y africanos lo posicionan como un posible candidato de compromiso para los conservadores.

Otros nombres que resuenan entre los 133 cardenales electores son el cardenal francés Jean-Marc Aveline, de 66 años, arzobispo de Marsella, y el cardenal italiano Matteo Zuppi, de 69 años, arzobispo de Bolonia. Aveline, considerado el favorito de Francisco, destaca por su enfoque en la inmigración y el diálogo interreligioso, aunque su cautela sobre las bendiciones a parejas del mismo sexo podría limitar su apoyo entre los progresistas. Zuppi, por su parte, es un progresista conocido por su labor como enviado de paz de Francisco en Ucrania y su inclusividad hacia parejas del mismo sexo, además de su trabajo con los marginados.

Desde África, el cardenal ghanés Peter Turkson, de 76 años, y el cardenal congoleño Fridolin Ambongo Besungu, de 65 años, representan opciones con posturas más tradicionales. Turkson, defensor de la justicia social y el medio ambiente, podría convertirse en el primer Papa negro en siglos. Ambongo, un líder outspoken en África, critica abiertamente la corrupción y el statu quo, pero su conservadurismo en temas como las bendiciones a parejas homosexuales podría generar división.

Pronto conoceremos al nuevo Papa y líder de la Iglesia Católica, que representa a más de 1,400 millones de fieles en el mundo. La fumata blanca y el anuncio del «Habemus Papam» marcarán el inicio de un nuevo capítulo para la Iglesia.

Continuar Leyendo

MUNDO

La moderación sobre el radicalismo

Publicado

el

Opinión, por Miguel Anaya //

Durante años, en muchos rincones del mundo, la política pareció perder el centro. Ante el desencanto con partidos tradicionales y líderes que parecían cada vez más desconectados de las necesidades reales de la población, surgieron figuras que ofrecían rupturas radicales. Hombres y mujeres que hablaban con fuerza, que desafiaban las reglas, que prometían sacudir el sistema.

Y durante un tiempo, muchos ciudadanos, cansados de discursos acartonados que no resolvían de fondo las cosas, votaron candidaturas radicales.

El fenómeno no fue exclusivo de una región. En Estados Unidos, Donald Trump desafió el statu quo con un estilo confrontativo que rompió moldes. En Argentina, Javier Milei llegó a la presidencia con un discurso antisistema que canalizó la frustración de millones. En Italia, Giorgia Meloni representó un giro radical con raíces nacionalistas profundas, incluso en Nuevo León se eligió a Samuel García. Estas victorias compartían un mismo origen: la idea de que la política tradicional había fallado.

No solo fueron los errores de gestión o la corrupción los que abrieron paso a este péndulo hacia los extremos. También influyó la imposición de ciertas visiones ideológicas que no terminaron de convencer a la mayoría. Muchos ciudadanos sintieron que los discursos públicos dejaron de reflejar sus inquietudes reales, que los gobiernos se ocupaban más de debates abstractos que de cosas concretas: el precio de los alimentos, la calidad de la educación, la inseguridad en las calles. Ante eso, muchos decidieron voltear al extremo, al que gritaba más fuerte, al que prometía barrer con todo, al que hacía más espectáculo.

Pero esa misma fuerza que los llevó al poder, en muchos casos, también los expuso. Las promesas imposibles, el tono agresivo, la falta de resultados tangibles, los shows montados cada vez más vacíos, terminaron desilusionando a buena parte de sus electores. Poco a poco comenzó el retorno a la moderación. No como una vuelta nostálgica al pasado, sino como una necesidad práctica.

La reciente elección en Canadá es un reflejo claro de este giro. Contra lo impensable hace apenas unas semanas, el liberal Mark Carney, un tecnócrata sin experiencia electoral, venció al conservador Pierre Poilievre, quien había liderado las encuestas durante meses con un discurso duro, directo y populista.

Carney no es un político de carrera, es un economista de prestigio internacional, exgobernador de los bancos centrales de Canadá y del Reino Unido. Su estilo no es carismático ni electrizante. Pero en un momento en que el país enfrenta incertidumbres económicas y tensiones diplomáticas, su figura representó algo muy valioso: confianza, estabilidad y claridad.

Poilievre, por su parte, apostó por una narrativa confrontativa. Atacó al gobierno saliente, prometió recortes masivos y se mostró abiertamente cercano a la agenda trumpista. En tiempos recientes, eso había sido una receta ganadora. Pero esta vez la estrategia no funcionó. La gente no quiso más ruido.

Esa reacción del electorado canadiense no es un hecho aislado. En Francia, el presidente Macron logró frenar a los radicales. En España, el PSOE logró mantener el poder pese a la presión de una coalición entre conservadores y extremistas. Incluso en países donde estas opciones si ganaron las elecciones, hoy enfrentan desgaste acelerado.

¿Por qué? Porque la gente quiere vivir en paz. Quiere que la política se ocupe de lo importante: la salud pública, la educación, la seguridad en las calles, la posibilidad de tener un empleo digno. Ni la revolución constante ni el inmovilismo absoluto ofrecen eso. El equilibrio sí.

La mesura no es una debilidad. Es una forma de reconocer la complejidad del mundo. Gobernar así es difícil, porque implica negociar, escuchar, ceder a veces. Pero también es la única forma sostenible de liderar sociedades diversas y modernas sin vivir en conflicto permanente. Las sacudidas son importantes, pero no se puede vivir en la incertidumbre constante (las caídas de las bolsas de Nueva York nos lo muestran claramente).

Lo de Canadá es una historia que vale la pena contar, no porque sea espectacular, sino precisamente porque no lo es. Es el relato de una sociedad que eligió con la cabeza fría, que prefirió a alguien que no buscó incendiar el país, sino repararlo. Cuando se apagan los gritos y las luces de la espectacularidad, lo que queda son las decisiones y acciones que realmente cambian la vida de las personas.

Quitemos el show de la política, de las decisiones públicas. Pensemos en sociedad, en agendas que favorezcan a la mayoría a largo plazo, seamos empáticos, construyamos desde la comunidad y desde el entendimiento. No es una receta mágica, es un remedio lógico.

Continuar Leyendo

MUNDO

God bless you, Mr. Trumpapa

Publicado

el

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

A quienes los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco, sentenciaron los griegos antiguos. Si aunamos la soberbia, la locura a la estupidez, podremos comprender la foto que la cuenta oficial del presidente Donald Trump publicó, en la que aparece como el nuevo Papa.

Burlarse de las creencias de la gente, sea cual fuere su religión, no es cualquier cosa. La reacción de los católicos a lo que se considera una blasfemia es una de las primeras manifestaciones de rechazo.

¿En qué cabeza cabe hacer este tipo de “chistosadas”? No es un meme que “alguien” publicó. Proviene de una cuenta oficial de Trump. En momentos donde todavía la grey católica mundial llora la muerte del Papa Francisco y en espera que se nombre al nuevo Vicario de Cristo, se antoja que, efectivamente, lo haya confeccionado y aprobado un loco, ensoberbecido por el poder del imperio otrora amo del mundo.

Roma comenzó su decadencia con los emperadores insanos, con Tiberio a la cabeza; enseguida otro no menos “zafado” como lo fue Calígula; Nerón, el piromaníaco incestuoso con su propia madre; Cómodo, el narcisista, también incestuoso con su propia hermana y el adolescente Heliogábalo, señalado como pedófilo, homosexual, sátiro y que se propuso imponer a su Dios (él nació en Siria y fue proclamado emperador a los 14 años) por encima de los dioses romanos.

¿A qué viene todo esto? Al imperio yanqui, otrora dueño del planeta, sólo le faltaba un “emperador” de la talla de los antes señalados para comprobar la decadencia que vive este “reino” en estos tiempos.

Esta pifia no va a pasar desapercibida. No es una “bromita” cualquiera. Es una declaración de guerra en contra de los católicos y en Estados Unidos de Norteamérica hay millones, sobre todo los de origen irlandés, italiano y latinoamericano.

José Saramago, escritor portugués, escribió en uno de sus geniales textos: “Los dioses, pienso yo, sólo existen en el cerebro humano, prosperan o se deterioran dentro del mismo universo que los ha inventado, pero ‘el factor Dios’ está presente en la vida como si, efectivamente, fuese dueño y señor de ella. No es un Dios, sino ‘el factor Dios’ el que se exhibe en los billetes de dólar y se muestra en los carteles que piden la bendición divina para América (la de Estados Unidos, no la otra).

Y fue el factor Dios lo que se transformó el dios islámico, que lanzó contra las torres del World Trade Center los aviones suicidas contra los desprecios y en venganza por las humillaciones sufridas por creer en ese dios.

Ese factor Dios es terriblemente igual en todos los seres humanos, dondequiera que estén y sea cual fuere la religión que profesen. Ese que ha intoxicado el pensamiento y abierto las puertas a la intolerancia más sórdida, que solo respeta aquello que se le manda creer; el que, después de presumir haber hecho de la bestia un hombre, terminó por hacer del hombre una bestia.

Esa “bestialidad” del hombre surge al volverse irracional y una de las condicionantes para perder la mesura es que “alguien” se atreva a burlarse de su dios, de su religión, de su clero.

Ahmed Salman Ruashdie, escritor hindú, de nacionalidad inglesa, sufrió por años el claustro obligado, luego de la sentencia de muerte que le fue proferida por los altos clérigos islámicos, quienes consideraron que su libro Versos Satánicos atentaba en contra del Islam.

En México no cantamos mal las rancheras. La guerra cristera se dio por varios y variados factores que motivaron a los católicos, sobre todo a los de la zona de Los Altos de Jalisco y el Bajío.

Muerte, destrucción, barbarie, fueron los resultados de esta guerra en la que participaron incluso sacerdotes católicos que desestabilizó la paz social en los años 20.

Donald Trump no es ningún comediante. Adolece de humor y no tiene vis cómica. Por tanto, su gracejada no será sólo anecdótica. Tendrá consecuencias políticas, sociales y quizá hasta económicas.

La grey católica no dejará pasar la oportunidad de arremeter contra Donald. Esa irreverencia, esa blasfemia (así la consideran los católicos) ha dolido en lo más profundo de la sensibilidad de los creyentes.

Entonces, bajo esa óptica, el imperio de los Estados Unidos de Norteamérica ya tiene su “emperador” demente. Ya solo falta ver cómo y cuándo se derrumba, y no por el escándalo que ha generado su meme donde aparece como el Papa, sino por las “locuras” económicas que ha impuesto “su majestad” y que -dicen los enterados de la economía- habrán de regresarse con creces y de manera destructiva a su nación.

¿No tendrá Donald Trump alguien con mediana inteligencia en su staff de asesores como para que le adviertan que su soberbia, su demencia le acarreará la perdición, no solo a su persona, sino a su país? Ahí se deja esa interrogante.

God bless you, Mr. Trumpapa.

Continuar Leyendo

Tendencias

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.