CULTURA
A San Blas…nuestra América Latina
Crónicas de un Trotamundo, por Fernando Zúñiga //
Dos franceses me ayudaron a desatascar mi combi que se había hundido casi 1/2 metro en el fango. El camino desde el centro del pueblo a la playa se encontraba en muy mal estado por la reciente lluvia de todo el día.
Estacioné mi combi a la orilla del mar a unos cuantos metros de distancia del campamento de los tipos que me echaron la mano. Yo viajaba con Matilda mi amiga colombiana, que cayó rendida por el viaje y después de nadar un poco en el mar se quedó dormida.
Armand y su compañero Alain departían al frente de su tienda, habían prendido una estufita y preparaban algo para la cena. Recién llegaba de mi caminata por la arena al borde del agua me invitaron a acercarme y me ofrecieron una copa de vino.
Compartieron pan y queso fresco conmigo mientras cocinaban unos plátanos fritos. Escuchaban un cassette de Chabuca Granda.
Tuvimos que quemar unos cocos secos (estopa) para espantar a las nubes de jejenes que invaden la playa al caer las sombras de la noche y hasta antes de que sople más fuerte la brisa desde el mar que logra alejarlos.
Armand y Alain recorrían la playas del Pacifico mexicano desde Tijuana y pensaban llegar hasta la frontera con Guatemala. Viajaban en una Combi equipada que habían comprado en San Diego.
Después de cenar plátanos fritos con queso…otra botella de Calafia.
Brindaron por su reciente unión. Se desearon mutua felicidad por siempre.
Armand me sentenció de forma amistosa que yo era la última persona en el mundo que pronunciaba ese nombre con el cual se había presentado unos minutos antes.
Recién había viajado a su natal Francia para cambiar su nombre Armand por el de París….París Lalland.
Mientras degustábamos unas rebanadas de pan de plátano y otra copa de vino París me platicó…
…mi padre era trabajador de minas y mi madre se había dedicado a procrear 8 hijos, yo soy el mayor de todos…
…me acostumbré a cuidar de mis hermanos como si yo fuera papá y mamá. Mis padres, ambos, eran muy irresponsables y alcohólicos, con frecuencia usaban opio y hachís aunque no eran violentos, nunca lo fueron ni verbal ni físicamente. Eran muy desobligados con nosotros sus hijos. Nos atendían en lo más elemental, nunca faltó algo que comer o ropa y calzado. Nos obligaban a ir a la escuela, que hiciéramos la tarea aunque no participaban en nuestras actividades escolares, igualmente nos obligaban a ir a la iglesia…
…mis hermanos y yo vivíamos atemorizados, nos volvimos transparentes, silenciosos, no convivíamos con los demás niños del barrio más que ocasionalmente, siempre andábamos juntos…
…los adultos del barrio nos ayudaban siempre que podían sin interferir mucho en nuestro ambiente más íntimo de familia. Mis padres lo notaban pero no reclamaban por temor a que los acusaran con alguna autoridad…
…yo terminé mis estudios universitarios y me contraté en una empresa que me envió a NY…
…allí me reencontré con Alain, habíamos tenido una temporada de amistad durante la secundaria…alguna vez tuvimos un contacto físico una tarde que no estaban sus padres en casa, fue algo espontaneo, sin palabras, un beso en la boca pretextando nuestra alegría por sus calificaciones…
…nunca volvimos a hablar del asunto y después nos separamos para el bachillerato y la Universidad…Alain se fue a estudiar Medicina a NY…
…cuando nos reencontramos ambos reconocimos que siempre recordábamos aquella experiencia con agrado y curiosidad juvenil…
París y Alain decidieron vivir juntos y planearon irse a vivir a otro país.
Alain había heredado cierta fortuna de sus padres que tenían una cadena de pequeñas farmacias en París y además recibía la renta de unas tierras agrícolas en la campiña francesa.
Pensaban poner una tienda de artesanía mexicana, piezas muy seleccionadas. Se extrañaban que los propios mexicanos no apreciaran el arte de su país.
Les gustaba México en particular Guadalajara e igual pensaban en Costa Rica o Río.
Apagamos la radio-cassetera. Abrimos una botella de San Ángel que yo aporté y ambos estuvieron tocando sus flautas dulces que dominaban con maestría; El Cóndor Pasa; Carnavalito; Niña Camba; Pájaro Chogui; Jilguerito; Alfonsina y el Mar…
Amanecía, Matilda se había acercado por mi espalda, en silencio, respetando la música de París y Alain.
Oso ya andaba regocijado entre las olas como todo buen labrador celebrando a la hermana agua.
París y Alain tenían que partir lo más temprano posible a otra playa de la costa mexicana.
Matilda me hizo la observación mas tarde de que ella había notado la relación de París y Alain desde el primer momento que los contactamos y que le gustaba el nombre de París.
Mientras Matilda cocía avena y yo me tomaba el primer café de la mañana…me preguntó “si te cambiaras el nombre cual te gustaría”…
Le respondí sin pensarlo un instante…….FERNANDO.
FZG GUADALAJARA VIII/2016
